Dibujo. (dos mujeres se abrazan entre barrotes) |
-MI AMOR
Mi amor es un soldado
que pelea.
Mi amor es una presa,
y pelo lacio.
Mi amor era Joseba, muriendo en la prisión,
de SIDA, en los ochenta.
Mi amor, el mazo y libertad que te golpea.
Mi amor estuvo aislada en una celda,
mi amor fue torturada, con violencia,
mi amor... flores de anís, caricias y sábanas al viento ceniciento.
¡Mi amor era ese Lorca que jalea!.
Camina por caminos malheridos,
galopa por senderos con espinas,
atraviesa por páramos y montes,
es dulce como miel de caramelo
y acecha como antídoto al veneno.
No tiene fin ni ciencia,
no tiene ni cordura,
no sigue a la paciencia,
ni sirve a la locura.
Mi amor es aquél arma, que te mata,
mi amor es el acero, que te hiere,
mi amor que me enamora, nace y mata,
y tú nunca lo matas... aunque quieres.
A Miren...
Ricardo Herat Likiniano.
Dibujo. (4 manos abren barrotes, 3 por fuera, una por dentro) |
-Repasando
hemeroteca, entre otras la vuestra, siempre, sin faltar un solo día,
desde 1975 acá ha habido presxs políticxs en las cárceles de
España. Desde la falsa amnistía de 1977, quedaron impunes para
siempre miles de torturadores, fascistas, falangistas, pistoleros...
pero quedaron presxs numerosos militantes de los GRAPO, anarquistas,
de EPOCA...
Y
a los pocos días volvieron a entrar los de las organizaciones
revolucionarias sí “amnistiadas”... Luego fueron los partidos
políticos que no tragaron la papilla farsodemocrática. Los obreros
cañeros. Los periodistas sin mordaza. Los insumisos. Los jóvenes
rebeldes. Los solidarios con los presos políticos. Sus abogados.
Manifestantes... Y hasta ahora.
Pero
los antagonistas políticos, los solidarios, los empáticos y los
familiares y amigos no les olvidaron, y ahí han estado toditos los
días (y va para 40 años) con ellos, a través de cartas,
difundiendo su situación, llevándoles unos calcetines en el paquete
o gastándose hasta el último céntimo en visitas a las cárceles,
que a partir de la política de dispersión significó viajes hasta
de 2.200 kilómetros para visitas de 40 minutos (o estando ya en la
cárcel no dejarles entrar!!).
Durante
muchos años, los presos políticos, sus situaciones, han estado
ninguneados, insultados, tergiversados. Los que denunciaban su
existencia (“no puede haber democracia con presos políticos”)
han sufrido la travesía del desierto. Una quincena de muertos en
manifestaciones proamnistía lo indica. Madres apaleadas brutalmente
por la policía en concentraciones proamnistía hicieron que
perdieran ya hasta el simple decoro de guerra. Y la veintena de
familiares o amigos de presos políticos muertos por la política de
dispersión, otro frío, pero espeluznante dato de lo que estamos
hablando.
Y
allí dentro, para qué hablar... Las palizas que han sufrido sin que
ni un solo medio de información se hiciera eco. Las huelgas de
hambre (que en España han costado la vida a dos revolucionarios) en
que tuvimos que soportar a un sionista ministro diciendo que era
ficticia. Las y los 30 presos políticos muertos en prisión
convierten la “democracia en las cárceles españolas” en un
simple titular-guiñapo.
La
represión brutal se siguió dando, aplicando leyes fascistas como la
antiterrorista, el plan ZEN, la patada en la puerta, la ley de
partidos. Sumando muertos y nuevos presos... Y hasta ahora.
Detuvieron,
torturaron y metieron presos a militantes revolucionarios armados. Y
a militantes políticos. Y también a marineros, mineros,
trabajadores de astilleros, insumisos, abortistas, hipotecados... Y
ahora condenan a raperos comunistas y usuarios de internet.
Y
además, el velo democrático tan teñido de sangre se fue
desvelando. Y mucha más gente dejó de creer en sus mentiras.
Y
se fue elevando, otra vez (desde la explosión de la transición
farsa -apagada por la izquierda cómplice, el sindicalismo vende
obreros y cierto nivel de confort para unos cientos de miles de
aristócratas obreros durante unos poquitos años-), el nivel de
conciencia del movimiento popular.
Y
así, se han ido concatenando las luchas por las reivindicaciones
populares con la lucha a favor de las libertades y la denuncia de la
existencia ininterrumpida de presos políticos.
Ahora,
hoy día, la consigna de amnistía llega -otra vez- cada vez a más
lugares, a más ciudades, a más pueblos. Las denuncias a través de
charlas, conciertos, carteles, pegatas, pintadas, pancartas o
panfletos se ha instalado de forma firme en las movilizaciones
populares. Da positivismo, “pilas”, ver como en la geografía
estatal, ya son pocas las concentraciones, charlas, foros, conciertos
de música alternativa... donde no se reivindique a los presos
políticos.
La
realidad ha impuesto una tozuda enseñanza. Tras 40 años de farsa,
la consigna de la amnistía para las y los presos políticos es más
presente y necesaria que nunca. A por ella pues.
Román.
Memoria Histórica 30 y 31 mayo. |
Memoria
Histórica Internacionalista
Acontecimientos
30 y 31 de mayo.
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