Foto actual de Leonard Peltier. |
Leonard Peltier, ‘Mis 40 años en la cárcel’
¿Qué puedo decir que no haya dicho ya? Me pregunto si puedo empezar diciendo “hasta luego” a todos aquellos que nos dejaron el año pasado. A nosotros, los indios nativos, no nos gusta mencionar sus nombres. Creemos que si decimos sus nombres interrumpimos sus viajes.Podrían perderse en el camino y sus espíritus extraviarse para siempre. Si hay demasiados que los llaman por su nombre, podrían intentar volver de nuevo. Pero sus espíritus saben que estamos pensando en ellos y, por lo tanto, todo lo que diré es buen viaje y espero veros pronto.
El 6 de febrero cumplí 40 años de encarcelamiento. Ahora tengo 71 años y aún sigo en una prisión de máxima seguridad. A mi edad, no estoy seguro de si me queda mucho tiempo todavía.
Me he “comido” 5 ó 6 años más de condena que nadie quiere reconocer. Me pregunto si eso no cuenta. Cuando fui condenado, la media de tiempo que se hacía en la cárcel antes de acceder a la libertad condicional cuando eras condenado a perpetuidad era de 7 años. Eso quiere decir que he cumplido casi 6 condenas a perpetuidad y que debería haber sido liberado en libertad condicional hace mucho tiempo. Luego está la libertad obligatoria cuando has cumplido 30 años. Hace 10 años que los pasé. No se supone que el Gobierno cambie las leyes para mantenerte en la cárcel, excepto, al parecer, si te llamas Leonard Peltier.
Ahora me han dicho que permaneceré en la prisión de máxima seguridad de Coleman, Florida, hasta 2017, cuando decidirán si puedo ser trasladado o no a otra cárcel de mediana seguridad. Y, mira por dónde, he sido clasificado como prisionero de mediana seguridad desde hace 15 años, pero la Guía de Recursos legales dice que los ancianos deberían estar presos en instalaciones y ambientes menos peligrosos. Pero no, supongo, si uno es Leonard Peltier.
Como recordaréis, la historia de mi demanda de clemencia es muy larga. Mi primera demanda fue con Jimmy Carter. Me la denegó. Ronald Reagan prometió a Mijail Gorbachov que sería liberado si la Unión Soviética liberaba a otro prisionero, pero Reagan renegó de sus palabras. George H.W. Bush no hizo nada. Mi siguiente demanda fue con Bill Clinton. Dejó su puesto sin tomar ninguna decisión, aunque la Oficina del Procurador para los Indultos hizo una investigación de 11 meses (normalmente duran nueve meses) y se me dijo que había recomendado clemencia. George W. Bush denegó esa petición en 2009. En todas mis peticiones de clemencia, el FBI ha interferido con órdenes ejecutivas. ¡Eso es tan ilegal como el infierno!
Hoy en día, tengo que hacer frente a otro dilema, un aneurisma de aorta abdominal. Es del tamaño de una pila. El médico me dijo que si revienta puedo desangrarme hasta morir. También está cerca de mi espina dorsal y podría terminar paralizado. La buena noticia es que tiene tratamiento y que la operación tiene un porcentaje del 96-98% de éxito. Pero estoy en una prisión de máxima seguridad. No se nos saca para tratamiento hasta que es terminal.
Ahora que el presidente Obama está en el último año de su mandato, espero que siga luchando para cumplir sus promesas, y hago avanzar el progreso que su Administración ha hecho trabajando conjuntamente con los Pueblos Originarios. Ello me da la esperanza de que este presidente trabaje duro por afirmar una relación de confianza con las Naciones Tribales. Con vuestro aliento, creo que Obama tendrá el coraje y la convicción de conmutar mi condena y de enviarme a casa con mi familia.
Mirando atrás en estos 40 años de esfuerzo en mi nombre, me siento abrumado y honrado. Me gustaría dar las gracias a todos los que me han apoyado y han creído en mí durante todos estos años. Algunos de vosotros lo habéis sido desde el principio. Podéis estar seguros de que no me han faltado libros para leer y dinero para comprar lo necesario para sentirme tan confortable como uno puede estar en este sitio. Hicisteis también donaciones a mi comité de defensa para que pudiéramos seguir luchando por mi libertad. Hay gente de buen corazón en este mundo, y vosotros estáis entre ellos. Me disculpo por no poder responder a todas vuestras cartas. Pero gracias por el amor que me habéis demostrado. Sin él, nunca hubiera podido hacer este largo viaje. Estoy seguro de ello.
Creo que mi encarcelamiento, las violaciones constitucionales que se han dado en mi caso y la mala conducta del Gobierno a la hora de juzgar mi caso son temas mucho más importantes que mi vida o mi libertad. Siento que todos y cada uno de los que habéis luchado por mi libertad sois parte de una lucha más amplia de los Pueblos Nativos por su soberanía y su supervivencia. Si soy liberado y enviado a casa, por favor, no dejéis nuestra lucha...
En el espíritu de Caballo Loco...
Pintada. "Libertad presos políticos" (y hoz y martillo). (en un muro) |
-Pintadas solidaridad presos políticos comunistas. Iruña.
Pintada. "Libertad Camarada Arenas!". (en una persiana). |
Foto. Boca con cremallera y candado. |
Llegan las elecciones. No se me ocurre mejor forma de resumirlo que con un escritito de Eduardo Galeano, de su libro “Las palabras andantes”:
“Ventana sobre las dictaduras invisibles.
La madre abnegada ejerce la dictadura de la servidumbre.
El amigo solícito ejerce la dictadura del favor.
La caridad ejerce la dictadura de la deuda.
La libertad de mercado te permite aceptar los precios que te imponen.
La liberta de opinión te permite escuchar a los que opinan en tu nombre.
La libertad de elección te permite elegir la salsa con que serás comido.”
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