Memoria Histórica del día:
-1902: Fin de la guerra de los boers en Sudáfrica.
-1906: Los anarquistas españoles Mateo Morral Roca -ejecutor directo- y Nicolás Estévanez -al parecer proporcionó la bomba- fallan en su intento de matar a Alfonso XIII y Victoria-Eugenia de Battenberg el día de la boda real en Madrid. La bomba -camuflada en un ramo de flores- iba directa a la carroza real, pero los cables de la línea eléctrica desviaron la trayectoria. Hubo 26 muertos.
El 15 de junio, después de una amplia campaña criminal contra los anarquistas en todo el Estado, el Gobierno español clausura la Escuela Moderna de Barcelona, fundada por Francesc Ferrer i Guàrdia -el más famoso pedagogo libertario de la historia del Estado- y otras varias. Luego lo fusilarán. El 20 de agosto, en Bilbao, se celebra una Huelga General con la participación destacada de obreros anarquistas. El año siguió con cientos de detenciones y cierres de medios libertarios.
-1921: Fundación del PCB en Bélgica. Criminalización inmediata.
-1937: Destructores nazis alemanes bombardean repetidamente el puerto y las cercanías de Almería. Los Gobiernos “democráticos”, que ya habían traicionado y abandonado a la legítima República a su suerte en el 36, callan de nuevo ante estas barbaries. Sólo lo condena la URSS. Por ironías de la vida, muchos de esos líderes nazis se jubilaron en sus esplendidos refugio-urbanizaciones en dichas costas andaluzas y levantinas. Franco los acogió, la UCD los protegió, el PSOE los ocultó y el PP los fue enterrando con honores (ya de puro viejos y bronceados). Aún quedan varios ya localizados, pero morirán (90 años para arriba todos) antes de ni siquiera ser señalados por el Estado “democrático”. Muchos de los políticos españoles actuales, protegen a los asesinos nazis de sus propios abuelos...
HA FALLECIDO UN COMUNISTA VASCO ÍNTEGRO
El jueves 19 de mayo falleció en Bilbao el militante comunista, solidario y abogado, graduado en Criminología, Javier Ramos Sánchez.
Comunista, solidario y abertzale hasta el tuétano, fue miembro del sindicato LAB y de la Izquierda Abertzale, militando en EHK. Creador del Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK), que representó a la Izquierda Abertzale cuando ésta fue ilegalizada.
Fue colaborador de Gara, Cádiz Rebelde e inSurGente.
Gracias por tu entrega revolucionaria, y la templanza de acero en tu vida personal, laboral y política.
Por expreso deseo suyo, sus cenizas reposan junto a la estatua de Santiago Brouard, secretario general de HASI asesinado por el GAL-PsoE, en el parque de Amézola en Bilbao, frente al balcón del que fue su domicilio particular. El homenaje se realizó este domingo 29 en dicho parque de Bilbo.
Comunista, solidario y abertzale hasta el tuétano, fue miembro del sindicato LAB y de la Izquierda Abertzale, militando en EHK. Creador del Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK), que representó a la Izquierda Abertzale cuando ésta fue ilegalizada.
Fue colaborador de Gara, Cádiz Rebelde e inSurGente.
Gracias por tu entrega revolucionaria, y la templanza de acero en tu vida personal, laboral y política.
Por expreso deseo suyo, sus cenizas reposan junto a la estatua de Santiago Brouard, secretario general de HASI asesinado por el GAL-PsoE, en el parque de Amézola en Bilbao, frente al balcón del que fue su domicilio particular. El homenaje se realizó este domingo 29 en dicho parque de Bilbo.
Uno de sus últimos artículos:
La izquierda abertzale: entre el gandhismo y el papanatismo. 16/9/2010
Algunos líderes de la Izquierda Abertzale repiten frecuentemente, como si de un mantra se tratara, que mediante las “vías pacíficas y democráticas” van a obligar a los Estados a moverse en lo que concierne al conflicto vasco. Y, desde luego que consiguen moverles, pero a risa.
Ni el Estado español, mucho menos el francés, están interesados en ningún proceso “democrático” al margen de la configuración política de su propia “democracia”, la que mantiene y hace perdurar su estatu quo territorial. No tienen la menor necesidad de “moverse” y no hay comunidad internacional que les inste a ello, más que nada porque lo que a la comunidad internacional le mueve son los intereses económicos y no las piadosas razones de ciertos mediadores.
Por eso el Estado español se permite todo tipo de provocaciones, desde ilegalizar manifestaciones de exquisito pedigrí democrático hasta detener a nueve militantes abertzales por el horrendo crimen de hacer política. Sin complejos. Se sabe seguro y tranquilo y desde luego respaldado por la comunidad internacional, el Tribunal de Estrasburgo y toda la corte celestial de Poderes fácticos internacionales.
Las “vías pacíficas y democráticas” son útiles allá donde ambos contendientes buscan una paz justa y verdadera. El Estado español no busca ninguna paz sino pura y simple pacificación a la romana: por derrota y sumisión. Y ante esta evidente realidad todavía hay que oír a algunos decir que hay que perseverar en esta estrategia de entrega incondicional con armas y bagaje.
Yo, educado en el marxismo leninismo, considero más acertado en cambio seguir luchando en todos los frentes, sin abandonar ninguno. Ciertamente y según las circunstancias uno u otro frente adquieren preponderancia en determinadas fases pero de ahí a prescindir del todo de alguno de ellos, nada de nada. Es un error. La revolución se hace con medios legales e ilegales, con masas y con cuadros y teniendo por seguro, como ya se advirtiera en 1848, en el Manifiesto Comunista, que sólo mediante la violencia podrá derrocarse el orden burgués existente. Han transcurrido muchos años desde entonces pero creo que el consejo sigue siendo bueno. A la burguesía no se la convence “por vías pacíficas y democráticas”. Al contrario, lo que se ha conseguido agachando la cerviz es empecinarla en su bravuconería de la derrota policial, como no se cansan de repetir sus voceros del PPSOE.
Pero, al menos, si quisiera esta nueva estrategia “pacifista” seguir el camino de Gandhi, bien podrían intentar llevar a efecto sus tácticas de “resistencia pasiva”: no pagar impuestos o, sin más, haberse constituido en las calles como una mole inamovible, como en setiembre de 2002, el pasado sábado en la manifestación prohibida. Pero no. Los socios “pacifistas y demócratas” se arrugaron, como siempre y eso que antes repetían cual papagayo aquello de que “...sin violencia de ETA todo era posible y se confrontarían con el Estado democráticamente”. Pues sí, ya lo hemos visto, a la primera prohibición se nos han ido veloces a casa, no fuera que se les arrugara el traje corriendo ante los ertzainak. De vergüenza.
Dos no riñen si uno no quiere, dice el adagio popular y, desde luego, dos no se arreglan si uno no quiere y ese es el caso del Estado español, un imperio venido a menos y que acostumbra a llevar estas cuestiones hasta que le echan a patadas de todas partes. Nada que ver con los británicos quienes, antes de abandonar sus colonias acostumbran a implantar lazos económicos y culturales que les sean provechosos. Desde luego Brian Currin y los suyos no saben cómo se las gasta el estado español y mejor harían en denunciarlo internacionalmente como lo que es: un estado autoritario y colonialista en lugar de levantar falsas esperanzas fruto de un buenísimo ingenuo y peligroso. Euskal Herria lleva demasiados años de lucha como para que le salgan hadas madrinas con hechizos mágicos.
Ni el Estado español, mucho menos el francés, están interesados en ningún proceso “democrático” al margen de la configuración política de su propia “democracia”, la que mantiene y hace perdurar su estatu quo territorial. No tienen la menor necesidad de “moverse” y no hay comunidad internacional que les inste a ello, más que nada porque lo que a la comunidad internacional le mueve son los intereses económicos y no las piadosas razones de ciertos mediadores.
Por eso el Estado español se permite todo tipo de provocaciones, desde ilegalizar manifestaciones de exquisito pedigrí democrático hasta detener a nueve militantes abertzales por el horrendo crimen de hacer política. Sin complejos. Se sabe seguro y tranquilo y desde luego respaldado por la comunidad internacional, el Tribunal de Estrasburgo y toda la corte celestial de Poderes fácticos internacionales.
Las “vías pacíficas y democráticas” son útiles allá donde ambos contendientes buscan una paz justa y verdadera. El Estado español no busca ninguna paz sino pura y simple pacificación a la romana: por derrota y sumisión. Y ante esta evidente realidad todavía hay que oír a algunos decir que hay que perseverar en esta estrategia de entrega incondicional con armas y bagaje.
Yo, educado en el marxismo leninismo, considero más acertado en cambio seguir luchando en todos los frentes, sin abandonar ninguno. Ciertamente y según las circunstancias uno u otro frente adquieren preponderancia en determinadas fases pero de ahí a prescindir del todo de alguno de ellos, nada de nada. Es un error. La revolución se hace con medios legales e ilegales, con masas y con cuadros y teniendo por seguro, como ya se advirtiera en 1848, en el Manifiesto Comunista, que sólo mediante la violencia podrá derrocarse el orden burgués existente. Han transcurrido muchos años desde entonces pero creo que el consejo sigue siendo bueno. A la burguesía no se la convence “por vías pacíficas y democráticas”. Al contrario, lo que se ha conseguido agachando la cerviz es empecinarla en su bravuconería de la derrota policial, como no se cansan de repetir sus voceros del PPSOE.
Pero, al menos, si quisiera esta nueva estrategia “pacifista” seguir el camino de Gandhi, bien podrían intentar llevar a efecto sus tácticas de “resistencia pasiva”: no pagar impuestos o, sin más, haberse constituido en las calles como una mole inamovible, como en setiembre de 2002, el pasado sábado en la manifestación prohibida. Pero no. Los socios “pacifistas y demócratas” se arrugaron, como siempre y eso que antes repetían cual papagayo aquello de que “...sin violencia de ETA todo era posible y se confrontarían con el Estado democráticamente”. Pues sí, ya lo hemos visto, a la primera prohibición se nos han ido veloces a casa, no fuera que se les arrugara el traje corriendo ante los ertzainak. De vergüenza.
Dos no riñen si uno no quiere, dice el adagio popular y, desde luego, dos no se arreglan si uno no quiere y ese es el caso del Estado español, un imperio venido a menos y que acostumbra a llevar estas cuestiones hasta que le echan a patadas de todas partes. Nada que ver con los británicos quienes, antes de abandonar sus colonias acostumbran a implantar lazos económicos y culturales que les sean provechosos. Desde luego Brian Currin y los suyos no saben cómo se las gasta el estado español y mejor harían en denunciarlo internacionalmente como lo que es: un estado autoritario y colonialista en lugar de levantar falsas esperanzas fruto de un buenísimo ingenuo y peligroso. Euskal Herria lleva demasiados años de lucha como para que le salgan hadas madrinas con hechizos mágicos.