Portada del libro "Democracia de la abolición". |
Colaboración.
Libros (I de 2)
Comentario
al libro de Angela Davis “Democracia de la abolición” (I)
Recientemente
se ha publicado en el Estado español el libro de Angela Davis
“Democracia de la abolición. Prisiones, racismo y violencia”, un
libro muy recomendable porque plantea el tema de las prisiones y el
encarcelamiento a partir de su desarrollo histórico, en qué momento
nace y cuáles fueron sus objetivos para llegar al momento actual y
la denuncia de la situación en las cárceles de EEUU.
Un
libro que puede servir para el debate y la discusión sobre las
prisiones y sus alternativas.
En
primer lugar, hace un repaso histórico de gran interés sobre el
nacimiento de las prisiones. Sitúa su origen en las revoluciones
burguesas y como tuvo por protagonistas a sectores progresistas y
religiosos que plantearon el encarcelamiento como alternativa al
castigo corporal y la pena de muerte que venía siendo lo habitual
durante la Edad Media. El encarcelamiento en esta primera etapa se
considera solo el medio para que los presos reflexionaran y
modificaran su conducta, pero de ser un medio fue evolucionando hasta
que se ha convertido en el objetivo del castigo. Pero si bien es
interesante el planteamiento sobre los orígenes de la institución
carcelaria es aun más cuando entra en la denuncia de la situación
actual. La cifra actual de personas encarceladas en EEUU es de dos
millones doscientas mil personas. La población de EEUU solo
representa el 5% del total de la población mundial pero su población
presa representa el 20%. Estos porcentajes se vieron incrementados
durante la era Reagan. Algunas cifras ilustran estas afirmaciones: en
los años 70 el número de presos era de tan solo el 10% del total
actual. Solo en el Estado de California durante la década de los
años 80 se construyeron más cárceles que durante el siglo
anterior.
Angela
Davis pone al descubierto la conexión que existe entre la
desindustralización de regiones enteras y el desmantelamiento de la
sanidad, educación y asistencia social pública con el consiguiente
paro y miseria que lleva aparejado, con el aumento del número de
presos. El lema de allí donde se cierra una fábrica se construye
una cárcel, en los EEUU se ha hecho realidad. Pero lo curioso de la
situación es que el aumento del número de presos no está
relacionado con el aumento del número de delitos sino con el
aumento de las penas por los delitos menores y por un agravamiento de
las penas por reincidencia.
Prisión en Oklahoma |
Las
cárceles de esta forma se convierten en una manera de hacer
desaparecer a la gente que no tiene trabajo ni recursos con la falsa
esperanza de que van a desaparecer los problemas sociales que el
sistema capitalista genera, pero también juega otro papel de gran
importancia el de control y amedrantamiento de los sectores más
desfavorecidos.
El
aumento del número de presos ha ido acompañado de un incremento de
la represión en su interior. La nueva construcción de cárceles
contempla un nuevo sistema denominado de súper-máxima seguridad
(supermax), en el que al preso se le mantiene aislado tanto respecto
al resto de los presos como con el exterior y todas sus salidas de la
celda se realizan esposados de pies y manos.
Otra
característica es el aumento de mujeres presas. En la actualidad el
número de mujeres presas solo en el Estado de California supera al
que había en el conjunto de los Estados Unidos a principio de los
años 80. Del capítulo “cómo el género estructura el sistema
carcelario”, aunque trata diversos aspectos del encarcelamiento de
las mujeres de gran interés recogeremos solo dos: la denuncia de los
abusos sexuales por parte de los carceleros como consustancial a la
institución penitenciaria y que cuenta con el beneplácito de las
autoridades y los cacheos vaginales y rectales a lo que se someten
frecuentemente a las mujeres y que Angela Davis plantea que tendrían
que ser denunciados como casos de abusos sexuales continuados.
Graffiti sobre Angela Davis. |
Pero
el apartado más destacado es el que dedica a lo que denomina
complejo industrial-penitenciario que consiste en la mercantilización
del castigo y como las prisiones se han convertido en una fuente de
beneficios para las multinacionales. Modelo del que en Europa
tendríamos que tomar nota porque ya se han dado los primeros pasos
en esta dirección.
Angela
Davis denuncia en este complejo industrial-penitenciario tres
vertientes. En primer lugar, el negocio de las empresas
multinacionales que contempla varios aspectos: por una parte, los
presos como mano de obra barata. El trabajo carcelario iguala las
condiciones de los trabajadores de los países subdesarrollados. No
hay huelgas, ni sindicación, ni beneficios sanitarios ni seguros de
desempleo. Los presos en EEUU introducen datos para Chevron, hacen
reservas telefónicas para TWA, lencería para Victoria Secret, crían
cerdos, hacen tarjetas de circuitos, camas de agua y todo por
salarios ínfimos en un régimen de esclavitud. Otro gran del negocio
es el de presos-consumidores. La mayoría de de los servicios están
privatizados entre los que se encuentran la sanidad, la alimentación,
el mantenimiento, los abastecimientos, los sistemas de seguridad y
control... hasta llegar a la privatización total de las prisiones.
Aquí
el Estado entrega al preso a estas empresas que se hacen cargo de su
encarcelamiento por una determinada cantidad mensual. Pero hay otro
gran negocio en las prisiones aún más sangrante y es como esta gran
masa de presos son puestos a disposición de las multinacionales como
cobayas humanas para probar sus productos. Aquí compiten empresas
farmacéuticas, cosméticas y alimentarias (Jhonson & Jhonson,
Ortho Pharmaceutical, Dow Chemical, son solo alguna de una larga
lista) que en más de una ocasión han provocado graves enfermedades
y hasta la muerte a los presos y, por supuesto, también las empresas
de armamento utilizan a los presos para probar sus nuevas armas para
el control y represión de la población. Las pistolas Taser,
productos paralizantes, descargas eléctricas, adiestramientos de
perros, son algunos de los casos que han salido a la luz pública y
que vienen siendo denunciados.
Pero
para que este complejo industrial-penitenciario funcione necesita que
la segunda vertiente que no es otra que la justicia y su aparato
legislativo tenga bien abastecidos de presos las cárceles. La
tercera vertiente de este entramado la componen los medios de
comunicación. Estos cumplen un papel esencial: son los encargados de
crear el ambiente y la coartada ideológica para que se acepte este
estado represivo sin rechistar y aún justificándolo en aras de la
seguridad.
Mientras
que el libro se mueve en el terreno de la denuncia no hay ninguna
objeción, éstas surgen cuando se adentra en los orígenes del
sistema carcelario y sus alternativas...
(Continúa mañana)
Foto. (protestando con carteles de mano) |
Cartas
de lectorxs:
Ante
la concentración-farsa que hubo en Zaragoza el pasado 5 de agosto
varios jóvenes repartimos este comunicado días antes y el mismo día
en el lugar de la concentración pese al acoso policial: Basta de
montajes!:
Cartel de la denuncia del montaje sobre Alepo. |
“Esta
concentración es un engaño Pantera Rossa junto a “Zaragoza Acoge”
y “Bienvenidos Refugiadxs”, detrás de una mascarada hipócrita
de moralina (retórica sobre la "Paz", los "Derechos
humanos" y causas como la de “los refugiados” etc.) están
promoviendo acciones como esta en favor de los terroristas yihadistas
en Siria.
Por
primera vez en años el ejército Sirio y organizaciones del propio
pueblo consiguen recuperar buena parte de los distritos de una de las
ciudades más importantes de la región, Aleppo; donde los
terroristas con la complicidad y el apoyo por activa y por pasiva de
los gobiernos occidentales y sus aliados –con grandes intereses
económicos por desmembrar la zona-, desde hace años aplican las
leyes de la Sharia, reprimiendo y ejecutando matanzas sistemáticas
contra la población, contra la diferencia religiosa y contra
cualquier tipo de disensión. Al Nusra (Al Qaeda en Siria), Estado
Islámico y sus aliados se reparten esa zona del país. Famosas son
sus imágenes cortando la cabeza de un niño palestino, que apenas
hará una semana dieron la vuelta al mundo. Ese tipo de atrocidades
llevan repitiéndose desde el 2013. En todo este tiempo, a las
organizaciones mentadas les ha parecido poco conveniente organizar un
acto de repulsa. Ahora, cuando empiezan a perder terreno, cuando sus
“libertadores” salafistas retroceden, exigen un “alto al fuego
humanitario” a la comunidad internacional. Esta convocatoria viene
a pedir al gobierno sirio elegido democráticamente que frene la
defensa de su gente. Sabiendo perfectamente que los terroristas no
firmarán tregua alguna. Que la misma servirá para que estos grupos
de asesinos se reagrupen. Y que el gobierno de Bashar al Assad está
haciendo lo imposible para sacar a los civiles de allí, habilitando
hasta 4 corredores humanitarios, prometiendo una amnistía y un
juicio justo para los hostigadores que se rindan. Para justificarse
emplean toda una serie de argumentos aparentemente "progresistas”
y “neutrales”; nos invitan a frenar “la muerte y la
destrucción”, a “frenar los bombardeos sobre la población
civil”. Ocultan que el 77% de los civiles que aún viven en la
ciudad, lo hacen en las zonas controladas por el gobierno. Callan que
son estas zonas las que sufren bombardeos masivos por parte de la
“oposición”. Apuntan a “Assad” sabiendo que mientras de los
“rebeldes sirios” (la mayoría mercenarios provenientes de otros
países) hay una ingente cantidad de testimonios de crímenes de
guerra, que cualquiera puede rastrear por Internet, incluida la
utilización de armas químicas, nada de lo atribuido por la prensa
al gobierno ha podido ser probado.
Su
interés, el objetivo de esta manifestación, es mantener un clima de
confusión en la opinión pública, promover un halo de equidistancia
("Ni con unos ni con otros”) a base de palabras vacías que en
la práctica se traduce en un dejar hacer al terror. Que no engañen
a nadie. La lucha contra el terrorismo, contra el salafismo, el
wahabismo, contra quienes asesinan en el nombre del Islam, la defensa
de la soberanía frente a la agresión imperialista, debe continuar.”
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