Pegatina. "Javier Verdejo No Olvidamos". (redonda, su rostro en foto) |
Todo
atado y bien atado
Javier
Verdejo, militante del PTE,
asesinado por la guardia civil en 1976
Francisco Javier Verdejo Lucas fue asesinado la noche del 13 de agosto de 1976 por la Guardia Civil mientras realizaba una pintada en los muros del Balneario de San Miguel, en el barrio almeriense del Zapillo. Su intención era pintar "Pan, Trabajo, y Libertad", pero sólo pudo pintar "Pan, T".
Era un estudiante de 19 años que militaba en el Partido del Trabajo de España, una organización maoísta de aquella época. Había fundado la Asociación Democrática de la Juventud de Granada, donde estudiaba.
Los compañeros de Javier que estaban vigilando le avisaron de la presencia de la Guardia Civil y salieron corriendo en distintas direcciones. Javier huyó en dirección a la playa, pero allí fue abatido a tiros. El antropólogo Antonio Zoido, antiguo dirigente del PTE, asegura que visitaron una caseta de baño de la playa días después del asesinato y era como si hubieran abierto la puerta y hecho muchos disparos, porque la pared de atrás estaba llena de sangre.
El entonces presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, se encontraba disfrutando de unos días de descanso en la barriada de Cabo de Gata a unos escasos veinte kilómetros donde murió Javier. Allí, pasaba unos días de asueto, rodeado de toda la fauna política almeriense del momento. Una de sus hijas había sido coronada esa misma noche como reina de las fiestas.
Desgraciadamente, el padre de Javier, Guillermo Verdejo, era un franquista recalcitrante que había sido presidente del Colegio de Farmacéuticos y alcalde de Almería. Cuando los guardias civiles que habían asesinado a su hijo se presentaron ante él para ofrecerle sus excusas, intentando explicarle que lo ocurrido ha sido fruto de un accidente, el padre de la víctima les contesta que sólo “habéis cumplido con vuestra obligación”. Jamás denunciaron el asesinato.
Las diligencias se cerraron con una versión oficial falsa que eximía de toda responsabilidad a la Guardia Civil. Según el Gobierno Civil todo fue un desgraciado accidente, un simple tropezón. Un agente descubrió al joven pintando con spray un lema político y él, junto a sus acompañantes, salieron corriendo. La versión oficial sostiene que el agente dio el alto, pero no pararon. Entonces el guardia "tropezó y su arma, un Z-62, se le disparó causando la muerte de uno de los que huían".
Entonces era Gobernador Civil de Almería el franquista Roberto García-Calvo, posteriormente ascendido a magistrado del Tribunal Supremo y luego al Tribunal Constitucional para seguir defendiendo los derechos y las libertades. García-Calvo se puso en contacto con los dirigentes de las organizaciones de izquierda para amenazarles de que no se podía acusar a un guardia civil sin pruebas. El objetivo de García-Calvo era impedir que Javier Verdejo se convirtiera en un símbolo.
Francisco Javier Verdejo Lucas fue asesinado la noche del 13 de agosto de 1976 por la Guardia Civil mientras realizaba una pintada en los muros del Balneario de San Miguel, en el barrio almeriense del Zapillo. Su intención era pintar "Pan, Trabajo, y Libertad", pero sólo pudo pintar "Pan, T".
Era un estudiante de 19 años que militaba en el Partido del Trabajo de España, una organización maoísta de aquella época. Había fundado la Asociación Democrática de la Juventud de Granada, donde estudiaba.
Los compañeros de Javier que estaban vigilando le avisaron de la presencia de la Guardia Civil y salieron corriendo en distintas direcciones. Javier huyó en dirección a la playa, pero allí fue abatido a tiros. El antropólogo Antonio Zoido, antiguo dirigente del PTE, asegura que visitaron una caseta de baño de la playa días después del asesinato y era como si hubieran abierto la puerta y hecho muchos disparos, porque la pared de atrás estaba llena de sangre.
El entonces presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, se encontraba disfrutando de unos días de descanso en la barriada de Cabo de Gata a unos escasos veinte kilómetros donde murió Javier. Allí, pasaba unos días de asueto, rodeado de toda la fauna política almeriense del momento. Una de sus hijas había sido coronada esa misma noche como reina de las fiestas.
Desgraciadamente, el padre de Javier, Guillermo Verdejo, era un franquista recalcitrante que había sido presidente del Colegio de Farmacéuticos y alcalde de Almería. Cuando los guardias civiles que habían asesinado a su hijo se presentaron ante él para ofrecerle sus excusas, intentando explicarle que lo ocurrido ha sido fruto de un accidente, el padre de la víctima les contesta que sólo “habéis cumplido con vuestra obligación”. Jamás denunciaron el asesinato.
Las diligencias se cerraron con una versión oficial falsa que eximía de toda responsabilidad a la Guardia Civil. Según el Gobierno Civil todo fue un desgraciado accidente, un simple tropezón. Un agente descubrió al joven pintando con spray un lema político y él, junto a sus acompañantes, salieron corriendo. La versión oficial sostiene que el agente dio el alto, pero no pararon. Entonces el guardia "tropezó y su arma, un Z-62, se le disparó causando la muerte de uno de los que huían".
Entonces era Gobernador Civil de Almería el franquista Roberto García-Calvo, posteriormente ascendido a magistrado del Tribunal Supremo y luego al Tribunal Constitucional para seguir defendiendo los derechos y las libertades. García-Calvo se puso en contacto con los dirigentes de las organizaciones de izquierda para amenazarles de que no se podía acusar a un guardia civil sin pruebas. El objetivo de García-Calvo era impedir que Javier Verdejo se convirtiera en un símbolo.
Foto. Pancarta en manifestación. "Pan trabajo y libertad Justicia para Javier". |
El
entierro de Javier Verdejo fue impresionante, una demostración
popular de rabia e indignación. Miles de jóvenes se concentraron en
la Plaza de San Pedro exigiendo justicia por el asesinato. Los actos
de protesta fueron fuertes. Al terminar el funeral la masa de gente
impidió que el féretro fuese introducido en el coche y fue llevado
a hombros por las principales calles de Almería entre lágrimas de
dolor, puños en alto y rabia contenida.
La manifestación fue disuelta por la policía, que detuvo a diez personas, entre ellas a un periodista y a cuatro menores de edad. El 18 de agosto se convocó una jornada de lucha consistente en paros generalizados, boicot a mercados y autobuses y concentraciones que también acabaron con varias detenciones. Los actos de protesta también se extendieron al resto de Andalucía así como a múltiples lugares del Estado español. Al año siguiente se realizó en el actual Estadio de la Juventud un homenaje al que acudieron más de cuatro mil personas.
La manifestación fue disuelta por la policía, que detuvo a diez personas, entre ellas a un periodista y a cuatro menores de edad. El 18 de agosto se convocó una jornada de lucha consistente en paros generalizados, boicot a mercados y autobuses y concentraciones que también acabaron con varias detenciones. Los actos de protesta también se extendieron al resto de Andalucía así como a múltiples lugares del Estado español. Al año siguiente se realizó en el actual Estadio de la Juventud un homenaje al que acudieron más de cuatro mil personas.
Hubo
innumerables muestras de dolor a lo largo y ancho de Andalucía, como
la del cantaor almeriense José Sorroche y las acuarelas de Jorge
Castillo. El grupo de sevillanas de Morón “Gente del Pueblo”
grabó poco después un homenaje a Javier por sevillanas:
Por las playas de Almería
nacieron claveles frescos
sembrados con la semilla
del joven Javier Verdejo.
Cayó su cuerpo herío
como en otoño las hojas
y con su sangre, en la arena
puso la bandera roja.
En Granada, Juan de Loxa escribió unos conmovedores versos:
Pan y trabajo,
siempre se escapa el tiro
pa los de abajo.
¡Qué mala pata
no les saliera el tiro
por la culata!
Por las playas de Almería
nacieron claveles frescos
sembrados con la semilla
del joven Javier Verdejo.
Cayó su cuerpo herío
como en otoño las hojas
y con su sangre, en la arena
puso la bandera roja.
En Granada, Juan de Loxa escribió unos conmovedores versos:
Pan y trabajo,
siempre se escapa el tiro
pa los de abajo.
¡Qué mala pata
no les saliera el tiro
por la culata!
Foto. García-Calvo de Gobernador Civil fascista en Almería... |
Roberto
García-Calvo y
Montiel
Escrito
publicado en "III República"
con motivo del fallecimiento de este magistrado franquista en
mayo de 2008
No soy capaz de imaginarme a un líder territorial del NSDAP (partido nazi alemán) como garante de la constitución de la República Federal Alemana; un poco menos me cuesta pensar en un Gobernador Civil de la Italia fascista como magistrado del tribunal constitucional italiano actual, aunque desde luego no hubiera sido posible en las primeras décadas posteriores a la caída de Mussolini; desde luego en Portugal sería impensable que, tras la Revolución de los Claveles, un partido político designara para componer su tribunal constitucional a un dirigente político de la dictadura de Antonio de Oliveira Salazar.
Roberto García-Calvo fue un jefe provincial del Movimiento Nacional en Almería y Gobernador Civil de un gobierno que suponía los últimos coletazos de la dictadura. En su discurso de toma de posesión prometió unificar los legados políticos de Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera; en su práctica ayudó a los policías que asesinaron a un joven por hacer una pintada y reprimió toda protesta en justa aplicación de su discurso.
Años después, con su afán inapelable por no reabrir heridas, el Partido Popular propuso a este viejo joseantoniano y franquista para garante de una constitución democrática. Nunca pedimos que todos aquellos que tuvieran alta responsabilidad en la dictadura, siquiera los manchados con sangre como es el caso, cumplan con los castigos que serían justos; al menos, sí pedimos que para los puestos que supongan un pilar de un régimen democrático los currículos franquistas den un paso atrás, dejando que sean personas sin ese historial quienes protagonicen una etapa histórica que debería ser radicalmente diferente.
No soy capaz de imaginarme a un líder territorial del NSDAP (partido nazi alemán) como garante de la constitución de la República Federal Alemana; un poco menos me cuesta pensar en un Gobernador Civil de la Italia fascista como magistrado del tribunal constitucional italiano actual, aunque desde luego no hubiera sido posible en las primeras décadas posteriores a la caída de Mussolini; desde luego en Portugal sería impensable que, tras la Revolución de los Claveles, un partido político designara para componer su tribunal constitucional a un dirigente político de la dictadura de Antonio de Oliveira Salazar.
Roberto García-Calvo fue un jefe provincial del Movimiento Nacional en Almería y Gobernador Civil de un gobierno que suponía los últimos coletazos de la dictadura. En su discurso de toma de posesión prometió unificar los legados políticos de Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera; en su práctica ayudó a los policías que asesinaron a un joven por hacer una pintada y reprimió toda protesta en justa aplicación de su discurso.
Años después, con su afán inapelable por no reabrir heridas, el Partido Popular propuso a este viejo joseantoniano y franquista para garante de una constitución democrática. Nunca pedimos que todos aquellos que tuvieran alta responsabilidad en la dictadura, siquiera los manchados con sangre como es el caso, cumplan con los castigos que serían justos; al menos, sí pedimos que para los puestos que supongan un pilar de un régimen democrático los currículos franquistas den un paso atrás, dejando que sean personas sin ese historial quienes protagonicen una etapa histórica que debería ser radicalmente diferente.
Foto. ...García-Calvo de Tribunal |
La
designación por parte del Partido Popular de García-Calvo no fue
ningún escándalo hasta que la división entre progresistas y
conservadores en el Tribunal Constitucional hizo buscar pequeños
detalles que deslegitimasen a magistrados del otro bando. Sólo
entonces conocimos el historial de García-Calvo. ¿Cómo iba a ser
de otra forma? La mitad de nuestros santurrones de la Transición
tiene un historial peor que el de García-Calvo, si bien la mayoría
supo hacerse un lavado de cara que no pareció precisar el
magistrado. ¿Cómo iba a ser escandaloso el historial de
García-Calvo con el Borbón de Jefe del Estado, Martín Villa al
frente de Sogecable y Manuel Fraga de presidente gallego? ¿Cómo
escandalizarse con el currículo de los máximos dirigentes políticos
de la Transición que tú bordaste en rojo ayer?
Roberto García-Clavo murió redactando su voto particular contra la Ley contra la Violencia de Género y se prestaba a mostrar sus principios inmutables en otras leyes como la que legaliza el matrimonio sin discriminaciones. Porque en nuestro país no ha hecho falta reciclaje alguno para pasar del franquismo a la democracia: no pasa nada por designar a este franquista para que garantice nuestros derechos, como no pasó porque el Jefe del Estado reconozca que delante de él no consiente una palabra negativa sobre el mayor genocida de nuestra historia.
Es nuestra ejemplar transición; ejemplar, por supuesto, para todos los dirigentes de dictaduras que no quieren perder sus puestos ni sus ideas.
Roberto García-Clavo murió redactando su voto particular contra la Ley contra la Violencia de Género y se prestaba a mostrar sus principios inmutables en otras leyes como la que legaliza el matrimonio sin discriminaciones. Porque en nuestro país no ha hecho falta reciclaje alguno para pasar del franquismo a la democracia: no pasa nada por designar a este franquista para que garantice nuestros derechos, como no pasó porque el Jefe del Estado reconozca que delante de él no consiente una palabra negativa sobre el mayor genocida de nuestra historia.
Es nuestra ejemplar transición; ejemplar, por supuesto, para todos los dirigentes de dictaduras que no quieren perder sus puestos ni sus ideas.
Memoria Histórica 27, 28 y 29 de julio. |
Memoria
Histórica Internacionalista
Acontecimientos
del 27, 28 y 29 de julio.
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