Foto Manuel Arango. |
Cartas
desde prisión
Manuel
Arango Riego
C.P.
Zuera. 31 Octubre 2015
Hola
C. Recibe un fuerte saludo revolucionario.
Recibí
tu carta, la cual me dio una gran alegría.
Lo
cierto es que me vienen llegando bastantes cartas, sobretodo de la
juventud, esto tiene una notable importancia política, aparte que
rompe el aislamiento al que se nos somete.
Me
parece una muy buena iniciativa la formación de un comité por la
liberación de la camarada Victoria (Gómez); esta iniciativa tiene
que extenderse a otras zonas, es otra forma más de fortalecer la
lucha general por la amnistía política, a la vez que significa una
defensa de la integridad de los presos políticos y de salvaguardar
nuestros derechos.
Antes
de seguir, decirte que conozco a Victoria desde hace décadas, desde
los años 70. Su consecuencia revolucionaria es un ejemplo a seguir,
especialmente por todas las mujeres trabajadoras, de las cuales, la
camarada, es una destacada representante comunista.
Como
bien sabes, la lucha por la liberación de los presos políticos es
una lucha que compete a todo el pueblo trabajador, dependemos de
vuestra capacidad de lucha, amplia y organizada, capaz no solo de
frenar las medidas represivas, si no también de acercarnos a la
liberación de los luchadores presos. Las libertades se conquistan.
Según
tengo entendido, la solidaridad activa es cada vez más amplia y
variada, sobre todo dirigida a la liberación de los presos políticos
enfermos y, más específicamente, la de nuestro secretario general
Manuel Pérez Martínez.
Como
también sabes, mi compañera sentimental falleció en esta prisión
hace ya más de un año y medio. Sus mas de 40 años de participación
en la lucha revolucionaria, siempre en primera fila, es un legado
imperecedero, que ha fomentado y seguirá fomentando deseos de lucha
y organizarse. Su memoria siempre estará en el seno del pueblo, los
mártires revolucionarios del pueblo son tan eternos como su legado.
Pronto
tendréis una nueva farsa electoral cuyo único objetivo es legitimar
la explotación de los trabajadores, la represión y la política
imperialista y militarista. Espero que el rechazo y el boicot se
imponga.
Las
libertades y los derechos populares no pasan por las urnas
Recibe
un afectuoso abrazo y un saludo revolucionario para ti y todos los
compañeros!
Manuel
Tarjeta Arango. (dos manos que se agarran desplazan los barrotes) |
Poemas
de Francisco Cela Seoane en prisión
TENGO
UNA FLOR DE VIENTO
A
mis hermanos Suso y Carlos.
I
Hermano:
Tengo
una Flor de viento
que
se ondula en el horizonte de mis párpados.
Ondulación
que va del dolor al llanto,
del
llanto al grito.
Flor
de viento
que
va edificando la sonrisa;
sonrisa
que escala
las
húmedas paredes de la garganta
para
encontrar grieta
y
emerger a la cima de los labios.
Flor
de viento
que
resiste las feroces embestidas de las espinas,
ésas
que, a veces,
sorprenden
a las desprevenidas pupilas
y
te dejan
ciego
y tiritando de frío.
II
¿Hasta
cuándo andará el hombre
tiritando
los fríos?
¿Hasta
cuándo el frío,
con
sus dedos largos,
hurgará
en nuestras heridas doloridas?
¿Hasta
cuándo, hermano,
seremos
ciegos
andando
a tientas por los caminos
y
recibiendo golpes tantos?
III
Sin
embargo, hermano,
el
hombre no es
como
las piedras del camino:
mudas
e insensibles espectadoras
de
su propio destino.
El
hombre
es
quien construye todos los caminos
sufriendo,
irremediablemente,
en
todo su recorrido.
Cada
uno tiene su propia parte del camino
y
ha de recorrerlo por sí mismo:
con
su propia cruz, con su propio llanto
y
sin dejar que la sonrisa
se
le caiga de los labios.
IV
No
temas, hermano,
a
las espinas y a los fríos.
La
única luz que necesitas,
se
expandirá desde ese corazón que te arde
con
la llama inextinguible de la esperanza.
Y
el calor te brotará
desde
ese pecho en brasa
cuando
el mundo en tus manos arda
y
el hombre, en perfil de llama,
alimente
tus sueños
con
resplandor de incendio.
V
En
mis manos, hermano,
la
edad es como un barco
con
su travesía de sueños,
besos
robados,
que
va recorriendo el mundo
con
éste mi poema inacabado.
Poema
de éste mi tiempo
por
mil heridas mutilado.
Éste
mí tiempo
donde
todavía la ignorancia
cercena
la ortografía de los versos.
Donde
todavía el hambre silencia
la
inmaculada entonación de las palabras.
Donde
todavía de la tortura brota
un
dolor tan inmenso
que,
ante él,
palidecen
todos los versos.
VI
Por
eso, hermano,
tengo
sed y urgencia de mañana.
De
que la ternura
destierre
del corazón la oscura frialdad
del
metal que acuchilla el batir de las alas.
De
que el Amor
remonte
el cauce de la sangre
y
fluya en cálido surtidor de caricias.
De
que la emoción
imponga
a los ojos
su
férrea dictadura
de
vivir y morir
en
el corazón de la luz.
Poster Paco Cela. |
VII
Sin
embargo, hermano,
me
sé transitando
por
el borde hiriente
de
éste mi tiempo, de éste mi hoy
y
aquí presente.
Y
te digo
que
tengo el corazón dolido
y
la sangre en dos mares sublevada,
con
el aliento a las puertas del incendio,
ardiendo.
Desde
una calle,
el
sufrimiento me habla
de
los días de humo,
de
las mañanas de café amargo.
VIII
Un
corazón sediento se detiene
a
las puertas de la ternura, sediento.
Desemboca
en avenidas de silencio:
va
calle abajo,
del
dolor al abismo;
vuelve
calle arriba,
del
abismo al pecho carbonizado
por
naufragios de angustias
y
esquirlas de golpes tantos.
IX
A
este punto,
quiero
extender las fibras
de
mi pensamiento.
A
brazadas de conciencia y sentimiento
descender
al camino
con
éste mi corazón que siente.
Tener
ventanas abiertas
a
las heridas milenarias
y
a las lluvias ácidas.
No
te detengas, corazón,
y
desciende.
Hoy,
podemos
ser:
Juan,
Pedro o Manuel.
Juan,
el
minero,
con
sus miedos
a
la pesadilla de tener por cielo
un
infierno de carbón negro.
Pedro,
el
campesino,
con
su mirada avinagrada
de
observar una tierra
por
las serpientes dominada.
Manuel,
el
joven,
con
sus ojos en edad de grieta.
O
el otro Juan,
el
estudiante,
al
que tan sólo le dejan
las
perspectivas agonizantes.
O
el otro Manuel,
el
casado,
el
padre de cuatro niños,
con
casa de alquiler,
cuenta
en la tienda,
llegar
a fin de mes y yo qué sé ...
O
el otro Pedro,
el
que ya cumple cinco años de parado,
cinco
años de mañanas de café agrio,
de
mirarse al espejo
y
verse viejo y derrotado.
Portada "Poemas para la revolución". |
X
Créeme
si te digo, hermano,
que
no hay noche más larga
que
una noche de sombras
con
sombras que no hablan.
Y
callan hasta las sombras
ante
los golpes que,
poco
a poco,
a
un hombre van doblando.
Escucha
cómo ese hombre sediento de ternura,
silencio
a silencio,
va
labrando:
un
acantilado de vacíos,
un
sepelio de sueños carbonizados.
Créeme
si te digo
que
no hay tristeza comparable
a
la de ver a un hombre destrozado
caminar,
por
las avenidas,
solitario:
con
el desmayo de la sonrisa
aflorando
sobre la cortina de sus labios.
XI
Y
digo, hermano,
que
me sé transitando
por
el borde hiriente, de éste mi hoy
y
aquí presente.
Cuando
degollados en las perspectivas agonizantes
renacemos
en la sangre
amasando
esperanzas.
Recuperando,
trocito
a trocito,
la
Historia, la raíz,
la
matriz primera
donde
va germinando
un
proyecto de sociedad nueva.
Y
de saber somos, hermano,
ya
ancianos.
De
saber
que
caminando vamos
y
que largo es el camino.
Y
seguimos caminado,
dolorida
la piel y las entrañas,
firmemente
aferrados a la esperanza.
Cuando
lo nuevo,
lo
que alcanzar aspiramos,
viene
herido de luz
y
de abismos precedido.
Cuando
lo nuevo, hermano,
es
ese hermoso sueño
que
amorosamente alimentamos
poniendo
en las manos de los hombres
las
llaves que abren las puertas de la Historia.
Mayo
89
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