miércoles, 18 de mayo de 2016

Carta de Alfon desde prisión.

Foto de Alfon.
Cartas desde prisión
Alfon Fernández Ortega
Soto del Real, abril 2016

Hace varias semanas que tenía en mente escribir estas letras, pero el tener las comunicaciones intervenidas y solo poder enviar dos cartas a la semana ha hecho que se vaya posponiendo, ya que siempre hay algún familiar, amigo o anónimo compañero al que dedicarle unas palabras de afecto, de fuerza, de gratitud… Pero en esta carta quiero dedicar todo esto a cuantos y cuantas hacéis que cada día no olvide qué y quién soy, que rompéis y ridiculizáis el denigrante aislamiento al que nos quieren someter al aplicarnos el FIES. Cada carta, cada mención a la dignidad que hemos de mostrar aquellos y aquellas que sufrimos las consecuencias de un orden socioeconómico, cada historia personal que en ellas me contáis o cada muestra de solidaridad, es un pedazo de libertad que me conecta con el exterior.
En este punto conviene aclarar que el objetivo más duro del FIES es que, debido a la restricción y las escuchas en las comunicaciones, el preso se distancie y aísle progresivamente de su entorno, de su mundo en libertad, de todo aquello que le hace ser quien es, de su identidad. No solo por el hecho de tener menos llamadas o menos cartas que el resto de presos, sino por la cohibición que supone el saber que te escuchan y te leen al comunicarte con los tuyos, o el pudor que esto genera cuando es con tu compañera con quien te comunicas. Siempre hay cosas que se quedan sin decir, distancia que se queda sin recorrer y tiempo que le roban al tiempo ya robado, ya sea para expresar amor o rabia. Sin embargo, esta carta es una ruptura con esa barrera psicológica que te cohíbe y te frustra, un estallido y un grito de amor y de rabia que le mando al mundo y a la vida; un salto y un vuelo por encima de estos muros para acudir a las calles, las ciudades y los pueblos, para luchar codo con codo, tras la barricada, junto a un minero asturiano, para ocupar la finca de un terrateniente junto a un jornalero andaluz, para hacer una sentada que evite un desahucio junto a las compañeras de la PAH, para vaciar las aulas y llenar las calles en la huelga estudiantil, para animar desde una grada antifascista, para acudir a un acto solidario por alguna represaliada o para acudir a una manifestación en cualquier parte del mundo y gritar lleno de amor y de rabia que ya basta, basta de injusticia, basta de desigualdad y basta de desequilibrio.
Terminaré esta carta con las palabras “gracias” y “solidaridad”. Gracias por vuestros pedazos de solidaridad que recibo semana tras semana y leo emocionado y entusiasmado desde mi celda; y solidaridad, solidaridad con el resto de presos y presas políticas, que también necesitan vuestras palabras y que, por mucho que algunos lo nieguen y otros tantos se ruboricen cuando les preguntan por ellos, ahí están y seguirán estando mientras vivamos bajo este régimen.
Nos vemos en las calles.
Alfon

Tomada de:


Cartel. "¿Amnistía social? ¿Amnistía sindical? ¡Amnistía total!. Ni un solo día desde 1939 sin presos políticos en el Estado español. RPC".
¡Por la amnistía total!

En los tiempos que vivimos, en el ámbito de los movimientos sociales no es ajeno el cómo la represión, anteriormente focalizada en diversas organizaciones, ahora se ha extendido al grueso de la clase obrera y las capas populares. Como muestra de ello tenemos los infinitos casos represivos acontecidos en los últimos años (Operación Pandora, Operación Araña, el caso de Alfon, persecución reciente del SAT, condenas a raperos por sus letras, sanciones por portar determinadas camisetas, represión e intimidación en las manifestaciones/concentraciones…).

Como sabemos, todo movimiento revolucionario siempre genera su contrario: la reacción. Por ello no es de extrañar que, cuanto más se profundiza la crisis interna del estado, mayor sea la consecuencia de determinadas personas y, a su vez, mayor sea la extensión represiva que aplique el sistema a los que queremos demoler hasta sus mismos cimientos. Aunque también con estas condiciones concretas que atravesamos, surge un factor importante dentro de la misma: el surgimiento de corrientes oportunistas y reformistas dentro del movimiento obrero.

En la cuestión anti-represiva, oportunistas de toda índole (siendo conscientes o no de esta condición) han popularizado en diversos territorios del estado lo que ellos denominan la “amnistía social” y “amnistía sindical”. Aparentemente y atendiendo a su nombre no parecen términos que incurran en nada negativo, el problema es cuando vemos las tesis sobre las
cuales se sustentan.

La amnistía social parte de la premisa de que “a la hora de sancionarnos y ejercer la represión,en protestas más que justificadas, no ha contado para nada la situación de excepcionalidad social y ambiental actual (…) La amnistía social afectaría directamente a aquellas personas que se implicaron en las respuestas a cada una de los episodios represivos vividos desde la primera respuesta social colectiva masiva. Es decir, desde el primer día del 15-M de 2011 y a todas las luchas derivadas de las políticas de austericídio, empobrecimiento y degradación ambiental.”. Es decir, esta amnistía parte únicamente de un determinado contexto: el contexto que surge a partir de la cacareada “crisis” o, para ser más exactos, del legítimo movimiento de protesta popular que supuso el 15-M. Es decir, con esta premisa, la amnistía social parte de una situación concreta para defender la amnistía para las personas, lo cual es una desfachatez para aquellos que llevan organizados desde antes, o incluso, para los que han resistido de forma pacífica y aún así han sido detenidos, torturados y apaleados en contextos diferentes a los de “emergencia social”. Con esto lo que se percibe es la aparición de una corriente de amnistía
selectiva, es decir, una amnistía FALSA, que no engloba a la totalidad de presos políticos encerrados en las mazmorras del estado.

Pero van más allá al afirmar lo siguiente de forma tajante: “Además, también es justa su exigencia porque los métodos de lucha empleados, por contundentes que parecieran, no han conllevado actos violentos”. Ante esto, lo único que puede surgir es una pregunta: Si los métodos de lucha empleados se salen del redil pacifista ¿No están amparados por esta amnistía social? Cuando hablamos de amnistía desde el terreno de la protesta social, debe ser indiferente o no la forma de lucha empleada, puesto que contra este estado que nos mata de hambre, nos corta la luz, nos desahucia, nos reprime, nos tortura e incluso nos asesina, se abre la viabilidad de todos los métodos de lucha.

Por todo lo expuesto, desde Resistencia Popular Canarias, afirmamos que la única amnistía posible es la AMNISTÍA TOTAL. Una amnistía que englobe a TODOS LOS PRESOS Y PRESAS POLÍTICAS, hayan sido víctimas de un montaje o no, hayan luchado en la legalidad o no, hayan sido condenados por un juez o no…

¡NI UNA SOLA PRESA POLÍTICA MÁS EN LAS CÁRCELES DEL ESTADO!
¡NO A LA SOLIDARIDAD SELECTIVA!
¡POR LA AMNISTÍA TOTAL!

R.P.C.

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