domingo, 6 de abril de 2014

Todo atado y bien atado: España, criminales de lesa humanidad inmunes para siempre.

Dibujo, Castelao. "Asi aprenderán a non ter ideas". (el señorito canalla ante una pila de cadáveres, atados)
España

Criminales y exterminadores fascistas, ¿quién les ha juzgado?:

General Mola:
"En este trance de la guerra yo ya he decidido la guerra sin cuartel. (...) A los que han hecho armas contra nosotros, contra el Ejército, fusilarlos. Yo veo a mi padre en las filas contrarias y lo fusilo."
General Franco:
"Para salvar a la cristiandad, estoy dispuesto a fusilar a media España".
General Queipo de LLano:
"Habremos restablecido el orden cuando hayamos ejecutado a dos millones de marxistas".
General Kindelán:
"Obtendremos la rendición de Levante, después de destruir totalmente Barcelona y Valencia".
...

-Falangistas y tropas moras de Algeciras, en San Roque (Cádiz)
28 de julio de 1936
"Cuando llegamos, encontramos, en primer lugar, un montón de muertos en la puerta del depósito. Allí estaban los 6 que la tarde anterior habían fusilado en los barracones del cuartel, a los que habían añadido muchos más, de distintos lugares y de las mismas calles de San Roque. (...) Allí tirados estaban dos hermanos a quienes yo conocía de vista y a los que se apodaba, como a su padre, Turreños: eran dos pastores de cabras (de diez y doce años, respectivamente) a los que veía regresar casi todos los días con su rebaño; otro niño, Antonio Ferrer, de diez años, y a su lado Francisco Gil, de unos veinticuatro. En el mismo montón de cadáveres en el que se encontraba el de don Ceferino Maestú reconocí el de Francisco Sánchez, el Guardacalle, de quien se contó que lo habían fusilado con varios más, pero herido sólo en el brazo, huyó hasta ser atrapado a la altura de los barracones del cuartel y allí, a él solo, volvieron a fusilarlo, esta vez definitiva y eficazmente. Aquella misma noche, continuaron las ejecuciones.
A una pareja de anarquistas, cuyo hijo era compañero mío en la escuela, se la llevaron a un pueblo que estaba a 25 kilómetros y allí la fusilaron. Más tarde, un falangista que presenció la ejecución me contó que, antes de ser ejecutada, a la mujer la habían violado todos los moros que formaban el pelotón de fusilamiento... Los cinco carabineros heridos que había en el hospital fueron sacados en camilla. Los moros los iban cogiendo por los brazos y los pies y los arrojaban a la parte de atrás de un camión. El practicante del pueblo, que tuvo que acompañarlos con un farol, me contó lo sucedido. Cuando salieron a la carretera, no hubo forma de que los heridos se tuvieran en pie para fusilarlos, así que los moros los mataron a bayonetazos..."
Los fusilamientos diarios se hacían en las tapias del cementerio, a 200 metros de las últimas casas de San Roque, por falangistas y guardias civiles. Entre los falangistas destacaron Colodrero y Medina, hijos de guardias civiles, Onetto y otro llamado "Terrizo". Sobresalió el cabo de los municipales, José Márquez. Y el que impartía las "absoluciones" -del alma-, el cura Muñoz Arenillas.
*Del libro del psiquiatra Carlos Castilla del Pino "Pretérito imperfecto", de 1997; y de otro libro con su textimonio. Carlos tenía 13 años de edad en aquellos momentos.

Dibujo, Castelao. "Todo pol-a Patria, a relixión e a familia!". (guardias civiles y falangistas abandonan muertos, a un hombre atado a un árbol y a una mujer violada)
-Juán Galán Bermejo
Cura de Zafra. Antes de incorporarse como capellán al Tercio fascista, "conocedor de la canalla marxista", hizo fusilar a gran número de personas del pueblo. El 14 de agosto de 1936, en Badajoz, durante el horrible asesinato de más de 3000 vecinxs por parte de falangistas, moros y soldados fascistas, él mismo contaba que "encontré a un hombre escondido en un confesionario de la catedral: saqué la pistola y allí mismo lo maté".
*Del libro de Antonio Bahamonte y Sánchez de Castro "1 año con Queipo, memorias de un nacionalista".

-Pablito Fernández
Conocido como «Pablito», Pablo Fernández, asesino y chivato falangista que se hallaba cumpliendo arresto gubernativo en la cárcel de Sevilla por causas entre fascistas.
Gonzálbez Ruiz ingresa en dicha cárcel en julio de 1937. Narra: "le ví en una silla al pie de la escalera que llevaba a las celdas del piso superior de la cárcel, con grandes llaves en las manos, pues su misión era vigilar la puerta de acceso al patio de deportes, donde eran sacados los presos políticos".
Un día, se confiesa:
"-Don Francisco, a usted todo se le puede contar... Mi padre era un honrado administrador de las fincas del señor marqués de Alamo Martínez, en la provincia de Jaén. Y buen republicano. Yo me hice hombre a su lado, con el único afán de crearme, dignamente, una posición económica para los míos, siempre por medios lícitos. Viene la guerra y... ¡se acabó todo! Ingresé en Falange y se me destina... ¡a un pelotón de ejecuciones! Y ya ve... llevo fusilados por mi mano ¡ochocientos uno!

-¿Qué dice usted?!

¿Qué quiere usted que hiciera? Lo que mandaban.

Pero, es ¿posible? ¿No hay exageración?

No, señor. Ni uno más ni uno menos. Tengo la cuenta exacta. Cuarenta y siete en las tapias de la piscina, cuyos cadáveres quedaron expuestos, sin enterrar varios días, para escarmiento de los vecinos de Triana. Cincuenta y dos en la carretera de Alcalá...

Yo dirigía el pelotón. Nos daban las listas y nos entregaban los individuos en la Comisaría. Antes esto lo hacían los moros; pero hubo frecuentes disgustos entre ellos por el reparto del botín, es decir, por la distribución de los petates de las víctimas, y se encargó Falange de este servicio. Hubo un moro que obligó a un individuo de los que iban a ser fusilados y que ya ocupaba su puesto en el camión, a volver a la Comisaría y robar el equipo a otro detenido, ya que él no poseía nada; y temía el moro quedarse sin la ventaja material de «su trabajo». Los cargábamos en las camionetas. Yo tiraba mejor que mis compañeros... Cuando llegábamos a lo que nos parecía buen sitio para la ejecución, pie a tierra; y nos los iban echando los guardias al suelo, uno a uno. Yo nos lo hacía sufrir. No se me escapó ni uno. Recuerdo que una mujer daba grandes voces y al poner los pies en el suelo quiso gritar ¡viva el comunismo! Pues en el «co...» se quedó. Mire usted si apreciaban mi puntería que una noche pidió un grupo de oficiales del ejército presenciar el espectáculo y admirar mi habilidad... Me felicitaron entusiasmados y se gastaron conmigo más de veinte duros en vino.

¿Por qué hizo usted eso, Pablo?

También he prestado otros servicios a la causa nacionalista en Irún, en Talavera, en Toledo... y espero seguir siendo útil a Falange en cuanto recobre mi libertad, pues su jefe Sancho Dávila y el General saben que he sido arrestado unos meses por la malquerencia de un camarada, pero que mi entusiasmo por la Causa no se ha eclipsado."
*Del libro de Francisco Gonzálbez Ruiz, "Yo he creído en Franco. Proceso de una gran desilusión" (París 1937 y Barcelona 1938).

Dibujo. (La ONU pone las ambulancias, los misiles los muertos. Detrás las banderas de USA, Francia, GB...)

Pero ¿los gobiernos del mundo no sabían nada de todo esto?

Circular de octubre de 1936 del muy prestigioso Colegio de Abogados de Madrid. Traducido a numerosos idiomas, enviado a todo el mundo, con posteriores conferencias con los colegios de abogados de Londres, París y Bruselas y numerosos actos públicos:

"Pedimos el amparo moral del Mundo ante esta ola de ancestral barbarie que invade a España, alentada, además, por ambiciones imperialistas de otros países contrarios al fundamental interés de una nación independiente. La consigna de los insurrectos, estampada en instrucciones impresas que se han encontrado a algunos de sus jefes al caer en poder de las fuerzas leales, es la del más impío exterminio y terror. Tales instrucciones ordenan que se mate sin compasión, no sólo a los dirigentes y obreros de las organizaciones sindicales, sino a los individuos de su familia, para producir un espanto en el que se ahogue toda voluntad de defensa. Estas instrucciones dan plena consciencia y responsabilidad a los jefes del movimiento en cuanto a los horrorosos crímenes que se están cometiendo."

No sirvió de nada. La vergonzosa "no intervención" de las supuestas democracias mundiales, permitió continuar el exterminio de decenas de miles de personas y la libre participación de los fascismos alemán, italiano y portugués en tan planificadas matanzas.
En 1939, tras el fin de la guerra, continuaron los fusilamientos, las palizas mortales, las miles de detenciones, la esquilmación de las propiedades de la "canalla roja", las pelonas, el aceite de ricino, los campos de concentración -que para decenas de miles de republicanos, fueron de exterminio-, el secuestro de niños...
En 1946, el Tribunal de Nuremberg no determina para España crímenes contra la humanidad en todo -y en miles y miles de ejemplos más- lo narrado anteriormente y los criminales españoles y sus socios quedan impunes para siempre.
Así, el asesino "Estado de Guerra" fascista pudo permanecer en vigor en España hasta abril de 1948, siendo sustituida desde entonces por la Ley de bandidaje y terrorismo, aprobada en abril de 1947. El horror continuaba, pero el 4 de noviembre de 1950, la vergonzante ONU permite al fascismo español incorporarse a sus organismos internacionales.
Todo atado y bien atado, como dijo 25 años después el criminal de guerra Francisco Franco.

*Todos los libros consultados en "Exterminio. El terror con Franco", de Francisco Sevillano Calero. Oberón, 2004, libro que recomendamos como muy interesante. Y en "Realidades de la guerra civil" de Eduardo Pons.

 

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