Lo que todos los comunistas deberían ignorar sobre la crisis económica
por Juán Manuel Olarieta Alberdi, Abogado, escritor y militante del SRI
Para ser convincente con un artículo hay que empezar de una manera pedante, a ser posible dando cifras y tratando de que el lector no entienda casi nada. Cuando un solo lector entiende un artículo es porque el autor ha incurrido en el apestoso dogmatismo.
Yo no soy dogmático, así que tengo que empezar diciendo que los índices bursátiles siguen desplomándose. En lo que va de año el Ibex35 acumula un descenso del 25 por ciento, la cuarta parte. En agosto se ha situado en los 11.335 puntos, sólo un poco por encima del mínimo anual, fijado en julio en 11.151 puntos. No obstante, es muy posible que baje hasta ese nivel a corto plazo.
¿Qué pasará entonces? En Estados Unidos ya se habla de nacionalizar a los gigantes de financiación hipotecaria, Freddie Mac y Fannie Mae, un país donde la palabra “nacionalización” suena a soviet. Pero con la bolsa ya no hablamos de una crisis sectorial, del ladrillo, ni de empresas concretas. Simplemente es posible que el gobierno del PSOE tenga que intervenir la bolsa o incluso cerrarla. ¿Por qué los comunistas no exigimos su cierre definitivo? Si ellos nacionalizan algunas empresas con el dinero de los obreros, ¿por qué nosotros no exigimos la nacionalización de todos los medios de producción con el dinero de la burguesía? Si ellos redactan planes contra la crisis, ¿por qué nosotros no exigimos el poder para redactar planes quinquenales de toda la economía?
O lo que es lo mismo, ¿por qué los comunistas no somos comunistas y no exigimos el socialismo? ¿Por qué no decimos que esa es la única salida a esta crisis?
En la economía real, la recesión económica coincide con persistentes tensiones inflacionistas, que no aflojan a pesar del abaratamiento del petróleo en las últimas semanas. Prueba de ello es que los precios industriales en tasa anual crecieron casi un 10 por ciento. La combinación de recesión con alta inflación es uno de los peores escenarios económicos que los capitalistas podían imaginar.
Ahora caigo un poco en el dogmatismo demagógico y añado: en España sólo en un año tenemos 621.600 obreros más en el paro. Los capitalistas nunca imaginaron que la crisis fuera tan rápida, que el capitalismo se desplomara en caída libre como lo está haciendo. Nadie nos ha explicado todavía los motivos de esta velocidad con la que se está propagando la crisis. No sólo la crisis, sino tampoco la velocidad de la crisis.
Un tópico típico del momento: los índices de morosidad se disparan. ¿No hay dinero? Sí hay dinero, y mucho, pero lo monopolizan unos pocos y no saben dónde invertirlo porque la crisis es general. La sobreproducción es también sobreproducción de capital. ¿Por qué no les quitamos su dinero a ese puñado de medrosos monopolistas? ¿No es el momento?
Sin embargo, la idea de morosidad es engañosa. ¿Por qué no hablan claramente de quiebra? ¿Qué va a pasar cuando los bancos embarguen los salarios de los obreros que no pueden pagar las hipotecas de sus casas? ¿Qué propuesta tienen los comunistas españoles ante eso? ¿Qué va a pasar cuando la policía se presente en los barrios para echar a los obreros de las casas que no pueden pagar? ¿Qué propuesta tienen los comunistas españoles ante eso? ¿Seguirán redactando comunicados de protesta? ¿Convincentes análisis de la situación concreta y el ciclo que nos toca vivir?
No sólo los capitalistas españoles, tampoco los comunistas españoles esperaban esta crisis y quizá muchos no la esperaban ya nunca más, es decir, creían que la crisis no va con el capitalismo. Sus convincentes comunicados así lo demuestran. Capitalismo es bienestar, progreso y abundancia. Socialismo es miseria, pobreza y escasez.
Hasta el momento hemos visto las crisis por la tele y ahora nos toca que nos vean a nosotros. Estábamos acostumbrados a las crisis en países “de segunda línea”, cuando en realidad éstos viven en una crisis permanente y no pueden caer más porque hace tiempo que tocaron fondo. Por eso no esperábamos que empezara por los países económicamente más “fuertes”, Estados Unidos, que son siempre los más débiles. También 1929 empezó en Wall Street.
La crisis nos va a seguir sorprendiendo en el futuro.. Ni siquiera somos capaces de imaginarla porque nos gusta pensar que vamos a ser capaces de seguir sobreviviendo como hasta ahora, con nuestras pequeñas crisis cotidianas, cómodas y manejables. Nos gustaría que el propio capitalismo remontara su propia crisis sin sobresaltos, a ser posible con el menor costo posible sobre nuestras agotadas espaldas. ¿Es eso lo que estamos transmitiendo los comunistas españoles a los obreros empobrecidos y amargados?
La falta de memoria histórica nos ha hecho olvidar lo que es una crisis capitalista. Sin ir más lejos, aquí la crisis de 1929 trajo la República de 1931 y la de 1973 trajo la del franquismo, los Pactos de la Moncloa, la transición… ¿O queremos creer que se trata de una crisis económica sectorial? ¿La fase mala del ciclo? ¿Por qué los comunistas españoles no vinculan la salida a la crisis capitalista con la República Popular? ¿Se ha acabado ya la campaña por la memoria histórica o es ahora cuando debería comenzar?
En nuestros convincentes y sesudos comunicados nos gusta confundir la crisis con sus manifestaciones externas, que es lo más habitual en economía macroeconómica, confundir los efectos con las causas, y tomar como causas lo que sólo son efectos. Para no salirnos del guión, el chiste que tenemos que defender es el siguiente:
a) es una crisis cíclica, un cambio de ciclo del auge a la recesiónb) es una crisis sectorial, afecta a la construcción, está provocada por el bache de la construcción, por la vivienda, por las hipotecas y el ladrilloc) es una crisis petrolífera, está causada por el aumento de los precios del petróleo en el mercado mundiald) está causada por la especulación, por las finanzas, por esas burbujas de clases diversas.
Sobre todo espero que a nadie, pero especialmente a los comunistas españoles, se le ocurra decir ninguna de estas barbaridades:
a) vivienda es una palabra muy próxima a vivir; sin vivienda no se puede vivirb) si el capitalismo no nos da una vivienda, nos impide vivir, nos quita la vidac) luego si queremos vivir, necesitamos una vivienda y para ello somos nosotros los que tenemos que matar al capitalismo.
Espero que a nadie se le ocurra recordar a estas alturas que el problema de la vivienda en España en su forma actual arranca del decreto Boyer de 1983, la primera medida adoptada por el PSOE nada más llegar al gobierno por vez primera después de la transición.
Espero que a nadie, pero especialmente a los comunistas españoles, se le ocurra decir que la crisis inmobiliaria no es de ahora sino que es consustancial al capitalismo desde sus mismos orígenes, incluso en los países capitalistas más avanzados.
Espero que a nadie, pero especialmente a los comunistas españoles, se le ocurra decir que para la clase trabajadora encontrar una vivienda ha sido una tarea imposible bajo el capitalismo en cualquier país, sobre todo si no nos conformamos con cualquier vivienda sino que queremos que sea, además, “digna”. ¡Qué vicio el nuestro!
Espero que a los comunistas españoles no se les ocurra alarmar innecesariamente a la gente que no puede pagar su casa diciéndoles que hay 800.000 viviendas vacías (y mucho menos llamar a ocuparlas).
Espero que a los comunistas españoles no se les ocurra decir que en el segundo trimestre de 2008 había 553.900 hogares con todos sus componentes en paro y que sólo en un año esa cifra ha crecido un 46 por ciento.
Pero sobre todo espero que a los comunistas españoles no se les ocurra, a estas alturas, airear los escritos de Engels sobre la vivienda y para ello redactarán sesudos análisis demostrando que están totalmente anticuados.
Espero que a los comunistas españoles no se les ocurra decir que la explotación de la clase obrera y la acumulación de capital no se han fundamentado en la plusvalía exclusivamente sino en el saqueo de una parte muy importante de los salarios de los obreros para pagar el techo bajo el que viven, porque eso son antiguallas de Engels pasadas de rosca.
Espero que a los comunistas españoles no se les ocurra poner a la orden del día la necesidad imperiosa del socialismo, o lo que es lo mismo, la expropiación de los expropiadores, y que en sus convincentes análisis demuestren que eso hay que dejarlo para más adelante porque los obreros aún no están preparados, no tienen conciencia y demás frases que ellos conocen bien.
Espero que a los comunistas españoles no se den cuenta nunca de que el problema de la vivienda ha puesto a la clase obrera enfrente de dos de sus enemigos más importantes: la propiedad privada del suelo y el capital bancario.
Espero que a los comunistas españoles no se les ocurra exigir ni la nacionalización del suelo ni la inmediata cancelación de las hipotecas y demás deudas bancarias, no sólo de los intereses.
Espero que a los comunistas españoles no se les ocurra recordar que entre la crisis económica de 1929 y la guerra mundial sólo pasaron diez años y dejen bien claro en sus análisis que hoy algo así es impensable.
Y acabo con eso mismo: si los comunistas españoles de hoy hubieran tenido que redactar uno de sus concienzudos comunicados el 2 de setiembre de 1939 lo hubieran titulado así: De nuevo los países poderosos (Alemania) atacan a los débiles (Polonia). No sabríamos que aquello no era una agresión sino que había empezado la Segunda Guerra Mundial. Incluso alguno hubiera dicho: no podemos defender a Polonia porque resulta que el presidente del gobierno era un capitalista enemigo de su pueblo, había cometido atentados varios contra los derechos humanos. Conclusión: los comunistas debemos ser neutrales en esas peleas que nos resultan tan ajenas. En realidad, estamos siendo neutrales ante casi todo. Espectadores del circo mundial. Echemos la culpa a los demás, o quizá mejor, echemos la culpa a la “situación”.
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