Paco
Cela Seoane
Picassent,
Valencia, 25 enero 2013
Mira
tú por dónde, va y la liebre de marras salta por donde menos lo
esperábamos. Cuando ya me había mentalizado para cumplir
íntegramente la condena en Villanubla, zas, vienen y me dicen que
lie el petate que me dan boleto. Y dicho y hecho, que a las tierras
de Blasco Ibáñez he venido a dar con mis maltrechos huesos. Me han
metido en el módulo 2 de cumplimiento, que es el de los chicos
malos, dicen, que ya tú sabes. Como están en celdas individuales,
hay unos 40 presos. En comparación con Villanubla, donde estaba solo
y podía debatir únicamente con mi otro yo y sus circunstancias,
pues, oye, mucho mejor. Ya se me había olvidado lo enriquecedoras y
formativas que resultan las charlas por estos patios y el rosario de
miserias humanas que las acompañan. En fin, como suele decirse,
vista una cárcel, vistas todas. Bajo por la mañana al patio, y como
bien supones, aprovecho para tomar algún cafetito y correr 40
minutos, que dicen los de la bata blanca que es cosa recomendable.
Por la tarde me quedo en la celda, para no perder esa arcaica
costumbre de cultivar la mente y pensar de rato en rato. Vamos, que
vivo como un obispo. Ni alquiler, ni agua, ni luz, ni IVA, ni IBI,
los cafetitos a 19 céntimos… ¿qué más pedir?
Pero
qué tremenda verbena tenéis montada ahí fuera; la cueva de Alí
Babá no deja de vomitar, día sí y día también, bandidos, piratas
y canallas de todos los colores y pelajes. Esto sí que es una
inflación de crisis a la carta y cualquiera diría que el final del
régimen bobónico de la Transición va a ser realmente apoteósico
con ribetes esperpénticos. Vaya tropa, oye, que en cuanto se le han
abierto cuatro vías de agua al destartalado barco, vamos, se han
empezado a repartir estopa de la buena unos a otros para ver quien
salta primero y salvar algún que otro mueble. Infelices, aún no han
caído en la cuenta de que el naufragio va a ser de tal dimensión
que a todos se los va a tragar. Te digo yo que el espectáculo
promete. Entre tú y yo, sin que se entere nadie, eh, ¡pero qué
vicio he cogido con Intereconomía y la 13! Me recuerda a los
74-75-76, cuando comprábamos El Alcazar y acabábamos tirados por el
suelo muertos de risa. Sí. sí, ya, el regreso a sus orígenes, la
Brunete y hasta el Mortadelo y Filemón van a venir en su ayuda y los
van a salvar. Hombre, en Grecia a los huelguistas del Metro los han
militarizado y les amenazan con cinco años de trena. Pues imagínate
éstos, que llevan los genes de la Santa Inquisición en su ADN,
¡hasta dónde no serán capaces de llegar cuando se vean con el agua
al cuello! Pobrecitos los del 15-M, tan educados y comedidos ellos,
con sus manitas al aire, se van a quedar sin terreno de juego antes
de empezar el partido. Y encima los catalanes, qué olfato tienen, ya
han empezado a liar el petate por si hay que salir de estampida ante
la ruina que se les viene encima. En fin, que sí, que cojos de una
pierna, ciegos de un ojo, tuertos del otro y descarallados ¡pero
anda que no vamos a divertirnos!
(…)
¿Y qué decir sobre el panorama internacional? ¡Cómo anda el
patio! Cualquiera diría que se puede armar la mundial por un simple
quítame allá esas pajas. El Pacífico sí que se va a convertir en
un volcán que como pete, ríete tú del meteorito que hizo papilla a
los pobres dinosaurios. Por más que los yankis aún conservan un
cierto grado de superioridad militar, difícil, pero que muy difícil
les va a resultar contener a los chinos. Parafraseando a Arzallus se
podría decir que los yankis mueven el árbol para que sean los
chinos quienes recojan las nueces, que lo de Irak y Afganistán de
verdad que es de traca, por no hablar de que Pakistán ha tenido la
osadía de morder la mano que le daba de comer para irse con un nuevo
amo que lo alimenta mejor. Ya se sabe, cosas de la geopolítica.
No
obstante me ha sorprendido esa opinión sobre la posibilidad de que
la cadena imperialista se rompa por varios eslabones y se produzca la
revolución en 3 ó 4 países. Me ha sorprendido porque si la memoria
no me falla, en el artículo de Arenas titulado “Desarrollo
de la crisis y crisis del desarrollo” se
plantea que esta vez la revolución será mundial o no será. Y
añadía que plantear este tema desde otro enfoque sería suponerle
al imperialismo una fortaleza que hace mucho tiempo que ha perdido.
Hoy, ya no hay eslabones débiles. Toda la cadena imperialista está
tan podrida que la rotura de cualquiera de sus eslabones provocará
la rotura de la cadena entera.
Yo
estoy pero que muy de acuerdo con este enfoque y formulación. Desde
el hundimiento del ex-bloque socialista y la primera guerra del Golfo
(la primera batalla de la III Guerra Mundial), han transcurrido ya 23
años y todavía no se ha cerrado la configuración definitiva de los
bloque imperialistas que se van a enfrentar por el reparto del mundo.
De igual forma, la pacificación de sus retaguardias, de las
metrópolis, condición previa para la apertura abierta de
hostilidades, aún dista mucho de haber sido completada. Y todo
indica que esta pacificación cada día va a encontrar condiciones
más adversas para poder ser realizada. La violencia de la nueva fase
de la crisis general y crónica del sistema capitalista está
provocando que cada vez sectores más amplios de las masas, sobre
todo en las metrópolis, cuestionen de raíz el sistema capitalista,
por más que a día de hoy no tengan todavía una idea clara de por
qué sustituirlo. Un reflejo de ello es la bancarrota de los sistemas
“democráticos” en las metrópolis, el desprestigio general de
sus instituciones y el pavoroso aislamiento social que empiezan a
sufrir. Una desestabilización política que pivota –y éste es el
rasgo más destacado- sobre el hundimiento del revisionismo y que no
parece que vayan a poder revertir.
En
estas condiciones, los procesos de fascistización, al margen de que
en un primer momento consigan contener mínimamente al movimiento
obrero y popular, lejos de paliar o aminorar la crisis política del
sistema capitalista no hará sino agravarla y tornarla explosiva,
creando las condiciones que acelerarán la reorganización de los
partidos comunistas y de los movimientos de resistencia.
En
la escena internacional, con el handicap que supone la lentitud de la
recomposición del movimiento comunista internacional y que la
mayoría de los procesos están siendo encabezados por la burguesía
y la pequeña burguesía nacional, los reveses militares y políticos
del imperialismo empiezan a ser harto significativos. A los fiascos
de Irak y Afganistán se le suman los reveses del sionismo en el
Líbano y Palestina, el tantas veces anunciado ataque a Irán como
tantas veces pospuesto, la impotencia para derribar al régimen
sirio, etc. etc. Y tampoco parece que estén obteniendo grandes
éxitos frente a los regímenes díscolos de Venezuela, Ecuador,
Bolivia, etc.
Todos
estos síntomas, a mi juicio, ponen de manifiesto que la debilidad
del imperialismo puede ser aún más extrema de lo que cabía
suponer. Tras más de un siglo de existencia, no habrá que descartar
del todo que haya alcanzado tal grado de decrepitud que ya no le
queden energías suficientes como para completar el despliegue de las
contradicciones y buscar por la vía de la Guerra Mundial algún
tiempo de salida a la crisis terminal en que se debate. ¿No se vino
todo el Bloque socialista abajo en un, como quien dice, abrir y
cerrar de ojos, que a la mayoría nos dejó boquiabiertos? Claro,
claro, cierto que el revisionismo lo había podrido y descompuesto a
tal punto que bastó una simple ráfaga de viento para que se
derrumbase como un castillo de naipes. Pues si el bloque socialista
estaba podrido y descompuesto, ¿Cómo no estará el capitalismo que
hace ya más de un siglo que entró en su fase imperialista de
decadencia, descomposición y decrepitud? Ya veremos si no acaba
ahogándose en su propio vómito.
No
se me olvida que el capitalismo no se va a venir abajo por sí solo,
por el mero peso de sus contradicciones internas y menos aún por las
de carácter económico. Además de eso se necesita del elemento
consciente, del proletariado y su vanguardia y que, a este respecto,
la recomposición del movimiento comunista internacional está siendo
desquiciadamente lenta. Pero cuando a la historia se le empiezan a
hinchar las venillas de la frente y se despoja del traje de fiesta
para ponerse el de faena, se arremanga y, a pleno pulmón, a voz en
grito, exige la presencia inmediata del Enterrador, ¡Ay, amigo
Sancho, cosas veredes que han de causaros el mayor de los asombros!
No
quiero abusar de tu paciencia por más franciscana que sea. Un abrazo
del Oso Cavernario. ¡Nos vemos! ¡Salud!
Paco
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