jueves, 2 de mayo de 2013

Relatito "La Madre", de Manuel Arango Riego,

  La Madre
Capítulo X del conjunto de XX del texto “Tres días de febrero” sobre el juicio farsa de febrero de 2011.
Manuel Arango Riego

LA MADRE

Al final del primer día de realización de aquel juicio-farsa pude ver fugazmente a Pepita, mientras nos cruzábamos en un pasillo de la Audiencia Nacional.
Apenas pude dedicarle más allá de una sonrisa y un corto saludo, mientras ella a mí me saludaba. Hacía más de 20 años que no la veía.
Había venido desde A Coruña a asistir junto a más trabajadores de su ciudad, al desarrollo de ese juicio, a apoyarnos y a ver a su hijo Paco, que, nuevamente, después de haber permanecido 20 años en la cárcel, volvía a ser procesado por su militancia comunista en el PCE(r).

Pepita tiene dos hijos que se encuentran en prisión por su participación en la lucha revolucionaria desde las filas de nuestro Partido y desde la guerrilla antifascista. Su tercer hijo, el más pequeño (criminalizado) por defender a los presos políticos y participar en la lucha por su liberación.
Son una familia donde la causa del antifascismo y del comunismo son profundas razones de ser.

Con sus más de 70 años, Pepita es un símbolo de la lucha antifascista y de la defensa de los presos políticos. Su ejemplo ha merecido el reconocimiento de los trabajadores, de diversas organizaciones democráticas y de nuestro Partido a través de actos de público homenaje.
Sin embargo, Pepita continúa en la brecha. Su resistencia no envejece, continúa viva, no se pasa a la reserva. Su presencia y su quehacer activo son una denuncia poderosa contra los crímenes y canalladas del Estado fascista y una permanente llamada a la resistencia.

Recuerdo algunos de sus últimos textos de denuncia, que son contundentes alegatos políticos: encendidos, veraces e irrefutables. Es el supremo derecho de la madre a defender a sus hijos, a defender la verdad y lo justo y a luchar por los derechos de los trabajadores.
Ahí se encuadra el texto que le envió al presidente del Gobierno, sobre el cual descargó, lo mismo que contra el Estado en su conjunto, su ira popular, de forma argumentada y poderosa.
O su más reciente texto dirigido al presidente de la Audiencia Nacional, en el que manifiesta su “mayor desprecio a la justicia y a los jueces”, porque entre otros muchos otros atropellos y represiones “se aplica a fondo en ilegalizar partidos, cerrar periódicos o en quitar de en medio a todo aquel que no esté de acuerdo con vuestra manera de pensar y de actuar”.

A pepita no le hacen falta las tribunas oficiales; sus tribunas de expresión son los barrios, los locales populares y los centros de trabajo. Tampoco la frena la amenaza de las “leyes antiterroristas”, ni se aplica la autocensura: dice públicamente lo que siente.

Con su presencia entre todos aquellos trabajadores que asistieron a apoyarnos, un poderoso mensaje de resistencia recorrió ese búnker de las antilibertades; ese monumento a la opresión fascista que es la Audiencia Nacional.

Tres Días de Febrero
Capítulo X
Junio 2011. Prisión de Aranjuez

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