sábado, 7 de junio de 2014

Colaboración. Can Vies y Barcelona.

Foto. Barcelona. Policías delante de barricadas ardiendo.
COLABORACIÓN

CAN VIES DERRIBADA Y LA BARCELONA DESALOJADA

Se desalojó Can Vies, dándose un paso más en la des-realización de una ciudad que fue. Los okupas, de patitas en la calle, no tenían otra que dar el salto, aun por unos pocos días, a la recuperación callejera de la auténtica desalojada: esta Barcelona. Qatarona.
El ayuntamiento habla de negociar Can Vies tras la reducción de la casa a escombro exactamente igual que a fecha de hoy se habla de Mesas internacionales “entre Israel y Palestina”; esa Palestina literalmente borrada del mapa hace casi setenta años por los bulldozers, por los colonos y por su “aliyá”. Estos sionistas, que todo lo aplastan, quieren poner luego al aplastado a negociar: por si pudieran sacarle algo más todavía.
Mientras el Papa llamaba a israelíes y palestinos a “abrir su corazón para entenderse mutuamente”, el alcalde llamaba a los okupas a no protestar sino pacíficamente. En la realidad neo-sionista de radical segregación entre Amos y Esclavos, el comportamiento real debe, sin embargo, desenvolverse perfectamente homologado de acuerdo al patrón de naturaleza “superior”: todo pacífico, todo en paz. Los turistas viven Barcelona en paz y sin violencia se mean. Hay que ser, por lo mismo, derrotado en paz, paz para protestar, paz para ser asesinado. Uno ha de ser desalojado en paz y deportado a los barrios-gueto donde, bajo vigilancia, poder refugiarse de la misma Barcelona a cuyos cosmopolitas comensales uno tiene que servir la mesa en paz y bendecir.
Bajo la luz del rico alumbrado céntrico barcelonino, Qatar abre uno, dos, cinco hoteles deslumbrantes. Mientras, Siria arde a la lumbre y resplandor de los atentados qataríes y de sus jóvenes zombies “rebeldes” (“Coca-Cola te comprende”). Zombies aquí y allá. Aquí vienen y van en mismidad. Estrujando una Tierra Prometida que les fue dada de arriba: de mano de la división territorial imperialista de los sectores de Valor.
Estos insanos residuos del Circuito-Mundo aparecen en la publicidad (cívica, artístico-cultural, deportiva, mercantil o electoral europea) como el Ego normativo e ideal “en sociedad”. Pues son funcionalidad dúctil. Amorfidad pura de físico y de sentido; superficie corporal donde todo cabe y todo puede ser impreso. Vidas de relatividad, prestas a indumentarias-collage infinitamente reconducibles; sugestionables con fluidez a un Eterno Retorno del vintage. Cíclico remake en política, en las formas de socialidad, en la música, en ropa y calzado, en otra Gran Guerra más cuando madure de nuevo la moda. Totalitarios militantes de la Nada, los colonos de Barcelona-Qatarona enarbolan orgullosamente, por sentido, justo la extrema ausencia y erradicación de cualquier Sentido. Esa es su palabra lanzada al Mundo: intraversión total de los momentos y de las existencias, reducidas a “pasar la vida”, a aprovechar predatoriamente lo dado, “a vivir el momento”, a utilidad práctica en pro de “lo que importa”, a idealizar en términos de “karma, Fortuna, Destino, Desarrollo, Modernidad”, la brutal jerarquía imperialista entre poblaciones. Son el ejército que conquista el ideal bernsteiniano de la dilapidación de todo Horizonte humano: “Los fines no son nada. El movimiento es todo” (Bernstein).
Dibujo. (una casa con candado protegida por un perro que la deriva. Abajo el pueblo protesta)

Movimiento a la Nada, es este zalamero pasar de las vacas depredadoras privilegiadas que componen la neo-sionista “raza de los Señores”, y que ante las narices de los pueblos y naciones oprimidas enarbolan su bandera de la sin-bandera. El llamamiento dance a la fusión, convergencia, identificación y mismidad de los esclavos con sus comensales predatorios. Todo sin banderas y sin violencia, claro está: ¿para qué la violencia en los territorios propiedad de los vencedores?. “¿Para qué la violencia?”: el orden de los Señores no puede comprender la violencia de parte de “los autóctonos” originarios de la tierra de Providencia, igual que con naturalidad decía la burguesía gala que era mejor ser pobre en París que adinerado en cualquier otro lugar. La violencia queda para Siria, en cuyo caso TV3 idealiza y celebra a cada telediario. En mitad de los combates que sucedieron el derribo de la casa, un camión de la televisión “catalana” fue incendiado. El universo cabe en un grano de arena. Si la perspectiva es la correcta, en el acto más “pequeño”, modesto y concreto reside entera la lucha de nuestra especie humana contra el Supremacismo sionista.
Barcelona no existe. Es el espejo donde “el último hombre” colono pasea arriba y abajo contemplando su propia vacuidad y consumiéndola en los escaparates. Los turistas del Sinsentido no se ven más que a sí mismos, a su propio deseo auto-referencial y al grotesco mundo que ellos generan a su imagen y semejanza. Pero creen estar viendo y visitando una ciudad, que no es. Y creen estar tratando a sus gentes, organizado estereotipo humano en auto-parodia por ese plato de comida cuya necesidad ha venido disolviendo nuestro sentido del ridículo, y cuyos ingredientes están ya en manos de MONSANTO y sus patentes europeas.
Nada es imposible; todo está permitido”. El slogan sesentayochista cantado por Georges Moustaki es perfectamente transfigurado en Barcelona, donde hace tiempo los Dueños del bloque “occidental” arrojaron una bomba H que deja la multiplicidad intacta, mientras ésta pertenezca al orden de la mismidad de funcional intrascendencia: skate, bici, rollers, música y charanga, chanclas o arena, cerveza en las terrazas o en los terrados, museos o discotecas, arte callejero o sublimes adquisiciones de galería para concentrar la creatividad humana a modo de Capital en unas cuantas calles de un micro-mundo elitista londinense, berlinés, parisino o bostoniano, tan rico que acumula y privatiza ya la historia y sus objetos, tal y como sus garimpeiros a jornal y sus Marines han saqueado ya Sumeria, Bosra o Palmira. Para las ansias y pulsiones humanas del esclavo el ayuntamiento deja dispuestos los centros cívicos, los casales, los splais de voluntarios sin fronteras, el tejido pseudo-nacionalista de clientela para-estatal, los desfiles de masas y las urnas para decidir si se quiere ser todavía más esclavo deudor, comercial, político y policiaco del sionismo.
Unificar el perfil humanoide en laboratorios neo-sionistas como Barcelona, es empresa que requiere de una realidad única. Más allá de los nihilistas “apaños a este Mundo-pecado de calamidad” solamente puede haber palo, balas de FOAM, grúa y criminalización. Más allá de la mantelería hostelera más o menos identitaria, el Emir, el petroburgués, la bestia rubia burocrática nórdica, el financiero de NY y el club hermético de VIPs, han dejado claro a sus cipayos, a sus contratas de derribos y a sus matones, entrenados y equipados por el MOSSAD, que en su nueva Meca mediterránea no hay espacio político ni edificio social comunicativo que valga.
Tamer Sarkis Fernández

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