miércoles, 4 de enero de 2017

Artículo de Juan García Martín "La nueva amnesia interesada"

Poster. "Juan García Martín. Preso comunista del PCE(r)"
Memoria histórica

Artículo en: El Otro País nº 80, diciembre 2016

La nueva amnesia interesada

Juan García Martín / Preso Político del PCE(r)

Veo por doquier libros, documentos y reportajes, imágenes incluidas, sobre la Memoria Histórica de los miles y miles de represaliados habidos durante y tras la guerra del 36, en la larga postguerra, en el fascismo presidido por Franco. Eso está bien. Ver en blanco y negro, oír y ver por los Media lo que nos susurraban con miradas temerosas nuestros abuelos y padres -¡ellos nunca perdieron la memoria!- es siempre satisfactorio, reconfortante y hasta emotivo... aunque sea 60 o 70 años y tras un vergonzoso periodo de amnesia interesada durante toda la Transición.

Teníamos una deuda con todos aquellos y aquellas que dieron su vida, su integridad física y psicológica, y su libertad para la causa de la democracia que representó la II República, con sus familiares, con toda esa generación de trabajadores que quedó diezmada por el terror fascista.

Sin embargo, en la mayoría de los foros restauradores de la Memoria parece que las detenciones, las torturas, los encarcelamientos y las ejecuciones sumarias de sindicalistas, antifascistas, comunistas y nacionalistas se pararon milagrosamente en 1978 con la Constitución monárquica.

Viene todo esto a colación porque en el número 79 de “El Otro País”, que recoge un merecido homenaje al joven Cipriano Martos, hay una no menos merecida extensión de ese reconocimiento por parte de Ángel Escarpa “a todos aquellos que fueron precipitados en el más brutal de los olvidos por el poder estatal”. Pues bien, en su relación de crímenes fascistas, apenas hace una referencia posterior a 1978, saltando dela España de Franco” a “la España de Rajoy” ¡Bien por captar esa continuidad!, pero... ¿en medio no pasó nada? Tras la muerte de Franco y en plena “democracia” ¿no se siguió torturando? (ver los informes de la ONU a Estrasburgo al respecto). ¿No se siguió asesinando a antifascistas y nacionalistas? (repasemos la hemeroteca de los años 80 y 90). ¿No hubo desaparecidos? (Lasa, Zabala, Naparra...) ¿No aumentó el número de presos políticos hasta llegar a superar al que había cuando se dictaron las Amnistías de 1976 y 1977?

Ante este repetido silencio sobre lo ocurrido en este periodo de la Transición, parece como si algunos estuvieran utilizando la “Memoria Histórica” de la represión durante la dictadura de Franco para tapar la represión sufrida por las organizaciones política durante la llamada democracia en una especie de “nueva amnesia interesada”. No es casual que una parte de los medios de comunicación y los partidos que más se significaron en aquel silencio de la Transición, ahora parece que hayan recobrado milagrosamente la memoria.

¿Qué razones puede haber para esta nueva campaña de silencio que vuelve a cercenar la Memoria Histórica? Desde luego son varias en un asunto tan complejo. Sin embargo, dejando de lado los casos de dejadez (se ve que aún no es fácil navegar por determinadas paginas de internet); de juventud (no vivieron esos años transitorios y se limitan a lo más cómodo: “¿qué malo era Franco”) o miedo (cuando aún viven víctimas y verdugos es difícil tratar determinados casos), la mayoría de los motivos de esta nueva amnesia, como en los años 70, están guiados por el interés; en el fondo el mismo interés que llevó al PSOE o al PCE de Carrillo y a sus acólitos a olvidar a cambio de obtener un lugar al sol en la flamante democracia.

Foto. Página del artículo en "El Otro País"
En primer lugar, claro, están los intereses. Unos son de tipo ideológicos. Desde un oportunismo de “izquierdas – ya saben palabrería izquierdistas y actos derechistas- se ha hecho costumbre, por ejemplo, que en sus declaraciones y proclamas ignoren sistemáticamente a los represaliados pertenecientes al PCE(r) y los GRAPO (¡si lo tienen bien merecido por estanilistas!); y desde ese otro oportunismo claramente reformista e institucional se ha adoptado el lenguaje del poder, tildando sistemáticamente de “terroristas” a los presos políticos para justificar su silencio cuando no para colaborar en su represión. Hay casos, especialmente los de aquellos que aún ostentan el honroso título de comunistas que con su silencio intentan evitar una contradicción flagrante: ¿cómo pueden explicar que hoy haya comunistas encarcelados, incluyendo al secretario general del PCE(r), mientras ellos campan libremente e incluso ocupan puestos en las instituciones? Algo no cuadra ¿verdad?

Unos y otros tienen buenos motivos para callar pues necesitan obviar los orígenes sangrientos de la actual democracia que les ampara. ¿Cómo seguir considerando una democracia a un régimen que ha heredado de Franco no sólo su oligarquía, sus jueces y su policía, su ejército y una parte significativa de sus políticos y sus modos de hacer política, sino también la tortura, las largas condenas de cárcel por motivos políticos y los asesinatos sumarios de aquellos que precisamente más se han significado y desde el principio de la Transición por denunciar esa continuidad del régimen de Franco? Si es verdad que no hay democracia sin “recuerdo, reparación y justicia” ¿Qué mierda de democracia tenemos?

Por fin están también esos intereses donde se mezcla lo político con lo personal. En una época como la transición, donde tantas deserciones y cambios de chaqueta se produjeron por parte de los supuestos héroes y luchadores antifascistas, muchos de los cuales pasaron a engrosar las filas de quiénes han medrado a la sombra de la democracia y no resulta agradable que alguien les pregunte: ¿Y tu dónde estabas mientras torturaban hasta la muerte en la comisaría a España Vivas del PCE(r) o a Arregi, de ETA? ¿qué hacías o hicístes cuando asesinaron a golpes en la cárcel de Carabanchel al anarquista Agustín Rueda? ¿De qué vivías cuando asesinaron, desarmado, al dirigente del PCE(r), Delgado de Codes, o había ejecuciones sumariales de comandos enteros de ETA y GRAPO. ¿En qué foros denunciaste la muerte en huelga de hambre de los presos políticos Crespo Galende y Juan Manuel Sevillano? ¿Te echaste a la calle a protestar por los crímenes de los GAL?

Algún día habrá que hacer también la historia de esos emboscados en la democracia transicional que, ahora, al calor de la crisis de ese Estado, y quizás por la falta de pesebres ocasionada por los recortes, se suben al carro de la Memoria Histórica y se ponen medallas por supuestamente haber sido torturados por Billy el Niño sin haber movido un dedo durante décadas para evitar que otros siguieran siendo torturados.

Aplaudimos los esfuerzos para desenterrar y mostrar la Memoria
Histórica de los crímenes de la etapa franquista del régimen.
Sin embargo, cabe preguntarse, ¿habrán de pasar otros 50 años para que, con igual afán reparador de una injusticia, se hable de los caídos, encarcelados y torturados por luchar en favor de la causa obrera y popular democrática desde la Transición acá?
Su ejemplo y memoria lo reclaman.


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