domingo, 12 de junio de 2016

Las verdaderas comisiones obreras...

MPM. (un minero ante una mina)
Dos siglos de Resistencia Obrera
1958. LAS COMISIONES OBRERAS

En la década de los cincuenta, siendo obligatoria la sindicación en el fascista Sindicato Vertical, con “representantes” obreros que no representaban a nadie, con prohibición absoluta de todo tipo de asociaciones o reuniones de trabajadores y con la huelga declarada delito de “sedición”, era imposible organizar una lucha que no fuera al margen y contra esos dogales impuestos por el régimen. De ahí que poco a poco se fue extendiendo la idea de que fuera la asamblea la que tomara las decisiones y eligiera una “comisión” para negociar con la patronal o elaborara una propuesta.
Esas comisiones eran revocables y una vez acabado el conflicto se disolvían.

Las grandes huelgas en Asturias, Gipuzkoa y Bizkaia fueron dirigidas por este tipo de comisiones en los conflictos de 1958. Este método se ha utilizado tanto en la época del fascismo abierto para luchar contra el sindicato vertical e impedir la represión policial como en la Transición, en este periodo como una forma efectiva de organizar las luchas al margen de los sindicatos vendeobreros.
Ni que decir tiene que esas comisiones obreras nada tienen que ver con el sindicato que usurpó su nombre.

MPM. (trabajando con un martillo)
-M.P.M. “Arenas”. Ambos dibujos sin título. El primero de 2008, el segundo de 2010.

Portada "Poemas para la revolución. Francisco Cela".
Poemas de Paco Cela Seoane
ÉL Y YO TE ESCUPIREMOS EN LA CARA

I
Vengo de convocar un Congreso de Cometas,
a las Estrellas he reunido en Asamblea
y debaten las olas con las arenas.
Nadie me da respuesta
de por qué un poeta
que de la espuma hizo lenguaje
ha elegido la muda piedra.
Por qué abre con ella la sucia tierra
y por qué entierra su corazón en ella.
Nadie sabe explicarme
por qué esa su urgencia suicida
de renunciar a la verde luz de unos ojos limpios
para abalanzarse sobre la luz negra del abismo.
Ese su buscar la paz de la agonía
abriendo sus venas a la ceniza
donde la sangre ya no tiene fuerza
para seguir bombeando primaveras.
¡Le has dado tu corazón al azufre y al vidrio,
corazón endurecido,
te has muerto de vanidad y egoísmo!

II
La noche de insomnio ha dejado
dos brasas sobre mis párpados
como dos gélidos- inviernos:
Invierno de ocaso negro.
Invierno de ocaso ciego.
Ya regresó mi corazón del hielo
pero volvió con un entierro de serpientes
fieramente prendidas a su epicentro.
Inmisericorde zarpazo del trueno,
te precedió el relámpago y el fuego.
Todo fue incendio en mis ojos secos
y la tristeza
tan sólo pudo morder árboles muertos.

III
El dolor ojos adentro
puso a navegar un río de cemento,
árido y seco, sin paisajes ni viento.
Fueron lanzas,
afiladas lanzas lo que el dolor clavó en mi garganta,
y mi voz rota y desgarrada
amuralló desprecio
cercando esos tus ojos muertos,
esos ojos tuyos en el barro despeñados.
Ahogo de lodo y barro ... Ahogo.
Tú que ayer tanto clamaste por la luz
hoy has dinamitado bárbaramente el Sol.
¿Qué te queda de la perspectiva de los mares
náufrago hoy de un amanecer degollado?
¿Qué vas a hacer de tus manantiales suicidados
que tan sólo esperan la invasión de los sapos
y que establezca el polvo su reinado?
¡Dios, pero qué tristeza tan inmensa
tener que verte arrodillado,
mendigando una libertad
que tan sólo desplomará sobre tu conciencia
el peso insufrible de las cadenas!

IV
De caracola donde hizo su nido el viento,
de amapola labrando sed de cielos,
de colina tendida sobre el verdor del tiempo
donde el amor hizo templo,
recalas hoy en el estiércol
mientras los gusanos del desamor
te cosechan de desaliento.

V
¿Cuándo, pero cuando ...
cuándo empezó la gangrena de los sentimientos?
¿Cuándo las emociones eligieron
el suicidio por alimento?
¿Cuándo abdicó la primavera
de humedecerte los labios
con el roció de una mañana fresca?
¿Cuándo el invierno
puso hielo y sombras
en tu vuelo sobre las estrellas?
¿Cómo pude yo no darme cuenta?
¿Cuál fue el instante
en que sobre tus sueños
empezaron a llover piedras?
¿Te das cuenta de que tan sólo te queda
el blanco y el negro de una agonía cierta?
¿No te dijeron que para alcanzar la luna
se necesita arriesgar el vuelo?
¿No sabes acaso
que al final de ese tu viaje,
a la nada y el silencio,
al otro lado del espejo
habrá alguien aguardándote,
alguien de quien
no vas a poder librarte?
Poster de Paco Cela


VI
El dulce veneno de la vanidad
te desnucó la ciudad de las estrellas
y por eso pudo la oscuridad
sorprender tus fortalezas indefensas.
;Hondo clavó el egoísmo su daga!
¡Hondo atardecer de renuncias cayó sobre tu sangre!
Así se despidieron los gavilanes,
volando por última vez
sobre tu paisaje,
vuelo que fue a estrellarse
contra la más espantosa de las soledades.

VII
Pasará el tiempo,
pasarán los días, los meses, los años.
Llegarán camaradas nuevos
a renovar de sonrisas los pechos nuestros;
y tus poemas que son nuestros
aterrizarán sobre sus ojos inquietos.
Tal vez alguno
venga a preguntarme: ¿Quién es
el que le ha puesto a las montañas
cataratas de pájaros?
Y con mi herida todavía abierta,
le diré: Fue un hermano del alma,
un mago de selvas,
un creador de palabras verdes como las plantas.
Pero si el camarada me pregunta: ¿Y dónde está ahora?
Tendré que decirle: ¡Está muerto!
¡Porque estás muerto!
De la poesía te queda
el oficio y la técnica,
pero pobres herramientas son ésas
cuando la madrugada yace muerta.

VIII
Saldrás a la calle.
Te instalarás en los huecos de la calavera
donde la sonrisa se balancea
entre sus dos vacías cuencas negras.
Podrás follar. Si.
Pero lo que no podrás
es hacer el amor.
Porque Amar es
no esperar a que triunfe el comunismo
para vivir en comunista.
Porque .Amar es
que la Revolución te habite
y te siembre en el corazón
un horizonte nuevo cada día.
Porque Amar es
entrega y compromiso,
compartir el fuego y compartir el frío.
¡Arder de emociones. Arder de sensaciones.
Arder ... !
Y la miseria no arde,
la miseria tira de ti hacia el hielo
y te roba el aire.
Por eso compadezco
a todas y cada una de las mujeres
que se queden enredadas a tus dedos,
porque en sus vientres despertarás tan sólo
el oleaje de los mares muertos;
y te compadezco a ti,
porque morirás de frío.

IX
Ya vale.
Estoy escribiendo para alguien que ya no existe.
Escribir me hace daño;
verso a verso,
el dolor toma la dimensión de una cima helada.
Ya sé que es un precio necesario.
Mantener limpio y fresco el corazón
es besar la luz del sol.
En este poema hay amor,
mucho amor,
pero ese amor ya no tiene objeto,
naufraga huérfano bajo el luto del sol.
Si yo pudiera salvarte,
si pudiera alcanzarte un cabo,
si pudiera rescatarte de esa cueva oscura
en la que te entierras,
disipar tu locura ...
Pero ya no quieres,
ni una sola ventana has dejado abierta.
Por eso te prometo venganza.
Mi venganza será hacerte palidecer de envidia
a cada verso que escriba,
sabes que puedo hacerlo,
sabes que lo haré.
Ese es mi compromiso con un poeta
al que tú has cercenado su garganta.
Y los dos, él y yo,
te escupimos a la cara.

Foncalent, 23/IV/93

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