sábado, 8 de noviembre de 2014

Crónica charla Enrique Kuadra en Donostia.

Foto. La sala al completo. (decoración de banderas, fotos de presos)
Donostia: Crónica de la charla y conciertos

Un saludo solidario

E
xpectación. Esta era, tal vez, la palabra que mejor describe la sensación de todos los que nos acercamos al gaztetxe Kortxoenea del barrio donostiarra de Gros, a la charla que allí ofrecía el expreso político comunista Enrique Kuadra. Y es normal, pues no son muchas las visitas que por aquí solemos tener de este tipo de presxs.

Prueba de ello eran las 50 personas que para las 7 de la tarde se daban cita, y el silencio que se hizo nada más empezar la presentación del acto.
Fue una charla didáctica, en la que hubo oportunidad de hablar largo y tendido sobre Euskal Herria, el derecho a la autodeterminación, la posición comunista con respecto al mismo, la situación que se está dando en estos momentos en Catalunya, los porqués de esta, todo ello alentado por el ponente, que quería que fuéramos los asistentes en todo momento los que planteáramos las cuestiones, alejándose así del formato clásico en el que va un enterado a hablar y soltar la chapa sobre el tema específico.

En general quedó bastante patente la sensación de que lo que tiene que prevalecer es la unidad, la visión de clase ante los problemas concretos, así como la constatación de que la situación internacional puede tornarse en factor que haga cambiar en un segundo coyunturas que llevan siglos inamovibles.

Como sensación positiva final, apuntar la reflexión del expreso político del PCE(
r) y de los GRAPO cuando comentó que él veía que se estaba creando un movimiento popular de "nuevo tipo", que ya no se dejaba engañar por cantos de sirena.

Una vez terminada la charla, y en el edificio contiguo, se tuvo la oportunidad de disfrutar de un
os aperitivos, y de los conciertos, con la entregada interpretación de los dos grupos participantes, además de la posibilidad de adquirir material solidario (chapitas, colgantes y otros trabajos realizados en prisión, libros, banderas) en un puesto instalado al efecto, que recibió, por cierto, muchas visitas y consultas.

En f
in, que parece que la llegada de la solidaridad antifascista por estas tierras no ha tenido lugar en vacío, una vez vista la acogida obtenida.
Foto. Enrique Kuadra dirigiéndose a lxs asistentes.
Pd: Había una grabadora dando buena cuenta de la charla, de manera que pronto se ha pública, como ha ido pasando últimamente en el canal de you tube "la voz de los sin voz", canal, por cierto, bien interesante.

Dibujo. (poderosos contemplan ciudad destruida)
Cartas de lectorxs:

El poder del sistema capitalista emplea métodos legales e ilegales para reprimir a los disidentes del sistema. El código penal y la ley no son nada más que la voluntad burguesa convertida en norma de obligado cumplimiento, beneficia, única y exclusivamente a los intereses de la burguesía y detrás de su fachada de moralidad hay una condición de clase que es lo que realmente forma el espíritu de su código de normas. El sistema legal no está creado por el pueblo, no es un consenso, es una serie de normas jurídicas creadas por expertos que son modificadas siempre que sea necesario para defender los intereses de clase de los actuales opresores (Ej: Reforma de la ley de los scrachs).
• En cuanto a lo ilegal, la utilización de bandas violentas de delincuentes que les hacen el trabajo sucio (Chivatos, trapicheros, bandas fascistas, el G.A.L) que como decía el propio Jos
é Antonio Primo de Rivera es la contra-revolución anticipada. También cabe señalar que en la época de la mal llamada transición hubo setecientas víctimas causadas por la convivencia entre el Estado y estas bandas fascistas y para-policiales. La represión que se ejerce contra esos grupos es cara a la galería con una enorme difusión pública para camuflar el verdadero sentido y objetivo de la creación de estos grupos. Hay condenas ejemplarizantes como la de Josué, el asesino de Carlos Javier Palomino, que han sido mediatizadas y publicadas de manera masiva para dar la impresión de que el Estado no va a ser permisivo con ningún tipo de violencia política, añadiendo a ello el halo de malditismo del que hacen gala los grupos fascistas de una manera hipócrita equiparándose a los grupos organizados revolucionarios comparando su hipotética represión con la que sufren estos últimos.
• La violencia tiene una condena moral social que se extiende y un mensaje muy claro: Nadie tiene el derecho de ejercerla. Solo hay una entidad que tiene el monopolio legal y moral para hacerla práctica, que es el Estado a través de sus fuerzas armadas y de seguridad. En teoría esas fuerzas armadas sirven al interés general sin importar la clase social, son neutrales y se guían por un código de conducta basado en principios morales que interesa respetar a todos independientemente de su posición social. El caso es que jamás veremos ni hemos visto a la policía reprimiendo violentamente a los especuladores, a los banqueros, corruptos, etc. El sistema judicial también está basado en criterios clasistas a la hora de administrar las condenas y absoluciones, la mayoría de los escándalos destapados de tipo financiero o de corrupción política lo son debido a sus propios enfrentamientos y competencia por alcanzar cotas de poder y no por servir al interés general.
• ¿Nos pasa esto porque somos malos o tenemos que sentirnos mal por estar reprimidos por el estado? Esto está enfocado al propósito de continuar a la dominación de clases y por esos nos hacen ser los oprimidos. El estado es el aparato que emplea una clase para reprimir a otras. Debemos de entender que el hecho de ser reprimidos es la principal señal de que estamos ofreciendo resistencia a su sistema de clases.
• Nos intentan hacer partícipe
s de su crimen, (hipoteca, salud, educación) quieren hacernos ver que están en peligro si no entramos a formar parte de su orden de clases. El estado quiere que la clase trabajadora sienta como propia los rasgos del capital, enfrentado a los elementos más concienciados de la clase trabajadora con el resto de los trabajadores, sintiendo estos últimos que es el estado, pese a la privación constante de derechos, el que puede aun así ofrecer unas soluciones a los problemas de la clases trabajadoras, haciendo ver que los revolucionarios solo pretender destruir el sistema y con ello pretenden hacer sentir a los trabajadores que al atacar al estado burgués, ellos también están siendo atacados.
• El estado burgués no habla de clases sociales, y pretende justificar este engaño de la crisis con un problema global, cuando en realidad es una instrumento necesario de su sistema capitalista, que ya estaba previsto y los culpables estaban preparados ante ello. La clase trabajadora vive en una utopía donde piensa que es part
ícipe de sus decisiones e incluso tiende a auto-inculparse, asumiendo como propio el fracaso del sistema y entendiendo que el haber vivido por encima de sus posibilidades es lo que ha hecho que se fracturase la paz social. Por lo tanto la clase trabajadora debe de asumir en este caso su error y entender que ahora debe de versen reducidos sus derechos y libertades.
• Cuando determinados grupos de personas despiertan de este engaño y de que no forman parte de las decisiones del
Estado y no son culpables de la represión a la clase trabajadora, serán criminalizados y tratarán de reprimirlos para que no cunda su ejemplo. El Estado intentará, a través del aparato, represivo, judicial, periodístico, criminalizar a estos grupos, haciendo ver que son grupos relacionados con el terrorismo, con la violencia, la delincuencia y jamás podrán representar ningún tipo de solución a la clase trabajadora.
• Es legal detener, es legal informar, es legal opinar, es legal identificar, es legal acordonar zonas, es legal ejercer la violencia del estado, encarcelar a una persona en base a las opiniones de los funcionarios. Y todo aquello que no fuera legal, transformarán las leyes, y transformaran lo ilegal en algo l
ícito en pro del Estado. La ley está creada en función de sus propios intereses y esto es una muestra más para entender que la justicia no es igual para todos.

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