DENUNCIA desde prisión:
Manuel
Arango Riego
Marzo
2.013, cárcel de Zuera
UN
LENTO PROCESO DE EXTERMINIO FÍSICO DE ISABEL APARICIO SÁNCHEZ.
SOBRE
la SITUACIÓN FÍSICA de la PRESA POLÍTICA del PCE(r)
Recientemente,
a mi compañera sentimental, Isabel Aparicio, la tuvieron que llevar
a la enfermería de la prisión (Zuera) en la que se encuentra
actualmente para suministrar en dos días consecutivos varias
sesiones de un broncodilatador combinado con oxígeno, debido a que
el aire que absorbía era tan escaso que sentía una sensación real
de asfixia y la privaba de las fuerzas suficientes para realizar, de
manera normal, hasta las tareas más cotidianas.
Esta
situación, que se ha ido agravando paulatinamente, viene
produciéndose desde hace mucho tiempo.
Hace
más de dos años, estando en la cárcel de Brieva, ya tuvieron que
suministrarle oxígeno, enviándola al neumólogo del Hospital
General de Ávila que le detectó, en ese momento, un asma que traía
como consecuencia añadida, un bajísimo nivel de oxígeno en sangre.
El tratamiento que se le facilitó fueron dos productos inhaladores
de aplicación diaria sin prever una nueva revisión para controlar
los efectos de la medicación y la continuidad del tratamiento o la
necesidad de su sustitución por otros más adecuados, dependiendo de
la evolución de la enfermedad. A fecha de hoy, no ha vuelto a ser
llevada a un hospital para ser vista por un especialista.
Esto
por una parte, por otra, se encuentra la inoperancia o abandono
sanitario que viene sufriendo durante años por su sinusitis crónica,
lo que agrava continuamente todo el funcionamiento respiratorio y
provoca que pase una gran parte de las noches despierta; no consigue
dormir más de dos horas seguidas, la tos y el bloqueo de las vías
respiratorias traen aparejado la interrupción del sueño y le
obligan a levantarse durante mucho tiempo hasta que consigue
restablecer la respiración.
La
única consulta al especialista por este problema tuvo lugar hace más
de 4 años, también en Ávila; tras hacerle las pruebas que
confirmaron la enfermedad, se le facilitó un tratamiento inicial a
base de antibióticos para poder acometer posteriormente, si era
necesario, la operación de senus. Nunca más volvió a la consulta
del especialista. El problema se viene afrontando puntual y
esporádicamente con el suministro de medicación contra la alergia,
que surte un efecto momentáneo.
Junto
a todo ello, se encuentran los graves problemas de columna vertebral.
Los de la zona lumbar le vienen produciendo durante años fuertes
dolores que se van intensificando, provocándole una movilidad cada
vez más reducida y la pérdida de fuerza en las piernas. La realidad
es que hace tiempo que tendría que haber sido operada de dos hernias
discales y del estrechamiento del conducto medular a la altura del
sacro.
Costaron
más de dos años de muchas batallas y presiones para que fuera
trasladada a la cárcel de Topas para que fuera vista, a finales de
2.010, por un neurocirujano en un hospital de Salamanca.
Durante
todo ese tiempo, los traumatólogos en Ávila únicamente la trataron
con antiinflamatorios y, en dos ocasiones, le fueron aplicadas
corrientes (15 sesiones cada vez), algo que hasta el mismo médico
encargado de la rehabilitación calificó de absurdo e inoperante
ante el tipo de lesión. Su diagnóstico fue categórico: operación,
lo mismo que el del neurocirujano de Salamanca que volvió a pedir
una resonancia magnética, única prueba con la que se puede evaluar
el estado de esa lesión. La última –y única- resonancia que le
habían hecho y con la que se encontró el neurocirujano databa de
dos años antes.
Sólo
en enero de este año (2.013), desde la prisión de Zuera, la vuelven
a llevar al servicio de traumatología de un hospital de Zaragoza.
Había
que partir de cero e iniciar todo el proceso. Tras hacerle una
radiografía y comprobar la lesión, se le ha empezado a suministrar
un tratamiento más fuerte contra el dolor que incluye una parte de
morfina. Otras pruebas han quedado postergadas. Por todo ello, bien
se puede decir que esta enfermedad se está convirtiendo en un lento
y doloroso camino hacia su postración en una silla de ruedas con
todas sus consecuencias.
De
las lesiones que padece en las cervicales sólo ha recibido en unos
cuantos años 7 sesiones de rehabilitación de 10 minutos cada una;
mientras tanto, sus manos y su cabeza tiemblan continuamente de
manera cada vez más ostensible e incontrolada.
Todo
este tratamiento insuficiente o canallesco ante sus varias dolencias
comenzó en junio de 2.008, cuando en el Hospital General de Ávila,
debido a la actitud de ciertos médicos, fue sometida a una operación
ilegal, en la que le fueron extirpados los ovarios y el útero.
En
enero de ese año se le detecta en una ecografía un tumor en el
ovario derecho. La intervención consistía, inicialmente, en
realizar una pequeña incisión en el abdomen para extraer una
muestra; el resultado de la biopsia determinaría la necesidad de
extirpar el aparato reproductor y otras partes en el caso de
aparición de células cancerígenas.
Sin
embargo, los ginecólogos que practicaron la operación, decidieron
llevar a cabo la cirugía total. Lo que encontraron fue varios miomas
(no cancerígenos), cuya existencia ella conocía desde hacía años;
tumores que no necesitaban operación y que se irían extinguiendo
por ellos mismos.
La
respuesta que recibió del cirujano, más bien infame matarife, que
llevó a cabo la intervención quirúrgica, ante tal avasallamiento,
fue textualmente: Total, para lo que usted lo necesitaba.
Ante
toda esta situación, los diversos actos de protesta realizados, los
numerosos recursos judiciales ante el juez de vigilancia
penitenciaria, así como las advertencias y denuncias ante la
dirección sanitaria de prisiones, no han podido detener esta
dinámica de exterminio. Todo el mundo sabe que la represión
política contra los revolucionarios encarcelados incide con especial
gravedad sobre los enfermos, a los que se aplica la represión
general más el abandono y la indefensión en el terreno sanitario.
Por
tanto, la salvaguarda de la vida y la salud de los presos políticos,
como siempre, depende de la resistencia y las luchas populares.
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