Es necesario retrotraerse hasta la dictadura franquista para encontrar una cifra de presos políticos superior a la que actualmente sufre reclusión en las prisiones españolas y francesas. Tras la última redada ordenada por el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska contra jóvenes independentistas vascos, se cuentan 762 prisioneros del Colectivo de presos políticos vascos, cifra sólo superada por los 860 de finales de 1969. Si a estos añadimos los 40 presos políticos pertenecientes al Colectivo de militantes presos del SRI, del PCE(r) y de los GRAPO (130 en 1979), y los otros 50 presos políticos anarquistas, yihadistas, obreros, galegos, insumisos fiscales, antifascistas... en diciembre de 2009 la cifra de presos políticos en España (y Francia por órdenes de Madrid) es de 852 personas.
La represión del Estado español bate récords con la mayor razzia en un mismo día, 34 detenidos, y un despliegue superior a los mil policías y guardias civiles que participaron en una operación en la que se registraron decenas de viviendas, locales, gaztetxes, etcétera.
Además, estas cifras están íntimamente ligadas al momento político por el que atraviesa Euskal Herria, marcado sin duda por la iniciativa que la izquierda abertzale puso en marcha en Altsasu y que ha disparado la represión por parte del Estado español con la intención de incrementar la presión sobre el movimiento independentista en un momento clave. Un objetivo que acreditados portavoces abertzales ya han anunciado que está condenado al fracaso.
Además, estas cifras están íntimamente ligadas al momento político por el que atraviesa Euskal Herria, marcado sin duda por la iniciativa que la izquierda abertzale puso en marcha en Altsasu y que ha disparado la represión por parte del Estado español con la intención de incrementar la presión sobre el movimiento independentista en un momento clave. Un objetivo que acreditados portavoces abertzales ya han anunciado que está condenado al fracaso.
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