miércoles, 18 de febrero de 2015

La experiencia histórica del Frente Popular, por Juanma Olarieta.

Cartel del PCE. "Por la Amnistía, votad al Frente Popular". (un obrero va a arrancar los barrotes de una celda con cara de fascista)
La experiencia histórica del Frente Popular de 1936
Juan Manuel Olarieta

El año que viene se conmemorará el 80 aniversario del triunfo del Frente Popular en las elecciones de 1936, las últimas que se han celebrado en España en condiciones de libertad. Más que el 14 de abril de 1931, fueron aquellas elecciones las que marcaron un salto cualitativo en la situación política del país, no sólo en lo que al Frente Popular se refiere, sino también al fascismo.

Para los fascistas tanto como para los antifascistas, el Frente Popular dio un giro a los acontecimientos. Fue este triunfo lo que fraguó los planes de la reacción para dar un golpe de Estado, algo de lo que la mayor parte de los "historiadores" no se han apercibido: los fascistas no se levantan contra la República, ni se levantan tampoco para regresar a la monarquía, sino que se levantan contra el Frente Popular, para aplastar al Frente Popular, es decir, a las masas organizadas que se habían apoderado del poder político o, al menos, de una parte muy
importante de él.

La guerra fue consecuencia del fracaso de los fascistas al tratar de dar un golpe de Estado y de intentar ganar por la fuerza lo que habían perdido en las urnas, pacíficamente. Por consiguiente, no hubo violencia a un lado y al otro: los fascistas atacaron y los antifascistas se defendieron de las agresiones con uñas y dientes. Como corresponde. Los fascistas y los antifascistas no estuvieron nunca en el mismo plano, no fue una guerra "fratricida" porque las clases sociales no son hermanas y no se pueden equiparar.

¿Por qué fracasó el golpe de Estado fascista el 18 de julio de 1936? Por la unidad y la organización de las masas. Fueron las masas, y no el gobierno, lo que impidió el triunfo fascista. Tampoco fue el PCE, ni la CNT, ni ninguna de las siglas políticas y sindicales que existían entonces. Fueron las masas: los obreros, los jornaleros y campesinos, la pequeña burguesía, los independentistas, los intelectuales y todos aquellos explotados y reprimidos a lo largo de décadas de opresión.

El Frente Popular no sólo logró galvanizar a las masas para votar en unas elecciones sino que las unió y las organizó, lo cual pone de manifiesto que, en contra de lo que la cloaca historiográfica quiere destacar, la guerra no fue una batalla entre los comunistas y los anarquistas, ni de los primeros contra todos los demás sino que todos ellos se organizaron para combatir unidos contra el fascismo y que donde esa unidad y esa organización no se lograron, triunfaron los fascistas.
Es más, la unidad se forjó no para debatir sobre si Marx o Bakunin, ni ningún otro asunto parecido: la unidad se forjó para combatir al fascismo con todas las armas en la mano.

Ese es otro aspecto capital de los acontecimientos: el 18 de julio de 1936 la reivindicación que las masas ponen en primer plano es la del armamento del pueblo y si cabe hoy reprochar algo al Frente Popular es que esperara hasta esa fecha y no procediera antes a armar a las masas, a adiestrarlas en el manejo de las armas y a organizarlas militarmente.

Lo cual nos lleva a otro capítulo no menos capital: cuando a los
oportunistas se les llena la boca con las consignas de unidad y
organización de las masas, separan la lucha política de la militar con una muralla china y se les olvida que la organización de las masas es también siempre una organización militar y, finalmente, que en 1936 el único partido que, cumpliendo con su papel de vanguardia, se preparó militarmente y preparó también a las masas para la guerra antifascista fue el PCE al crear el V Regimiento.

Si la lucha política no está separada de la militar se deduce que la guerra antifascista fue una revolución o, si se quiere, una guerra revolucionaria y, por consiguiente, que la victoria en la guerra conducía a la revolución.

Otro aspecto capital del Frente Popular fue su programa, que expresaba las aspiraciones más inmediatas de las masas explotadas en aquel momento, en especial la amnistía para los 30.000 presos políticos encerrados en las prisiones desde dos años antes, cuando se produjo el Levantamiento de Asturias.

No obstante, hay quienes se llenan la boca de grandes objetivos, pero no tienen ningún plan para conseguirlos. A ellos cualquier avance les parece poco; lo quieren todo y lo quieren ya. El programa del Frente Popular les sabe poco. Pero, si era un paso tan pequeño, ¿por qué se alzaron los fascistas en su contra? Los vociferantes, por el contrario, quieren dar el segundo paso antes que el primero, quieren ganar grandes guerras sin ganar antes las pequeñas batallas.

El programa del Frente Popular respondía a una acertada dirección política del Partido Comunista, sin lo cual la resistencia armada al fascismo durante tres años hubiera resultado imposible. No sólo expresa la unidad del movimiento antifascista, de las organizaciones políticas y sindicales de clase obrera y de las masa populares, sino también la unidad de la vanguardia con las masas.

El Frente Popular, pues, marca un salto cualitativo de la República que, a partir de entonces, cambia cualitativamente su naturaleza, transformándose a pasos agigantados en una República Popular. Fue un cambio de rumbo en la historia del proletariado, que aquel año se situó en las cumbres más altas que ha logrado alcanzar hasta la fecha. Merece la pena recordarlo y tener en cuenta la experiencia.

Foto. Escenario de "El Eko". (con pancartas "Libertad presos políticos" (con Popular) y "Presos comunistas y antifascistas ¡Amnistía!" (con las fotos de lxs presxs)
CRÓNICA:
IV Jornadas por la Amnistía de l@s presxs Polític@s

 

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