Humor
político:
Comprensión,
pueblo, ¡comprensión!
Me gustaría romper una lanza en favor de la "clase política", que se ve estos días afectada por un fenómeno que nos llega de fuera, kachis, ¡como todo lo malo!, en este caso desde Argentina, y que no es otro que el Escrache.
¿Os imagináis lo duro que tiene que ser para la citada "clase política" y familia el verse acosados por hordas de advenedizos (por usar un lenguaje con el que se puedan sentir mejor identificados) que les esperan a la salida de sus domicilios o lugares de ¿trabajo? que habitan?
NO me lo quiero ni imaginar. Eso sí que tiene que ser duro. A ver cómo explica luego esa gente a sus familias que ellos no han hecho nada para recibir tamaño e incivilizado acoso. Y cuando digo que no han hecho nada, quiero decir exactamente eso que he dicho. La acepción más literal que la palabra "nada" pueda tener se ajusta bastante a las actividades que realizan l@s polític@s y por las que cobran, como en el caso de Miguel Sanz o Yolanda Barcina, que cobraban por (no) asistir a reuniones que estaban en el orden del día, y en ocasiones por no asistir a más de dos reuniones en una misma jornada ¿laboral?
Desde luego, ya nos vale. Nosotros, que somos los que nos quedamos sin casa y encima una vez en la calle le tenemos que seguir pagando al banco, los que somos explotados sistemáticamente para el exclusivo mantenimiento de este sistema que "solo mira por nuestro bienestar", nosotros, que somos el extracto social que cuenta en su haber con más de cinco millones de parados, que somos los que nos estamos quedando sin sanidad pública, que somos los que notamos los recortes en la minería, las consecuencias del nuevo sistema educacional, y encima nos permitimos el lujo de andar ¡acosando! a una gente que es la garante de todo eso. Ya está bien, ¡pero qué va a ser lo próximo! ¿Pedir que cambie el sistema?
Aunque tranquilos, que por suerte ya se están poniendo en marcha los mecanismos jurídicos pertinentes (fiscalía y audiencia nacional) para que los escraches sean desterrados definitivamente de la lista de nuestras prácticas y sean consideradas como lo que son. ¡DELITO! Y es que no nos enteramos, o no nos queremos enterar. Delito es acosar así a esta gente, no el conjunto de causas negativas existente como consecuencia de este sistema y que he mencionado más arriba.
De manera que, de aquí en adelante, comprensión y empatía con la durísima situación que está afectando a nuestros políticos, que no hacen más que mirar por nuestro bienestar, cobrando por ello solo cantidades "éticamente admisibles".
Me gustaría romper una lanza en favor de la "clase política", que se ve estos días afectada por un fenómeno que nos llega de fuera, kachis, ¡como todo lo malo!, en este caso desde Argentina, y que no es otro que el Escrache.
¿Os imagináis lo duro que tiene que ser para la citada "clase política" y familia el verse acosados por hordas de advenedizos (por usar un lenguaje con el que se puedan sentir mejor identificados) que les esperan a la salida de sus domicilios o lugares de ¿trabajo? que habitan?
NO me lo quiero ni imaginar. Eso sí que tiene que ser duro. A ver cómo explica luego esa gente a sus familias que ellos no han hecho nada para recibir tamaño e incivilizado acoso. Y cuando digo que no han hecho nada, quiero decir exactamente eso que he dicho. La acepción más literal que la palabra "nada" pueda tener se ajusta bastante a las actividades que realizan l@s polític@s y por las que cobran, como en el caso de Miguel Sanz o Yolanda Barcina, que cobraban por (no) asistir a reuniones que estaban en el orden del día, y en ocasiones por no asistir a más de dos reuniones en una misma jornada ¿laboral?
Desde luego, ya nos vale. Nosotros, que somos los que nos quedamos sin casa y encima una vez en la calle le tenemos que seguir pagando al banco, los que somos explotados sistemáticamente para el exclusivo mantenimiento de este sistema que "solo mira por nuestro bienestar", nosotros, que somos el extracto social que cuenta en su haber con más de cinco millones de parados, que somos los que nos estamos quedando sin sanidad pública, que somos los que notamos los recortes en la minería, las consecuencias del nuevo sistema educacional, y encima nos permitimos el lujo de andar ¡acosando! a una gente que es la garante de todo eso. Ya está bien, ¡pero qué va a ser lo próximo! ¿Pedir que cambie el sistema?
Aunque tranquilos, que por suerte ya se están poniendo en marcha los mecanismos jurídicos pertinentes (fiscalía y audiencia nacional) para que los escraches sean desterrados definitivamente de la lista de nuestras prácticas y sean consideradas como lo que son. ¡DELITO! Y es que no nos enteramos, o no nos queremos enterar. Delito es acosar así a esta gente, no el conjunto de causas negativas existente como consecuencia de este sistema y que he mencionado más arriba.
De manera que, de aquí en adelante, comprensión y empatía con la durísima situación que está afectando a nuestros políticos, que no hacen más que mirar por nuestro bienestar, cobrando por ello solo cantidades "éticamente admisibles".
Una
imagen y unas palabras:
Represión
contra la juventud vasca. ¿Quién es el violento?
Galería
de imágenes:
Preciosa
pancarta
------------------------------------------
Guerra
sucia:
Dudas
razonables sobre el atentado de Boston
No hay comentarios:
Publicar un comentario