En las tres últimas semenas, antes de cada visita han intentado que los presos políticos vascos allí encerrados se desnuden y agachen para realizar un registro anal. Tras la negativa de nuestros familiares y amigos, estos son llevados a la celda de castigo. Para protestar contra esta medida, han comenzado una huelga de hambre y sed.
Etxerat quiere denunciar con absoluta firmeza y contundencia la situación que se está viviendo en la prisión francesa de Moulins-Yzeure. En las últimas tres semanas, antes de cada visita, pretenden desnudar y hacer agacharse para así intentar registrar sus anos a los presos políticos vascos allí encerrados. Nuestros familiares y amigos se niegan a ello y, como consecuencia de ello, son trasladados al Mittard. Celdas de castigo donde están obligados a padecer las condiciones de vida más infames.
Para denunciar esta situación, los presos políticos vascos Ander Geresta y Jabi Abaunza han comenzado una huelga de hambre y sed. Empezaron la lucha el 2 de agosto y su estado de salud se ha deteriorado considerablemente. Y es que el desgaste que supone no ingerir ningún tipo de alimento sólido ni liquido durante tantas jornadas consecutivas es manifiesto. En la prisión de Moulins también están encerrados Iñaki Lizundia e Ismael Berasategi, sin embargo, debido a la medicación que han de tomar ambos no pueden llevar a cabo esta protesta.
Etxerat exige que se ponga punto final a esta situación. Los derechos de las y los presos políticos vascos han de ser respetados para que en Euskal Herria se puede abrir definitivamente un nuevo tiempo para la esperanza. Las vulneraciones de derechos y las humillaciones deben de ser desactivadas. En este sentido, queremos denunciar especialmente la actitud del Gobierno francés. En los últimos meses ha endurecido de forma notoria su política penitenciaria, ahondando en el cruel laboratorio que supone la misma. El Gobierno de Sarkozy apuesta por la soledad y aislamiento total de los y las presas políticas vascas, la dispersión, las condiciones de vida más infimas y, ahora, también por los desnudos y registros totalmente humillantes de nuestros familiares y amigos encarcelados. Frente a ello, no les ha quedado otro remedio que protestar con ayunos, encierros o huelgas de hambre.
Es hora de decir basta y terminar con todo esto. La sociedad vasca ha rechazado en infinidad de ocasiones a la política penitenciaria y lo seguirá haciendo mientras sigan las vulneraciones de derechos.
ETXERAT
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