Foto. Pasillo de celdas de una cárcel. |
A los niños con enfermedades síquicas los encierran en los calabozos
A
causa de la falta de camas en los hospitales, la policía británica
encierra en los calabozos de las comisarías a un promedio de tres
niños con enfermedades mentales a la semana. En un año, un total de
161 menores de 18 años fueron entregados a la policía tras ser
ordenado su internamiento en virtud de la Ley de Salud Mental.
Esta aberración es consecuencia de los recortes en gastos sociales. Desde 2009 hasta 2014 el gobierno de Cameron ha reducido en más de 68 millones de euros las dotaciones de salud mental infantil y ha recortado un 8 por ciento desde 2010 el gasto en salud mental de la sanidad pública.
Además, unos 18.000 discapacitados han perdido sus ayudas y 1 millón de personas entre 65 y 89 años que recibían ayuda domiciliaria para higienizarse, desplazamientos, compras, subir escaleras, etc. han sido abandonados sin ninguna asistencia.
Los recortes se llevan a cabo a pesar de que las necesidades aumentan a causa de la crisis del capitalismo. Las episodios agudos de los enfermos psiquiátricos han crecido un 20 por ciento.
Las celdas de una comisaria no son el lugar adecuado para tratar a los enfermos, sobre todo si son niños. Tras el escándalo Theresa May, ministra del Interior, se rasga las vestiduras. Se ha comprometido a erradicar esta práctica el año pasado después de que una niña enferma síquica de 16 años de edad, estuvo los calabozos de una comisaría en Torquay durante dos días. El caso causó un gran revuelo después de que se denunciara públicamente.
Paul Netherton, policía de Devon-Cornwall, denunció en noviembre que la chica estaba recluida en una celda policial. “No hay camas disponibles en el Reino Unido!... La comisaría en una noche de viernes y sábado no es lugar para un niño que sufre problemas de salud mental. ¡¡Que envíen enfermeras para cuidar de ella en el calabozo!!”
La policía ha introducido protocolos para evitar el ingreso de menores de 18 años en los calabozos y los adultos (enfermos mentales) sólo ocasionalmente, pero esta semana denunció: “Una vez más el Ministro de Salud mantiene pacientes en celdas policiales porque no hay camas disponibles en Devon-Cornwall. La Sanidad Pública está proporcionando enfermeras para ayudar, pero aún no hay plazas en los hospitales. Es inaceptable”.
Según el Consejo Nacional de Jefes de Policía, 161 niños con problemas de salud mental fueron internados en comisarías en Inglaterra y Gales en los últimos 12 meses. Las comisarías de Devon-Cornwall y Sussex recibieron el mayor número de niños con enfermedades mentales enviados a las celdas, con 25 cada comisaría.
Durante ese período 947 niños fueron internados, lo que significa que más del 15 por ciento de los internados se enviaron a las comisarías. El resto fue ingresado en un “lugar seguro basado en la salud”, como un hospital o en casa.
Christine Jones, comandante de la Policía Metropolitana y oficial superior responsable de los casos de salud mental, dijo que los funcionarios se vieron obligados a colocar a niños “muy vulnerables” en las celdas, porque los servicios de salud y los departamentos de accidentes y emergencias no tenían instalaciones para los pacientes de salud mental. Jones señaló que las celdas no son el lugar para un enfermo mental.
Lord Adebowale, dirigente de Turning Point, una organización benéfica que apoya a las personas con problemas de salud mental, dijo que ingresar a un enfermo en una comisaría no debería ser nunca una opción. En una carta al diario The Times, ha escrito: “Tenemos un sistema que está fallando a la gente [...] por no disponer de personal capacitado en salud mental; y muy pocas camas en la sanidad pública. Es evidente que necesitamos más centros sanitarios seguros [para enfermos síquicos]”.
La investigación realizada por la Escuela Superior de Policía ha demostrado que entre el 12 y el 15 por ciento de los incidentes policiales están relacionados con problemas de salud mental. La comandante Jones, de la Policía Metropolitana, ha puesto en marcha una comisión conjunta con sanidad pública y los servicios de salud mental para tratar de reducir la presión sobre el sistema policial. Se ha indicado a los funcionarios de la policía que informen de los casos de personas mentalmente vulnerables, para que puedan recibir apoyo de salud mental antes.
En 2013, tras la muerte de miles de enfermos en 5 hospitales británicos, se descubrió que gran parte del tratamiento hospitalario está en manos exclusivamente del personal auxiliar, es decir, trabajadores por debajo del nivel de enfermería. Los auxiliares del sector sanitario en el Reino Unido no tienen que someterse a ninguna prueba para ser contratados. No se regula a este sector del personal porque perciben muy bajos salarios y si se les exigiera cualificación profesional –como ocurre en España- se dispararían los costes salariales.
Esta aberración es consecuencia de los recortes en gastos sociales. Desde 2009 hasta 2014 el gobierno de Cameron ha reducido en más de 68 millones de euros las dotaciones de salud mental infantil y ha recortado un 8 por ciento desde 2010 el gasto en salud mental de la sanidad pública.
Además, unos 18.000 discapacitados han perdido sus ayudas y 1 millón de personas entre 65 y 89 años que recibían ayuda domiciliaria para higienizarse, desplazamientos, compras, subir escaleras, etc. han sido abandonados sin ninguna asistencia.
Los recortes se llevan a cabo a pesar de que las necesidades aumentan a causa de la crisis del capitalismo. Las episodios agudos de los enfermos psiquiátricos han crecido un 20 por ciento.
Las celdas de una comisaria no son el lugar adecuado para tratar a los enfermos, sobre todo si son niños. Tras el escándalo Theresa May, ministra del Interior, se rasga las vestiduras. Se ha comprometido a erradicar esta práctica el año pasado después de que una niña enferma síquica de 16 años de edad, estuvo los calabozos de una comisaría en Torquay durante dos días. El caso causó un gran revuelo después de que se denunciara públicamente.
Paul Netherton, policía de Devon-Cornwall, denunció en noviembre que la chica estaba recluida en una celda policial. “No hay camas disponibles en el Reino Unido!... La comisaría en una noche de viernes y sábado no es lugar para un niño que sufre problemas de salud mental. ¡¡Que envíen enfermeras para cuidar de ella en el calabozo!!”
La policía ha introducido protocolos para evitar el ingreso de menores de 18 años en los calabozos y los adultos (enfermos mentales) sólo ocasionalmente, pero esta semana denunció: “Una vez más el Ministro de Salud mantiene pacientes en celdas policiales porque no hay camas disponibles en Devon-Cornwall. La Sanidad Pública está proporcionando enfermeras para ayudar, pero aún no hay plazas en los hospitales. Es inaceptable”.
Según el Consejo Nacional de Jefes de Policía, 161 niños con problemas de salud mental fueron internados en comisarías en Inglaterra y Gales en los últimos 12 meses. Las comisarías de Devon-Cornwall y Sussex recibieron el mayor número de niños con enfermedades mentales enviados a las celdas, con 25 cada comisaría.
Durante ese período 947 niños fueron internados, lo que significa que más del 15 por ciento de los internados se enviaron a las comisarías. El resto fue ingresado en un “lugar seguro basado en la salud”, como un hospital o en casa.
Christine Jones, comandante de la Policía Metropolitana y oficial superior responsable de los casos de salud mental, dijo que los funcionarios se vieron obligados a colocar a niños “muy vulnerables” en las celdas, porque los servicios de salud y los departamentos de accidentes y emergencias no tenían instalaciones para los pacientes de salud mental. Jones señaló que las celdas no son el lugar para un enfermo mental.
Lord Adebowale, dirigente de Turning Point, una organización benéfica que apoya a las personas con problemas de salud mental, dijo que ingresar a un enfermo en una comisaría no debería ser nunca una opción. En una carta al diario The Times, ha escrito: “Tenemos un sistema que está fallando a la gente [...] por no disponer de personal capacitado en salud mental; y muy pocas camas en la sanidad pública. Es evidente que necesitamos más centros sanitarios seguros [para enfermos síquicos]”.
La investigación realizada por la Escuela Superior de Policía ha demostrado que entre el 12 y el 15 por ciento de los incidentes policiales están relacionados con problemas de salud mental. La comandante Jones, de la Policía Metropolitana, ha puesto en marcha una comisión conjunta con sanidad pública y los servicios de salud mental para tratar de reducir la presión sobre el sistema policial. Se ha indicado a los funcionarios de la policía que informen de los casos de personas mentalmente vulnerables, para que puedan recibir apoyo de salud mental antes.
En 2013, tras la muerte de miles de enfermos en 5 hospitales británicos, se descubrió que gran parte del tratamiento hospitalario está en manos exclusivamente del personal auxiliar, es decir, trabajadores por debajo del nivel de enfermería. Los auxiliares del sector sanitario en el Reino Unido no tienen que someterse a ninguna prueba para ser contratados. No se regula a este sector del personal porque perciben muy bajos salarios y si se les exigiera cualificación profesional –como ocurre en España- se dispararían los costes salariales.
Recogido
de Movimiento Político de Resistencia
Poster Paco Cela Seoane. |
Poemas
de Francisco Cela Seoane
LATIENDO,
LATIENDO
Aquí,
en
la cárcel,
aprendiendo
a sufrir
la
arremetida hostil del silencio;
aprendiendo
a enfrentar
la
conspiración del tiempo
que
dispone el correr de los segundos
como
vuelo de aves heridas mortalmente
por
el frío del hielo,
el
hombre no se rinde
a
las sombras de la Noche,
aunque
sobre ellos
venga
cabalgando el desaliento,
y
pareciera
que
los amaneceres indefensos
se
diluyesen lenta,
muy
lentamente,
en
un horizonte de desierto inmenso.
El
hombre,
respirando
hondo,
sumergiéndose
en lo profundo de la emoción,
ordena
a su corazón
que
reorganice los latidos en fuga,
dispersos,
en
círculo defensivo.
Y
latiendo, latiendo,
contra
la negritud de la Noche
lanza
sentimientos,
para
que se abran las compuertas
por,
donde la humanidad
pueda
navegar ojos adentro.
Aquí,
en
la cárcel,
el
hombre mastica odio
hacia
los enemigos de clase;
a
la par
que
abre su corazón
a
los manantiales de la Solidaridad,
para
sentir crecer cotidiano
el
lenguaje de la fraternidad.
Contradicción
que le habita
y
le arrancará sonrisas
si
en sus heridas cultiva
al
hombre que, ,
envuelto
en sombras,
no
teme encontrarse de cara
con
la luz de la mañana.
Aquí,
en
la cárcel,
el
hombre interioriza,
en
el lento transcurrir
de
la soledad y los días,
que
de nada vale soñar
con
el hombre nuevo del mañana,
si
dejamos
que
al hombre viejo de hoy
nos
lo pudran hasta la médula.
Por
eso,
morder
con fuerza
el
futuro que nos niegan
desde
el hoy combativo
que
revienta,
no
es soñar quimeras
es
empezar a construir la Utopía
que
nos espera.
Foncalent,
10 de Noviembre 91
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