lunes, 16 de febrero de 2015

16 F 1936 - 2015. José Díaz, sobre el peligro del fascismo.

Cartel. "11F 1873: un anhelo- 14 A 1931: una esperanza. 16 F 1936: una victoria. PCE". (las consignas en la Republicana, y un puño con fusil)
16 Febrero de 1936 - 2015
Ayer es Hoy
 Lo que representaba la idea del Frente Popular y cómo los fascistas sumieron a España en un pozo de sangre
 
Fragmentos de la intervención de José Díaz en el Monumental Cinema de Madrid, el 2 de junio de 1935, ante más de 10.000 asistentes.

(...) Este proceder del Gobierno tiene su contrapartida: si al pueblo se le oprime, se le maltrata y se le condena al silencio, en cambio a las bandas reaccionarias se les da toda la amplia libertad que apetecen para provocar a las masas populares, para que llenen su prensa de insultos canallescos contra los obreros, como hacen “El Debate”, “ABC”, “La Nación”, “Informaciones” y otros. Y para que publiquen esas hojas asquerosas los fascistas de Primo de Rivera, asesino de obreros. (Aplausos. Mueras al fascismo.)
Sí, camaradas, el fascismo morirá. Pero, ¿habrá de morir tan sólo por explosiones de entusiasmo? No. Es verdad que existe hoy un gran espíritu revolucionario en las masas, una formidable corriente en favor del frente único y de la unión de todos los antifascistas. Es una gran verdad que el pueblo trabajador quiere la lucha unificada para salir de esta situación que os acabo de describir. Pero, vuelvo a preguntaros: ¿es suficiente que exista un claro deseo de lucha y una firme voluntad de vencer? Está muy bien el entusiasmo, está muy bien esa voluntad de lucha antifascista que se refleja en este grandioso acto y en los que se celebran estos días. Pero tenéis que comprender todos, que a este deseo ya esta voluntad hay que darles una forma orgánica, hay que encauzarlos en una fuerte organización que desarrolle la lucha y nos lleve al triunfo sobre la reacción y el fascismo. (Gritos de Muy bien.)
Y en esta situación que sigue a Octubre, es cuando el Partido Comunista se dirige una y otra vez a las organizaciones obreras, al Partido Socialista y a todos los antifascistas, llamándoles a organizar la lucha en frente único contra la represión y contra la pena de muerte. Nuestra consigna “¡Ni una ejecución más!” ha recorrido todas las ciudades, todos los pueblos y aldeas de España. El pueblo trabajador ha vibrado al conjuro de la voz comunista, que le llamaba a la lucha contra la represión y contra la pena de muerte.
No todas las organizaciones llamadas a la lucha respondieron. El Partido Socialista se mantenía en una pasividad nada favorable a la causa de los trabajadores. A nuestros reiterados requerimientos para organizar la lucha en común ha respondido con el silencio. Y esto, en los momentos en que más necesarias se hacían la actividad y la lucha, en los momentos en que sobre la cabeza de muchos obreros revolucionarios, de muchos militantes comunistas y socialistas se cernía la amenaza de la ejecución.
Mas no por ello hemos cejado en la lucha.
Foto. José Díaz. (con el puño alzado y rodeado de obreros)
(…) El Bloque Popular puede y debe formarse alrededor de las Alianzas Obreras y Campesinas. Pero todo camarada debe comprender que este Bloque, este amplio frente de lucha antifascista no debe abarcar tan sólo a los obreros y a los campesinos, a los empleados y funcionarios, sino también a los intelectuales honrados, a los artesanos, a los pequeños industriales y comerciantes; en fin, a todos los que aborrecen el fascismo y su secuela de terror, de miseria y de hambre. A la cabeza de él debe estar y estará el proletariado y su vanguardia, el Partido Comunista. Porque sólo el Partido Comunista, sólo un partido capaz de luchar en primera fila y que tiene la escuela de acero de la Internacional Comunista, puede, como lo ha hecho ya el glorioso Partido Bolchevique, asegurar el triunfo de la revolución. La Unión Soviética es el ejemplo más grandioso de ello. (Aplausos.)
No es sólo en la amenaza del golpe militar donde reside el peligro de la hora presente. Existe también en la demagogia cedista. Este partido de los grandes explotadores, de los señoritos de la tierra, de los banqueros, de los grandes capitalistas, de los magnates de la Iglesia, se presenta ante las masas del campo, mantenidas por la burguesía y los caciques en un nivel cultural y político atrasado, ante los parados hambrientos y desesperados, ofreciéndoles la solución a sus problemas. Nosotros sabemos que es mentira, que la CEDA no les va a dar nada, que sólo les da cárcel y metralla. Esto tenemos que hacérselo comprender a nuestros hermanos, los obreros agrícolas y campesinos pobres, a los parados, para que no se dejen engañar por la demagogia embustera de los cedistas. Pero ellos tienen en sus manos el Gobierno y todos los resortes de la propaganda. Y si nosotros descuidamos la propaganda en sentido contrario, podría resultar que, a fuerza de mentiras y de algunas limosnas hábilmente distribuidas, lograran conquistar la adhesión de una parte de estas masas, adhesión que utilizarían para implantar el fascismo, para perpetuar la miseria, el hambre y los asesinatos en España, contra todo el pueblo.
La CEDA trabaja también por medio de la Iglesia y de las damas catequistas. Tenéis la experiencia de los colchones en noviembre de 1933. Esta gente se mete en las casas de los obreros parados, de los hambrientos, ofreciéndoles un empleo y hasta dándoles una limosna insignificante. Con esto y la influencia de los confesionarios pueden hacer mucho daño. Con esta labor quieren ganarse a las masas. Es un peligro que tampoco podemos desdeñar.
Hay que gritar a todo el mundo, a los campesinos hambrientos, a los parados, que la CEDA no quiere más que engañarles, conducirles borreguilmente al fascismo y utilizarles para sumir en el infierno fascista a todo el pueblo trabajador de España. Hay que esgrimir los hechos en contra de esas promesas demagógicas. Hacer ver que Gil Robles prepara un presupuesto guerrero de muchos miles de millones de pesetas. Que quiere crear un fuerte aparato militar que ladre como un perro a las grandes potencias de fuera y que muerda a los de dentro, a los trabajadores. Lo que en los dos casos es malo, porque nos conduce a la guerra y nos sitúa bajo la espuela y el espadón militar. En una situación de provocación constante y de constante guerra civil... (Aplausos.)
Cartel. "El ángel de la paz... de los fascistas!". (un ángel-avión con esvástica lanza bombas sobre una ciudad destruida)
Estos dos peligros que acabo de señalar tienen que ser comprendidos por todos los obreros y fuerzas antifascistas del país. Y estos dos peligros tienen una sola finalidad: instaurar la dictadura terrorista del fascismo en España.
(…) ¿Y cuál es la táctica que debemos seguir, en estos momentos? No hay más que mirar cuáles son las rutas que nos llevarán al triunfo. No perder de vista que la hora es grave y exige que el frente de combate sea lo más amplio posible.
¿Cuáles son las fuerzas que hoy pueden luchar unidas contra la reacción y el fascismo? Para nosotros, no es dudoso: estas fuerzas son el Partido Comunista y el Partido Socialista, las Juventudes Comunistas y Socialistas, los anarquistas, los sindicalistas y los republicanos de izquierda, todas las organizaciones populares de masas que estén dispuestas a luchar en contra del fascismo.
Pero esta unión no puede ser un conglomerado sin principios, sin programa, y nosotros decimos que la unión requiere formas de organización y un programa común de lucha. Todo muy sencillo, capaz de ser comprendido en seguida por todos los trabajadores y por todos los antifascistas.
Formas orgánicas prácticamente necesarias son la inmediata reunión de los representantes de todos los partidos y organizaciones que ya he mencionado, sobre un plano nacional. Y estas reuniones deben hacerse también sobre un plano provincial y local. De la discusión cordial que se entable en estas reuniones, en torno a un programa sencillo, saldrá la coordinación de las fuerzas para la lucha.
Y así quedará organizada una fuerte y amplia concentración antifascista para la lucha contra la reacción, contra el fascismo y por la liberación de nuestros presos, para arrancar la amnistía. ¿No es esto bien sencillo de hacer? (Voces: ¡Sí, sí!)
Pues entonces, camaradas, imponed vuestra voluntad a los dirigentes de vuestras organizaciones y la Concentración Popular Antifascista será una realidad inmediatamente.

(…) No, camaradas; nosotros no hemos hecho ni haremos nunca ningún pacto a espaldas de los trabajadores. Y este programa, que sometemos a la discusión y aprobación de los otros partidos, ha de ser conocido y estar refrendado por la aprobación de las masas. (Una voz: “¡Así se hace!”) Este programa que nosotros proponemos es bien sencillo: sólo consta de cuatro puntos. Y decimos más: las organizaciones y los partidos antifascistas pueden discutir sobre estos puntos para ampliarlos y hasta modificarlos, siempre y cuando que no quiten al programa de lucha su clara significación antifascista.
Cartel. (cura con la esvástica lanza semillas que son cruces de fallecidos, en un cementerio de tierras)
He aquí los puntos de este programa, que voy a comentar muy brevemente:
1° Confiscación de la tierra de los grandes terratenientes, de la Iglesia y de los conventos, sin ninguna indemnización, para entregarla inmediata y gratuitamente a los campesinos pobres y a los obreros agrícolas.
¿Es que nadie que se diga antifascista puede negarse a aceptar este punto de nuestro programa, que tiende a destruir gran parte de la base material de la reacción, representada por el terrateniente, el cacique y el clero? ¿Es que es posible abrir los cauces de la democracia en España, sin crear las condiciones materiales para la emancipación de la enorme masa de campesinos y obreros agrícolas, que viven todavía en condiciones de opresión y esclavitud, que hacen recordar las épocas feudales? Yo no creo que pueda haber nadie que se llame antifascista y que rechace este punto de nuestro programa. Si los hay, es que no son antifascistas honrados; son demagogos que quieren ganar la confianza de las masas con frases revolucionarias, para poder escalar de nuevo el Poder. Y eso no, camaradas; eso no lo debemos permitir. (Aplausos.)
2º Liberación de los pueblos oprimidos por el imperialismo español. Que se conceda el derecho de regir libremente sus destinos a Cataluña, a Euskadi, a Galicia y a cuantas nacionalidades estén oprimidas por el imperialismo de España.
¿Es que va a resolver el Gobierno actual el problema de las nacionalidades oprimidas? Yo os digo que no. Y la prueba es ese proceso que se sigue por el tribunal más reaccionario del país contra los consejeros de la Generalitat. Va a recaer sobre ellos el peso de una sentencia monstruosa. Treinta años de presidio les piden, y no hay duda de que serán condenados a esa pena. ¿Y, sabéis por qué van a ser condenados? Porque ese proceso no es sólo el de los hombres a quienes se juzga. Quien va a ser condenado con esa sentencia monstruosa es todo el pueblo de Cataluña, por su rebeldía, por su levantamiento contra la opresión del imperialismo español. Y contra esa monstruosa condena, contra ese odio a la libertad de Cataluña, yo os digo lo que antes: ¿Es que no estamos obligados a luchar en la Concentración Popular Antifascista por la liberación de esos hombres, a quienes se condena como expresión del odio y la opresión imperialista? (Voces: ¡Sí, sí!) Pues entonces, camaradas, tenemos una razón más para unimos todos: la lucha por la liberación de Cataluña, por el derecho de Cataluña y de todas las nacionalidades oprimidas a disponer de sus destinos. (Aplausos.)
3° Mejoramiento general de las condiciones de vida y de trabajo de la clase obrera (aumento de salarios, respeto de los contratos de trabajo, reconocimiento de los sindicatos de lucha de clases, amplia libertad de opinión, de reunión, manifestación y prensa para los obreros, etc., etc.).
4° Libertad para todos los presos revolucionarios. Amnistía total para los presos y perseguidos de carácter político-social.
Yo os pregunto, camaradas: ¿Es que hay alguien que, titulándose antifascista, pueda estar en contra de este programa tan sencillo? (Voces: ¡No, no!) Pues os repito lo que os decía antes: hacedlo saber así a vuestras direcciones y a todos los trabajadores. (Aplausos.)
Dibujo. "Ahogaron en sangre el 16F 36". (Franco y su sombra que es una calavera. Fusiles apuntan a una larga línea de hombres)
(…) Y no sólo esto. Porque nosotros buscamos todos los puntos de coincidencia entre las fuerzas que van a luchar unidas. Y proponemos que la lucha debe encaminarse a lograr, a imponer la disolución de las Cortes contrarrevolucionarias y a que se convoque inmediatamente a nuevas elecciones. Elecciones en las que conseguiremos el triunfo si a ellas vamos unidos todos los antifascistas, y que tendrán una clara significación antifascista y revolucionaria. (Grandes aplausos.)
Y tampoco esto es todo. Nosotros proponemos que se forme un Gobierno revolucionario provisional que de satisfacción a los obreros y a todas las masas populares, a todos los antifascistas; que se comprometa ante las masas a realizar el programa de la Concentración Popular Antifascista.
Vosotros, claro, me preguntaréis: ¿Y quién va a nombrar ese Gobierno revolucionario provisional? La pregunta está justificada, porque hay experiencias dolorosas de otros tiempos. Pero esto es un problema resuelto por las mismas circunstancias en que va a darse la batalla. Yo os digo que la base sobre la cual ha de constituirse este Gobierno provisional es la misma sobre la que descansa la Concentración Popular Antifascista. Y quien ha de nombrarle y darle atribuciones es únicamente el pueblo trabajador. (Gran ovación.)
¿Y si no cumple los compromisos?, volveréis a preguntarme. Y yo os digo: Si ese Gobierno no cumple los compromisos contraídos ante las masas, el pueblo en masa se encargará de echarlo por la borda, de darle su merecido. (Aplausos.)
No hay tiempo que perder.
Hay que repetirlo una y cien veces, camaradas: el tiempo apremia, el tiempo obra contra nosotros. Si este Gobierno no es derrumbado rápidamente, a pesar del entusiasmo que demostramos en los actos públicos y de nuestra voluntad antifascista dispersa, el triunfo del fascismo en España será un hecho. (Voces: “¡Eso nunca!”)
Camaradas: los diez mil obreros que habéis asistido a este acto y que comprendéis el peligro, debéis ser los que en la calle digáis a los trabajadores, a los antifascistas, que es necesario proceder con gran rapidez.
¡Camaradas socialistas, anarquistas, republicanos de izquierda, antifascistas, todos los que tenéis bajo vuestra dirección masas obreras y antifascistas: si no comprendéis el momento que vivimos, si no os ponéis a la altura de las grandes masas, que piden a gritos el Frente Único y la Concentración Popular para vencer al fascismo, cometeréis el crimen más grande que pueda cometerse contra las masas obreras y antifascistas que decís defender! (Grandes aplausos.)
Y termino, camaradas, gritando: ¡Viva la Concentración Popular Antifascista! (Formidable ovación, que dura largo rato. Vivas a José Díaz y al Partido Comunista. Resuena, potente, la Internacional).

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