Símbolo Plataforma LEA. (una pluma y un pincel rompen una cadena) |
Plataforma
por la Libertad de Expresión de los Artistas
¿Qué
es L.E.A.?
La
Plataforma por la Libertad
de Expresión
de los Artistas
(L.E.A)
es una plataforma que defiende el derecho de la libertad de
expresión, y cuyo fin es denunciar y difundir los múltiples casos
de artistas perseguidos y represaliados por el Estado Español por el
simple hecho de expresarse (ya sea en canciones, poemas, etc…).
Todos
los casos que denuncia esta plataforma son de artistas que han sido
detenidos o llevados a los juzgados por el hecho de expresarse, es
decir, por ejercer su legítimo derecho a la libertad de expresión.
Objetivos
–Centralizar,
difundir y visibilizar
todos los casos de artistas represaliados a través de la
difusión de éstos, tanto en las redes sociales y página web como
en la calle (mediante la creación y reparto de panfletos, puestos de
información, etc…).
–Servir
como punto de información y puente
para toda persona que quiera informarse sobre estos casos y que
quiera ayudar a los artistas de algún modo para, así, facilitar y
organizar la solidaridad.
–Apoyar
económicamente
a los artistas represaliados mediante la organización de eventos y
recaudaciones solidarias para
ayudarles
a sufragar gastos judiciales, multas, etc…
–Denunciar,
a través de estos casos, que el Estado Español reprime a los
artistas y no respeta el derecho a la libertad de expresión.
https://plataformalea.wordpress.com/
"Y lloró la Republicana" (bandera con crespón negro) |
NO
HAN DEJADO A MONICA REFOXOS NI UNOS INSTANTES DE INTIMIDAD CON LA
FAMILIA, NI SIQUIERA LE HAN PERMITIDO ABRAZAR A SU MADRE
Algunos
de los que hoy, 10 de mayo, nos acercamos a darle el ultimo adiós al
solidario obrero luchador de Citröen, el padre de Mónica, sabíamos
que si era verdad que a Mónica la traían desde la Prisión de Jaén
al tanatorio de Vigo, sería en medio de un brutal despliegue
policial y por supuesto, a sus camaradas y amigos no nos dejarían
acercarnos a ella, sin embargo, la realidad ha vuelto a mostrarnos
que los mastines del capital no dejan de superarse en su tarea de
sembrar el terror por donde pasan. Llegaron los vehículos policiales
cuando apenas faltaba media hora para la incineración, unos seis
gorilas armados de metralletas, a medio desenfundar sus pistolas,
rodeaban a Mónica, la traían esposada a la espalda y agarrada entre
dos, casi llevándola en volandas.
En
el trayecto hasta la sala donde estaba el féretro, además de
escucharse voces de animo para con Mónica también se oían frases
de indignación de viejos compañeros de trabajo o de vecinos de la
familia que no daban crédito a semejante atropello y total falta de
respeto. Como les dijo una mujer al ver de qué manera maltrataban a
Mónica: "en estas condiciones bien que no trasladareis a los
ricos..." Tampoco retiraron los grilletes a Mónica una vez se
encontró con su madre. Ni tiempo les daría a las dos a sobreponerse
al impacto emocional porque, no habían pasado ni cinco minutos,
antes que su madre volviese a abrazarla, a pesar de pedirles que le
diesen más tiempo para ver a su padre, cuando ya la estaban
arrastrando hacia afuera de la sala para encerrarla de nuevo en el
vehículo policial.
De
nuevo comentarios de indignación y rabia, de nuevo gritos de cariño,
puños en alto y aliento para nuestra querida y ejemplar camarada
Mónica, digna hija de un obrero.
DIGNA
HIJA DE NUESTRA CLASE PROLETARIA.
Foto. Galindo y otros mandos G.C. |
Informe Navajas: la participación de la Guardia Civil en las redes de narcotráfico
En noviembre de 1988 dos miembros del Servicio de Información de la Guardia Civil se reunieron con el fiscal jefe de San Sebastián, Luis Navajas, para informarle de la participación de decenas miembros del propio cuerpo de la Guardia Civil, así como de la policía, en el contrabando y el narcotráfico de Gipuzkoa.
El fiscal abrió las diligencias informativas 1/89 con la documentación escrita que probaba las conexiones entre los camellos y los uniformados procedente del interior mismo de la Guardia Civil y de cinco narcos a los que tomó declaración.
El 12 de mayo de 1989 le hizo llegar al Fiscal General del Estado, su superior, Javier Moscoso del Prado, el documento con los nombres de los 31 policías y guardias civiles implicados en el narcotráfico. Entre ellos había una decena de mandos de la Guardia Civil de Gipuzkoa, entre ellos al teniente coronel Rodríguez Galindo y otros jefes militares del cuartel de Intxaurrondo.
Era el comienzo del llamado “Informe Navajas”. Cuando el Fiscal General del Estado recibió el informe, no lo registró oficialmente, sino bajo cuerda, como si fuera algo confidencial. Desde el primer momento trató de que no quedara huella alguna para hacerlo desaparecer finalmente.
Algún tiempo después, el entonces diputado de EA Joseba Azkarraga le preguntó en el Congreso al Fiscal General del Estado, que entonces era Leopoldo Torres, por aquel informe. La respuesta fue muy significativa. El fiscal eludió el asunto con la excusa del “terrorismo”. No se podían “introducir dudas sobre la honorabilidad de quienes tienen por misión luchar contra el terrorismo”. Se había creado una casta de “intocables” a los que se les permitía estar por encima de la ley.
El 19 de abril de 1991 la Guardia Civil presentó un contrainforme a Fernando Andreu, que entonces era juez de instrucción en San Sebastián, para desmentir al fiscal punto por punto.
Antes de entregárselo al juez, el contrainforme pasó por las manos de Galindo. Como tituló el 4 de mayo de 1995 el diario El País, la Guardia Civil saboteó cualquier clase de investigación al respecto. “No hay pruebas ni las habrá”, fue siempre el lema de Felipe González y el PSOE al frente del gobierno.
Foto. Chutándose. |
En
mayo de 1995 otro Fiscal General del Estado, Carlos Granados, aseguró
que las diligencias incoadas habían acabado en noviembre de 1993 con
el sobreseimiento de las acusaciones contra todos los implicados,
salvo el sargento Enrique Dorado Villalobos, condenado por cohecho.
También dijo que el informe fue incorporado “casi literalmente”
a las diligencias previas 491/91 del Juzgado de Instrucción 1 de San
Sebastián, cuyo titular era Andreu, hoy magistrado de la Audiencia
Nacional.
Era falso. Nunca nadie investigó su contenido, ni la policía, ni los jueces. Nadie alzó la voz. Los partidos políticos se callaron como perros. No hubo ni la más pequeña insinuación. Tampoco el fiscal Navajas continuó la investigación. No pudo, no quiso, no supo, o no le dejaron.
El contenido del informe se ocultó, aunque una parte fue desvelado por periódicos que, curiosamente, desaparecieron de la circulación. En 1989 aparecieron algunos extractos en Diario 16 y, posteriormente, por el diario Egin. En 1993 el primer y único ejemplar de la revista “Crisis” también publicó una parte del informe, que comenzaba explicando que la información adjunta era relativa al “foco de corrupción interna detectada en la Comandancia de Gipuzkoa”. Destaba el “exceso” en el patrimonio particular del coronel Galindo y afirmaba tener información sobre “la existencia de una asentada corrupción de miembros del Cuerpo [de la Guardia Civil] en Gipuzkoa”.
Los criminales no sólo eran “intocables” sino que el gobierno del PSOE llegó a ascender a Galindo al rango de general, otro pago más a sus numerosos “servicios”. La “condena” por el asesinato de Lasa y Zabala no llegó hasta 2000, cuando ya nadie se acordaba del narcotráfico.
En 2014 al fiscal Navajas le ascendieron al Tribunal Supremo, seguramente como consecuencia de otra recompensa por el silencio sepulcral mantenido escrupulosamente durante 20 años. Es el mismo sepulcro en el que están enterrados miles de jóvenes vascos víctimas de la heroína.
Uno de los que colaboraron con Navajas en la redacción del informe fue el capitán Juan Miguel Castañeda Becerra, alias “El Califa”. También le ascendieron a coronel y trabajó en el Servicio de Seguridad de la Casa Real y en la Unidad de Servicios Especiales de Información de la Guardia Civil.
En 2009 le detuvieron cuando estaba al mando de la comandancia de Guadalajara por formar parte de la red del gallego Marcial Dorado, el famoso amigo narco del presidente de la Xunta de Galicia Alberto Nuñez Feijóo. Le acusaron de asociación ilícita, blanqueo de capitales y cohecho.
Era falso. Nunca nadie investigó su contenido, ni la policía, ni los jueces. Nadie alzó la voz. Los partidos políticos se callaron como perros. No hubo ni la más pequeña insinuación. Tampoco el fiscal Navajas continuó la investigación. No pudo, no quiso, no supo, o no le dejaron.
El contenido del informe se ocultó, aunque una parte fue desvelado por periódicos que, curiosamente, desaparecieron de la circulación. En 1989 aparecieron algunos extractos en Diario 16 y, posteriormente, por el diario Egin. En 1993 el primer y único ejemplar de la revista “Crisis” también publicó una parte del informe, que comenzaba explicando que la información adjunta era relativa al “foco de corrupción interna detectada en la Comandancia de Gipuzkoa”. Destaba el “exceso” en el patrimonio particular del coronel Galindo y afirmaba tener información sobre “la existencia de una asentada corrupción de miembros del Cuerpo [de la Guardia Civil] en Gipuzkoa”.
Los criminales no sólo eran “intocables” sino que el gobierno del PSOE llegó a ascender a Galindo al rango de general, otro pago más a sus numerosos “servicios”. La “condena” por el asesinato de Lasa y Zabala no llegó hasta 2000, cuando ya nadie se acordaba del narcotráfico.
En 2014 al fiscal Navajas le ascendieron al Tribunal Supremo, seguramente como consecuencia de otra recompensa por el silencio sepulcral mantenido escrupulosamente durante 20 años. Es el mismo sepulcro en el que están enterrados miles de jóvenes vascos víctimas de la heroína.
Uno de los que colaboraron con Navajas en la redacción del informe fue el capitán Juan Miguel Castañeda Becerra, alias “El Califa”. También le ascendieron a coronel y trabajó en el Servicio de Seguridad de la Casa Real y en la Unidad de Servicios Especiales de Información de la Guardia Civil.
En 2009 le detuvieron cuando estaba al mando de la comandancia de Guadalajara por formar parte de la red del gallego Marcial Dorado, el famoso amigo narco del presidente de la Xunta de Galicia Alberto Nuñez Feijóo. Le acusaron de asociación ilícita, blanqueo de capitales y cohecho.
El
círculo se acabó cerrando sobre sí mismo porque el Estado había
puesto al zorro al cuidado de las gallinas.
Cartel. "Jornades proamnistía". (un puño rompe una cadena) |
Convocatorias:
-Hoy
y mañana en Barcelona, Jornadas por la Amnistía.
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