martes, 8 de diciembre de 2015

Carta de Manuel Arango y poema de Paco Cela

Foto Manuel Arango.
Cartas desde prisión
Manuel Arango Riego

C.P. Zuera. 31 Octubre 2015

Hola C. Recibe un fuerte saludo revolucionario.
Recibí tu carta, la cual me dio una gran alegría.

Lo cierto es que me vienen llegando bastantes cartas, sobretodo de la juventud, esto tiene una notable importancia política, aparte que rompe el aislamiento al que se nos somete.
Me parece una muy buena iniciativa la formación de un comité por la liberación de la camarada Victoria (Gómez); esta iniciativa tiene que extenderse a otras zonas, es otra forma más de fortalecer la lucha general por la amnistía política, a la vez que significa una defensa de la integridad de los presos políticos y de salvaguardar nuestros derechos.

Antes de seguir, decirte que conozco a Victoria desde hace décadas, desde los años 70. Su consecuencia revolucionaria es un ejemplo a seguir, especialmente por todas las mujeres trabajadoras, de las cuales, la camarada, es una destacada representante comunista.

Como bien sabes, la lucha por la liberación de los presos políticos es una lucha que compete a todo el pueblo trabajador, dependemos de vuestra capacidad de lucha, amplia y organizada, capaz no solo de frenar las medidas represivas, si no también de acercarnos a la liberación de los luchadores presos. Las libertades se conquistan.

Según tengo entendido, la solidaridad activa es cada vez más amplia y variada, sobre todo dirigida a la liberación de los presos políticos enfermos y, más específicamente, la de nuestro secretario general Manuel Pérez Martínez.

Como también sabes, mi compañera sentimental falleció en esta prisión hace ya más de un año y medio. Sus mas de 40 años de participación en la lucha revolucionaria, siempre en primera fila, es un legado imperecedero, que ha fomentado y seguirá fomentando deseos de lucha y organizarse. Su memoria siempre estará en el seno del pueblo, los mártires revolucionarios del pueblo son tan eternos como su legado.

Pronto tendréis una nueva farsa electoral cuyo único objetivo es legitimar la explotación de los trabajadores, la represión y la política imperialista y militarista. Espero que el rechazo y el boicot se imponga.

Las libertades y los derechos populares no pasan por las urnas

Recibe un afectuoso abrazo y un saludo revolucionario para ti y todos los compañeros!

Manuel

Tarjeta Arango. (dos manos que se agarran desplazan los barrotes)
Poemas de Francisco Cela Seoane en prisión

TENGO UNA FLOR DE VIENTO

A mis hermanos Suso y Carlos.

I
Hermano:
Tengo una Flor de viento
que se ondula en el horizonte de mis párpados.
Ondulación que va del dolor al llanto,
del llanto al grito.
Flor de viento
que va edificando la sonrisa;
sonrisa que escala
las húmedas paredes de la garganta
para encontrar grieta
y emerger a la cima de los labios.
Flor de viento
que resiste las feroces embestidas de las espinas,
ésas que, a veces,
sorprenden a las desprevenidas pupilas
y te dejan
ciego y tiritando de frío.

II
¿Hasta cuándo andará el hombre
tiritando los fríos?
¿Hasta cuándo el frío,
con sus dedos largos,
hurgará en nuestras heridas doloridas?
¿Hasta cuándo, hermano,
seremos ciegos
andando a tientas por los caminos
y recibiendo golpes tantos?

III
Sin embargo, hermano,
el hombre no es
como las piedras del camino:
mudas e insensibles espectadoras
de su propio destino.
El hombre
es quien construye todos los caminos
sufriendo, irremediablemente,
en todo su recorrido.
Cada uno tiene su propia parte del camino
y ha de recorrerlo por sí mismo:
con su propia cruz, con su propio llanto
y sin dejar que la sonrisa
se le caiga de los labios.

IV
No temas, hermano,
a las espinas y a los fríos.
La única luz que necesitas,
se expandirá desde ese corazón que te arde
con la llama inextinguible de la esperanza.
Y el calor te brotará
desde ese pecho en brasa
cuando el mundo en tus manos arda
y el hombre, en perfil de llama,
alimente tus sueños
con resplandor de incendio.

V
En mis manos, hermano,
la edad es como un barco
con su travesía de sueños,
besos robados,
que va recorriendo el mundo
con éste mi poema inacabado.
Poema de éste mi tiempo
por mil heridas mutilado.
Éste mí tiempo
donde todavía la ignorancia
cercena la ortografía de los versos.
Donde todavía el hambre silencia
la inmaculada entonación de las palabras.
Donde todavía de la tortura brota
un dolor tan inmenso
que, ante él,
palidecen todos los versos.

VI
Por eso, hermano,
tengo sed y urgencia de mañana.
De que la ternura
destierre del corazón la oscura frialdad
del metal que acuchilla el batir de las alas.
De que el Amor
remonte el cauce de la sangre
y fluya en cálido surtidor de caricias.
De que la emoción
imponga a los ojos
su férrea dictadura
de vivir y morir
en el corazón de la luz.

Poster Paco Cela.
VII
Sin embargo, hermano,
me sé transitando
por el borde hiriente
de éste mi tiempo, de éste mi hoy
y aquí presente.
Y te digo
que tengo el corazón dolido
y la sangre en dos mares sublevada,
con el aliento a las puertas del incendio,
ardiendo.
Desde una calle,
el sufrimiento me habla
de los días de humo,
de las mañanas de café amargo.

VIII
Un corazón sediento se detiene
a las puertas de la ternura, sediento.
Desemboca en avenidas de silencio:
va calle abajo,
del dolor al abismo;
vuelve calle arriba,
del abismo al pecho carbonizado
por naufragios de angustias
y esquirlas de golpes tantos.

IX
A este punto,
quiero extender las fibras
de mi pensamiento.
A brazadas de conciencia y sentimiento
descender al camino
con éste mi corazón que siente.
Tener ventanas abiertas
a las heridas milenarias
y a las lluvias ácidas.
No te detengas, corazón,
y desciende.
Hoy,
podemos ser:
Juan, Pedro o Manuel.
Juan,
el minero,
con sus miedos
a la pesadilla de tener por cielo
un infierno de carbón negro.
Pedro,
el campesino,
con su mirada avinagrada
de observar una tierra
por las serpientes dominada.
Manuel,
el joven,
con sus ojos en edad de grieta.
O el otro Juan,
el estudiante,
al que tan sólo le dejan
las perspectivas agonizantes.
O el otro Manuel,
el casado,
el padre de cuatro niños,
con casa de alquiler,
cuenta en la tienda,
llegar a fin de mes y yo qué sé ...
O el otro Pedro,
el que ya cumple cinco años de parado,
cinco años de mañanas de café agrio,
de mirarse al espejo
y verse viejo y derrotado.
Portada "Poemas para la revolución".
 
X
Créeme si te digo, hermano,
que no hay noche más larga
que una noche de sombras
con sombras que no hablan.
Y callan hasta las sombras
ante los golpes que,
poco a poco,
a un hombre van doblando.
Escucha cómo ese hombre sediento de ternura,
silencio a silencio,
va labrando:
un acantilado de vacíos,
un sepelio de sueños carbonizados.
Créeme si te digo
que no hay tristeza comparable
a la de ver a un hombre destrozado
caminar,
por las avenidas,
solitario:
con el desmayo de la sonrisa
aflorando sobre la cortina de sus labios.

XI
Y digo, hermano,
que me sé transitando
por el borde hiriente, de éste mi hoy
y aquí presente.
Cuando degollados en las perspectivas agonizantes
renacemos en la sangre
amasando esperanzas.
Recuperando,
trocito a trocito,
la Historia, la raíz,
la matriz primera
donde va germinando
un proyecto de sociedad nueva.
Y de saber somos, hermano,
ya ancianos.
De saber
que caminando vamos
y que largo es el camino.
Y seguimos caminado,
dolorida la piel y las entrañas,
firmemente aferrados a la esperanza.
Cuando lo nuevo,
lo que alcanzar aspiramos,
viene herido de luz
y de abismos precedido.
Cuando lo nuevo, hermano,
es ese hermoso sueño
que amorosamente alimentamos
poniendo en las manos de los hombres
las llaves que abren las puertas de la Historia.

Mayo 89

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