El pasado 7 de junio el ministro del Interior, Pérez Rubalcaba, y la directora general de Instituciones Penitenciarias, Gallizo, vendían, mediante un tour ofrecido a los medios gráficos, las buenas instalaciones y las inmejorables condiciones en las que se iba a albergar a más de 500 presos (70 de ellos en aislamiento) en la nueva cárcel gaditana de Puerto-III. Ensalzaron el objetivo de «reinserción social» que dicen tiene la prisión, y destacaron que la creación de esta nueva prisión podría paliar la situación de la población reclusa de Andalucía, ya que en la actualidad 1.800 de sus 13.000 presos cumplen condena fuera de la comunidad autonómica. El objetivo sería, según se difundió entonces, descongestionar cárceles como Puerto-II o Botafuegos. No obstante, la realidad dista mucho, demasiado, del peculiar reality show de Rubalcaba y Gallizo; cuando las cámaras se fueron algunas cuestiones quedaron al descubierto. Por ejemplo, que algunos presos políticos han ido a parar a estos módulos de aislamiento extremo de Puerto-III.
Según han descrito los presos recluidos en este penal, el edificio cuenta con un módulo exclusivo para los reos en régimen de aislamiento; el denominado número 15. El módulo tiene a su vez ocho galerías de aislamiento, de las que algunas son destinadas para los incomunicados en régimen cerrado: es decir, sólo mantienen contacto con los carceleros. Con nadie más. Queda únicamente la opción de tratar de comunicarse a gritos, porque incluso salen a patios diferentes, según han denunciado otros presos de esas galerías.
Un preso por galería: Un análisis de las denuncias públicas efectuadas por diferentes presos en los últimos meses evidencia que en Puerto-III se está aplicando una fórmula de aislamiento extremo con tintes casi experimentales. El módulo de aislamiento cuenta con ocho galerías, y todas están ocupadas.
Régimen interno: Empezando por la mañana y continuando a lo largo del día, los presos son sometidos a cacheos mediante raqueta eléctrica, con las manos y haciéndoles pasar por el arco electrónico habitual en los accesos a las prisiones.
Otro aspecto a destacar es que en Puerto-III no se observan mejoras de las condiciones obtenidas en algunas prisiones como consecuencia de las protestas y luchas llevadas a cabo por los prisioneros políticos. A modo de ejemplo, en la nueva cárcel gaditana son obligados a ponerse en pie para el recuento.
Otras de las imposiciones adquieren tintes ciertamente surrealistas. Además de las pocas cosas que les permiten tener en la celda, éstas solo las pueden guardar de dos en dos. Es decir, solo pueden tener dos camisetas, dos libros, dos pares de calcetines... Y esos objetos se reducen a los más elementales; a nada más. Cuentan con un depósito en el que almacenan las pertenencias de cada uno, y que visitan una vez a la semana para coger otras, pero siempre de dos en dos. La mayoría de las pertenencias tienen que ser adquiridas en la propia cárcel.
Cuatro carceleros en la visita: A los presos se les niega incluso la luz solar, debido a que en todas las celdas de Puerto-III hay instaladas unas chapas metálicas que impiden el paso de luz natural. Afortunadamente, cuenta uno de los presos, en Puerto de Santa María no hace mucho frío, lo que aminora el efecto de la ausencia de los rayos. Esos calabozos, por otra parte, son registrados cada día por los omnipresentes carceleros, que custodian de cuatro en cuatro a los presos políticos cuando acuden, por ejemplo, a la comunicación con sus abogados.
Las diminutas dimensiones de los patios es otro de los aspectos reseñables de esta prisión, que ha sido presentada por el Gobierno del PSOE poco menos que como un moderno hotel penitenciario. Los patios se encuentran, además, cerrados por redes en la parte superior. En el caso del módulo de aislamiento, su extensión se reduce aproximadamente de 17 x 8,5 metros, según explican los presos.
Los presos también denuncian que en este módulo de la nueva prisión, como suele ser habitual en los módulos de aislamiento, no existe ningún tipo de actividad programada de tipo educativo, socio-cultural o deportivo, ni ningún tipo de tratamiento dirigido a la formación.
Los presos políticos conocen de sobra a la persona que ha sido elegida para llevar las riendas de la cárcel. El director de Puerto-III, Francisco Sanz, lo fue con anterioridad también de las prisiones de Salto del Negro, Puerto-II y Huelva.
Parece que como ocurriera en 1991 con el régimen FIES-CD (Control Directo), otro gobierno del PSOE está diseñando en Puerto III un régimen de castigo y exterminio especial para presos escogidos por su carácter rebelde o político.
Datos: GGEBE-ADDSI, diario GARA y SRI
No hay comentarios:
Publicar un comentario