jueves, 20 de noviembre de 2014

Recordando los asesinatos policiales de Rémi Fraisse y Wissam El Yamni.

Pancarta. "Rémy la muerte no se olvida ni se perdona. Asesinado la noche del 25 octubre a manos del Estado francés".
Represión

Francia: Carta abierta a la madre de Rémi Fraisse, recientemente asesinado


La siguiente carta de Farid El Yamni –hermano de Wissam, asesinado por la policía en 2012– está dirigida a la madre de Rémi Fraisse (21), asesinado por la policía en las primeras horas del 26 de octubre del 2014. Wissam El Yamni (30) fue brutalmente asaltado por los polis en Clermont-Ferrand el día de Año Nuevo, antes de ser detenido. Cayó en coma y murió en el hospital el lunes 9 de enero del 2012. Su muerte desató disturbios y quema de coches. Farid quería que su texto fuese público, pero también que fuese enviado a los padres de Rémi.

3 de noviembre del 2014
Le escribo esta carta en un tiempo que en París se condena a las manifestaciones violentas y se alaba a las sentadas pacíficas. Perdí a mi hermano en condiciones bastante similares a las que usted ha perdido a su hijo. Mi hermano, que cuidó mucho de mi madre, nos dejó y no volverá. La pérdida de mi hermano me causó un inmenso dolor que siento cada vez que el Estado asesina otra vez. “Allí, donde crece el peligro, también crece lo que salva”, dijo alguien. Cada vez que el Estado asesina también es una oportunidad para pararlo, forzarle a cambiar, y devolver la dignidad perdida a todxs lxs demás. La muerte de Rémi está ligada a mucho más que a la historia de una vida; está ligada a la vida de todxs nosotrxs, individual y colectivamente. La criminalización que ocurrió es terrible; fue lo mismo para nosotrxs. Me di cuenta más tarde de que fue deliberada. Sólo quería una cosa: que la Justicia llegase a la verdad y devolviese la dignidad que mi hermano merecía, en calma, y que esa historia beneficiase a todxs, a nosotrxs lxs gobernadxs con objeto de querernos mejor, igual que a la policía para reconciliarlos con la nación. Pensaba que la policía no podría aceptar asesinatos entre sus filas, no la conocía lo suficiente entonces. Estaba equivocado. Los barrios han ardido; llamamos a la calma: cada coche o contenedor quemado era percibido como un insulto, como una espina en pleno corazón, una espina que empujaban cada vez más adentro.
Luego pasó el tiempo, nos prometieron la verdad, pero no nos dieron nada excepto mentiras, nada excepto falsas promesas, como a muchxs otrxs antes de nosotrxs. La gente nos lo avisó, pero no les creímos. François Hollande, él mismo tomó a mi madre en sus brazos y le prometió que nos ayudaría a arrojar luz a la muerte de su hijo. Sin justicia ni verdad, vivimos el tiempo que pasaba como una sentencia de prisión. Estábamos aún en prisión, asfixiando y pidiendo ayuda a la Justicia.Y entonces nos dimos cuenta que nuestro caso no estaba aislado; otras tantas familias experimentaron, y todavía experimentan, lo mismo. ¡Hay tantas humillaciones y mutilaciones cometidas conscientemente por la policía y encubiertas por la Justicia, tantas!
Foto. (en unas obras, recuerdo a Rémi)
También descubrimos cómo piensa la policía, es algo escalofriante. Aquí va un ejemplo: el pasado miércoles, tras la manifestación de París, uno de los oficiales de policía me dijo “1–0” delante de sus colegas de la comisaría de policía, que se reían cuando nos vieron llevando la camiseta “Urgencia: Nuestra Policía Asesina”. Nadie le dijo nada, nadie… Con ejemplos de este tipo, que tanta gente experimenta a lo diario en Francia, no pueden más con esta policía, ni pueden ver una salida de todo eso.
Entiendo las llamadas a la calma; nosotrxs hicimos lo mismo entonces. Usted también tiene que entender que mucha gente ya no crea en este sistema que da impunidad de facto a la policía. Tiene que entender que la no-violencia es concebible sólo si supones que el oponente es capaz de cuestionarse a sí mismo: ellos son humanamente incapaces de eso, porque consideran que poner en cuestión a la policía significaría poner en cuestión al Estado. Durante 40 años, la policía asesina con impunidad, repetidamente. Durante 40 años, hemos estado presenciando el mismo método de encubrimiento de los asesinatos del Estado, a pesar de los vídeos, lxs testigos, las evidencias. Durante 40 años, hay sentadas, manifestaciones, libros, declaraciones oficiales de políticos, declaraciones dirigidas al ministro del interior. Durante 40 años, eso no ha funcionado.
Aquí va como funciona: la agencia de noticias AFP emite la historia de última hora, el fiscal miente, se abre una investigación chapucera y de mala calidad que termina luego de muchos años en una condena ridícula, o incluso una falta de condena. Lo peor es que los que enterrarán el tema serán promocionados y los que asesinaron a nuestrxs hermanxs, nuestrxs hijxs o amigxs serán tratados como campeones por sus colegas. Esta es la realidad que usted va a experimentar también.
Manuel Valls, primer ministro frances, dijo que los disturbios son un insulto a la memoria de Rémi, pero que sepa usted que Manuel Valls, mediante su inacción para combatir la impunidad de la policía, es el primer asesino de su hijo. Es un criminal reincidente. Vino a Clermont-Ferrand una semana antes del falso informe de la contra-autopsia, de la que él conocía los resultados, y no habló del caso sino para mejor condenar la violencia de lxs que se rebelaron contra el asesinato de mi hermano.
Señora, la gente está luchando por Rémi, por su dignidad y sus ideales. Luchan por usted, por todxs nosotrxs, por que la fraternidad sea efectiva. Lxs que luchan conocen lo suficiente la malicia de nuestros gobernantes para entender que están intentando hacernos creer que vivimos en un Estado basado en la ley, mientras vivimos en un Estado basado en el deber. El Estado no respeta la ley que exige que nosotrxs respetemos. Juega con nuestros cuerpos, nuestra seguridad, nuestro dinero y nuestra dignidad. Exige que estemos arrodilladxs, y esto es un imperativo categórico.
Le escribo esta carta a usted, y a todxs lxs que lean mis palabras, para hacer saber que hoy, más que nunca, entiendo cómo la no-violencia en cuestiones de crímenes de Estado tiene sus límites. Porque por su impotencia, la no-violencia a veces es más condenable, más mortal que la violencia misma. Los que nos gobiernan son maliciosos, arribistas, sádicos y reincidentes. Hay que echarlos fuera por todos los medios que sean necesarios.

Farid El Yamni, hermano de Wissam El Yamni, asesinado por la policía el 1 de enero del 2012 en Clermont-Ferrand.

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