Hoy se cumplen 37 días desde que la presa política Lorentxa Guimon optara por renunciar a alimentarse en defensa de sus derechos. Familiares, amigos y representantes de Askatasuna y Etxerat comparecieron ayer, en Baiona, para alertar sobre su situación. En un ambiente cargado de preocupación y rabia contenida, denunciaron la política penitenciaria francesa e hicieron responsables de las posibles consecuencias a la directora de la cárcel y a Alliot-Marie.
«Pedimos a la Ministra de Justicia que ponga fin a esta situación intolerable. Pedimos a los representantes políticos que muestren civismo y valentía y que intervengan». Así terminaba su alocución Xabier Guimon, padre de la presa política Lorentxa Guimon, que ayer cumplió 36 días en huelga de hambre para exigir que acabe su aislamiento y que se le concedan los permisos de visita que le han sido retirados desde que fuera trasladada, hace siete meses, a la prisión de Roanne.
Arropados por una docena de miembros de Etxerat y Askatasuna, su padre y hermano comparecieron en Baiona para lanzar un «grito de alarma» sobre la gravedad de la situación que sufre la presa angeluarra. La tensión y la inquietud generadas por dicha situación fueron patentes durante todas las intervenciones.
En nombre de Etxerat, Xabier Guimon recordó que llevan años pidiendo a las administraciones afectadas, a electos y también a los conciudadanos que los derechos de los presos y los de sus familiares sean respetados: «Llevamos años haciendo firmar peticiones y mociones a electos, a organismos sociales, a sindicatos y asociaciones de defensa de los derechos humanos. Hasta ahora, en balde».
Centrándose a continuación en la situación específica de su hija, subrayó que hacen suyas las demandas de Lorentxa para que se acabe «el aislamiento político y familiar a la que está sometida y se le restituyan los permisos de visita».
Con visible emoción, prosiguió pidiendo al Estado francés que respete el Convenio de los Derechos de la Infancia y, en concreto, el artículo 2, por el que los estados firmantes deben proteger a los niños de cualquier discriminación o sanción motivadas por la situación jurídica, actividades, opiniones o convicciones de sus padres o familiares.
«Esto es maltrato»
Guimon aseguró que «imponer 1.400 kilómetros a Irati (hija de Lorentxa) cada cinco o seis semanas, para dos o cuatro horas de visita con su madre, constituye maltrato; no poder compartir esas pocas horas con ambos padres al mismo tiempo constituye maltrato; castigarla con la preocupación sobre el estado de salud, sobre su aislamiento y alejamiento constituye maltrato».
Expresó también la inquietud de las familias respecto a la «opinión futura que tendrá cuando comprenda que su madre, que ya está enferma, se ha visto obligada a poner en peligro su propia vida para que le sean respetados sus derechos».
Preguntados por el estado en que se encuentra la presa política, su hermano Patxiku Guimon manifestó que comunicaron con ella telefónicamente el viernes por la tarde: «Está muy cansada y empieza a tener dificultades para beber. Ha perdido 12,5 kilos y, por el momento, no la han trasladado al hospital. De todos modos, la directora de la cárcel ya le advirtió de que mientras fuese capaz de mantenerse en pie no la trasladaría».
El hermano de Lorentxa denunció con indignación y rabia contenidas la actitud de Isabelle Chailloux, directora de la prisión de Roanne: «En el único contacto que ha tenido con mi hermana ya le avisó de que si seguía con su protesta iba a sufrir mucho. También le dijo que a ella le importaban un comino los vascos. Entonces, ¿por qué se ensaña de ese modo con mi hermana?». Acusó a la directora de no estar a la altura de las circunstancias para dar una salida a esta situación: «No se digna ni a visitarla. La única respuesta que ha dado es el desprecio y ordenar que su celda sea registrada como nunca lo ha sido anteriormente».
Patxiku Guimon, que también ha estado preso varios años, no dudó en calificar como «criminal» la política penitenciaria del Estado francés. «La sociedad desconoce lo que ocurre en el interior de las prisiones. El preso -explicó- está obligado a llegar a extremos terribles para hacerse oír. Es lo que le está ocurriendo ahora mismo a mi hermana. Estas políticas extremas generan respuestas extremas. En consecuencia, la solidaridad, el dolor y la frustración que sentimos las familias son también extremas».
En la misma línea, Anaiz Funosas, de Askatasuna, aseguró que el origen de estas situaciones está en que «ambos estados basan su política penitenciaria en el quebrantamiento de los derechos y en la venganza».
Situación crítica
Funosas añadió que el objetivo del aislamiento es «separar al militante de su colectivo, dejar sólo al preso para que sea más difícil hacer frente a la vulneración de sus derechos». «Es por eso -añadió- que impiden o ponen obstáculos para las visitas y los alejan de sus familias para que éstas sean menos frecuentes». «Es lo que le pasa ahora a Lorentxa», dijo subrayando que «estamos a las puertas de una situación crítica».
La portavoz del organismo antirrepresivo hizo «directamente responsables» de lo que pueda suceder a la prisionera angeluarra a la ministra de Justicia, Michèle Alliot-Marie, y a Isabelle Chailloux, directora de la cárcel de Roanne: «¿Hasta dónde están dispuestas a llegar cuando lleva ya 36 días de ayuno?», preguntó con firmeza.
Apeló a la sociedad para que tome conciencia de «la gravedad de la aplicación del aislamiento» a los presos y a que «no acepte la violación de sus derechos políticos y humanos».
Del mismo modo, subrayó la «responsabilidad» de los medios de comunicación a la hora de «reflejar la dimensión de estas vulneraciones» y les pidió claramente que «exijan responsabilidades a Alliot-Marie».
«¿Cuándo ha cambiado mi nivel de moralidad?»
Arropados por una docena de miembros de Etxerat y Askatasuna, su padre y hermano comparecieron en Baiona para lanzar un «grito de alarma» sobre la gravedad de la situación que sufre la presa angeluarra. La tensión y la inquietud generadas por dicha situación fueron patentes durante todas las intervenciones.
En nombre de Etxerat, Xabier Guimon recordó que llevan años pidiendo a las administraciones afectadas, a electos y también a los conciudadanos que los derechos de los presos y los de sus familiares sean respetados: «Llevamos años haciendo firmar peticiones y mociones a electos, a organismos sociales, a sindicatos y asociaciones de defensa de los derechos humanos. Hasta ahora, en balde».
Centrándose a continuación en la situación específica de su hija, subrayó que hacen suyas las demandas de Lorentxa para que se acabe «el aislamiento político y familiar a la que está sometida y se le restituyan los permisos de visita».
Con visible emoción, prosiguió pidiendo al Estado francés que respete el Convenio de los Derechos de la Infancia y, en concreto, el artículo 2, por el que los estados firmantes deben proteger a los niños de cualquier discriminación o sanción motivadas por la situación jurídica, actividades, opiniones o convicciones de sus padres o familiares.
«Esto es maltrato»
Guimon aseguró que «imponer 1.400 kilómetros a Irati (hija de Lorentxa) cada cinco o seis semanas, para dos o cuatro horas de visita con su madre, constituye maltrato; no poder compartir esas pocas horas con ambos padres al mismo tiempo constituye maltrato; castigarla con la preocupación sobre el estado de salud, sobre su aislamiento y alejamiento constituye maltrato».
Expresó también la inquietud de las familias respecto a la «opinión futura que tendrá cuando comprenda que su madre, que ya está enferma, se ha visto obligada a poner en peligro su propia vida para que le sean respetados sus derechos».
Preguntados por el estado en que se encuentra la presa política, su hermano Patxiku Guimon manifestó que comunicaron con ella telefónicamente el viernes por la tarde: «Está muy cansada y empieza a tener dificultades para beber. Ha perdido 12,5 kilos y, por el momento, no la han trasladado al hospital. De todos modos, la directora de la cárcel ya le advirtió de que mientras fuese capaz de mantenerse en pie no la trasladaría».
El hermano de Lorentxa denunció con indignación y rabia contenidas la actitud de Isabelle Chailloux, directora de la prisión de Roanne: «En el único contacto que ha tenido con mi hermana ya le avisó de que si seguía con su protesta iba a sufrir mucho. También le dijo que a ella le importaban un comino los vascos. Entonces, ¿por qué se ensaña de ese modo con mi hermana?». Acusó a la directora de no estar a la altura de las circunstancias para dar una salida a esta situación: «No se digna ni a visitarla. La única respuesta que ha dado es el desprecio y ordenar que su celda sea registrada como nunca lo ha sido anteriormente».
Patxiku Guimon, que también ha estado preso varios años, no dudó en calificar como «criminal» la política penitenciaria del Estado francés. «La sociedad desconoce lo que ocurre en el interior de las prisiones. El preso -explicó- está obligado a llegar a extremos terribles para hacerse oír. Es lo que le está ocurriendo ahora mismo a mi hermana. Estas políticas extremas generan respuestas extremas. En consecuencia, la solidaridad, el dolor y la frustración que sentimos las familias son también extremas».
En la misma línea, Anaiz Funosas, de Askatasuna, aseguró que el origen de estas situaciones está en que «ambos estados basan su política penitenciaria en el quebrantamiento de los derechos y en la venganza».
Situación crítica
Funosas añadió que el objetivo del aislamiento es «separar al militante de su colectivo, dejar sólo al preso para que sea más difícil hacer frente a la vulneración de sus derechos». «Es por eso -añadió- que impiden o ponen obstáculos para las visitas y los alejan de sus familias para que éstas sean menos frecuentes». «Es lo que le pasa ahora a Lorentxa», dijo subrayando que «estamos a las puertas de una situación crítica».
La portavoz del organismo antirrepresivo hizo «directamente responsables» de lo que pueda suceder a la prisionera angeluarra a la ministra de Justicia, Michèle Alliot-Marie, y a Isabelle Chailloux, directora de la cárcel de Roanne: «¿Hasta dónde están dispuestas a llegar cuando lleva ya 36 días de ayuno?», preguntó con firmeza.
Apeló a la sociedad para que tome conciencia de «la gravedad de la aplicación del aislamiento» a los presos y a que «no acepte la violación de sus derechos políticos y humanos».
Del mismo modo, subrayó la «responsabilidad» de los medios de comunicación a la hora de «reflejar la dimensión de estas vulneraciones» y les pidió claramente que «exijan responsabilidades a Alliot-Marie».
«¿Cuándo ha cambiado mi nivel de moralidad?»
Gerónimo Prieto es uno de los amigos de Lorentxa Guimon a quien se le ha retirado el permiso de visita. Aunque también le costó obtenerlo, la visitaba regularmente desde mayo de 2007, pero, tras su traslado a la cárcel de Roanne, le obligaron a renovar la petición de permiso. Sin embargo, en este caso la respuesta fue negativa.
Un correo de la Administración Penitenciaria le comunicaba en noviembre del año pasado que «el resultado de la investigación prefectoral sobre su moralidad había sido desfavorable», por lo que su petición fue rechazada. Prieto se pregunta cuándo ha cambiado el nivel de su moralidad, porque su situación no ha variado: «Sigue siendo la misma que cuando me concedieron el primer permiso tanto a nivel personal como sindical (es electo del Consejo Prud'Hommes, el tribunal de asuntos laborales) o social».
El amigo de Lorentxa ha interpuesto ya el correspondiente recurso en la Dirección Regional Penitenciaria de Lyon, pero no es optimista en cuanto al resultado: «Te dicen que, si en veintidós días no has recibido respuesta, significa que ésta es negativa. Con lo cual nunca hay posibilidad de tener una motivación razonada para la no concesión del permiso de visita».
Para Prieto «todo esto es una excusa». «Como cualquier otro preso, también Lorentxa tiene derecho a mantener sus relaciones sociales. Esta actitud es totalmente arbitraria. Se trata de un ataque a sus derechos en toda regla», comentó. El sindicalista considera, además, que «no vale escudarse en las eventuales decisiones de una directora de establecimiento penitenciario. Estoy completamente convencido de que todo esto emana de las decisiones políticas que se toman directamente en el Ministerio de Justicia».
Un correo de la Administración Penitenciaria le comunicaba en noviembre del año pasado que «el resultado de la investigación prefectoral sobre su moralidad había sido desfavorable», por lo que su petición fue rechazada. Prieto se pregunta cuándo ha cambiado el nivel de su moralidad, porque su situación no ha variado: «Sigue siendo la misma que cuando me concedieron el primer permiso tanto a nivel personal como sindical (es electo del Consejo Prud'Hommes, el tribunal de asuntos laborales) o social».
El amigo de Lorentxa ha interpuesto ya el correspondiente recurso en la Dirección Regional Penitenciaria de Lyon, pero no es optimista en cuanto al resultado: «Te dicen que, si en veintidós días no has recibido respuesta, significa que ésta es negativa. Con lo cual nunca hay posibilidad de tener una motivación razonada para la no concesión del permiso de visita».
Para Prieto «todo esto es una excusa». «Como cualquier otro preso, también Lorentxa tiene derecho a mantener sus relaciones sociales. Esta actitud es totalmente arbitraria. Se trata de un ataque a sus derechos en toda regla», comentó. El sindicalista considera, además, que «no vale escudarse en las eventuales decisiones de una directora de establecimiento penitenciario. Estoy completamente convencido de que todo esto emana de las decisiones políticas que se toman directamente en el Ministerio de Justicia».
GARA
No hay comentarios:
Publicar un comentario