viernes, 16 de septiembre de 2016

Preso político palestino en coma en la huelga de hambre.

Dibujo de rostro de Malil Aki Qadi, con puño cerrado.
Preso Palestino en coma, en la huelga de hambre exigiendo su libertad

El preso político palestino Malil Aki Qadi está en coma tras cumplir 58 días en huelga de hambre en protesta por su detención a cargo de las autoridades sionistas. Qadi, de 25 años y estudiante de periodismo, fue detenido el 23 de mayo por Israel, sin acusación y sin que se presentasen cargos en su contra. Antes ya había pasado 4 meses en prisión.
La orden de arresto fue suspendida parcialmente por un juez pero Qadi no había abandonado su protesta: exige una revocación completa de su detención.
Otros dos palestinos mantienen una huelga de hambre desde junio. También en estos casos el juez levantó, temporalmente, la orden de detención que pesaba sobre ellos. Su salud está muy deteriorada, pero siguen negándose a ingerir alimentos hasta que no se les deje libres.

Dibujo. (Tras dos manos estrechadas y la palabra "Solidaridad", una manifestación con símbolos anti-nuclear, contra heroína, insumisión, lucha obrera, mujeres, resistencia armada, amnistía...)
Arte en prisión, tarjetas recuperadas:
Todas las postales dibujadas y escritas por las y los presos políticos del PCE(r) y de los GRAPO
-Badajoz, diciembre 1995

Dibujo. (4 puños: cerrado, con un clavel, con un rifle, una mano alzada)
-Prisión de Segovia, diciembre 1992
Poesía en el reverso
... Pero hay un rayo de sol en la lucha
que siempre deja la sombra vencida
M. Hernández
Dibujo. "Amnistía". (dos barrotes con manos agarradas en ellos)
-Prisión de Segovia, diciembre 1993

Postal con tiras de cartulinas cortadas. (de una celda abierta una estrella refleja los colores republicanos)
-Prisión de Cáceres, diciembre 1991
 
Dibujo. "Entre las ranuras se filtra nuestro ánimo y optimismo, unidlo al vuestro y forjemos la revolución". (de la cerradura de una cancela, sale un hilito de música y estrellas rojas)
-Prisión de Ocaña II, diciembre 1994.


Foto de Miguel Hernández con frase. "Juventud que no se arriesga, sangre que no se derrama, ni es sangre, ni es juventud".
Poesía histórica:

Miguel Hernández

Las Cárceles
I
Las cárceles se arrastran por la humedad del mundo,
van por la tenebrosa vía de los juzgados:
buscan a un hombre, buscan a un pueblo, lo persiguen,
lo absorben, se lo tragan.
No se ve, que se escucha la pena de metal,
el sollozo del hierro que atropellan y escupen:
el llanto de la espada puesta sobre los jueces
de cemento fangoso.

Allí, bajo la cárcel, la fábrica del llanto,
el telar de la lágrima que no ha de ser estéril,
el casco de los odios y de las esperanzas,
fabrican, tejen, hunden.

Cuando están las perdices más roncas y acopladas,
y el azul amoroso de las fuerzas expansivas,
un hombre hace memoria de la luz, de la tierra,
húmedamente negro.

Se da contra las piedras la libertad, el día,
el paso galopante de un hombre, la cabeza,
la boca con espuma, con decisión de espuma,
la libertad, un hombre.

Un hombre que cosecha y arroja todo el viento
desde su corazón donde crece un plumaje:
un hombre que es el mismo dentro de cada frío,
de cada calabozo.

Un hombre que ha soñado con las aguas del mar,
y destroza sus alas como un rayo amarrado,
y estremece las rejas, y se clava los dientes
en los dientes del trueno.


II
Aquí no se pelea por un buey desmayado,
sino por un caballo que ve pudrir sus crines,
y siente sus galopes debajo de los cascos
pudrirse airadamente.

Limpiad el salivazo que lleva en la mejilla,
y desencadenad el corazón del mundo,
y detened las fauces de las voraces cárceles
donde el sol retrocede.

La libertad se pudre desplumada en la lengua
de quienes son sus siervos más que sus poseedores.
Romped esas cadenas, y las otras que escucho
detrás de esos esclavos.

Esos que sólo buscan abandonar su cárcel,
su rincón, su cadena, no la de los demás.
Y en cuanto lo consiguen, descienden pluma a pluma,
enmohecen, se arrastran.

Son los encadenados por siempre desde siempre.
Ser libre es una cosa que sólo un hombre sabe:
sólo el hombre que advierto dentro de esa mazmorra
como si yo estuviera.

Cierra las puertas, echa la aldaba, carcelero.
Ata duro a ese hombre: no le atarás el alma.
Son muchas llaves, muchos cerrojos, injusticias:
no le atarás el alma.

Cadenas, sí: cadenas de sangre necesita.
Hierros venenosos, cálidos, sanguíneos eslabones,
nudos que no rechacen a los nudos siguientes
humanamente atados.

Un hombre aguarda dentro de un pozo sin remedio,
tenso, conmocionado, con la oreja aplicada.
Porque un pueblo ha gritado, ¡libertad!, vuela el cielo.
Y las cárceles vuelan.

EL HOMBRE ACECHA
(1937-1939)


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