Foto. Trabajadores inmigrantes en un invernadero. |
Los trabajadores inmigrantes están retrasando la quiebra del Estado español
España
ha pasado de ser un país de emigrantes a convertirse en uno de
inmigrantes. A principios de los noventa apenas había unos
centenares de miles de trabajadores extranjeros; hoy son 5,7
millones. El rápido incremento del tamaño de la fuerza de trabajo
inmigrante se ha convertido en el caldo de cultivo perfecto para el
fascismo y la xenofobia.
Los
fascistas dicen que los extranjeros perciben del llamado "Estado
del Bienestar" más de lo que aportan. Dicen también que
los inmigrantes hacen un uso exagerado de los servicios sanitarios,
farmacéuticos, educativos o de vivienda. Sin embargo, en 2011 un
estudio sobre Inmigración y Estado de bienestar en España, de la
Obra Social de La Caixa constató que, a pesar de la crisis
económica, la propaganda fascista es mentira, como no podía ser de
otra forma. El estudio fue elaborado por Francisco Javier Moreno, del
Instituto de Políticas Públicas del CSIC, y por María Bruquetas,
profesora de Ciencia Política de la Universidad de Ámsterdam.
Según
los investigadores, el balance, incluso en tiempos de crisis, es
contundente: los trabajadores inmigrantes residentes en España
aportan a nuestro Estado del bienestar mucho más de lo que reciben.
Aunque los autores del informe no lo cuantifican, subrayan que los
obreros inmigrantes aportan hasta tres veces más de lo que reciben:
"Los argumentos de sobreutilización y abuso del sistema de
protección social por parte de la población están injustificados.
Los inmigrantes reciben menos del Estado de lo que aportan a la
Hacienda pública", sentencian los autores. Una balanza que
parece que se ha mantenido incluso en los peores momentos de la
crisis.
Los
datos oficiales sobre la aportación de los trabajadores inmigrantes
a las arcas públicas han quedado desactualizados. La última
cuantificación de los aportes y los gastos de los trabajadores
inmigrantes es anterior de la crisis. La Oficina Económica del
Gobierno presentó en 2006 un amplio estudio sobre la contribución
económica de la población extranjera. Las cifras no podían ser más
favorables. Los trabajadores inmigrantes son autores directos de la
mitad del crecimiento del PIB español entre 2000 y 2005 (con un 3,6
% de crecimiento medio anual) y su aportación a las arcas del Estado
era francamente positiva: absorben el 5,4 % del gasto público,
18.600 millones, y aportan el 6,6 por % de los ingresos totales, con
23.400 millones. El saldo neto de su contribución era de casi 4.800
millones (la mitad del superávit de entonces del conjunto del sector
público). Según el informe del gobierno no había, además,
posibilidad alguna de que esta posición cambiara.
Actualmente
las aportaciones de los trabajadores inmigrantes siguen siendo
superiores a los costes que generan para las arcas públicas. El
saldo de casi 5.000 millones que recogía el informe del gobierno de
2006 es lo suficientemente cuantioso como para que se mantenga
incluso en tiempos de recesión. Y, además, el informe de La Caixa
constata que algunos de los factores que hacían que la contribución
de la población extranjera fuera positiva aún se mantienen.
La
inmensa mayoría de la fuerza de trabajo extranjera que han venido
son jóvenes en edad de trabajar, y el número de personas
dependientes (niños y ancianos) es muy bajo.
Según
el estudio, incluso en tiempos de crisis y a pesar del zarpazo del
paro, el porcentaje de trabajadores extranjeros entre los afiliados a
la Seguridad Social ha permanecido prácticamente estable, en el
entorno del 10 %, con 1,8 millones de trabajadores extranjeros que
pagan sus cotizaciones al sistema público.
Con
sus cotizaciones los trabajadores inmigrantes han contribuido a
elevar la proporción a 2,5 cotizantes por cada pensionista, y con
ello han retrasado en casi cinco años la previsible entrada en
déficit del sistema español de pensiones, de 2023 a 2028.
Los
datos desmontan los estereotipos que trata de inculcar la propaganda
fascista: no consumen más servicios sanitarios, copan menos gasto
social que su peso demográfico y aplazan el déficit del sistema
público de pensiones.
Pintada. "Vecino despierta! El fascismo llama a tu puerta". (en un muro con valla) |
En
paralelo, tan sólo el 6,8 % del total de las inversiones de los
servicios sociales se dirigen a inmigrantes. Y de éstas, el 60 %
tiene por objeto informarles de sus derechos o derivarles a otras
instituciones.
Los
trabajadores inmigrantes sólo concentran el 11,2 % de los receptores
de rentas mínimas de inserción, por lo que el rango de cobertura es
considerablemente inferior al que proporcionalmente le correspondería
dado que los trabajadores inmigrantes están entre los más
explotados de la clase obrera.
La
presencia de la inmigración ha supuesto un revulsivo para la
incorporación de la mujer española al mercado laboral. La
concentración de mujeres inmigrantes en las labores domésticas y en
el cuidado de niños y mayores ha facilitado la compatibilización de
la vida laboral y familiar de las trabajadoras españolas, con el
consiguiente impulso en términos laborales y fiscales para la
economía española.
En
enero de este año se han publicado más datos que desmienten el bulo
xenófobo de que los trabajadores inmigrantes saturan el sistema
público de salud, y que por tanto elevan el gasto sanitario y
bloquean las consultas.
Mientras
el 57,7 % de la población española ha acudido al menos una vez al
médico en el último año, sólo lo ha hecho el 12,7 % de los
trabajadores inmigrantes.
El
52,3 % de los españoles padecen enfermedades crónicas, frente a
sólo el 27,5 % los trabajadores inmigrantes.
El
gasto farmacéutico por paciente es de 374 euros por cada español y
sólo de 73,7 euros por cada extranjero.
El
gasto público de la sanidad empleado en los trabajadores inmigrantes
es sólo un 6,5 %.
Menos
del 1 % de los beneficiarios de pensiones en España son extranjeros,
y más de la mitad de éstos son ciudadanos de la Unión Europea.
Sin
embargo, la propaganda fascista le ha dado la vuelta a la realidad,
creando un rechazo irracional hacia los obreros inmigrantes. Según
el informe Evolución del racismo y la xenofobia en España,
elaborado por iniciativa del Observatorio Español del Racismo y la
Xenofobia (Oberaxe) a partir de encuestas del CIS, el 37 % de los
españoles se mostraba en 2009 reacio a los trabajadores inmigrantes,
frente a un 33 % de tolerantes y un 30 % de ambivalentes ante el
fenómeno.
Una
vez más el fascismo está ganando la batalla propagandística. La
mentira se impone sobre la realidad.
http://movimientopoliticoderesistencia.blogspot.com.es/2015/03/los-trabajadores-inmigrantes-estan.html
Así nos cuentan la historia. (un abstencionista niega el voto ante una cola con 4 personas formadas en cola que sí lo hacen) |
Así debería ser el dibujo. (en la cola solo hay dos personas, rotitas en cachos con las siglas de los partidos) |
Un
diferente análisis de las elecciones en Andalucía.
Colaboración
Gana
otra vez por goleada la abstención. Del resto, nada cambia.
Aún
con el fenómeno Podemos, sólo arrastran a 133.000 nuevos votantes a
participar en sus elecciones
Datos
cuánticos, que no marean como las interpretaciones periodísticas a
posteriori y son muchos más indicativos. Sobre datos de las
elecciones de 2004, 2008, 2012 y 2015:
-De
6,28 millones de andaluces que podían votar
-2,26
millones no lo han hecho. O sea, un andaluz de cada tres no participa
nunca entre sus electorales. La horquilla entre el 33% y el 40% ha
sido la constante (actualmente la abstención técnica -enfermos,
aislados...- suele ser inapreciable y la inexistente de la derecha y
extrema derecha, que se presentan en su totalidad). En éstas, un 36%
de no participación. En Cádiz provincia y Almería capital, el 41%.
Aquí
puede acabar el único dato real, pues a partir de ahora son
porcentajes (los que la prensa da como supuestamente totales)
solamente según el voto emitido. Lo decimos porque es mentira
el titular de “el 35.4% de los andaluces han confiado en el PSOE”.
Realmente el dato es del 22% sobre el total del posible electorado.
Es distinto uno de cada tres que uno de cada cinco, ¿verdad?.
De
los 4 millones y 18.000 votos restantes:
-El
PSOE ha cosechado 1,4 millones (pierde 860.000 votos desde el 2004 y
130.000 desde 2012)
-El
PP saca 1 millón de votos (pierde más de medio millón desde las de
2012)
-El
relevo de la derecha C's 369.000 votos. Los saca del hundimiento del
PP y de otros naufragios totales derechistas.
-IU
se queda en voto residual con sus 274.000. Pierde 165.000 desde sus
mejores resultados, las de 2012.
-Podemos.
590.000 votos. Los consigue sobre todo de parte de la abstención
sobre 2012 (ha subido la participación electoral en 133.000
personas, que se puede achacar casi en exclusiva a ellos, pues eran los que crearían ilusión por votar de nuevo), del
hundimiento de IU, del PSOE y por lo que podemos restar, poco más,
todo ello sacado de antiguos votos a otras formaciones, que en estas
elecciones se hunden y quedan como exotismo porcentual. Conseguirían
la alcaldía de Cádiz capital.
-Sigue
subiendo el voto nulo o blanco, que ha sido casi 96.000. El 2.4% de
los votos.
-El
resto de sopa de siglas, saca unas pocas decenas de miles de votos
entre todos. Lo demás trasvase de votos entre ellos mismos. Como
anécdotas de los extremos electoralistas: Falange de las JONS sube
de 2400 a 4800 votos y PCPE baja de 4070 a 3490, y el Partido
Animalista 31735 votos en toda Andalucía.
Citas 24, 25 y 26 marzo. Dimitrov, Zapata y A. Machado. |
Aprender
y luchar, luchar y aprender.
Citas del 24, 25
y 26 de marzo.
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