El repliegue forzoso coincide con la expulsión de territorio kirguiz de las tropas francesas y norteamericanas, y es un duro varapalo al narcotráfico en la zona
Diego Herchhoren
La decisión del Gobierno de Kirguizistán de no renovar la autorización de la presencia de tropas españolas y francesas coincide con la firma en mayo de la prórroga de estancia de tropas rusas en territorio kirguiz por cuarenta y nueve años, la inminente salida de tropas norteamericanas de sus bases en el país, así como la dimisión del Gobierno en pleno y la composición de un nuevo Consejo de Ministros con mayoría pro-rusa.
La decisión del Gobierno de Kirguizistán de no renovar la autorización de la presencia de tropas españolas y francesas coincide con la firma en mayo de la prórroga de estancia de tropas rusas en territorio kirguiz por cuarenta y nueve años, la inminente salida de tropas norteamericanas de sus bases en el país, así como la dimisión del Gobierno en pleno y la composición de un nuevo Consejo de Ministros con mayoría pro-rusa.
El silencio de los medios de comunicación españoles acerca de la profundidad de la decisión del Gobierno de Kurman Bakíev responde al fracaso y la cortedad de miras de la actual diplomacia española, y es que Rusia conserva y amplía con esta decisión su capacidad de influencia en Asia Central, emite un duro aviso a navegantes a varios países de la Unión Europea, y en el caso concreto de España pone en riesgo uno de los compromisos que han estructurado las relaciones de dependencia entre el Gobierno de Jose Luís Rodríguez Zapatero y la Administración norteamericana: el refuerzo y ampliación de tropas hispanas en Afganistán, en sustitución de la fallida operación española en Irak.
La decisión del Gobierno kirguiz, que los altos mandos políticos y militares españoles presentes en la operación “Libertad Duradera” han calificado de muy grave para la seguridad de las tropas y que ha supuesto una petición de carácter urgente por parte del JEMAD (Jefe del Estado Mayor para la Defensa) de un incremento de tropas que llegaría hasta los 450 efectivos, coincide en el tiempo con el inicio de maniobras militares del OTSC (Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, el equivalente ruso de la OTAN y compuesto por antiguos países integrantes de la URSS) el pasado 16 de octubre. Altos mandos militares kirguizes (oficiales del OTSC) ya expresaron su malestar con su recién dimitido gobierno por las conversaciones que éste estaba teniendo con EEUU sobre la utilización de la base de Manás por parte de la OTAN, en este caso, por parte de tropas españolas y francesas.
El repliegue hacia Herat pone en serio peligro la operación española
Según informaba durante la jornada del domingo 25 la radio española Cadena SER, el repliegue forzoso de estas tropas hacia la base de Herat, ubicado en el montañoso valle de Hari Rud, supone un riesgo evidente para la operación dado que ese tipo de zonas son las que más problemas han dado a las tropas de ocupación extranjeras, por la facilidad que tienen las fuerzas insurgentes para atacar y replegarse en las montañas rápidamente.
Pero además, esto supone que el aprovisionamiento de material no militar va a tener que conllevar especiales medidas de seguridad de las que España no está provista. Ese tipo de aprovisionamientos, que hasta ahora realizaba la empresa Air Europa, implican el cierre de éstos a vuelos de carácter civil. La diplomacia española intenta apresurar un acuerdo con la vecina Tayikistán, que el pasado viernes 22 de octubre firmó varios contratos con Rusia de cooperación técnico-militar.
Las consecuencias de la decisión rusa
Kirguizistán es un país que carece de medios suficientes como para llevar a cabo una decisión que implica la salida apresurada e inmediata de tropas internacionales de su territorio, y más cuando entre estas tropas se encuentra la del principal Ejército del Planeta: EEUU. Las presiones de Medvédev al Gobierno kirguiz para apresurar la salida de tropas del territorio supone principalmente la liberación para Rusia de un área fronteriza de casi 200.000 km2 y el cierre a los EEUU de uno de los mayores pasos del narcotráfico que entra en territorio ruso.
Pero también es un dardo envenenado para el Gobierno español. A finales del año 2008, el Gobierno español vetó de manera indirecta la posibilidad de que empresas rusas llevaran a cabo grandes inversiones en materias estratégicas para el Estado español y la UE, situación que se materializó con un falso rumor sobre la posibilidad de que la compañía Gazprom se hiciera cargo de un importante paquete accionarial de REPSOL, y que luego tuvo visos de realidad con el interés por esta compañía de la petrolera Lukoil. Este cerrojazo al capital ruso fue un duro varapalo para las compañías de este país, especialmente interesadas en abrirse en el mercado español y dar un respaldo territorial a su política hacia África. Hay que recordar que Rusia no tiene especial interés en incorporar a España en su espacio político económico, que actualmente se circunscribe al área de la OCS (Organización de Cooperación de Shanghai), sino abrir un nuevo mercado a dos paises especialmente importadores como lo son España y Portugal.
Las decisiones en materia de política exterior por parte del Gobierno ruso en los últimos años, tanto en la etapa de Vladimir Putin como en la de Dimitri Medvédev, han sido decisiones que implican efectos simultáneos sobre diferentes operadores políticos y económicos en el ámbito internacional. Esta presión rusa para expulsar a tropas francesas, españolas y norteamericanas de territorio kirguiz de una sola vez (y que como se ha podido ver, ha tenido un indudable éxito) tendría que implicar un replanteamiento de la política exterior española, pero los compromisos del Estado con la Administración norteamericana parecen haber cerrado por completo esa posibilidad. Lo que significa que el Estado español, su jefatura política y militar, ha optado por huir hacia adelante en el marasmo afgano y solucionar la crisis con el aumento de tropas y su consecuente incremento en el gasto militar y en los cajones de pino que muy pronto regresarán al territorio español.
Las decisiones en materia de política exterior por parte del Gobierno ruso en los últimos años, tanto en la etapa de Vladimir Putin como en la de Dimitri Medvédev, han sido decisiones que implican efectos simultáneos sobre diferentes operadores políticos y económicos en el ámbito internacional. Esta presión rusa para expulsar a tropas francesas, españolas y norteamericanas de territorio kirguiz de una sola vez (y que como se ha podido ver, ha tenido un indudable éxito) tendría que implicar un replanteamiento de la política exterior española, pero los compromisos del Estado con la Administración norteamericana parecen haber cerrado por completo esa posibilidad. Lo que significa que el Estado español, su jefatura política y militar, ha optado por huir hacia adelante en el marasmo afgano y solucionar la crisis con el aumento de tropas y su consecuente incremento en el gasto militar y en los cajones de pino que muy pronto regresarán al territorio español.
La dependencia estratégica
Pero la pregunta evidente es: ¿podría dársele otra opción al Gobierno español?. ¿Puede reorientarse su política exterior?. Inevitablemente la política exterior de un Estado es la proyección de su política interior. El actual Gobierno español del Partido Socialista tuvo su ascenso gracias al repudio social que tuvo el pleno alineamiento del ex Presidente Jose María Aznar con la doctrina militar del Pentágono, lo que de alguna manera alimentó cierta esperanza de que España jugara un nuevo papel en la política exterior con el nuevo Gobierno socialista. Pero la situación no varió demasiado ya que hubo solamente dos “gestos” que dieron cobertura a ese hipotético cambio, a saber: la retirada española de Irak (y el consecuente incremento de tropas en Afganistán, Líbano y Haití) y el rechazo a la genuflexión que anualmente los dirigentes de los partidos españoles y altos mandos militares hacen el Día de las Fuerzas Armadas al paso de la bandera de EEUU*, gesto que Rodríguez Zapatero evitó hacer en 2003 (cuando todavía no era Presidente), pero que reprodujo en 2004 nuevamente.
Si la política de Estado (que va mucho más allá del color del Gobierno de turno) ha sido la de facilitar a los EEUU constituir en su territorio una retaguardia geográfica para la extensión de operaciones militares en otros países, implica que el Partido Socialista es evidente continuador de la línea exterior desarrollada durante el aznarato. La cooperación española con el AFRICOM, que formalmente no se ha autorizado pero que organizaciones anticoloniales del archipiélago canario han denunciado el uso de EEUU de la base insular de Gando como hangar de cazas norteamericanos, o la recepción de los presos de Guantánamo en territorio español en condiciones especialmente severas (a pesar de ser ciudadanos a los que no se les ha probado ningún delito), implica que el actual Gobierno ha decidido ser aún más cómplice en violaciones de Derechos Humanos interna y externamente y que apuesta por consolidar sus relaciones de dependencia.
El narcotráfico en el área afgana adjudicada a España
La Agencia Oficial de Noticias rusa RIA Novosti informaba la pasada semana que las áreas fronterizas con Uzbekistán, Tayikistán y Turkmenistán, entre las que se encuentra la provincia de Herat, administrada por España, son el paso habitual del tráfico de drogas y donde se ubican los laboratorios más modernos en el procesamiento de la amapola que produce el opio. El Servicio Federal de Control de Drogas de Rusia informaba que la Alianza del Norte es la organización militar gestora de estos laboratorios, y es a la vez la socia local de las tropas de ocupación extranjeras, entre ellas las españolas. No hay que olvidar que la presencia española en esta provincia estuvo precedida de una muy fuerte resistencia talibán, que fue aplastada por la Alianza del Norte gracias al apoyo externo.
En ese sentido las tropas españolas y sus mandos militares y civiles no han tenido ningún remordimiento en tener como socio en el territorio a una entidad denunciada por organismos internacionales como múltiple violadora de los Derechos Humanos, acusada por organizaciones feministas de cometer peores abusos aún mayores contra las mujeres que las fuerzas talibanes y ser proveedora de la droga que en un amplio porcentaje acaba recayendo en EEUU, en los barrios obreros de Europa y en Rusia. No hay que olvidar que de cada kilo de opio se pueden sacar 100 gramos de heroina, y que la producción de opio se ha incrementado notablemente, volviendo a generar la polémica que las tropas norteamericanas protagonizaron a raíz de su intervención en Vietnam: ¿por qué después de la intervención de la OTAN el tráfico de drogas ha aumentado?. Inevitablemente, esto añade otra reflexión: ¿qué es lo que conocen las tropas españolas sobre el narcotráfico?.
Pero además, queda ya totalmente tirada por tierra la versión oficial de que la intervención española es producto de una labor humanitaria. Inevitablemente España está sosteniendo militarmente a un gobierno corrupto, violador de Derechos fundamentales y amparado en la violencia extrema que sus fuerzas militares están aplicando a los insurgentes.
Este contexto, que desde hacía varios años Rusia denunciaba, su Gobierno lo da por cerrado parcialmente con el cierre de la frontera kirguiz y el próximo blindaje de su cooperación militar con Turkmenistán y Uzbekistán. Pero la dirigencia rusa evita calificar a España como enemiga, porque no ha cesado su interés estratégico en el mercado español y porque próximamente veremos episodios similares que demostrarán que a pesar de la distancia, Rusia puede afectar y mucho a la política exterior del Estado español.
*-Este dato no es metafórico. En todos los desfiles públicos de las Fuerzas Armadas, los representates españoles se levantan de su asiento y asienten al paso de la bandera de EEUU.
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