2010/8/20
La huelga de hambre de los presos políticos mapuches y el pueblo de Chile
.La huelga de hambre de los presos políticos mapuches y el pueblo de Chile
La huelga de hambre iniciada el 12 de julio por los presos políticos mapuches de las cárceles de Concepción y Temuco, a la que se sumaron en pocos días otros pu weichafe (guerreros) recluidos en los presidios de Angol, Lebu y Valdivia, hasta totalizar más de una treintena de hombres resueltos a los más grandes sacrificios por lograr su libertad y la de su pueblo, ha puesto a prueba a todos los sectores sociales y políticos de Chile.
Aunque no es extraño que para el gobierno, los principales medios de comunicación, el gran empresariado, los partidos sistémicos y los aparatos de Estado, esta huelga constituya un «no acontecimiento» y por ende se silencie (¡el propio Ministro de Justicia declaró al cabo de un mes no saber nada al respecto!), resulta vergonzosa la indiferencia de gran parte de la opinión pública nacional, de muchas organizaciones sociales, de gente de izquierda y de intelectuales que normalmente aparecen asociados a la defensa de los derechos humanos. (...)
En realidad, lo que estos sectores no alcanzan a percibir es que la lucha mapuche por la recuperación de sus tierras ancestrales usurpadas bajo el amparo de la ley y de la fuerza del Estado de Chile, es parte de las causas de la humanidad progresista por salvar al planeta, a la especie humana y a las demás especies de una destrucción segura si no se detienen y revierten las consecuencias de un modelo económico productivista y depredador de los recursos naturales y humanos. (...) ¿Esta apatía y quietismo se explica sólo por el clima generalizado de despolitización que afecta a la sociedad chilena o es también el resultado, cuando se trata de la «cuestión mapuche», de cierta dosis de inconfesado e inconfesable racismo?
(...) sólo han contado con sus propias fuerzas y la ayuda de los pocos chilenos que han apoyado -por solidaridad, conciencia y dignidad- la causa mapuche. Estos chilenos dignos también lo han hecho porque saben que, como certeramente señalaba un gran pensador revolucionario del siglo XIX, «un pueblo que oprime a otro pueblo no puede ser libre». (...)
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