viernes, 7 de febrero de 2014

Torturas: Isabel Llaquet.

Foto. Tortura de la bolsa a una detenida.
TORTURAS
“Modélica Transición”

Cartas de lectorxs:

Dejo 2 extractos: de la noticia de El País del 26 de enero de 1983 sobre las brutales torturas que sufrió la militante del PCE(r) Isabel Llaquet en 1980 y de la entrevista que se le realizó a ella en 2007, la parte referida a la tortura. 34 años después aquel salvajismo policial ha dejado huellas físicas en dicha revolucionaria, con muchos problemas de columna vertebral y articulaciones. Pero jamás se me va a olvidar la inquina mostrada: Mientras estaba casi inconsciente de los golpes, un miembro de la Brigada de Información me dijo: Cuando un burro mea, a otro le da ganas, refiriéndose a la muerte por torturas de José España Vivas apenas tres semanas antes”. Blog muy necesario. María.

De El País 26/1/83:

Una presunta miembro del PCE(r) reconoce ante el juez a sus supuestos torturadores
Isabel Llaquet Baldellou, acusada de ser la secretaria general del Partido Comunista de España reconstituido PCE(r), tras la muerte de Juan Carlos Delgado de Códex por la Policía en Madrid, reconoció ayer en la Audiencia Nacional, a dos de los inspectores de la Brigada de Información, que, según afirma, la torturaron, y a otros dos que presenciaron los malos tratos con motivo de su detención, que tuvo lugar en Barcelona en octubre de 1980.
Juan Antonio González García y Rafael Navarro García fueron reconocidos, en rueda de varias personas, como los presuntos autores de fracturas y lesiones, tras golpearle los pies durante doce horas, el primero de ellos, y como el que posteriormente le arrancó el vello del pubis y le golpeó sistemáticamente los pechos, el segundo. Se da la circunstancia de que Juan Antonio González García figuró entre los once funcionarios relacionados con el sumario instruido tras la muerte del presunto etarra Joseba Arregui, fallecido el 13 de febrero de 1981, tras pasar nueve días en las dependencias policiales, al igual que Próspero Jesús González Alvarez y Ricardo Sánchez Fernández, a quienes Isabel Llaquet reconoció como presentes mientras los otros dos policías la torturaban. Con ocasión de la muerte de Arregui, la Audiencia Provincial de Madrid denegó el procesamiento de estos tres policías y de seis inspectores más y accedió sólo a los del instructor y el secretario del atestado policial.
Como consecuencia de las lesiones sufridas en la Jefatura Superior de Policía de Barcelona, constatadas por diversos médicos, Isabel Llaquet tuvo que ser ingresada en el Centro Municipal de Urgencias Pere Camps de Barcelona y, según informó la Prensa entonces, tuvo que ser trasladada por las dependencias de la Brigada Regional de Información de Madrid en una silla de ruedas.
Isabel Llaquet no quiso firmar el acta de reconocimiento porque el juez se negó a hacer constar en detalle lo que ella había manifestado. La acusación particular manifestó que ejercitará acciones legales porque, además, el juez leyó el acta ante los policías, en contra de lo establecido por la Ley de Enjuiciamiento Criminal.”
José España Vivas. Torturado hasta la muerte el 6/9/80.
De El Diario Internacional, 2007:
"-SRI: ¿Te torturaron en tu paso por las comisarías?
-I.LL: Cuando me detuvieron en Benidorm en 1977 nos trasladaron a Alicante y de allí a Madrid a las pocas horas. Íbamos cada uno en un coche, encapuchados, con un policía a cada lado. Yo notaba que estaba lloviendo y que el que conducía era novato. Los otros policías le decían que tuviera cuidado. Pero nos la dimos, y yo iba esposada con las manos atrás todo el viaje. El coche dio una vuelta de campana y me di un golpe en la cabeza. Gracias a eso no me pegaron mucho. Me cambiaron de coche y me pusieron las esposas delante. En esa época, como ya estábamos en “democracia” sólo se podía estar tres días en comisaría. Nos llevaron a la Audiencia Nacional. Yo pasé con el juez Chaparro, el del Tribunal de Orden Público franquista, que prorrogó mi detención unos días más para volver a ponernos en manos de la policía. Era una maniobra para burlar la nuevas leyes. Ibas tan contento pensado que pasabas a la cárcel y de repente te volvías a encontrar en la Puerta del Sol, en la Dirección General de Seguridad. Vuelta a los interrogatorios. Prorrogaron la detención unos días más, en total siete. Luego legalizaron la prórroga de las detenciones y hacían lo mismo pero sin pasar por el juez.
La siguiente detención fue en Barcelona el 1 de octubre de 1980. Se acababan de fugar los cinco militantes de los GRAPO de Zamora y creían que yo sabía su paradero. En esa época empezaron a utilizar algo que se puede calificar de desaparición. Al llevarte a Vía Layetana no te registraban ni te fotografiaban. No estabas detenido oficialmente. Te metían en un cuarto preparado con la barra. Te colgaban de ella boca abajo y te golpeaban en las plantas de los pies y en la cabeza. Perdí la noción del tiempo. Cuando ya no sentía nada me bajaron al suelo porque no tenía sentido seguir pegándome. Llamaron a un médico y dijo que me tenían que llevar a un hospital. Me trasladaron a una pequeña clínica de la zona del puerto, al Pere Camps. Recobré la noción y me di cuenta de que me inscribían con un nombre falso. El médico era un viejo colaborador de la policía acostumbrado a hacer ese trabajo sucio porque oí que les decía que no me siguieran golpeando en la cabeza ni en los pies. También la enfermera, que era una monja, me aconsejaba que obedeciera a la policía porque así no me pasaría nada. Son recuerdos confusos en cuanto al tiempo pero pude ver la hora: me habían detenido por la mañana y llevaba ya casi un día entero en comisaría.
Luego me volvieron a llevar a Vía Layetana, me tendieron en el suelo y empezó la sesión de puñetazos en muslos, vientre y pechos, hasta que se cansaron. Ya no podía andar. Me metieron en un coche y me llevaron a Madrid. Pero no figuraba que hubiera estado antes en Barcelona. Al llegar me estaba esperando un traumatólogo y todo un equipo médico. El traumatólogo, que se presentó como uno que trabajaba para el Real Madrid, me hizo radiografías y me escayoló un pie. Me tendieron en una colchoneta en el suelo y no me tocaron ya más durante los nueve días restantes. Entonces ya habían aprobado la ley antiterrorista, que fijaba el plazo de detención en diez días. Yo estuve como 11 ó 12 pero los de Barcelona no contaban, así que todo era legal. Al llegar a la cárcel estaba negra como una africana en todas las partes del cuerpo donde tenía chicha. Así que el médico dio parte. Ahora lo hacen más sofisticadamente, con electrodos y otros métodos que no dejan tantas huellas. Pero entonces les daba todo igual. Hacían una campaña de que las cosas ya habían cambiado y casi nadie quería saber más.
Dibujo. A un torturado "¡Que lo vuelvas a decir otra vez! enespañña nose torturaaa"

(Detenida en 2000 en París) En Francia es distinto, más sicológico. No te tocan, pero estás “sonado” porque no te dejan dormir durante los cuatro días de detención. Del Ministerio del Interior, donde te interrogan, te llevan a pequeñas comisarías cercanas que se llenan de prostitutas y pequeños delincuentes, donde pasas las noches sentada en un banco. Al lado de la policía española, el trato francés parece refinadísimo."

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