Mujer trabajadora y lucha. Carmiña Cayetano

 

Carmen Cayetano Navarro

24 años presa por comunista, 6 detenciones

Carmiña nació en Vigo (Pontevedra) el 19 de septiembre de 1954. De familia humilde y trabajadora, su hermana Aurora (también presa política del PCE(r)) y ella vivieron en el barrio obrero de Cabral muy influenciadas por las luchas proletarias. Obrera en la fábrica de porcelana Álvarez en su ciudad, toma conciencia de clase y se organiza en 1972 en la Organización Obreira y en la OMLG (Organización de Marxistas Leninistas Gallegos), participa en las luchas obreras de aquellos años contra la explotación y represión de la etapa fascista de Franco. En 1973 nace su hija Ángeles. Su compañero Angel Collazo Arauxo, militante de los GRAPO, terminó muy gravemente enfermo psiquiátrico tras su larga estancia en prisión. Su cuñado Abelardo Collazo es muerto por la policía el 29 de agosto de 1980.

En su desarrollo de la militancia comunista ingresa en 1975 en el PCE(r), pero en septiembre del 1977 es detenida y acusada de colocación de explosivos, de nuevo es detenida en 1978, en octubre de 1979 y en octubre de 1980. Sale en libertad y se incorpora en 1981 a los GRAPO, siendo detenida el 24 de agosto de 1983 en una expropiación a un banco en A Coruña.

Participa en la huelga de hambre más larga (435 días) de los presos-as políticos por la reunificación entre noviembre del 89 y febrero de 1991.

En esta etapa de su vida en la cárcel fallece su hija Ángeles en 1991 en un accidente de tráfico. Tenía 18 años. No sólo no le permiten asistir al entierro sino que la castigaron y aislaron aún más.

En 1997 le detectan unas serias varices de necesaria operación, pero no se la realizan y después de más de 16 años en prisión sale en libertad el 14 de octubre de 1999 y se incorpora inmediatamente a la lucha comunista, siendo detenida el 9 de junio de 2006 en Reus (Tarragona). Carmiña, que venía sufriendo desde años un largo proceso de artritis y degeneración osea, sobre todo de cervicales, y que la guardia civil conocía a la perfección, fue de nuevo torturada tras su nueva detención. Fue torturada sobre todo con brutales golpes en la cabeza y en las propias cervicales, además de otras golpizas por todo el cuerpo.

Condenada por su militancia en el PCE(r) a 12 años de cárcel, por la fascista Ley de Partidos.

Ha pasado por numerosas cárceles, encontrándose en la actualidad en la de PUERTO III, a 1.100 km del Vigo del cual es vecina. Anteriormente le habían tenido en la Botafuegos, Algeciras.

El dolor como chantaje

Febrero de 1992, revista Resistencia

Carmen Cayetano Navarro -Carmiña para todos los que la conocemos- no pudo asistir al entierro de su hija, al que acudieron cientos de personas. Las autoridades penitenciarias no le dieron el permiso que, en situaciones familiares de este tipo o incluso en otras menos perentorias, suelen conceder a otros presos. A ella, sin embargo, la aislaron aún más. Con ello buscaban aprovecharse del dolor y desesperación de una madre para llevarla al total hundimiento moral, al suicidio o a la locura. De esos verdugos, de esas hienas, con apariencia de hombres, no cabe esperar otra cosa.

"Mis queridos amigos y familiares:

Es triste, muy triste para mí escribir esta carta pero, aún con toda mi tristeza y el dolor inmenso por la ausencia de mi niña, quiero y necesito llegar a vosotros.

A todos quiero daros las gracias, mi cariño y agradecimiento por vuestra solidaridad, por compartir conmigo el dolor y las lágrimas y, también, por transmitirme el cariño y consuelo que tanto necesitaba. En los primeros momentos de darme la noticia, no podía o no quería entender la triste y dura realidad; no quería reconocer que mi Angeles y vuestra Angeles ya nunca más nos regalaría su amor, su sonrisa, su dulzura, pero... llegaron vuestras cartas, vuestros telegramas y, vosotros y yo unidos en el dolor, tuvimos que afrontar que Angeles, nuestra Angeles querida, nos había sido arrebatada para siempre.

Se nos fue, Angeles se nos fue lo mismito que una ráfaga de viento y no, no tuvo compasión de sus 18 años recién cumplidos, ni de sus ganas de vivir, ni de su lucha por abrirse camino a pesar de tantas dificultades, ni de su empeño por superarse para ser cada día un poquito mejor... ¡Qué crueldad! ¡Qué injusticia de la naturaleza!

(...) Angeles daba pasos y sonreía a la vida y yo, con todo mi dolor, también continuaré dando pasos y volveré a sonreír como le gustaba a mi pequeña.

Antes de despedirme quiero deciros que yo también deseaba estar en Vigo, junto a vosotros, para dar el último adiós a nuestra Angeles querida, pero... la crueldad de tantos miserables se impuso y ellos, los paladines de la inhumanidad, me han negado un último beso, una última caricia a mi pequeña ".

Carmiña

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