La reacción de algunos medios españoles como El Mundo, o La Voz Libre, refuerzan la sospecha, reflejada en mi artículo “Algunas consideraciones sobre el concierto de Juanes en La Habana”, sobre la intención que, escondía el dúo Juanes-Bosé orientada a que los cubanos tragaran el anzuelo y les hicieran coro gritando la palabra libertad (la libertad de los oligarcas, no la del pueblo) con el señuelo de seguir el hilo de una de las canciones. Esto decía, al respecto, el periódico de extrema derecha El Mundo:
“Precisamente, Juanes y Bosé protagonizaron uno de los momentos que más nerviosismo pudo generar en las autoridades comunistas de la isla. Fue cuando ambos cantaron a dúo el tema (…) cuyo estribillo reza así: "Dame una isla en medio del mar. Llámala libertad". Muchos han interpretado esta letra como un mensaje subliminal (…). También ha sido valorado positivamente el gesto de Juanes de gritar al final del concierto: Cuba libre, Cuba libre".
Juanes y Bosé viven integrados en la mafia de la farándula y tenían previsto regresar al seno de la misma, con el botín de haber conseguido que en el corazón de Cuba, una legión de reprimidos por una atroz dictadura que se come a los niños crudos, gritaran libertad. Miguel Bosé, horas antes de la actuación intentó boicotear el concierto, supuestamente porque las juventudes comunistas iban a ocupar lugares preferentes. De ser así, y considerando que el concierto se celebró, deducimos que el cantante español se habría salido con la suya, sin embargo su empeño de engañar a la gente, fracasó al recibir como respuesta a sus sibilinas provocaciones, sólo Cuba, Cuba, Cuba y más Cuba.
Para su desventura, Bosé no estaba delante de un pueblo inculto, enajenado y embrutecido como los de las sociedades capitalistas, por esa razón se quedó con el trasero al aire. Que se largue a sus cloacas de invierno, acompañado por Juanes y el fascismo con rostro amable que portan como bandera.
Algunas consideraciones sobre el concierto de Juanes en La Habana
Pasó el concierto por la paz y la libertad que juntos, pero no revueltos, celebraron en La Habana un grupo de artistas, a instancias de una iniciativa del colombiano Juanes y el español Miguel Bosé. Mal tienen que estar las cosas en las “democracias” para que un impresentable como Víctor Manuel tenga que ir a La Habana a dárselas de “progre”. Tan mal que han tenido que ser los mafiosos de Miami quienes pusieron el grito en el cielo, mientras el Gobierno cubano dejó que las cosas siguieran su curso. De nuevo el pueblo cubano dio una lección de dignidad y unidad, ante las actitudes de algunos que micrófono en mano, invitaron veladamente a los asistentes a unirse, siquiera haciendo coros, a la causa de la burguesía. Una cosa es darle las gracias a Juanes por cantar gratis y otra dejarse embaucar.
Patéticos, Juanes y Miguel Bosé cantando a dúo la canción “Dame una isla en el medio del mar y llámala libertad". No tenían por qué pedir nada, estaban en la isla que conoce de sobra la libertad popular y no quiere la de la burguesía. Cuando Juanes y Bosé interpretaron la canción intentaron, por todos los medios pero sin éxito, que el público coreara lo que ambos deseaban oír, con el objetivo de que al día siguiente, los medios occidentales difundieran que en la Plaza de la Revolución la gente exigió “libertad”. La respuesta a sus insinuaciones siempre fue la misma: ¡Cuba, Cuba, Cuba! A los pueblos dignos no se les puede engañar de manera farisaica, hablándoles de falsas libertades.
Patéticos, Juanes y Miguel Bosé cantando a dúo la canción “Dame una isla en el medio del mar y llámala libertad". No tenían por qué pedir nada, estaban en la isla que conoce de sobra la libertad popular y no quiere la de la burguesía. Cuando Juanes y Bosé interpretaron la canción intentaron, por todos los medios pero sin éxito, que el público coreara lo que ambos deseaban oír, con el objetivo de que al día siguiente, los medios occidentales difundieran que en la Plaza de la Revolución la gente exigió “libertad”. La respuesta a sus insinuaciones siempre fue la misma: ¡Cuba, Cuba, Cuba! A los pueblos dignos no se les puede engañar de manera farisaica, hablándoles de falsas libertades.
Si Juanes quiere cantarle a la paz, que coja sus trastos y se vaya al Pentágono donde en estos momentos están tramando nuevas guerras; si Juanes quiere libertad para los presos en las selvas colombianas (los guerrilleros que sufren prisión en las cárceles no existen para él) que condene el régimen tiránico de Bogotá que obligó a miles de ciudadanos a abandonar la paz y optar por una guerra que, como todas, hace prisioneros a los del bando contrario, sean civiles o militares; si Juanes y Miguel Bosé no quieren que hayan presos políticos que den un concierto en el País Vasco; si Juanes desea igualdad y hermandad para todos que nos explique en qué son hermanos e iguales, oligarcas y obreros.
Por último, lamento que mi admirado Luis Eduardo Aute, no explicara a los jóvenes (que no habían nacido aún) que compuso la canción “Al alba”, inspirándose en un grupo de revolucionarios que fueron condenados a muerte por luchar por la libertad y la democracia obrera. Me alegro que Juan Formell dijera “duélale a quien le duela ya lo hicimos esta bueno ya de abuso”, y acabo recordándole a los ignorantes que gritar ¡Viva Cuba Libre! es, ha sido y será siempre, Revolución.
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