Dibujo, Castelao. "Asi aprenderán a non ter ideas". (el señorito canalla ante una pila de cadáveres, atados) |
España
Criminales
y exterminadores fascistas, ¿quién les ha juzgado?:
General
Mola:
"En
este trance de la guerra yo ya he decidido la guerra sin cuartel.
(...) A los que han hecho armas contra nosotros, contra el Ejército,
fusilarlos. Yo veo a mi padre en las filas contrarias y lo fusilo."
General Franco:
General Franco:
"Para salvar a la cristiandad, estoy dispuesto a fusilar a media España".
General Queipo de LLano:
"Habremos restablecido el orden cuando hayamos ejecutado a dos millones de marxistas".
General Kindelán:
"Obtendremos la rendición de Levante, después de destruir totalmente Barcelona y Valencia".
...
General Queipo de LLano:
"Habremos restablecido el orden cuando hayamos ejecutado a dos millones de marxistas".
General Kindelán:
"Obtendremos la rendición de Levante, después de destruir totalmente Barcelona y Valencia".
...
-Falangistas
y tropas moras de Algeciras, en San Roque (Cádiz)
28
de julio de 1936
"Cuando
llegamos, encontramos, en primer lugar, un montón de muertos en la
puerta del depósito. Allí estaban los 6 que la tarde anterior
habían fusilado en los barracones del cuartel, a los que habían
añadido muchos más, de distintos lugares y de las mismas calles de
San Roque. (...) Allí tirados estaban dos hermanos a quienes yo
conocía de vista y a los que se apodaba, como a su padre, Turreños:
eran dos pastores de cabras (de diez y doce años, respectivamente) a
los que veía regresar casi todos los días con su rebaño; otro
niño, Antonio Ferrer, de diez años, y a su lado Francisco Gil, de
unos veinticuatro. En el mismo montón de cadáveres en el que se
encontraba el de don Ceferino Maestú reconocí el de Francisco
Sánchez, el Guardacalle, de quien se contó que lo habían fusilado
con varios más, pero herido sólo en el brazo, huyó hasta ser
atrapado a la altura de los barracones del cuartel y allí, a él
solo, volvieron a fusilarlo, esta vez definitiva y eficazmente. Aquella
misma noche, continuaron las ejecuciones.
A
una pareja de anarquistas, cuyo hijo era compañero mío en la
escuela, se la llevaron a un pueblo que estaba a 25 kilómetros y
allí la fusilaron. Más tarde, un falangista que presenció la
ejecución me contó que, antes de ser ejecutada, a la mujer la
habían violado todos los moros que formaban el pelotón de
fusilamiento... Los cinco carabineros heridos que había en el
hospital fueron sacados en camilla. Los moros los iban cogiendo por
los brazos y los pies y los arrojaban a la parte de atrás de un
camión. El practicante del pueblo, que tuvo que acompañarlos con un
farol, me contó lo sucedido. Cuando salieron a la carretera, no hubo
forma de que los heridos se tuvieran en pie para fusilarlos, así que
los moros los mataron a bayonetazos..."
Los
fusilamientos diarios se hacían en las tapias del cementerio, a 200
metros de las últimas casas de San Roque, por falangistas y guardias
civiles. Entre los falangistas destacaron Colodrero y Medina, hijos
de guardias civiles, Onetto y otro llamado "Terrizo".
Sobresalió el cabo de los municipales, José Márquez. Y el que
impartía las "absoluciones" -del alma-, el cura Muñoz
Arenillas.
*Del
libro del psiquiatra Carlos Castilla del Pino "Pretérito
imperfecto", de 1997; y de otro libro con su textimonio. Carlos
tenía 13 años de edad en aquellos momentos.
Dibujo, Castelao. "Todo pol-a Patria, a relixión e a familia!". (guardias civiles y falangistas abandonan muertos, a un hombre atado a un árbol y a una mujer violada) |
-Juán
Galán Bermejo
Cura
de Zafra. Antes de incorporarse como capellán al Tercio fascista,
"conocedor de la canalla marxista", hizo fusilar a gran
número de personas del pueblo. El 14 de agosto de 1936, en Badajoz,
durante el horrible asesinato de más de 3000 vecinxs por parte de
falangistas, moros y soldados fascistas, él mismo contaba que
"encontré a un hombre escondido en un confesionario de la
catedral: saqué la pistola y allí mismo lo maté".
*Del
libro de Antonio Bahamonte y Sánchez de Castro "1 año con
Queipo, memorias de un nacionalista".
-Pablito
Fernández
Conocido
como «Pablito», Pablo Fernández, asesino y chivato falangista que
se hallaba cumpliendo arresto gubernativo en la cárcel de Sevilla
por causas entre fascistas.
Gonzálbez
Ruiz ingresa en dicha cárcel en julio de 1937. Narra: "le ví
en una silla al pie de la escalera que llevaba a las celdas del piso
superior de la cárcel, con grandes llaves en las manos, pues su
misión era vigilar la puerta de acceso al patio de deportes, donde
eran sacados los presos políticos".
Un
día, se confiesa:
"-Don
Francisco, a usted todo se le puede contar... Mi padre era un honrado
administrador de las fincas del señor marqués de Alamo Martínez,
en la provincia de Jaén. Y buen republicano. Yo me hice hombre a su
lado, con el único afán de crearme, dignamente, una posición
económica para los míos, siempre por medios lícitos. Viene la
guerra y... ¡se acabó todo! Ingresé en Falange y se me destina...
¡a un pelotón de ejecuciones! Y ya ve... llevo fusilados por mi
mano ¡ochocientos uno!
-¿Qué
dice usted?!
–¿Qué
quiere usted que hiciera? Lo que mandaban.
–Pero,
es ¿posible? ¿No hay exageración?
–No,
señor. Ni uno más ni uno menos. Tengo la cuenta exacta. Cuarenta y
siete en las tapias de la piscina, cuyos cadáveres quedaron
expuestos, sin enterrar varios días, para escarmiento de los vecinos
de Triana. Cincuenta y dos en la carretera de Alcalá...
Yo
dirigía el pelotón. Nos daban las listas y nos entregaban los
individuos en la Comisaría. Antes esto lo hacían los moros; pero
hubo frecuentes disgustos entre ellos por el reparto del botín, es
decir, por la distribución de los petates de las víctimas, y se
encargó Falange de este servicio. Hubo un moro que obligó a un
individuo de los que iban a ser fusilados y que ya ocupaba su puesto
en el camión, a volver a la Comisaría y robar el equipo a otro
detenido, ya que él no poseía nada; y temía el moro quedarse sin
la ventaja material de «su trabajo». Los cargábamos en las
camionetas. Yo tiraba mejor que mis compañeros... Cuando llegábamos
a lo que nos parecía buen sitio para la ejecución, pie a tierra; y
nos los iban echando los guardias al suelo, uno a uno. Yo nos lo
hacía sufrir. No se me escapó ni uno. Recuerdo que una mujer daba
grandes voces y al poner los pies en el suelo quiso gritar ¡viva el
comunismo! Pues en el «co...» se quedó. Mire usted si apreciaban
mi puntería que una noche pidió un grupo de oficiales del ejército
presenciar el espectáculo y admirar mi habilidad... Me felicitaron
entusiasmados y se gastaron conmigo más de veinte duros en vino.
–¿Por
qué hizo usted eso, Pablo?
–También
he prestado otros servicios a la causa nacionalista en Irún, en
Talavera, en Toledo... y espero seguir siendo útil a Falange en
cuanto recobre mi libertad, pues su jefe Sancho Dávila y el General
saben que he sido arrestado unos meses por la malquerencia de un
camarada, pero que mi entusiasmo por la Causa no se ha eclipsado."
*Del
libro de Francisco Gonzálbez Ruiz, "Yo he creído en Franco.
Proceso de una gran desilusión" (París 1937 y Barcelona 1938).
Dibujo. (La ONU pone las ambulancias, los misiles los muertos. Detrás las banderas de USA, Francia, GB...) |
Pero
¿los gobiernos del mundo no sabían nada de todo esto?
Circular
de octubre de 1936 del muy prestigioso Colegio de Abogados de Madrid.
Traducido a numerosos idiomas, enviado a todo el mundo, con
posteriores conferencias con los colegios de abogados de Londres,
París y Bruselas y numerosos actos públicos:
"Pedimos
el amparo moral del Mundo ante esta ola de ancestral barbarie que
invade a España, alentada, además, por ambiciones imperialistas de
otros países contrarios al fundamental interés de una nación
independiente. La consigna de los insurrectos, estampada en
instrucciones impresas que se han encontrado a algunos de sus jefes
al caer en poder de las fuerzas leales, es la del más impío
exterminio y terror. Tales instrucciones ordenan que se mate sin
compasión, no sólo a los dirigentes y obreros de las organizaciones
sindicales, sino a los individuos de su familia, para producir un
espanto en el que se ahogue toda voluntad de defensa. Estas
instrucciones dan plena consciencia y responsabilidad a los jefes del
movimiento en cuanto a los horrorosos crímenes que se están
cometiendo."
No
sirvió de nada. La vergonzosa "no intervención" de las
supuestas democracias mundiales, permitió continuar el exterminio de
decenas de miles de personas y la libre participación de los
fascismos alemán, italiano y portugués en tan planificadas
matanzas.
En
1939, tras el fin de la guerra, continuaron los fusilamientos, las
palizas mortales, las miles de detenciones, la esquilmación de las
propiedades de la "canalla roja", las pelonas, el aceite de
ricino, los campos de concentración -que para decenas de miles de
republicanos, fueron de exterminio-, el secuestro de niños...
En
1946, el Tribunal de Nuremberg no determina para España crímenes
contra la humanidad en todo -y en miles y miles de ejemplos más- lo
narrado anteriormente y los criminales españoles y sus socios quedan
impunes para siempre.
Así,
el asesino "Estado de Guerra" fascista pudo permanecer en
vigor en España hasta abril de 1948, siendo sustituida desde
entonces por la Ley de bandidaje y terrorismo, aprobada en abril de
1947. El horror continuaba, pero el 4 de noviembre de 1950, la
vergonzante ONU permite al fascismo español incorporarse a sus
organismos internacionales.
Todo
atado y bien atado, como dijo 25 años después el criminal de guerra
Francisco Franco.
*Todos los libros
consultados en "Exterminio. El terror con Franco", de
Francisco Sevillano Calero. Oberón, 2004, libro que recomendamos como muy interesante. Y en "Realidades de la guerra civil" de Eduardo Pons.
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