domingo, 6 de diciembre de 2009

Carta de Mumia Abu-Jamal

Los niños del desgarramiento
Los niños fueron enviados a los centros juveniles ¡durante meses! por irse de pinta, llegar tarde a la escuela, romper un toque de queda*, o algo parecido.

Hace varios meses, escribí sobre los niños y niñas del condado Luzerne en el estado de Pensilvania, donde los jueces vendieron su libertad misma por unas ganancias privadas.
Dos jueces prominentes (Mark A. Ciavarella y Michael T. Conahan) fueron acusados de ganar millones de dólares al enviar a los niños y niñas a una institución privada (PA Child Care), en la cual tenían intereses económicos, en lugar de enviarlos a las instituciones estatales de las cuales no hubieran recibido nada.
¿Cómo es posible que tal cosa haya sucedido? ¿Cómo pudo haber sucedido durante años?
Sucedió, en parte, porque la gente permitió que sucediera y también porque quiso que sucediera. Los niños fueron enviados a los centros juveniles ¡durante meses! por irse de pinta, llegar tarde a la escuela, romper un toque de queda*, o algo parecido. Y la mayoría de la gente no dijo nada. No hizo nada. De hecho, algunos elogiaron este ejemplo jurídico de “cero tolerancia”.
Una mujer, Sandra Brulo, la ex jefa del Departamento de Libertad Condicional Juvenil del condado, al ser cuestionada sobre el aumento en detenciones, respondió a la Comisión investigadora del escándalo: “El juez tiene la última palabra”. Agregó: “La mayoría de la gente no quería cuestionar al juez”. Y no lo hicieron mientras decenas, luego cientos, luego miles de niños fueron enviados a los centros de detención.
Nadie quiso hacer olas.
Basta decir que era ilegal que los jueces sacaran ganancias personales del sistema carcelario juvenil, pero la Ley Juvenil de Pensilvania (el estatuto que rige esta área) hace ilegal la conducta específica de los jueces también.
En la mayoría de los casos, ellos mandaron el traslado de las y los niños a los centros de detención sin que ellos tuvieran representación legal, aunque el Código [§6337] dice que es “imprescindible” otorgar dicha representación a los niños a menos que su padre o madre la renuncie en forma afirmativa en audiencia pública. Según Brulo, en muchos casos las órdenes de detención fueron firmadas por los jueces ¡ANTES de que las audiencias empezaran!
Además, en 1966, en Kent vs. U.S., la Suprema Corte de Estados Unidos afirmó el derecho de representación legal tanto para los menores de edad como para los adultos. Durante años, en Pensilvania, esto no significaba nada.
¿Para qué sirve la Constitución cuando hay dinero para ganar?
Desde el corredor de la muerte soy Mumia Abu-Jamal.


*[N de la T. Por lo menos 500 ciudades de Estados Unidos han impuesto el toque de queda para la juventud como una medida supuestamente anti-crimen.]
18 de noviembre de 2009

Audio grabado por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org
Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com
Traducción Amig@s de Mumia, México


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