domingo, 21 de abril de 2013

Carta de Isabel Aparicio desde Zuera. Situación de desatención total a Manolo Arango.

  Cartas desde Prisión:

Isabel Aparicio Sánchez

Zuera, 2013, marzo, día 21, cuando antiguamente empezaba la primavera

Buenos días, queridos amigxs: En este día de sol (aquí es muy raro que llueva, el cierzo lo barre todo) me pongo a contestar a la vuestra. Me entregaron la última por fecha antes! que la vuestra anterior. Se me olvidó darle los recuerdos a Manolo, es el problema de no verse más que una vez a la semana, cuatro veces al mes, cuando le quieres decir algo, puede que ya sea tarde. Pero bueno, que todo sea eso ¿verdad?. Peor va la salud y, sin embargo, aquí estamos.

Os mando el escrito sobre mi situación en el tema de salud. Tras quedarme con necesidad de oxígeno, Manolo ya se hartó y se puso a escribir la denuncia.
Tiene guasa, por no decir otra cosa. El día que fui a consulta por la asfixia, iba decidida a decirle al médico que me diera antibióticos; no soy muy aficionada a utilizarlos, mucho más cuando sería la tercera vez en cuatro meses, pero... Resulta que di con una médica que me auscultó y se alarmó, con razón, ante lo cual se dio cuenta de que no era cuestión de antibióticos, sino de tratamiento de choque de corticoides y oxígeno con la recomendación de que, en el momento en que me volviera a encontrar mal, sin necesidad de llegar a la situación límite en la que estaba en ese momento, que volviera y que haría una salida para el neumólogo.
Pero uno de los problemas que hay aquí es que, cada vez que hay consulta, viene un médico diferente y como él no ha sido el que te ha mirado con anterioridad y como cada “maestrillo tiene su librillo” y como van a lo inmediato aislándolo de todo proceso y como... pues o das con alguien que se preocupe un poco o no hay manera de solucionar nada, a no ser que estés en situación límite y entonces, solo entonces, ante el problema que les puede traer la “situación” y para cubrirse las espaldas, les entran las prisas y las urgencias. Vamos, lo de siempre.

  Pero resulta, que Manolo es el que escribe la denuncia de mi situación... y teníais que ver la suya, porque él no la cuenta. El último día que nos vimos llevaba un derrame ocular tras impresionante que la mitad del blanco de un ojo era una mancha roja. Le sacaron a enfermería y lo que le dieron fue ibuprofeno -le dijo al médico que se lo tomaría para el dolor de los otros problemas que tiene y que tampoco le tratan-, y unas gotas para lubricar el ojo. Esta no es la primera vez que le ocurre, al menos no es la primera vez que yo le he visto en esas condiciones. A primeros de julio de 2012, cuando yo acababa de llegar aquí, ya me lo encontré así y le daban el mismo tratamiento para “solucionarlo”. Desde entonces hasta ahora en otras tres ocasiones. Y no le han hecho salida al oftalmólogo del hospital, y aquí no hay. Aquí solo viene una óptica que lo único que hace es graduarte la vista y hacerte unas gafas nuevas, si las necesitas, pagándolas, por supuesto. Ha sido la única que le ha visto porque ha sido la única a la que le han apuntado. Del resto de las enfermedades -y lleva aquí casi un año-, no le han hecho nada. La medicación que le daban en Aranjuez para la ciática aquí la tiene que pagar él. Allí iba al fisio constantemente, aquí va tirando porque cuando ve que le va a dar la crisis tiene que pedirle a algún preso que le dé masajes, eso si hay alguno que sepa darlos medianamente y que tenga confianza con él; de lo contrario, nada. Lleva prácticamente todo el invierno en una celda, no es la única, donde no funciona la calefacción; una vez se pusieron a arreglarla y duró tres días, desde entonces se acabó. Del estado de su hepatitis tampoco se sabe nada porque no le han hecho análisis. Y no sigo porque termina una harta de tanta historia.


Recibí carta de Arantza y me contaba que el fiscal no había interpuesto recurso, y que por tanto la tienen que juntar con David. Esperemos no retrasen más el auto dictado a favor de ambos; a Manolo y a mí tardaron casi un año en juntarnos estando el auto firmado y tuvimos que estar todo ese tiempo batallando. Ahora parece un auto inamovible, jó, el día que se puedan volver a ver y a tocar les va a parecer mentira después de tantos años. Lo de tantos no va en broma, poco más y se vuelven a ver cuando David fuera a verla a comunicar estando ya en la calle. Me contaba también lo de moverla al norte al auto ganado sobre poder visitar a su amatxu. ¡Tantos años sin verla!

Mi madre está ingresada en el hospital para unas pruebas importantes, así que no puedo hablar con ella desde hace dos semanas.
Por lo demás aquí, bien. Un abrazo. Cuidaros mucho
*Abrazotes de parte de Manolo

Isabel

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