viernes, 25 de enero de 2008

Ante la represión y la criminalización: organización y unidad de acción (no hay otro camino)



Algunas consideraciones y reflexiones de unos militantes de SRI

Tenemos que volver a hablar de cosas conocidas, volver a usar palabras ya viejas y gastadas...pero no por esto nos cansaremos de repetirlas hasta nuestro último aliento: vivimos en un Estado fascista donde la impunidad con la que se practica la guerra sucia y la represión contra la disidencia política y cada vez de más amplios sectores populares escandaliza hasta las mentes bienpensantes y de orden de no pocos organismos internacionales y pro derechos humanos nacionales e internacionales.

Ilegalizaciones de organizaciones políticas, cierres de medios de comunicación que no comulgan con el discurso oficial, ocultación e impunidad ante la tortura y la criminalización sistemática contra formaciones políticas y sectores populares. Frenos y obstáculos al derecho a organizarse e incluso persecución de la práctica solidaria. Lo estamos viendo cada día. Nos quieren calladitos, “buenos chicos”, que nadie se atreva a señalar a los culpables de la tortura y asesinato político como nos aconsejó el estrambótico ex ministro de Defensa de los GALosos, José Bono: cerrar los ojos, no abrir boca y bien tiesos como un palo formando detrás de las fuerzas represoras. Que nadie se atreva a criticar los intentos de colocar fuera de juego a determinadas posiciones políticas, a determinadas ideas y planteamientos sean estos los comunistas, antifascistas, los independentistas, los anarquistas... incluso de perseguir el simple mantenimiento de una posición demócrata consecuente en defensa de la república y contra la monarquía fascista. Tampoco podemos salir ganando, si de lo que se trata es de defender las libertades democráticas y los derechos sociales, si con todo ello nos empeñamos en poner en evidencia la naturaleza antidemocrática, imposible ante cualquier reforma, de este régimen borbónico-franquista.

Pues bien, antes preferimos vernos muertos que aceptar ser unos esclavos. Que más da si los gestores del poder, el gobierno de turno, se denominan PsoE ó PP. Ambos sirven a los mismos intereses, a los mismos amos y los dos nos tienen declarada la guerra a los trabajadores y clases populares con cada vez más frecuentes y reiterativos recortes de nuestras conquistas sociales y condenándonos a aguantar y soportar una “crisis” creada por los de siempre, mientras que para los bancos y los grandes monopolios suponen los años de mayores beneficios.

No podemos oponernos a sus planes de expansión capitalista y rapiña internacional. No nos podemos oponer a sus guerras imperialistas y tratar de tejer alternativas propias que no pueden controlar. Antes nos aplastarán. Pero si sabemos ver todo esto, hemos de darnos cuenta que nosotros somos, de hecho, la mayoría y unidos y codo a codo sí podemos conformar un verdadero frente amplio y alternativo a su proyecto que sólo nos conduce a la crisis, miseria y guerra. Por ello necesitan leyes especiales, reforzar su aparato represor y de estado policial al servicio y beneficio de los de siempre.

Ya es hora que desde amplios sectores asumamos la lucha por la AMNISTIA de todos los presos políticos. TODOS, no vale hacer distinciones por causa de siglas, ideologías, afinidades o simpatías. Y para que esta reivindicación de la AMNISTIA, que nunca deberíamos haber olvidado, si de verdad creemos en un cambio revolucionario para este país, tenemos que conjuntarla, unirla a un seguido de propuestas o programa mínimo que reúna las luchas y aspiraciones de todos los trabajadores y sectores populares y la de todos los Pueblos oprimidos por su liberación. Cualquier lucha, cualquier frente o sector debe integrar la reivindicación de la Amnistía y entender que mientras las cárceles estén repletas de luchadores antifascistas, no hay cambio, no hay transformación alguna, no hay democracia.
Un programa de mínimos abierto y que tiene que ser objeto de discusión que nos puede ayudar a conseguir esta unidad de acción antirepressiva y de unidad popular frente el decadente Estado fascista, sus medidas y leyes de excepción concretado en:

1- Medidas contra la guerra imperialista
Paralización inmediata de los preparativos bélicos. Salida de la OTAN y otros bloques militares agresivos. Defensa de la Paz, el desarme y la amistad entre todos los pueblos del mundo. Solidaridad con las luchas antiimperialistas y defensa de quienes son perseguidos por este motivo. Castigo ejemplar de los criminales de guerra. Disolución de la Europol y abolición del espacio policial y judicial europeo.

2- Medidas antirepresivas
Amnistía para todos los presos políticos y amplio indulto por los presos por causas sociales. Eliminación del régimen FIES y del aislamiento penitenciario. Derogación de la Ley de Seguridad Ciudadana, de Videovigilància y otras leyes especiales; disolución de la Audiencia Nacional, de los tribunales militares y de los cuerpos represivos, así como depuración de responsabilidades de los torturadores y de los implicados en la guerra sucia.
Prohibición de las organizaciones y de la prensa fascista y racista.

3- Derechos democráticos
Por la República Popular. Derecho a la autodeterminación y a la independencia para todos los pueblos y naciones oprimidas. Libertad de expresión, reunión, asociación y manifestación sin autorización previa. Derecho de asilo y refugio para todos los perseguidos por su lucha contra el imperialismo y el capitalismo. Derechos plenos de ciudadanía por los trabajadores inmigrantes. Por una verdadera Memoria Histórica revolucionaria.

4- Derechos sociales
Derogación de todas las leyes fascistas y antiobreras. Eradicación del paro, prohibición de la precariedad y reducción de la jornada laboral. Igualdad de la mujer trabajadora. Subsidio para todos los desempleados. Viviendas dignas y económicas. Derecho de ocupación de las viviendas y tierras abandonadas.Locales de uso gratuito para la juventud. Enseñanza gratuita y democrátic para todos/as y derogación de la LOU. Disolución de l.a enseñanza privada y eclesiástica. Separación plena de la Iglesia y el Estado, prohibición de subvencionar a ninguna confesión religiosa. Libertad de conciencia y práctica de culto sin discriminaciones.

Y en definitiva: BOICOT ACTIVO Y POLITICO a quienes autoconsiderándose “demócratas” reprimen la democracia popular y las conquistas de su lucha.

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