jueves, 2 de junio de 2016

Criminalizan de nuevo al abogado Bernard Ripert. ¡Solidaridad!

Foto. Bernard Ripert con toga de abogado.
Continúa la persecución contra Bernard Ripert, abogado francés de presos políticos.
Ingresado a la fuerza en un hospital psiquiátrico, nueva excusa para ser criminalizado.

No es la primera vez que este abogado es perseguido por la policía y la “justicia” francesa, pero esta vez los fascistas franceses han llegado a ¡ingresarle en un centro psiquiátrico durante casi 3 días!

Bernard Ripert fue detenido en la madrugada del 23 de mayo en su domicilio de la región de La Rochette (Saboya) y conducido a los locales de la policía de Grenoble.

Según la fiscalía, la detención se llevó a cabo en relación al sumario abierto contra él por “amenazas o actos de intimidación” cometidos contra un juez con el objetivo de “influir sobre su comportamiento en el ejercicio de sus funciones”.

A Bernard Ripert, defensor de militantes del PCE(r) y de los GRAPO, de Acción Directa o de Carlos Ilich Ramírez, se le acusó de adoptar una “actitud amenazante” contra el magistrado del Tribunal de Apelación de Grenoble que había iniciado un expediente de sanción disciplinaria contra él. Fue citado el 20 de mayo en la comisaría general de Grenoble para ser interrogado sobre estas acusaciones, pero Bernard no se presentó.

Durante su detención fue trasladado a un hospital para tratarle su hipertensión arterial. Pero una vez allí, y tras ser examinado por un psiquiatra a petición del fiscal, ¡fue decretado su traslado e ingreso forzoso en el psiquiátrico!, alegando el informe favorable de un psiquiatra, que sentenciaba que Ripert es “una persona con trastornos mentales” y “potencialmente un peligro para sí mismo y los demás”. Al tercer día, el prefecto de la región levantó el ingreso forzoso de Bernard y fue liberado.

Durante su detención, han sido numerosas las muestras de solidaridad con este defensor de presos políticos, como la de casi dos centenares de abogados que se concentraron ante el palacio de justicia de Grenoble. También el 2 de junio hay otra concentración de apoyo a Bernard, actualmente suspendido de sus funciones.

Nuestro máximo respeto y solidaridad con Bernard, considerado ya por algunos como el último o el único defensor de los combatientes políticos antifascistas en Francia. Y la denuncia de un episodio de guerra sucia que dice mucho de los “demócratas” franceses, la criminalización de un abogado ejemplar y solidario como “trastornado psiquiátrico”.

Ctes. por un Socorro Rojo Internacional.

30-5-2016
Foto. Concentración de apoyo, con dos pancartas.
La justicia francesa acosa al abogado Bernard Ripert, un letrado sin la venia del poder
Asedio a la libertad de defensa
Andreu García Ribera (abogado)

En: El Otro País, nº 56, de 2012.

El periódico francés “Le Torchon Dauphinois”, en su número de marzo/abril de 2008, definía a Maître Ripert como el abogado a abatir por jueces y policías molestos por las opiniones de este letrado que denuncia en todas las instancias la agudización represiva de todo el sistema judicial francés y el recorte de libertades básicas. Ripert, desde su despacho en Grenoble, se ha convertido en un referente de la defensa jurídica de libertades que la deriva autoritaria de los estados capitalistas cercena cotidianamente. Es una figura reconocida por su defensa “ofensiva” de los excluidos, de los débiles, de los proscritos y de los militantes anticapitalistas.
Su despacho, ciertamente, no es un bufete al uso en la profesión, se halla decorado con carteles reclamando la libertad de los miembros de Acción Directa, de muchos de los cuales fue abogado defensor, y de movilizaciones contra la política francesa de hostigamiento a los inmigrantes llamados ilegales o “sans-papiers”. También ha defendido a los comunistas españoles del PCE(r) det
En: El Otro País, nº 56, de 2012. enidos en París en noviembre del año 2000. La persecución contra Ripert data de hace tiempo, sus informes en las vistas orales, en los que aborda sin restricciones de autocensura alguna cualquier aspecto que considere oportuno en el ejercicio de defensa, irritan a las mentes bienpensantes que reducen el ejercicio de la abogacía a la reiteración de fórmulas rituarias y versallescas. Es una abogado sin la venia del poder.
Nuevamente tiene que comparecer, el próximo día 8 de julio, ante el Tribunal Correccional de Lons le Saulnier, localidad de la región del Jura, esta vez, dicen que por haber ultrajado a dos policías, por expresiones vertidas fuera de la Sala de Audiencia, en el domicilio de una periodista de la cadena M6: “¿Conocéis la buena noticia del día, hay un madero al que han atropellado... es una realidad, puedo decirlo ante su cámara, es la buena noticia del día, eso significa uno menos, se dedicaba a molestar a la pobre gente que circula por la calle”.
Lo curioso de este caso es que, si se examina el sumario instruido en el Tribunal Correccional de Lons le Saulnier, se puede observar que a todos los testigos, policías, guardas jurados o abogados de partes civiles, se les ha interrogado sobre hechos ajenos a las expresiones vertidas y al objeto teórico de la acusación. Todos ellos han sido preguntados sobre el contenido de la intervenciones de Ripert ante la Sala y su conformidad con la deontología profesional. Como sarcásticamente apostilla Ripert, “ahora, pues, voy a tener que defender bajo la vigilancia de la policía y los guardas jurados”.
Esta singular investigación, que abarca intervenciones de Ripert en juicios que nada tienen que ver con la conducta imputada en este concreto proceso, supone una violación del Derecho a la Inmunidad de la Defensa, consagrado en el artículo 41 de la Ley Procesal francesa, concerniente a la libertad de expresión en los informes orales, y en virtud del cual un abogado no puede ser perseguido basándose en las palabras dichas en un informe en sede jurisdiccional.
Sobre el fondo de la cuestión, Ripert siempre ha manifestado que su compasión y duelo son las mismas cuando un policía o gendarme asesina que cuando un policía o gendarme es asesinado, pero “la triste realidad hace que haya tenido que expresar muchas veces mi compasión y mi pena cuando son las fuerzas de orden las que asesinan, algo que se ha hecho común, incluso, alentado”.
Una vez más, la justicia, los jueces y los fiscales de Francia quieren silenciar el concepto de defensa “ofensiva” de las libertades que representa este abogado de la Savoya. Ripert tiene muy claro el objetivo de esta enésima acusación y su conducta como abogado: “Considero que no debo dar cuentas a nadie ni sobre mis opiniones, ni sobre su expresión y, menos aún, a los magistrados en el marco de diligencias ineptas e ilegítimas cuyo único objetivo no confesado pero no por ello menos evidente es el de impedirme el ejercicio de mi profesión”.

VULNERACIÓN DE DERECHOS BÁSICOS
Hace tres años también fue procesado y denunció la persecución del fiscal en Chambéry por palabras pronunciadas ante un tribunal de la Savoya. Bernard Ripert ya dijo entonces que, igual que los jueces y los jurados tienen el derecho legal de condenar, él considera que no tienen derecho a cerrar los ojos ante vulneraciones flagrantes de derechos básicos de los detenidos y acusados: “No acepto más que la justicia se comporte de manera inhumana, destructora y estoy dispuesto a decirlo para impedir que esto continúe”.
El Derecho de Defensa se fundamenta, al menos en la teoría del Derecho, en un proceso con todas las garantías y para su efectividad es inexcusable la igualdad de las partes, que acusadores y acusados cuenten con medios parejos de ataque y defensa sin desequilibrios en las respectivas posiciones procesales de las partes. El principio de igualdad de armas, lógico corolario de la contradicción, exige que las partes cuenten con los mismos medios de ataque y de defensa, idénticas posibilidades y cargas de alegación. Estos principios formales no se garantizan ni de lejos, por más declaraciones de escaparate que se hagan en los textos legales. Es conocido el uso de la prisión preventiva como medio de obtener declaraciones inculpatorias y no como simple medida de aseguramiento de la realización del juicio en caso de riesgo de fuga o destrucción de pruebas, el abuso de las diligencias secretas del sumario para todas las partes menos para el fiscal, debe contrastarse también el desequilibrio entre la infinidad de medios con los que cuenta la policía y la Fiscalía para concretar acusaciones con las posibilidades limitadas de la defensa, sobre todo en acusados sin recursos económicos, por no decir nada sobre la lacra de las vejaciones y malos tratos.
A todo esta desigualdad evidente sólo cabe añadir que los abogados tengan limitados sus razonamientos, sus premisas y sus conclusiones en los informes finales de los juicios, en aras de la observancia de una supuesta deontología profesional que encubre la sumisión a la ideología dominante y a la construcción de una praxis forense políticamente correcta.
Todas estas reflexiones suscitadas en torno a la defensa de Ripert se han concretado en la formación de un comité de apoyo a Ripert para dar aliento, como reza su manifiesto: “no necesariamente al personaje, sino al abogado, la defensa y los derechos de defensa”.


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