miércoles, 3 de abril de 2013

Manuel Arango: sobre la terrible situación médica de Isabel Aparicio Sánchez.

 
DENUNCIA desde prisión:

Manuel Arango Riego

Marzo 2.013, cárcel de Zuera

UN LENTO PROCESO DE EXTERMINIO FÍSICO DE ISABEL APARICIO SÁNCHEZ.

SOBRE la SITUACIÓN FÍSICA de la PRESA POLÍTICA del PCE(r)

Recientemente, a mi compañera sentimental, Isabel Aparicio, la tuvieron que llevar a la enfermería de la prisión (Zuera) en la que se encuentra actualmente para suministrar en dos días consecutivos varias sesiones de un broncodilatador combinado con oxígeno, debido a que el aire que absorbía era tan escaso que sentía una sensación real de asfixia y la privaba de las fuerzas suficientes para realizar, de manera normal, hasta las tareas más cotidianas.
Esta situación, que se ha ido agravando paulatinamente, viene produciéndose desde hace mucho tiempo.
Hace más de dos años, estando en la cárcel de Brieva, ya tuvieron que suministrarle oxígeno, enviándola al neumólogo del Hospital General de Ávila que le detectó, en ese momento, un asma que traía como consecuencia añadida, un bajísimo nivel de oxígeno en sangre. El tratamiento que se le facilitó fueron dos productos inhaladores de aplicación diaria sin prever una nueva revisión para controlar los efectos de la medicación y la continuidad del tratamiento o la necesidad de su sustitución por otros más adecuados, dependiendo de la evolución de la enfermedad. A fecha de hoy, no ha vuelto a ser llevada a un hospital para ser vista por un especialista.
Esto por una parte, por otra, se encuentra la inoperancia o abandono sanitario que viene sufriendo durante años por su sinusitis crónica, lo que agrava continuamente todo el funcionamiento respiratorio y provoca que pase una gran parte de las noches despierta; no consigue dormir más de dos horas seguidas, la tos y el bloqueo de las vías respiratorias traen aparejado la interrupción del sueño y le obligan a levantarse durante mucho tiempo hasta que consigue restablecer la respiración.
La única consulta al especialista por este problema tuvo lugar hace más de 4 años, también en Ávila; tras hacerle las pruebas que confirmaron la enfermedad, se le facilitó un tratamiento inicial a base de antibióticos para poder acometer posteriormente, si era necesario, la operación de senus. Nunca más volvió a la consulta del especialista. El problema se viene afrontando puntual y esporádicamente con el suministro de medicación contra la alergia, que surte un efecto momentáneo.

Junto a todo ello, se encuentran los graves problemas de columna vertebral. Los de la zona lumbar le vienen produciendo durante años fuertes dolores que se van intensificando, provocándole una movilidad cada vez más reducida y la pérdida de fuerza en las piernas. La realidad es que hace tiempo que tendría que haber sido operada de dos hernias discales y del estrechamiento del conducto medular a la altura del sacro.
Costaron más de dos años de muchas batallas y presiones para que fuera trasladada a la cárcel de Topas para que fuera vista, a finales de 2.010, por un neurocirujano en un hospital de Salamanca.
Durante todo ese tiempo, los traumatólogos en Ávila únicamente la trataron con antiinflamatorios y, en dos ocasiones, le fueron aplicadas corrientes (15 sesiones cada vez), algo que hasta el mismo médico encargado de la rehabilitación calificó de absurdo e inoperante ante el tipo de lesión. Su diagnóstico fue categórico: operación, lo mismo que el del neurocirujano de Salamanca que volvió a pedir una resonancia magnética, única prueba con la que se puede evaluar el estado de esa lesión. La última –y única- resonancia que le habían hecho y con la que se encontró el neurocirujano databa de dos años antes.
Sólo en enero de este año (2.013), desde la prisión de Zuera, la vuelven a llevar al servicio de traumatología de un hospital de Zaragoza.
Había que partir de cero e iniciar todo el proceso. Tras hacerle una radiografía y comprobar la lesión, se le ha empezado a suministrar un tratamiento más fuerte contra el dolor que incluye una parte de morfina. Otras pruebas han quedado postergadas. Por todo ello, bien se puede decir que esta enfermedad se está convirtiendo en un lento y doloroso camino hacia su postración en una silla de ruedas con todas sus consecuencias.
De las lesiones que padece en las cervicales sólo ha recibido en unos cuantos años 7 sesiones de rehabilitación de 10 minutos cada una; mientras tanto, sus manos y su cabeza tiemblan continuamente de manera cada vez más ostensible e incontrolada.
Todo este tratamiento insuficiente o canallesco ante sus varias dolencias comenzó en junio de 2.008, cuando en el Hospital General de Ávila, debido a la actitud de ciertos médicos, fue sometida a una operación ilegal, en la que le fueron extirpados los ovarios y el útero.
En enero de ese año se le detecta en una ecografía un tumor en el ovario derecho. La intervención consistía, inicialmente, en realizar una pequeña incisión en el abdomen para extraer una muestra; el resultado de la biopsia determinaría la necesidad de extirpar el aparato reproductor y otras partes en el caso de aparición de células cancerígenas.
Sin embargo, los ginecólogos que practicaron la operación, decidieron llevar a cabo la cirugía total. Lo que encontraron fue varios miomas (no cancerígenos), cuya existencia ella conocía desde hacía años; tumores que no necesitaban operación y que se irían extinguiendo por ellos mismos.
La respuesta que recibió del cirujano, más bien infame matarife, que llevó a cabo la intervención quirúrgica, ante tal avasallamiento, fue textualmente: Total, para lo que usted lo necesitaba.
 
Ante toda esta situación, los diversos actos de protesta realizados, los numerosos recursos judiciales ante el juez de vigilancia penitenciaria, así como las advertencias y denuncias ante la dirección sanitaria de prisiones, no han podido detener esta dinámica de exterminio. Todo el mundo sabe que la represión política contra los revolucionarios encarcelados incide con especial gravedad sobre los enfermos, a los que se aplica la represión general más el abandono y la indefensión en el terreno sanitario.
Por tanto, la salvaguarda de la vida y la salud de los presos políticos, como siempre, depende de la resistencia y las luchas populares.

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