Poster. Arantza Díaz presa comunista del PCE(r). |
Cartas
desde prisión
Arantza
Díaz Villar
C.P.
Villena, julio 2014
¡Saludos
a todxs!
Lo
primero es daros las gracias a todo el mundo, camaradas, solidarixs,
amigxs... por estar ahí brindándome vuestro apoyo, fuerza y cariño.
Y es que a pesar del aislamiento y la dispersión, os aseguro que me
han llegado.
Ahora
paso a relataros qué es lo que me ha sucedido en estas últimas
semanas, que de sobra sé que os he dado un buen susto, y oye, que no
era mi intención...
El
26 de mayo, me realizaron una colonoscopia en el hospital de Elda
donde me diagnosticaron un adenocarcinoma de tipo intestinal, es
decir, cáncer de colon. Me señalaron que querían hacerme alguna
otra prueba (TAC) y operarme cuanto antes. Pero resulta que ya días
antes de la colonoscopia había empezado a tener problemas para ir al
baño, y después se agravaron; con la añadidura de haber empezado a
vomitar desde el día antes de la prueba. Resultado de todo ello es
que el día 29 a la tarde-noche salí a urgencias de la prisión,
pues nada de lo que me habían recetado parecía surtir efecto
alguno. El médico no lo dudó y según me vio me dijo: “Te voy a
sacar al hospital, lo que me cueste pedir una ambulancia y que
venga”. Así fue, traslado al hospital de Elda donde me realizaron
radiografías y me dieron el diagnóstico, oclusión intestinal con
necesaria intervención urgente. Pero como iba a tener que ser
ingresada, se hacía necesario trasladarme al hospital de Alicante
donde sí tienen módulo de seguridad. Así que nuevamente traslado
en ambulancia a Alicante donde me intervinieron a primera hora del
día 30 de mayo.
Y
como ya estaba allí, me hicieron las pruebas que me faltaban y el
día 9 de junio entraba al quirófano para intervención del cáncer
de colon. Todo fue bien, retiraron el tumor, no fue necesario
colocarme la bolsa, y la recuperación va bastante bien. Ahora estoy
a la espera de los resultados (análisis del tumor y de los ganglios
que estaban alrededor) para ver qué tratamiento he de seguir. Pero
la verdad, me encuentro bien y recobrando fuerzas. Me queda mucha
guerra que dar.
Me
queda por contaros, después del puro parte médico, cómo fue el
trato en el hospital, comportamiento del equipo médico...
Del
equipo médico que me ha tratado en el hospital decir que se han
portado como profesionales, podría excluir a alguna enfermera que
parecía tener demasiado presente que soy una presa, pero en general
bastante bien. Y del servicio médico en la prisión digo lo mismo,
profesionales.
Dibujo. (de una reja dos manos, empuñando una bandera roja) |
Por
otro lado mi estancia hospitalaria la definiría como más prisión
que la prisión.
En
los 15 días que he estado hospitalizada no me han dejado llamar por
teléfono nunca, ni una sola vez, con lo que la comunicación con el
exterior se vio reducida a las 2 visitas semanales de mi abogado (el
cual tenía que pelearse la visita cada vez que venía), y a la única
visita de 40 minutos en fin de semana que tenía con la madre de mi
compañero desplazada para ello desde Galiza. A nadie más se le
permitió la entrada, ni amigxs, ni familiares de mi pareja. Y las
visitas del abogado y mi madre política siempre las realizamos con
la puerta abierta y un policía escuchando. Así que, ¿dónde queda
aquello de la inviolabilidad de las conversaciones con el abogado?
Incluso he tenido que “aclararle” a algún policía que yo no
estaba incomunicada cuando se permitió el meterse en una
conversación entre la trabajadora social y yo.
Eso
sí, dificultades para visitas de personas allegadas, todas las
habidas y por haber, pero nadie me preguntó si quería hablar con
alguien de la pastoral y allí que me encontré una persona en mi
habitación al salir del baño. Sin embargo, sí que me preguntaron
si quería ver a mi compañero antes de dejarle entrar. Por lo visto
el que lo llevase la guardia civil con un permiso de la Audiencia
Nacional no les terminaba de convencer a los nacionales... Visita que
realizamos con él esposado pues el madero se negó a quitarle las
esposas. Y estuvo únicamente 20 minutos ya que así lo ordenó la
jefa de planta, la cual debe tener el carnet de policía-jueza, para
darnos ¡la mitad del tiempo que el de una visita normal! y “olvidar”
que allí había una persona enferma grave. Si continúo con las
“anécdotas” puedo contaros de la “humanidad” de los policías
que me bajaron a quirófano e impidieron a mi madre política darme
un beso “por motivos de seguridad” yo ya en la camilla y
preparada para entrar a la operación. Sin comentarios. Totalmente
diferente fue el trato de los policías que me subieron de la sala de
recuperación a la habitación: “puede darle un beso si quiere”.
Ante la sorpresa de mi familia “¿de veras? Es que antes no nos han
dejado...”, uno de ellos contesta “Todos no somos iguales”. Lo
cual he de reconocer que fue cierto durante mi estancia hospitalaria,
hubo quienes fueron sencillamente correctos y no se ensañaron, y
quienes...
Anécdota
agradable fue la que me sucedió en el mismo quirófano. Me había
quitado los pendientes y la cadena, pero olvidé quitarme la pulsera
republicana de hilo regalo de una querida camarada. Cuando me lo
señalaron pensé “adiós, ahora cogen las tijeras y la cortan”.
Además esos días el bobón había abdicado y estaba la cuestión a
la orden del día. Pues me equivoqué. Uno de los allí presentes
dijo “voy a ver si te la puedo soltar y te la guardo”. Dicho y
hecho, aunque pensé “como que se van a cordar de ponérmela al
terminar la operación”. Me volví a equivocar, cuando me estaban
despertando para decirme que todo había ido muy bien, alguna persona
me estaba poniendo la bandera republicana...
Eso
sí, puedo contaros que pude comprobar como se están cargando la
sanidad. Falta de personal, señalado por las mismas enfermeras que
no daban abasto para atendernos en algunos momentos. Comida escasa y
repetitiva, incluso una médica me señalaba que la comida dejaba que
desear, y ante mi petición de más agua (sólo 1 litro diario) me
indicaron que la cocina estaba privatizada y solo daban esa botella.
La opción era beber del grifo, cuando resulta que en Alicante la
cantidad de cal que tiene hace que nadie beba del grifo, y para
colmo, sale caliente. ¡Qué os voy a contar que no sepáis ahí
fuera de los archinombrados recortes!
Me
despido con un fuerte abrazo y muchos besos. Amor y Fuerza. Aupa
Zuek, Jotake irabazi arte!
Arantza
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