Dibujo de M.P.M. "¡Basta! -2010. (un hombre grita con las manos amplificando) |
Dos
siglos de Resistencia Obrera
LOS
INICIOS:
EL
MOVIMIENTO LUDITA
Las
primeras luchas obreras en el Estado español datan de principios
del siglo XIX y fueron protagonizadas
por los trabajadores del textil, sector de
la producción en el que se inició la mecanización del
sistema productivo.
Esta sustitución de la fuerza de trabajo
manual empleada en las manufacturas por las máquinas
provocó el despido de miles de trabajadores y el
descenso de los salarios.
No
es de extrañar que la primera reacción de los obreros
fuera la destrucción de la maquinaria y que consideraran
como el principal enemigo y origen de sus males,
no al sistema capitalista en su conjunto, sino a la introducción
de la mecanización en las fábricas.
Este
movimiento se conoce con el nombre de ludista.
En el Estado español comienza en 1821, cuando los
trabajadores de Alcoi (Alacant) asaltan la ciudad y queman
los telares mecánicos; en 1823, en Camprodón (Girona),
destruyen las máquinas de cardar e hilar; en las tabacaleras
el objetivo a eliminar serían las máquinas de liar
cigarrillos.
La
acción más destacada de los luditas fue el incendio,
en 1855, de la fábrica “El Vapor” de Barcelona, propiedad
de la familia Bonaplata.
(Dibujo
de M.P.M. ¡Basta!, 2010)
Foto. Marcus Klinberg. |
Para que la memoria de Marcus Klinberg no se pierda nunca
Al morir con 97 años (30/11/15), Klinberg es casi una metáfora del mismo siglo XX y su vida como espía soviético, más apasionante que cualquier película de acción. Además de comunista, fue también un conocido científico, otra de tantas facetas que convierten a su personalidad en algo fuera de lo común.
Poster de Paco Cela. |
Poemas
de Francisco Cela Seoane
EL
CAMINO DE LA UTOPÍA
I
El
camino de la utopía
es
la realidad que se expande
en
perpetua mutación
de
espanto y maravilla,
en
mutación perpetua
de
fascinación y pesadilla.
Es
decir,
la
capacidad potencial del hombre
de
internarse por la catarata de la lágrima
e
ir edificando los albergues de la sonrisa.
El
corazón cosechado para el salto,
que
salta y va saltando
de
lo inalcanzable a lo ya alcanzado,
de
lo ya alcanzado a lo inalcanzable,
de
la derrota de la luz
a
la victoria de la sombra;
de
la derrota de la sombra
a
la victoria de. la luz.
El
camino de la utopía
es
al hombre,
lo
que la lluvia a la tierra árida.
Es
decir,
primero,
trayecto de arena y viento,
de
tiniebla y vértigo,
después,
agua cristalina
alimentando
los ríos de la vida.
Es
decir,
ir
asumiendo que los ríos de la vida
no
tienen en los diques su meta,
inmovilismo
de vía muerta.
Sino
que su meta es el eterno cauce
por
el que salir a buscar
el
camino del mar.
II
Sin
embargo,
caminar
sin experiencias
es
como ir a ciegas.
Afrontar
las emboscadas de la niebla
donde
desaparece el camino, la orientación
de
las huellas.
Quizás
entonces intuimos
que
avanzamos en círculo,
perdidos,
y
quizás eso explique
esa
tendencia del hombre
a
aferrarse a lo ya conseguido,
ese
construir diques
que
nos taponan el camino,
para
evitarnos tal vez
ese
vértigo a lo desconocido.
III
Así
vamos,
de
la derrota de la luz
a
la victoria de la sombra;
de
la derrota de la sombra
a
la victoria de la luz.
Crecemos
lenta y dolorosamente,
acumulando
experiencias en el vientre
de
la Historia.
Hasta
que el prolongado embarazo da paso
al
parto,
y
nos estalla en las manos
el
sueño tantas veces soñado.
Enero,
92
Foto. Micrófono en llamas. |
Música
combativa:
Ceive
– No hay alternativa
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