Dibujo. Preso escribe en la pared "Resistencia Palestina" |
Cómo
contrarrestan los presos palestinos en huelga de hambre el monopolio
de la violencia por parte de Israel
Basil
Farraj
(…)
Los presos políticos palestinos utilizan desde hace tiempo la huelga
de hambre como forma de protesta en respuesta a las violaciones de
sus derechos por parte de las autoridades israelíes. La Asociación
de Derechos Humanos y de Apoyo de las y los Presos Addameer data la
primera utilización de las huelgas de hambre por parte de los presos
palestinos ya en el año 1968. Desde entonces ha habido 26 huelgas de
hambre masivas y en grupo con reivindicaciones que van desde pedir
que acabe el aislamiento y la detención administrativa hasta la
mejora de las condiciones del encarcelamiento y permitir las visitas
de las familias.
Dado
que cada vez más palestinos se ven obligados a emprender
interminables huelgas de hambre como “último recurso” para
protestar sometiendo sus cuerpos a la violencia hasta que obtienen
sus derechos, merece la pena revisar el uso de esta herramienta
política en diferentes países y siglos, y poner de relieve la
manera cómo la utilizan los presos palestinos para contrarrestar el
monopolio de la violencia por parte de Israel dentro de los muros de
las cárceles.
Pasado
y presente del uso de las huelgas de hambre
Aunque
no se sabe bien cuáles son los orígenes exactos de las huelgas de
hambre (el rechazo voluntario de comida y/o líquidos), existen
ejemplos de su uso en diferentes periodos históricos y
localizaciones geográficas. El uso más antiguo de las huelgas de
hambre se remonta a la Irlanda medieval donde una persona ayunó a la
puerta de la casa de otra que había cometido una injusticia contra
ellos, como forma de avergonzarla. Entre los usos más recientes y
mejor conocidos de las huelgas de hambre están las de las
sufragistas británicas en 1909, la de Mahatma Gandhi durante la
revuelta contra el dominio británico en India, la de Cesar Chavez
durante la lucha por los derechos de los trabajadores agrícolas en
Estados Unidos y las de los presos de la cárcel estadounidense de
Guantánamo.
Existe
un fuerte riesgo de que se produzcan daños físicos irreversibles
durante las huelgas de hambre, incluidos la pérdida de audición,
ceguera y perdida grave de sangre. En efecto, muchas huelgas de
hambre han acabado con la muerte, como fue el caso en 1981 de los
presos republicanos irlandeses en huelga de hambre.
Las
reivindicaciones de quienes mantiene la huelga de hambre varían,
pero siempre son un reflejo de problemas e injusticias sociales,
políticas y económicas más amplios. Por ejemplo, en 1981 la
reivindicación de la vuelta del Estatus de Categoría Especial por
parte de los presos irlandeses republicanos en huelga de hambre
reflejaba el contexto más amplio de “los problemas” en Irlanda
del Norte.
Una
de las primeras huelga de hambre palestinas fue la mantenida durante
70 días en la cárcel de Askalan (Ashkelon) en 1970. Durante esta
huelga se escribieron las reivindicaciones de los huelguistas en un
paquete de tabaco porque se les prohibía tener cuadernos y entre las
reivindicaciones se incluía la negativa a dirigirse a los carceleros
con el calificativo de “señor”.
Los
presos obtuvieron sus reivindicaciones y nunca más tuvieron que
utilizar el término de “señor”, pero solo después de que
Abdul-Qader Abu Al-Fahem muriera tras haber sido alimentado a la
fuerza, con lo que se convirtió en el primer mártir del movimiento
de los presos palestinos.
A
lo largo de la década de 1970 se siguieron produciendo huelgas de
hambre en la cárcel de Askalan. Dos presos más, Rasim Halawe y Ali
Al-Ja’fari, murieron después de haber sido alimentados
por la fuerza durante una huelga de hambre en la cárcel de Nafha en
1980. A consecuencia de estas y de otras huelgas de hambre los presos
palestinos obtuvieron alguna mejoras
en las condiciones de encarcelamiento, como el que se les permitiera
tener fotos familiares, objetos de papelería, libros y periódicos.
Una
reivindicación constante de los presos palestinos en los últimos
años ha sido acabar con la detención administrativa, puesto que el
uso de esta práctica por parte de Israel se ha disparado desde que
estalló la Segunda Intifada en 2000. Por ejemplo, la huelga de
hambre masiva de 2012, en la que participaron casi 2.000 presos,
exigía el fin de la detención administrativa, del aislamiento y de
otras medidas punitivas, entre las que se incluía la denegación de
las visitas familiares a los presos de Gaza. La huelga de hambre
acabó después de que Israel accediera a limitar el uso de la
detención administrativa.
Sin
embargo, Israel pronto incumplió este acuerdo, lo que llevó a otra
huelga de hambre masiva en 2014 por parte de más de 100 palestinos
encarcelados en detención administrativa que reivindicaban
el fin de esta práctica. La huelga de hambre acabó 63 días después
sin haber logrado acabar con la detención administrativa. Al
parecer, la decisión de los presos se vio influenciada
por la desaparición de tres colonos iraelíes de Cisjordania y las
operaciones militares a gran escala por parte de Israel en
Cisjordania (a las que siguió en ataque masivo contra Gaza).
Además
de ello, ha habido varias huelgas de hambre individuales coincidiendo
con huelgas de hambre más grandes o que llevaron a ellas. En efecto,
las huelgas de hambre de 2012 y 2014 se desencadenaron debido a las
huelgas de hambre individuales para reivindicar el fin de la
detención administrativa. Entre los presos que habían iniciado
huelgas de hambre individuales estaban Hana Shalabi, Khader Adnan,
Thaer Halahleh y Bilal Diab, todos los cuales lograron que acabara su
detención administrativa, aunque algunos de ellos fueron detenidos
otra vez tras haber sido puestos en libertad, como en el caso de
Samer Issawi, Thaer Halahleh y Tareq Qa’adan, y lo mismo
que Khader Adnan, que fue liberado tras larga huelga de hambre para
protestar por haber sido detenido otra vez en 2015.
Foto. Niñas con banderas y fotos huelguistas. |
La
violencia que Israel inflige a los presos palestinos
Israel
sigue sometiendo a los presos palestinos a muchas formas de
violencia, como ha sido bien documentado por organizaciones de
derechos humanos y de defensa de los derechos de los presos, y en
varios documentales. Addameer señala en un informe de 2014 que “cada
persona palestina detenida fue sometida a alguna forma de tortura
física o psicológica o trato cruel, incluidos los golpes graves, el
aislamiento, los ataques verbales y la amenaza de violencia sexual”.
Además,
en violación de la Cuarta Convención de Ginebra y del Estatuto de
Roma Israel ha deportado a presos palestinos fuera de los territorios
ocupados y a cárceles dentro de Israel, además de amenazar a presos
cisjordanos con deportarlos a Gaza si no confesaban. También deniega
de manera rutinaria y arbitraria o restringe las visitas familiares.
Los presos están expuestos a una deliberada negligencia y abusos
médicos , así como a restricciones de las llamadas telefónicas y
del acceso a los abogados, a los libros y a la televisión.
Las
autoridades israelíes califican automáticamente a los presos
palestinos de “presos de seguridad”, una clasificación que hace
posible legalmente someterlos automáticamente a muchas
restricciones. Esta calificación niega a los presos palestinos
algunos de los derechos y privilegios que tienen los presos judíos
(incluso los pocos que están clasificados como presos de seguridad),
como las visitas a casa bajo vigilancia, la posibilidad de ser
liberados antes y la concesión de permisos.
La
violencia a la que están sometidos los presos palestinos hay que
encuadrarla dentro del contexto del proyecto colonial de Israel y de
su sometimiento de toda la población a diferentes formas
de violencia, como la pérdida de su tierra, la destrucción de sus
casas, la expulsión y el exilio. Vale la pena señalar que desde que
empezó la ocupación israelí en 1967 Israel ha detenido a más de
800.000 personas palestinas, casi el 20% de su población total y el
40% de la población masculina. Solo este dato deja claro hasta qué
punto las detenciones y el encarcelamientos son un mecanismo que
utiliza para controlar a la población al tiempo que la desposee y
establece a colonos judíos en su lugar. Entendiendo la violencia de
esta manera más amplia es donde emergen las huelgas de hambre como
una forma en que los presos palestinos son capaces de contrarrestar
las diferentes formas de violencia del Estado de Israel.
Utilizar
el cuerpo de los presos para minar el poder del Estado
Por
medio de las huelgas de hambre los presas dejan de ser recipientes
silenciosos de la constante violencia de las autoridades
penitenciarias. En vez de ello, infligen violencia a sus propios
cuerpos para imponer sus reivindicaciones. En otras palabras, las
huelgas de hambre son un espacio que está fuera del alcance del
poder de Israel. El cuerpo de las personas que están en huelga de
hambre trastoca una de las relaciones más importantes con la
violencia tras los muros de la cárcel, aquella en la que el Estado
de Israel y las autoridades penitenciarias controlan cada aspecto de
sus vidas entre barrotes y son los únicos que infligen violencia. En
efecto, los presos invierten la relación sujeto y objeto con la
violencia fusionándola en un solo cuerpo, el cuerpo de la persona
que está en huelga de hambre, y al hacerlo reivindican la acción.
Reafirman su estatus de preso político, niegan el ser reducidos al
estatus de “presos de seguridad” y reivindican sus derechos y su
existencia.
El
hecho de que el Estado de Israel utilice diferentes medidas para
acabar con las huelgas de hambre y reafirmar su poder tanto sobre los
presos como sobre el uso de la violencia demuestra el desafío que
los cuerpos de los presos en huelga de hambre supone al Estado de
Israel. Entre otras medidas, las autoridades penitenciarias siguen
sometiendo a los presos en huelga de hambre a la violencia y la
tortura. De hecho, la violencia a la que están sometidos los
huelguistas de hambre se intensifica y cambia de forma. Por ejemplo,
durante la huelga de hambre de 2014 se negó a los presos en huelga
el tratamiento médico y las visitas familiares, fueron atados con
grilletes en los pies y las manos a las camas del hospital las 24
horas del día. Se les mantenían los grilletes cuando se les
permitía ir al baño y se dejaban abiertas las puertas de los baños,
con lo que se les negaban su derecho a la intimidad. Las autoridades
penitenciarias también dejaban intencionadamente comida cerca de las
personas que hacían huelga de hambre para quebrar su voluntad. El ex
preso que había hecho una huelga de hambre Ayman Al-Sharawna afirmó:
“Trajeron una mesa con la mejor comida y la pusieron cerca de mi
cama. [...] El Shin Bet sabía que me encantan los dulces. Solían
traer todo tipo de postres”.
Israel
ha conferido recientemente cobertura legal a la alimentación forzada
de los y las presas en huelga de hambre por medio de la “Ley para
impedir el daño causado por los presos en huelga de hambre”, lo
que según el Relator Especial de las Naciones Unidas contra la
Tortura equivale a trato cruel, inhumano o degradante. Esta ley
también contradice la Declaración de Malta de la Asociación Médica
Mundial sobre las Personas en Huelga de Hambre .
Israel
también califica a los presos en huelga de hambre de “terroristas”
y “criminales” para desautorizar la aserción de los presos de
ser agentes políticos y minar sus intentos de invertir el sujeto y
objeto de la violencia estatal. Durante la huelga de 2014 los agentes
israelíes mantuvieron que los presos en huelga de hambre eran
“terroristas”. El ministro de Cultura y Deporte israelí Miri
Regev, uno de los defensores de la reciente ley, afirmó: “Los
muros de la cárcel no significan que una acción no sea terrorismo
[...] Hay terrorismo en las calles y hay terrorismo en la cárcel”.
Gilad Erdan, ministro de Seguridad Pública israelí, declaró que
los presos en huelga de hambre eran “un nuevo tipo de ataques
suicidas”.
Mapa Palestina de 1946, 47, 67 y 2010. |
La
vital importancia del apoyo nacional e internacional
Para
el éxito de cualquier huelga de hambre es fundamental la capacidad
de quienes la hacen tanto de movilizar a las comunidades,
organizaciones y organismos políticos para que les apoyen como de
presionar a las autoridades para que acepten sus reivindicaciones o
negocien un acuerdo.
Por
medio de las huelgas de hambres los presos palestinos han logrado
llevar constantemente sus luchas a la esfera política tanto
palestina como internacional. Dado que actualmente no hay
alternativas gracias a las cuales los presos puedan garantizar su
libertada o un cambio en las políticas israelíes, no se debe
subestimar la importancia de movilizar a las comunidades y a los
organismos políticos acerca de los derechos de los presos.
Los
organismos populares, las organizaciones de derechos humanos y los
organismos oficiales tanto dentro de Palestina como fuera se han
movilizado durante las huelgas de hambre de los presos palestinos.
Entre estas movilizaciones de protesta se han llevado a cabo
concentraciones diarias, protestas a la puerta de las oficinas de
organizaciones internacionales, peticiones al gobierno
de Israel de que atienda las peticiones de los presos y
manifestaciones a las puertas de hospitales y cárceles. (...)
Por
otra parte, por medio de estas redes se internacionaliza la lucha de
los presos palestinos en huelga de hambre y de los presos en general,
y se establecen paralelismos con las injusticias pasadas y presentes
a las que se enfrentan pueblos de todo el mundo. Cuando se analizan
las huelgas de hambre palestinas y se informa sobre ellas se hacen
continuas referencias a la dura situación que padecieron los presos
irlandeses durante los “problemas”, a la encarcelación masiva en
Estados Unidos y a las condiciones en Guantánamo, entre otras cosas.
De este modo la lucha de los presos palestinos se convierte en parte
de los cada vez mayores movimientos de solidaridad y campañas que
exigen justicia para el pueblo palestino. Esto ayuda a contrarrestar
el hecho de que Israel los califique de “criminales” y
“terroristas”, y su monopolio sobre el discurso.
Como
otras formas de resistencia dentro y fuera de los muros de las
cárceles, las huelgas de hambre son actos de resistencia por medio
de los cuales los palestinos reafirman su existencia política y
reivindican sus derechos. Es vital para mantener y nutrir su
resistencia. Además de dar fuerzas a los presos y de apoyarles en su
lucha por sus derechos, esta forma de resistencia inspira
continuamente y con fuerza esperanza a los palestinos en general y al
movimiento de solidaridad.
Tenemos
la responsabilidad tanto de apoyar a los presos como de trabajar por
un tiempo en el que los palestinos ya no tengan que recurrir a estos
actos de resistencia en los que el único recurso que tienen es
jugarse sus vidas.
En: Rebelión
Poster "Mónica Refoxos". |
Solidaridad
con Mónica Refoxos
"Mónica,
en estos momentos de dolor y resistencia, vayan para ti todos mis
ánimos, fuerzas, palabras, abrazos, ya que aun sin conocernos
personalmente sé todo lo que tengo que saber para sentir que eres de
las mías, de las de abajo, digna hija de las clases obreras y
populares. No pudo verse más claro el odio de clase que te tienen
(consecuencia de tu actitud firme y resistente) que en el día del
entierro de tu padre. A más saña, mayor certeza puedes tener de que
estás haciendo lo correcto. Renuevo en estos instantes las toneladas
de abrazos repletos de ternura y cariño que te quiero mandar. Soy un
solidario de 30 años llamado Joseba que te escribe desde Euskal
Herria y quiere acompañar en estos momentos en los que a buen seguro
te pretenderán privar del calor del pueblo, ese por el que has
luchado, ese por el que luchas, ese por el que lucharás, y ese mismo
que reconoce y valora en toda su intensidad tu ejemplo de entrega
hacia él. No quiero extenderme mucho en esta ocasión, lo más
importante creo que te lo he trasladado. Será un placer volverte a
escribir dentro de poco contándote muchas cosas más, del panorama
general y de mí, si así lo quieres. Te abrazo y acaricio con fuerza
y ternura!".
Foto. Obama apunta con el dedo. |
El
"bueno" del ex presidente Obama deportó en tres años a
40000 niños mexicanos
Lo
que se oculta de la política migratoria del presidente saliente
Según
informa el digital de investigación mexicano "Contralínea",
en el curso de los últimos tres años el gobierno de Barack Obama
procedió a la deportación de 39.841 menores mexicanos desde los
Estados Unidos.
Éstos
datos fueron revelados en un informe emitido por el Centro de
Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) de la Cámara de
Diputados mexicana. De ellos, 4.810 de los menores no superaban los
11 años de edad.
De
acuerdo con el contenido del documento, el total de los menores
repatriados desde los Estados Unidos en el año 2016 fue de 13.746
niños. En el año 2015, la cifra de menores repatriados alcanzó a
11.743 menores mexicanos. En el curso del 2014, fueron deportados de
los Estados Unidos hacia México 14.352 niños.
Según
informa "Contralínea", los 39.841 menores equivalen al 6%
del total de mexicanos deportados desde Estados Unidos de 2014 a
2016. La cifra del total de deportados desde los Estados Unidos a
México, pertenecientes a todas las edades, alcanzó el número de
670.526 mexicanos.
De:
Canarias semanal
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