martes, 28 de enero de 2014

Entrevista de 2002 a "El Che", testigo directo del terrorismo de Estado.

Foto. Xose Luis recibido tras su detención en enero 2008.
Periódico El Otro País, entrevista de 2002

Xose Luis "El Che" Testigo del terrorismo de Estado


Xose Luis Fernández González, conocido por todos en Vigo como "El Che". Es un hombre lleno de vitalidad que pese a las durísimas vicisitudes de una vida dedicada a la lucha revolucionaria, no ha perdido nunca la confianza en su clase social: los trabajadores. A los 21 años fue tiroteado por la espalda por la policía española en una calle de Madrid, en 1980. En tiempos de desencanto estético de muchos que jamás se opusieron al franquismo ni a su prolongación monárquica mas que en ensoñaciones de tertulia de café, Xosé desbroza el camino de la necesaria resistencia. Nunca se ha considerado un derrotado, es un hombre que lleva la victoria dentro, sabe que la resistencia en los tiempos oscuros es el primer paso para construir el futuro.

¿Cómo fue la emboscada que te dejó para siempre en una silla de ruedas?
El 29 de agosto de 1980. Yo era un militante novato del GRAPO y tenía una cita con Abelardo Collazo que era el responsable de la organización.
Ese día acababa de llegar de Galiza, él siempre preguntaba por su tierra. Abelardo nunca dejaba de interesarse por todo lo concerniente a Galiza. Caminábamos por una calle entre General Ricardos y la calle Coruña a la altura de la Plaza de Castilla.
Los miembros de la franquista Brigada Social, ya reconvertidos en policías constitucionales, tenían planeada la emboscada. Vi salir de un portal a dos hombres que parecía que iban a reñir. Cuando estaba llamando la atención a Abelardo sobre esta circunstancia, caí fulminado a tierra casi instantáneamente. Unos 15 policías de paisano cayeron sobre nosotros. El primer tiro me lo dieron en la espalda y por sus reacciones pienso que me dieron por muerto. Cuando ven que muevo el brazo oigo que dicen "este hijo de puta está vivo". En ese momento empezó a salir mucha gente de un cine cercano cuyo nombre no recuerdo. Por esa razón no pudieron liquidarme. Desde el suelo les escuché decir contrariados "la gente podría irse a su casa".

¿Temiste que te remataran en el suelo?
Al comenzar a patearme el brazo que trataba desesperadamente de mover, pensé que era cuestión de segundos. Pero la gente que se arremolinó a la salda del cine me salvó la vida. En cambio, a Abelardo lo acribillaron sin posibilidad de defensa. Oí muchas detonaciones cuando él ya estaba en el suelo.
Abelardo sabía que era un objetivo prioritario del Estado. Él, es uno de los cinco militantes del GRAPO fugado de la cárcel de Zamora, operación que, en su momento, fue un golpe muy duro contra el gobierno de UCD.
De los cinco que protagonizan la fuga, tres murieron en celadas preparadas por la policía: Enrique Cerdán Calixto, Juan Martín Luna y el mismo Abelardo. Fernando Hierro se salva en Vigo porque al ser herido de bala en una pierna, una señora mayor se enfrenta con la policía para que lo atiendan, Brotons salvo la vida gracias a la cantidad de gente que había en los alrededores en el momento de su detención.

¿Después de ser herido tuviste momentos de conciencia?
Pierdo la consciencia al entrar en la ambulancia, después me trasladaron al hospital de la Paz donde entré en coma y ya no recuerdo nada hasta que despierto en la UVI. Tengo que decir que allí el trato recibido del personal sanitario fue excelente. Los médicos llegaron a tirar a la policía de la UVI., que pretendía estar dentro mientras me atendían. Recuerdo con especial cariño al doctor Paniagua, quien supongo que ya estará jubilado. Su actuación impidió que me interrogasen inmediatamente, logró retrasar el interrogatorio cuatro o cinco días.

¿Te interrogaron en el mismo hospital?
Sí, sí, cuatro o cinco policías, uno de ellos Antonio González Pacheco, el tristemente celebre Billy el Niño. Uno me dio un golpe que me provocó un corte en la respiración, perdí el conocimiento. Al día siguiente amanecí con respiración asistida, tenía el pulmón encharcado de sangre. Se asustaron y ya no volvieron a interrogarme.
Foto. Vigo 1972. (decenas de policías corren a por gente)
¿Cuánto tiempo estuviste en el Hospital de la Paz?
Estuve un mes hospitalizado, los médicos hicieron un informe en el que indicaban que el sitio más adecuado para continuar tratamiento era el Centro de Parapléjicos de Toledo, de ninguna manera un centro penitenciario. Pero me aplicaron la Ley Antiterrorista y fui conducido a Carabanchel al hospital penitenciario en medio de un gran despliegue policíaco. No he olvidado que el doctor Paniagua les recriminó esta demostración de fuerza contra una persona sin movilidad alguna y totalmente indefensa. "yo mismo puedo llevarlo a la cárcel sin ningún peligro de fuga", recuerdo que manifestó.
Fue para mí una despedida muy emocionante. Los médicos y enfermeras salieron a saludarme, dándome besos y diciéndome cosas del tipo "cuídate mucho", "no fumes", ante la indignación de la jauría uniformada que desalojo la planta con malos modos.

¿Qué impresión guardas del hospital penitenciario de Carabanchel?
Aquello se le podía llamar de todo menos hospital. Cucarachas por doquier, sin calefacción, una ventana estaba rota y teníamos que cubrirla con una manta. No había limpieza de ninguna clase, mis camaradas junto con unas monjas bastante respetuosas me limpiaban todos los días, nadie en el hospital lo hacía y ten en cuenta que yo no podía valerme por mí mismo, ni tenía control de esfínteres.
Tenía que orinar y defecar a través de una sonda que debían cambiármela cada semana. Como no lo hacían cogí una infección de caballo, llegué un día a alcanzar 43 grados de fiebre.
Debido a la presión de mis compañeros y de otros presos admitieron la presencia de médicos de fuera del universo penitenciario. Uno de estos médicos me cambió la sonda y mejoré inmediatamente. No me acuerdo de su nombre pero me salvó la vida.

¿Estabas en febrero de 1981 en el Hospital de Carabanchel cuando murió Joseba Arregui por las torturas infligidas por la Policía?
Arregui llegó por la noche en ambulancia, lo ingresaron para morir fuera de las dependencias policiales a una hora completamente inusual, a las 12 de la noche. El ministro de Justicia era Fernández Ordóñez, que luego fue ministro con el PSOE, y Juan José Rosón era el titular de Interior, entre ellos surgió un fuerte conflicto, dicen que Ordóñez espetó "la policía quiere quitarse el muerto y cargármelo a mí". Fue todo muy irregular, ingresaron a Arregui sin mandamiento judicial. El Director de la cárcel no debía haber admitido el ingreso.
Murió en nuestras manos. Venía todo ennegrecido. El practicante dijo "Yo aquí no tengo donde pinchar". Las plantas de los pies todas rojizas con infinidad de cráteres fruto de los cigarros apagados contra su piel. Venía con el jadeo de la muerte, este camionero de Zizurkil era muy fuerte físicamente, quería ducharse, pero no le dejamos, lo metimos en la cama, lo tapamos y llamamos al practicante. Su última compañía fui yo, un militante del PCE(r) y un militante de ETA Político Militar. Arregui hablaba en euskera con el compañero vasco y él nos traducía. Con respecto a mí nunca olvidaré las últimas palabras que dijo tratando de darnos ánimo "peor te han dejado a ti en una silla de ruedas". Minutos después lo llevaron a rayos y allí murió.

¿Cuánto tiempo estuviste en Carabanchel?
Desde 1980 hasta 1982, coincidiendo con la llegada del PSOE al gobierno.
Pegatina presos políticos de Sardoma, con Xose Luis preso.
Desde el observatorio privilegiado del Hospital Penitenciario ¿Se puede decir que en ese periodo la tortura era sistemática?
Sí, por supuesto que sí. Vi numerosos militantes de ETA torturados, uno estuvo varios meses por las palizas propinadas por la Guardia Civil. Pero no sólo presos políticos también ingresaron numerosos presos sociales víctimas de torturas. En este período abrieron el infierno de Herrera de la Mancha, auténtica cárcel de exterminio en la estepa manchega. Junto con presos políticos llevaron a los dirigentes de la COPEL. Es la época de las pilas, los activistas de la COPEL se tragaban lo que fuera con tal de ser hospitalizados y salir de la prisión de Herrera.
Las palizas en Herrera de la Mancha eran terribles. Hay una vivencia personal que me marcó toda la dureza de esa prisión. Estando en Carabanchel un preso de la COPEL fue operado del estomago, le extrajeron varias pilas que había ingerido y allí mismo en mi celda vi como nuevamente se tragó una cuchara de grandes proporciones con migas de pan. Como quiera que también le extrajeron la cuchara y con tal de no volver a Herrera, le pidió a un compañero que hacía halterofilia que le golpeara fuertemente en la mandíbula. Se la fracturó y estuvo tres meses hospitalizado, bebiendo líquidos.

Al lector joven de hoy, cuéntale qué era la COPEL.
Coordinadora de Presos en Lucha, una organización autónoma de los presos sociales con un nivel de solidaridad muy alto, que buscaba, sobre todo, la dignidad dentro de la cárcel: limpieza, comida decente, respeto a la persona.
Lo herederos de aquella dignidad machacada son algunos de los actuales presos FIES, sometidos a un régimen de aislamiento durísimo, 23 horas al día en la celda.

Años después, ¿podemos decir que se alcanzó la consecución de estos objetivos?

Ni de lejos, destruyeron cualquier tejido organizativo entre los presos. Primero fue la represión bestial contra los elementos más concienciados, después la introducción masiva de la droga, más tarde la compra de la dignidad con la concesión de libertades condicionales, terceros grados etc.
La droga da un tipo de preso descompuesto, embrutecido, sin afán de superación personal, tienen en fin lo que quiere la institución penitenciaria; un verdadero guiñapo.

¿Quién introduce las drogas en la cárcel?
¿Qué quieres que te diga? Si los responsables de instituciones penitenciarias no quieren no entra la droga así que si entra es porque quien puede impedirlo no quiere.

¿Quiénes eran los responsables de los malos tratos?
Es difícil individualizar, estaban muy generalizados. En Herrera los funcionarios acompañados por la Guardia Civil. Los métodos variados: palizas, aislamiento durísimo, castigos constantes por faltas leves, prohibición de comunicar en tu lengua. En una ocasión, ya en libertad, fui a visitar a mi hermano y nos obligaron a hablar en español. A los 10 minutos suspendieron la visita porque nos fue imposible dejar de hablar en gallego. Jamás había hablado con mi hermano en otra lengua que no fuera la nuestra.
Estas dantescas condiciones de vida llevaron a los presos del PCE(r) y del GRAPO a iniciar una durísima huelga de hambre.
En esta batalla murió Crespo Galende en 1981, pero la lucha no fue infructuosa, se lograron los objetivos y echaron abajo el modelo Herrera de la Mancha. Es cuando los presos del PCE(r) y de los GRAPO son trasladados a Soria y viven en la comuna Carlos Marx.
Por cierto, que yo soy el depositario de la biblioteca de la Comuna tras la dispersión forzosa. Guardo alrededor de 8000 volúmenes que contienen de todo; política, historia, literatura en diversos idiomas, etc.

En tu opinión, ¿continúa practicándose la tortura?
Cambiaron los métodos de la tortura, en la llamada democracia cuidan no provocar signos externos. Yo fui detenido con anterioridad en 1978 por propaganda ilegal, me aplicaron la barra: te cuelgan de una barra, te golpean durante media hora en las plantas de los pies te dejan, vuelven, y así en tandas interminables Luego no te tocan durante los últimos tres días y cuando llegas al juez no puedes demostrar nada. Han aprendido a no dejar huella (bolsa, bañera).

¿Cómo se saldó tu primera detención?
Quedé en libertad sin cargos; ni siquiera fui juzgado.

Volvamos a 1982, ¿cómo abandonaste Carabanchel?
1982 fue un año judicialmente muy duro, las condenas eran elevadísimas e indiscriminadas, los informes policiales eran ley. En este contexto, mi abogado, Fernando Salas me aconsejó que boicotease mi presencia en juicio. Debido a mis condiciones y a los consejos de un médico vasco aprendí a liarla y me daba un ataque cada vez que tenían que presentarme en la Audiencia Nacional. Después de varias suspensiones me trasladaron en una UVI móvil con un gran despliegue policial. Fungairiño que era el fiscal se opuso a mi libertad, pero quedé en libertad por enfermedad irreversible e incurable. Viviré en libertad mientras esté atado a la silla de ruedas.
En mi puesta en libertad fue muy importante la solidaridad que se levantó en Vigo. Convergieron varios factores; mi situación física, las circunstancias de mi detención, el recuerdo imborrable del camarada Abelardo Collazo, muy querido en Vigo. No hay que olvidar que a su entierro acudieron más de 4000 personas.
Dibujo. La solidaridad rompe las rejas.
¿Cómo adquiriste la conciencia política?
Los antecedentes más lejanos los sitúo en la huelga de 1972 en Vigo y Ferrol, cuando la policía entra en los astilleros y mata a dos obreros. El mazazo definitivo fue con 15 años vivir los fusilamientos del 27 de septiembre de 1975. Uno de los fusilados era Humberto Baena Alonso, vecino de mi barrio. Su madre, que ya falleció, era muy amiga de la mía, se conocían mucho. Recuerdo al padre de Baena siempre de luto. Yo trabajaba en el bar familiar que regentaban mis padres y oía las conversaciones a media voz de los obreros diciendo que la canalla fascista iba a matar a un hombre bueno. ¡El ambiente de Vigo en 1975 era impresionante!
A partir de ahí conozco un chico que estudiaba en el instituto y me pasó el Politzer, el primer libro sobre filosofía marxista que arribó a mis manos. Un grupo de profesores comunistas, uno de ellos Méndez Ferrín, otro que le decían Leonidas, hicieron una labor muy grande de formación política entre los estudiantes.
Yo dejé los estudios muy pronto, fui albañil, entré de aprendiz y tuve que soportar bromas muy pesadas, como por ejemplo meterte en un barreño de agua fría en pleno invierno. Era un sector políticamente muy atrasado aunque había dado un gran salto en 1972 con el trabajo de Abelardo y Anxo Collazo, los hermanos Castro les llamaban.
No obstante, mi primera militancia fue dentro de la órbita del nacionalismo, alrededor de la UPG. Rompí cuando se legalizó el Sindicato Obrero Galego y observé el desarrollo de tendencias oportunistas que hoy han cuajado en el BNG y en la CIGA y paso a las células clandestinas. Hoy el nacionalismo institucionalizado está bajo la férula de la burguesía gallega, una burguesía débil pero que existe como bloque con intereses propios.
De esta burguesía nada pueden esperar los trabajadores gallegos. Castrillo, el alcalde del Bloc de Vigo, declaró en una procesión de la Virgen de Vigo que "la Guardia Civil es imprescindible para la sociedad". Procesiones, guardias civiles, curas, alcaldes bajo palio, todo igual que con Franco. Los mismo valores, los mismos poderes fácticos y una burguesía que busca su porción de poder entre las clases dominantes.

¿Vigo aún mantiene la llama de la Revolución?
Desde luego ha bajado en intensidad, pero tampoco se ha extinguido. En la huelga de 1972, 30.000 obreros practicaron tácticas de guerrillas y hostigamiento a la policía. Esa conciencia no ha podido ser borrada por los años de transición. Los trabajadores de Vigo siguen siendo solidarios con los presos políticos.
Los obreros de 55-60 años, que es la edad que ahora tendría Abelardo Collazo, están marchando prejubilados a su casa, esto influye negativamente, pero han sabido transmitir a una nueva generación de trabajadores el respeto por una trayectoria de lucha.
Por ejemplo, se mantiene viva la tradición de recoger dinero en las fábricas destinado a los presos políticos en navidad y en verano. También en las fiestas de San Roque se alza una caseta festiva que recoge fondos para los presos. En Vigo no han podido matar la solidaridad de clase y antirrepresiva.

¿Te llaman "El Che" por el Che Guevara?
No, no, ¡qué va! En el bar de mis padres apareció un emigrante retornado de Argentina, utilizaba mucho la expresión argentina che y así empezó a llamarme. Al ingresar en el PCE(r) de la mano de mi hermano, me siguieron llamando Che, sólo después me enteré de la vida y de la praxis del gran revolucionario latinoamericano. Si lo hubiese sabido antes jamás habría adoptado ese nombre de guerra. Che sólo hubo uno el Che Guevara. Con aprender un poco de él me conformo.

¿Algo más?
Tengo que decir que no habrían sido posibles estos últimos años sin mi compañera Montse. Este revolucionario se podría haber desfondado. Es una mujer extraordinaria no sólo desde el punto de vista humano sino como compañera revolucionaria y de lucha. La conocí en un baile con banda de música en Porriño. Nos enamoramos, pero no le dije nada de mi militancia política, ella se entera cuando ya estoy en la cárcel de la Coruña y viene a verme. Es un ciclón de carácter y fuerza, la llamamos Velo Dos (revólver que usaban los antiguos contrabandistas) por su permanente agitación.
Cuando me pegaron el tiro también decidió seguir junto a mí, nunca podré reconocérselo bastante, pero por favor no sigas que estas cosas me da mucha vergüenza decirlas.

Estamos seguros que si Ernesto Che Guevara hubiese conocido a su homónimo el Che de Vigo, no le habría importado nada la usurpación del nombre, como él es uno de los hombres que han pagado un alto precio por señalarnos el camino hasta la victoria siempre.

*Detenido en enero de 2008 junto a otros 4 militantes del SRI que ingresaron en prisión, puesto en libertad condicional con fianza por su estado físico. La librería de 8000 libros desparramada y muchos de ellos apresados. Fue recibido por centenares de solidarixs y vecinxs. Sobreseída la causa contra los 5 en 2012.

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