miércoles, 12 de noviembre de 2014

Colombia: los presos políticos siguen muriendo en prisión.

Cartel. "250.000 desaparecidos, 7500 presos políticos. Terrorismo de Estado en Colombia... S.O.S.". (cara con colores Colombia le tapan la boca)
Colombia
Solidaridad con los prisioneros y presos políticos


El 28 de octubre, la Delegación de las FARC-EP en La Habana, informó de la terrible situación en que viven los presos políticos en las cárceles colombianas, llenas de muerte, desatención sanitaria, golpizas y represión.

Solidaridad con los prisioneros y presos políticos que se encuentran en huelga de hambre y desobediencia pacífica en la Cárcel de Alta Seguridad de Cómbita, en el departamento de Boyacá, y otros 12 centros penitenciarios del país. Especialmente expresa su protesta y sentimiento de luto por la muerte, el 25 de octubre, de José Luis Polo Torregrosa, en la cárcel La Tramacúa en el departamento del Cesar, a quien pese a los fallos de tutela favorables a sus solicitudes de atención, se le negó tratamiento adecuado y suficiente a sus padecimientos de tuberculosis.
Más que justa y legítima, es la Jornada Nacional de Protesta de los hombres y mujeres en los centros penitenciarios inhumanos y en condiciones de existencia miserable en que es mantenido al conjunto de la población carcelaria, sin que se observe preocupación efectiva del gobierno nacional, que indique que habrá soluciones a los múltiples y graves problemas que generan la indignación y la protesta.
A las solicitudes que nuestros compatriotas, organizados en el Movimiento Nacional Carcelario, hacen de ser escuchados y recibir un trato digno, la respuesta del INPEC sigue siendo de vejaciones y maltratos físicos inaceptables. Recientemente, el país conoció de graves hechos como el incendio de la cárcel de Barranquilla, con sus consecuencias terribles de muerte y destrucción; o del deceso de Jaime Humberto Aroca Ducuara en la cárcel de Villavicencio, o del de Ramón Emilio Mallarino Ibargüen en Combita y Alexander Giraldo Parra muerto el 2 de octubre, en la cárcel Doña Juana en La Dorada; o el caso del prisionero Luis Carlos Riascos, muerto el pasado 15 de septiembre en el Complejo Penitenciario y Carcelario de Jamundí, Valle, los cuales se suman a decenas de otras víctimas que han perecido por enfermedades terminales y desatención médica que se derivan del abandono, el maltrato y el hacinamiento extremo, sin que esta realidad inquiete al Gobierno Nacional que en este momento habla de derechos humanos y resarcimiento a las víctimas. Es urgente frenar los tratos crueles que de manera cotidiana y pertinaz se desata contra la población carcelaria.
Además del respeto por el derecho a la vida, a la salud y al trabajo, esenciales para la sobrevivencia, los prisioneros y prisioneras y demás presos han agregado asuntos elementales de existencia a sus exigencias. Mejorar la calidad de la alimentación y su preparación; adecuar los horarios de visitas a las necesidades de losMemoria Histórica Internacionalista internos; autorizar la entrada de los radio-transistores para mantenerse informados y subsidiar el precio de las baterías para los mismos; reducir el precio de los minutos de celular a fin de mejorar la comunicación de los reclusos con sus familiares; efectivo régimen de encomiendas; autorizar hornos micro-hondas en los pabellones y en el patio de visitas.
En la cárcel de Combita, mil quinientos prisioneros se han declarado este mes en huelga y desobediencia por razones más que justas. La respuesta del Estado ha vuelto a ser de represión, gases lacrimógenos, golpizas, calabozo y mayor estigmatización, con resultados de al menos 3 heridos y 8 compañeros lanzados a los calabozos. Esta no es la solución a los problemas estructurales y a la profunda crisis del sistema nacional carcelario decadente y descompuesto, convertido en escenario de torturas, crímenes y flagrante violación a los Derechos Humanos. El gobierno nacional es pasivo y condescendiente, no interviene para detener esta tragedia.
Las FARC-EP exigen del gobierno nacional cesar la violación de los derechos humanos de los prisioneros, prisioneras y población carcelaria en general, sin más excusas, y declarar el estado de emergencia social y humanitaria en las cárceles de Colombia. Cesar la extradición de nacionales e iniciar un proceso de Repatriación. Regionalización de los prisioneros y demás presos y su acercamiento familiar además de la Solución efectiva del hacinamiento carcelario.
Que la solidaridad y la protesta desde afuera de las prisiones sea otro instrumento de lucha por el bienestar de la población carcelaria.

Foto. Eduardo de Guzmán.
Convocatorias
En Recuerdo a Eduardo de Guzmán Espinosa
Presentación del Ateneo Libertario de Palencia


Memoria Histórica, 12, 13 y 14 noviembre.
Memoria Histórica Internacionalista
Acontecimientos del 12, 13 y 14 de noviembre

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