Cartas
desde Prisión:
Isabel
Aparicio Sánchez
Zuera,
2013, marzo, día 21, cuando antiguamente empezaba la primavera
Buenos
días, queridos amigxs: En este día de sol (aquí es muy raro que
llueva, el cierzo lo barre todo) me pongo a contestar a la vuestra.
Me entregaron la última por fecha antes! que la vuestra anterior. Se
me olvidó darle los recuerdos a Manolo, es el problema de no verse
más que una vez a la semana, cuatro veces al mes, cuando le quieres
decir algo, puede que ya sea tarde. Pero bueno, que todo sea eso
¿verdad?. Peor va la salud y, sin embargo, aquí estamos.
Os
mando el escrito sobre mi situación en el tema de salud. Tras
quedarme con necesidad de oxígeno, Manolo ya se hartó y se puso a
escribir la denuncia.
Tiene
guasa, por no decir otra cosa. El día que fui a consulta por la
asfixia, iba decidida a decirle al médico que me diera antibióticos;
no soy muy aficionada a utilizarlos, mucho más cuando sería la
tercera vez en cuatro meses, pero... Resulta que di con una médica
que me auscultó y se alarmó, con razón, ante lo cual se dio cuenta
de que no era cuestión de antibióticos, sino de tratamiento de
choque de corticoides y oxígeno con la recomendación de que, en el
momento en que me volviera a encontrar mal, sin necesidad de llegar a
la situación límite en la que estaba en ese momento, que volviera y
que haría una salida para el neumólogo.
Pero
uno de los problemas que hay aquí es que, cada vez que hay consulta,
viene un médico diferente y como él no ha sido el que te ha mirado
con anterioridad y como cada “maestrillo tiene su librillo” y
como van a lo inmediato aislándolo de todo proceso y como... pues o
das con alguien que se preocupe un poco o no hay manera de solucionar
nada, a no ser que estés en situación límite y entonces, solo
entonces, ante el problema que les puede traer la “situación” y
para cubrirse las espaldas, les entran las prisas y las urgencias.
Vamos, lo de siempre.
Pero
resulta, que Manolo es el que escribe la denuncia de mi situación...
y teníais que ver la suya, porque él no la cuenta. El último día
que nos vimos llevaba un derrame ocular tras impresionante que la
mitad del blanco de un ojo era una mancha roja. Le sacaron a
enfermería y lo que le dieron fue ibuprofeno -le dijo al médico que
se lo tomaría para el dolor de los otros problemas que tiene y que
tampoco le tratan-, y unas gotas para lubricar el ojo. Esta no es la
primera vez que le ocurre, al menos no es la primera vez que yo le he
visto en esas condiciones. A primeros de julio de 2012, cuando yo
acababa de llegar aquí, ya me lo encontré así y le daban el mismo
tratamiento para “solucionarlo”. Desde entonces hasta ahora en
otras tres ocasiones. Y no le han hecho salida al oftalmólogo del
hospital, y aquí no hay. Aquí solo viene una óptica que lo único
que hace es graduarte la vista y hacerte unas gafas nuevas, si las
necesitas, pagándolas, por supuesto. Ha sido la única que le ha
visto porque ha sido la única a la que le han apuntado. Del resto de
las enfermedades -y lleva aquí casi un año-, no le han hecho nada.
La medicación que le daban en Aranjuez para la ciática aquí la
tiene que pagar él. Allí iba al fisio constantemente, aquí va
tirando porque cuando ve que le va a dar la crisis tiene que pedirle
a algún preso que le dé masajes, eso si hay alguno que sepa darlos
medianamente y que tenga confianza con él; de lo contrario, nada.
Lleva prácticamente todo el invierno en una celda, no es la única,
donde no funciona la calefacción; una vez se pusieron a arreglarla y
duró tres días, desde entonces se acabó. Del estado de su
hepatitis tampoco se sabe nada porque no le han hecho análisis. Y no
sigo porque termina una harta de tanta historia.
Recibí
carta de Arantza y me contaba que el fiscal no había interpuesto
recurso, y que por tanto la tienen que juntar con David. Esperemos no
retrasen más el auto dictado a favor de ambos; a Manolo y a mí
tardaron casi un año en juntarnos estando el auto firmado y tuvimos
que estar todo ese tiempo batallando. Ahora parece un auto
inamovible, jó, el día que se puedan volver a ver y a tocar les va
a parecer mentira después de tantos años. Lo de tantos no va en
broma, poco más y se vuelven a ver cuando David fuera a verla a
comunicar estando ya en la calle. Me contaba también lo de moverla
al norte al auto ganado sobre poder visitar a su amatxu. ¡Tantos
años sin verla!
Mi
madre está ingresada en el hospital para unas pruebas importantes,
así que no puedo
hablar
con ella desde hace dos semanas.
Por
lo demás aquí,
bien.
Un
abrazo. Cuidaros
mucho
*Abrazotes
de parte de Manolo
Isabel
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