Foto. Lucio García Blanco, preso político PCE(r). |
Cartas
desde prisión
Lucio
García Blanco
Topas
19-10-2014
Por esas casas cada vez queda menos gente como Jose Manuel “Gorri”, que yo no he conocido, y que como viene siendo habitual mueren dentro de estos muros. Son personas con bastante dignidad y un gran espíritu de lucha contra las injusticias que se dan entre estos muros, pero también a nivel social. Cuando empecé a entrar en la cárcel (en 1978) había bastante gente así, como reflejo también del auge de las luchas y el gran nivel de conciencia política que se daba entre los trabajadores en la calle. Por entonces, entre los presos comunes se daban todo tipo de protestas, como motines, plantes ante cualquier injusticia, huelgas de hambre, etc. Todo aquello se perdió, sobre todo por el auge que cogieron las drogas, así como por la implantación del nuevo régimen penitenciario, que prima con permisos de salida de previsión gradualmente, y otras rebajas de condena, a los que se porten bien. Recuerdo que en nuestra comuna de Soria estuvieron incorporados a nuestro colectivo y nuestra vida cotidiana algunos presos sociales parecidos a tu amigo “Gorri”. También es normal que si en la calle se siguen desarrollando las luchas, aquí dentro algunos presos puedan ir ensanchando su conciencia, pero la cosa aquí siempre va mas lenta que afuera.
Bueno, parece ser que hace un par de días aprobaron la “ley de Seguridad ciudadana” (conocida popularmente como “ley mordaza) en el sesudo-parlamento. Digo “parece ser”, porque si bien salió en la TV que estaba discutiendo el asunto en esa especie de “circo”, posteriormente yo no he escuchado nada respecto a como quedó la cosa. Supongo que ya estará en vigor.
La realidad es que el nuevo "artilugio” represivo es una extensión de la legislación de excepción antiterrorista para poder aplicársela abiertamente a toda la población. Y lo imponen a pesar de que, como estamos viendo de forma alarmante de unos años para acá, ya tienen suficiente arsenal legal para enviar a prisión, durante varios años, a los trabajadores que se atreven a ejercer el derecho de huelga, de expresión o de manifestación.
En ese sentido bien se puede decir que, si en el 2003 Aznar inicia un regreso a los orígenes más negros del franquismo con la llamada “Ley de partidos”, la nueva “ley mordaza” supone una huida hacia delante en esa misma dirección. Estamos, por lo tanto, ante una ley para frenar todo tipo de protestas pero, sobre todo, las que tienen un cariz político, las que denuncian el carácter fascista del régimen y reclaman verdaderas libertades y derechos políticos. Las que se vienen llevando a cabo de forma independiente, al margen y en contra de sus instituciones, sus partidos políticos y sus mafias sindicales.
La nueva Ley desarrolla y endurece la criminalización de la libertad de expresión, penalizando por injurias, calumnias, apología del terrorismo etc., cualquier declaración que denuncie a las instituciones, a las autoridades, a la policía, a los políticos, el gobierno… Un muro represivo que no permite realizar una mínima denuncia y protesta política o meramente reivindicativa.
Pero en el plano de la manifestación, se prohíben y criminalizan todas las que no hayan sido solicitadas y autorizadas previamente; con lo que quedan reducidas a nuevas “procesiones”, y queda totalmente anulado este derecho elemental. Y es que además, se prohíbe directamente hacer manifestaciones contra las instituciones, contra los partidos políticos institucionales, contra la policía, etc. También es preciso remarcar que los derechos de expresión manifestación… nunca han sido garantizados por las leyes; ya estaban anulados por la legislación especial anterior, aunque en determinados momento han sido impuestos por las masas populares. Pero a partir de ahora se criminaliza y se prohíbe más duramente su ejercicio, justificándolo nada menos que con la “seguridad ciudadana”.
Postal. (preso escribiendo en su celda, con pluma, el pájaro apoyado en su cabeza) |
Por otra parte, en uno de sus artículos la ley impone la obligación de la delación, exigiendo a los ciudadanos colaborar con la policía en todo tipo de supuestos, algo verdaderamente peligroso para el pueblo que debe ser rechazado y denunciado.
Pero, si además de las “Leyes antiterroristas” y la “Ley de Partidos” se impone la “Ley Mordaza” para fortalecer la restricción de las libertades, así como para recrudecer y ampliar la criminalización de su ejercicio, se debe fundamentalmente a que la legislación de excepción la tienen que ir desarrollando y adaptando a la realidad y las circunstancias del momento, y al mismo tiempo también por el avance de las luchas de los trabajadores, que vienen desbordando los cauces legales. Y ni que decir tiene que estamos ante un verdadero estado policial.
Sin embargo, asimismo es preciso remarcar que el desarrollo del arsenal de leyes de excepción y de la represión no responde, ni mucho menos, a su fortaleza, sino a que el Estado está cada vez más desprestigiado, aislado de las masas populares y debilitado. Y el hecho de que tengan que quitarse la careta democrática y presentarse con su verdadero rostro terrorista, no solo no va a amedrentar a los trabajadores si no que les impulsará a responder con un mayor desarrollo de las luchas y una elevación de sus reivindicaciones sociales y políticas.
De momento el mayor frente político que tiene el Estado es el proceso catalán por la autodeterminación, y les va a resultar muy difícil frenarlo con su legalidad. Las barreras que vienen poniendo desde Madrid han provocado ciertas vacilaciones en el presidente Mas y la burguesía que representa, creando a su vez ciertas divisiones entre el grupo de partidos soberanistas. Pero esto es normal que sea así. Si la burguesía se había puesto al frente para gestionar y liderar el proceso, fue porque el pueblo con su lucha les fue obligando a ello. Y hay que tener en cuenta que los burgueses se mueven en función de que les prometen más o menos ganancias en una vía u otra, o puedan ver en peligro sus rentas. No obstante, todo apunta a que esas vacilaciones han llegado justamente por cierta relajación y un exceso de confianza del movimiento popular independiente en las instituciones y los partidos políticos institucionales. En ese sentido las cosas solo podrán ir hacia delante si ese movimiento pasa a liderar el proceso, como lo hizo en la primera etapa, desarrollando todo tipo de iniciativas de desobediencia civil y de movilizaciones en la calle. Solo por esa vía se podrá seguir avanzando.
Otra cuestión importante sería que el movimiento popular del resto del Estado se movilizase en solidaridad con el proceso catalán y, en la propia Cataluña, denunciasen abiertamente el carácter fascista del régimen español, reivindicando no solo autodeterminación, sino también un verdadero marco de libertades democráticas. La cosa es que en todo el Estado español actual se pudiesen ir formando un movimiento de resistencia popular en torno a nuestro programa democrático o algo similar.
-El cielo no se toma por consenso sino por asalto-. Es una frase que Pablo Iglesias acaba de decir en la asamblea de Podemos y que, además de dar risa, resume el carácter demagógico y oportunista de estos vendido. Pero ya en un plan un poco más serio también ha dicho que ese “cielo” no es otro que ganar la próxima farsa electorera, y que para ello tienen que girar al centro. Es el mismo guión que siguió el propio PSOE, aunque el camino que aquellos hicieron en unos cuantos años este lo viene andando en unos meses. Claro que una buena parte del poder se está volcando en apoyarles.”
Lucio
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