martes, 8 de junio de 2010

Alemania: Comunicado de exmilitantes de la RAF sobre la campaña de criminalización que sufren, buscando el chivateo


Comunicado de exmilitantes de la RAF alemana
Mayo 2010

A PROPÓSITO DE LA SITUACIÓN REPRESIVA ACTUAL EN ALEMANIA...

Desde hace tres años, la seguridad del Estado y los medios de comunicación conjeturan sobre quién, hace más de treinta años, mató al procurador general Siegfried Buback y al industrial Hanns Martin Schleyer. Los investigadores buscan indicios con el fin de encontrar culpables que habrían sido implicados en otras acciones de la RAF. Y eso mientras los últimos prisioneros de la RAF apenas han salido de las cárceles alemanas, porque unos se encuentran enfrentados a nuevos procedimientos judiciales, mientras otros son convocados para hacer delación y son amenazados con restricciones judiciales.
Después de la primera ola de represión en verano 2007, con la “encuesta” contra Stefan Wisniewski, se intenta por segunda vez desde finales de 2009, hacernos hablar formalmente en el marco de la “encuesta” contra Verena Becker.
Verena Becker estaba en la RAF en 1977, pero en 1983 nos hemos separado de ella. Habrá pronto un nuevo proceso contra ella, aparentemente preludio a otros procesos. Las encuestas contra Stefan Wisniewski y Rolf Heißler están en curso también.

Se trata de obtener "recriminaciones" en contra, es decir de ponernos bajo presión y de hacernos hablar a propósito de quién exactamente habría hecho qué. Durante más de 30 años, nadie se ha preocupado por saber quién era culpable de qué. La prioridad es de hacernos desaparecer detrás de los barrotes. Desde el espectáculo mediatizado de "el otoño alemán" en 2007, la "lucha por la aclaración" es de repente convertida “en la pregunta del millón”. No tienen bastante con que nos hayamos declarado responsables colectivamente de las acciones de la RAF. Debemos, "finalmente" vender toda la mecha, con el fin de "renunciar a la lógica de la conspiración", como dicen.

En realidad, se trata de reducir la discusión sobre la historia de la lucha armada a un nivel de sangre y de violencia, no de sus porqués. A un nivel donde cada vínculo político es cortado y es tratado en términos de criminología, y todo esto, a fin de que no se desarrolle un espacio en el cual de otras consideraciones, en ningún caso, dicha lucha pueda volver a emerger.
Hay gente para quien tendríamos que hacer frente a una "discusión" de la cual las condiciones ya han sido fijadas con antelación y que tienen como objetivo despolitizar las acciones de la RAF. ¡¡Como si lo hubiésemos hecho por razones personales o privadas!!
O como el diario 'Süddeutsche Zeitung' se imaginaba en un comentario con respecto a esto: "Pronto nada será reconocedor de las motivaciones políticas en esta guerra. (...) La individualización y la privatización del terrorismo alemán constituyen su estadio último. Lo que pasa con el terrorismo alemán hoy es un caso de política de historia aplicada: de la transformación retrospectiva del ámbito político al ámbito de la vida privada." (el 24 de abril de 2007)

Se exige de nosotros el llegar a un "acuerdo histórico”. Una "conclusión final" en la cual nadie más que nosotros sería culpable y del cual las condiciones no son muy negociables.
Es una gran tentativa de enterrar experiencias reales, de impedir procesos de aprendizaje, aislar las diferentes luchas unas de las otras, borrar la memoria colectiva e histórica...

Así sería pues el fin de la historia de la RAF. Una historia de la cual nada subsistiría si no la auto-acusación y el chivateo.

Lo que puso en marcha todo este asunto fueron las preparaciones de una campaña destinada a crear la publicidad para el espectáculo planificado para el otoño 2007 y las producciones cinematográficas que siguieron. Entre finales de 2005 y finales de 2006, colaboradores del 'Spiegel' han movido cielo y tierra para hacernos participar en una serie de televisión redactada por el redactor en jefe del Spiegel Stefan Aust. Hacía falta alguna cosa de nuevo para alimentar la campaña. Anécdotas, chismes, palabrerías que podrían proveer a los "testigos contemporáneos" dando un poco de credibilidad a su historia televisiva basura.

Se sabe que aquello no ha llegado más que a reprocesar viejas "revelaciones", pero entretanto el protegido de Aust, Peter-Jürgen Boock, fue llevado al programa para ocuparse de las "víctimas de la RAF". Después de que no ha habido nada más de nuevo a extraer de los "expertos" y de los "testigos de la corona", algunos políticos exigieron públicamente que los últimos prisioneros de la RAF no sean liberados más que si dieran nombres de colaboradores, compañeros o antigüos activistas. Boock ha utilizado esta ocasión para instrumentalizarla, desde marzo de 2007, al hilo del Procurador General, para dar forma a su versión de los culpables con los nombres de aquéllos mismos que no habían sido todavía condenados por la acción en cuestión.

Para los medios de comunicación fue el momento también de empezar el juego sucio. Papelotes y bastantes negaciones... el verdadero culpable estaría finalmente descubierto. En un talkshow televisado con Boock, Karl-Heinz Dellwo dijo: “Conozco casos donde gente que era absolutamente inocente, han tenido que fabricar prisión para otros." A la cuestión de saber si ”tenían que dar nombres”, respondió "eso la propia gente ha de decidirlo por ellos mismos." Dos semanas más tarde, Knut Folkerts caía en la trampa tendida y declaraba, en una entrevista con el Spiegel, su inocencia en el asunto Buback. Por lo tanto, el circo de los medios de comunicación ha aportado bastante información al Despacho del Procurador General para formalizar los procedimientos judiciales.

La RAF se disolvió en 1998 sobre la base de su evaluación del cambio en la situación política global. El hecho de que fue su propia autodisolución y que no fuera vencida por el Estado, continúa siendo todavía una fuente de irritación constante. Se exige ahora la capitulación política y moral nuestra. De llevar la criminalización de nuestra historia hasta la proposición deshonesta de una "comisión de la verdad". Mientras, las investigaciones-búsquedas contra los ilegales, las campañas de difamación en los medios de comunicación y los procedimientos judiciales contra los antiguos prisioneros continúan. Nosotros, después de todos estos años, no hemos renunciado, ni estamos ahora dispuestos a denunciarnos mutuamente.

Ninguno de nosotras ha hecho ni hará testimonios incriminatorios, porque somos seres humanos dotados de conciencia política. Es una cuestión de dignidad y de identidad, que hemos escogido una vez para toda la vida.
No testimoniar contra compañeros no es una invención de la RAF. Toda la experiencia de los movimientos de liberación y de los grupos de guerrilla han sostenido como esencia el no decir nada en cautividad con el fin de proteger a aquellos que continúan la lucha. Fue así igualmente en la resistencia contra el fascismo. En el movimiento de los estudiantes, cuando la criminalización empezó, el rechazo de chivateos era una necesidad sobradamente comprendida. Todos los militantes en diversos contextos han sido confrontados con esta cuestión. Así, para nosotros/as en la RAF, no hacer delaciones, era también una condición necesaria. No hay otra protección, para los prisioneros y las prisioneras, para el grupo en el exterior y más aún para el espacio clandestino, su movimiento, sus estructuras y sus relaciones.
Y de todas maneras, no hacemos delación porque no somos delatores del Estado. Ni en aquel tiempo, ni ahora.

A pesar de su "persecución en tramas", los aparatos de la seguridad del Estado no han conseguido obtener una imagen relativamente global de nuestros movimientos. Incluso aquellos y aquellas que se han hundido bajo la presión del aislamiento, de la difamación y del chantaje y que han sido utilizadas como "testigos de la corona", no han podido contribuir a completar la imagen. Las sobras y los trozos que la seguridad del Estado ha recogido para la contrainsurrección no le son de una gran utilidad. No tiene la menor idea del enfoque, de la organización, de los rastros, de la dialéctica de una guerrilla urbana en las metrópolis. Y no hay razón para correr a su socorro.

Las acciones de la RAF han sido discutidas y han sido decididas colectivamente. Evidentemente, todos aquellos y aquellas que, en un momento dado, pertenecían al grupo y que compartían sus decisiones llevan también la responsabilidad de éstas. Hemos explicado esto muchas veces, y no es porque la RAF “pertenezca a la historia” que cambiaremos de opinión.

La estructura colectiva de la RAF ha sido atacada desde el comienzo. “No debiera haber existido”, hacía falta que fuera tal las viejas estructuras de antes, de las relaciones autoritarias, "de los oficiales y de los soldados", de los conductores y de los discípulos. Era aquello el lenguaje impuesto por la policía, por la propaganda, y es siempre el mismo lenguaje hoy. La justicia, no obstante, quién se consideraba "en el primer plano" contra "el enemigo del estado número uno", estaba en falta de indicios concretos ya que le negábamos nuestra colaboración. Su solución era el párrafo "colectivo" 129/129 a, con el cuál todo el mundo podía ser culpado por todo. Las condenas se basaban sobre ello y los detalles criminalísticos no eran utilizados más que para suprimir los contextos políticos.

En cambio, los pocos testimonios públicos que hemos realizado sobre los procesos durante los años de prisión, estaban determinados colectivamente. Los detalles de los atributos y de las construcciones de la seguridad del estado o de la justicia no eran muy importantes para nosotros. Estábamos en chirona porque habíamos empezado la lucha armada aquí, y en los procesos nuestro único interés, al límite, era de transmitir el contenido y los objetivos de nuestra política. Una política de ataque a las metrópolis, que ha comprendido y ha determinado su praxis en el contexto internacional de las luchas de liberación contra el capitalismo.

Si tuviéramos que afirmar alguna cosa, no sería más que repetir de nuevo estas palabras citadas.
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Personas que en momentos diferentes integraron la RAF-ROTE ARMEE FRAKTION [Fracción del Ejército Rojo] de Alemania

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