Cartas
desde Prisión:
Manuel
Arango Riego
Preso
Político del PCE(r)
Prisión
de Zuera
Sobre
la estrategia del regreso a los orígenes fascistas.
Está
claro que, como era muy previsible, con el PP en el gobierno, el
estado fascista y la oligarquía
que le manda han dado una brutal aceleración en diversos terrenos a
la política o estrategia del regreso a los orígenes fascistas. O
sea que la escalada fascista en el terreno político, económico,
antisocial, represivo, etc, avanza a marchas forzadas. Esta es la
estrategia dominante, el rumbo principal del Estado español.
En
relación al marco general internacional, este regreso se inscribe
dentro de la descomposición general del capitalismo en diversos
campos. Esta descomposición del sistema capitalista experimento una
gran aceleración en los años 90 por diversas situaciones y hechos
conocidos y desde entonces no ha cesado. Para hacer frente a esta
descomposición, traducida en un conjunto de crisis encadenadas entre
sí e irresolubles, que atenazan a continentes enteros, el sistema
capitalista recurrió al saqueo de los trabajadores, a la
fascistizacion acelerada de sus formas y medios de dominación y a
las guerras de conquista y de saqueo por parte de las potencias
imperialistas dirigidas a un nuevo reparto del mundo.
Esta
descomposición acelerada del sistema capitalista ha venido
incidiendo con especial intensidad en los estados más débiles. De
ahí que el estado fascista español, históricamente atenazado por
muy grandes contradicciones políticas, económicas, territoriales,
sociales, etc, así como por la existencia de un movimiento
revolucionario dirigido por nuestro partido, sea uno de los más
gravemente afectados por la crisis general del sistema capitalista en
su conjunto, lo que le convierte, como hemos señalado con
frecuencia, en uno de los flancos más débiles de todo el mundo
capitalista.
``España
bate todos los records de la crisis económica´´, ``El polvorín
español amenaza con dinamitar a la U.E´´... son titulares
constantes en los medios de comunicación mundiales. Al mismo tiempo
que sigue creciendo la crisis territorial de Cataluña aparecen con
renovado interés los rumores de ``balcanización´´ del Estado
español por parte de las principales potencias imperialistas. El
Estado español es una verdadera eclosión de luchas y protestas de
todo tipo. En cuanto a los ``rescates económicos´´ que ya han
sucedido y los que habrán de llegar, provocan, por una parte una
perdida de la capacidad de toma de decisiones propias por parte del
Estado español; de tal manera que cuantos más ``rescates
económicos´´ haya más aumentará el mangoneo y las intromisiones
de las principales potencias de la U.E y otras en los asuntos y
planes internos del estado español; Por otra parte, cuanto más
``rescates´´ de este tipo se den más aumentará la depauperación
absoluta de los trabajadores, que están sufriendo un verdadero
saqueo de guerra. También hay que señalar que en los imperios
financieros de ultramar ha comenzado, sobre todo en el área
latinoamericana a ``ponerse el sol´´ otra vez, en importantes y
viejas esquilmaciones (en Argentina, Bolivia, Venezuela, etc.), lo
que ha restringido las ganancias. Por los demás, el hundimiento
estrepitoso del Estado español ha venido ocasionando que el régimen
político de los monopolios se vea cada vez más desplazado de los
centros de decisión internacionales, tanto en el terreno político,
como en el económico, militar, etc.
Así
que en el régimen político español confluyen: la crisis general
del sistema capitalista en su conjunto y su propia crisis general
histórica en diversos terrenos. Es en este marco histórico de ambas
crisis combinadas, donde aparece y se desarrolla la estrategia del
regreso a los orígenes fascistas en el estado español. Esta
estrategia ultrarreaccionaria para tiempos de crisis devastadoras,
propias de la descomposición acelerada del sistema capitalista, es,
por tanto, una estrategia de debilidad, no de fortaleza. Asimismo,
esta estrategia representa históricamente el clamoroso fracaso de
los planes políticos, económicos, sociales, territoriales, etc.,
puestos en marcha por la oligarquía desde la muerte de Franco.
Por
otra parece, y como consecuencia de todo lo anterior, la estrategia
del regreso a los orígenes fascistas es una estrategia de Estado, no
depende de tal o cual gobierno. Como señalamos
en su momento, comenzó después del largo periodo felipista y con el
inicio de la etapa de los gobiernos de Aznar.
Con
el final del felipismo-galoso en 1996, se consumaba definitivamente
el fracaso de todos los fracasos contenidos en la farsa de la
``reforma política´´. El régimen fascista estaba abocado a una
crisis general más extensa y más prolongada que la que intentó
atajar con el periodo de ``transición´´ y la misma ``reforma
política´´. Ante esta situación, a la oligarquía española le
quedaban dos caminos: uno de ellos consistía en acometer una
autentica ``ruptura política´´ (la que no hizo después de la
muerte de Franco), en base a poner en marcha un programa de
verdaderos cambios democráticos (semejante a los que nuestro partido
y otras organizaciones revolucionarias veníamos promoviendo); otro
camino, opuesto al anterior, consistía en poner en marcha una
estrategia de estado de regreso a las prácticas y formas más
fascistas de dominación. Como se sabe, el régimen político de los
monopolios optó por el segundo camino.
Esta
estrategia regresiva con diversas intensidades y ritmos continúa
desde aquel entonces (desde el primer gobierno de Aznar) hasta
nuestro días. De tal manera que el aznarismo, el zapaterismo y ahora
el marianismo (por llamarle de esta manera a la llegada de nuevo del
PP al gobierno) no son sino instrumentos de esta política de estado,
de estrategia del regreso a los orígenes más fascistas.
También
hay que señalar que si bien tanto el periodo aznarista y el
marianismo tienen sus peculiaridades específicas, dependen sobre
todo más que de coyunturas concretas de una división de papeles,
han desarrollado las líneas fundamentales de la estrategia del
regreso.
Es
bajo este marco de ultrareaccionarismo donde la lucha de clases será
cada vez más encarnizada.
De esta lucha de clases saldrá reforzado el proceso revolucionario
en su conjunto, mientras la canalla fascista y su régimen político
cosecharán una derrota histórica.
Lo
que siempre tiene que estar claro es que el fascismo representa la
política y la estrategia de los fracasados y por tanto, la política
y la estrategia de los que habrán de ser derrotados.
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