Juan García Martín
Preso político del PCE(r) condenado a cadena perpetua
Pienso que, dada la irreversibilidad de la sentencia, el agotamiento del sistema jurídico mediante el que hacer publicidad de esta injusticia y la necesidad de que ella se conozca, es interesante que os haga un resumen de los sucesos que han conducido a la encerrona con la que el Estado ha perseguido y, por ahora, conseguido que me vea condenado a prisión de por vida.
El día 6 de febrero de 2006, a las 21 horas, los GRAPO realizaron una acción de recuperación de fondos en la persona de dos empresarios zaragozanos de ETT´s, que se saldó con la empresaria muerta y su esposo herido.
Ese día y a esa hora yo me encontraba en mi casa de Reus (Tarragona) junto con mi compañera Carmen Cayetano, y otra camarada, Arantza Díaz; los tres componíamos el “Comité del Interior” del PCE(r) en la clandestinidad, siendo yo su responsable. Hacíamos tareas de propaganda (redacción, edición y distribución del periódico “Resistencia”) y organización entre trabajadores de todo el territorio del Estado español y de centralización de las diferentes organizaciones del Partido. Por estos “delitos” ya fuimos condenados a 11 años de prisión.
Llamo la atención sobre la naturaleza de nuestras actividades, que nos obligaban a desplazarnos frecuentemente para ver militantes y simpatizantes del Partido que, en la mayoría de los casos, estaban fichados por la policía, con lo que teníamos que extremar las medidas de vigilancia, protección y compartimentación para evitar caidas y para que, caso de producirse, no afectaran a otros organismos del Partido, en especial a su dirección, con la que yo era el encargado de mantener contacto.
Volviendo a la acción de los GRAPO en Zaragoza, a los 3 ó 4 días, en torno al 10 de febrero de 2006, salió en todos los medios burgueses mi foto y la del compañero Israel Torralba como sus autores, caso que se fue repitiendo con mi persona cada vez que los GRAPO realizaban una acción hasta la fecha de mi detención en Reus, en junio de ese mismo año, por efectivos de la guardia civil.
En un principio, las presiones en la Dirección General fueron destinadas a que confesara mi participación en los hechos de Zaragoza; en el caso de mi compañera, fue torturada para que me incriminara. Nuestra lógica negativa fue firme y rotunda desde principio a fin. Ante esta actitud y una vez comprobaron la lógica incompatibilidad del trabajo partidista que veníamos haciendo con haber podido participar en la preparación y ejecución de una acción tan compleja como la de Zaragoza, llegó un momento, relativamente temprano, en que los guardias civiles dejaron de lado este asunto, llegando a decirme que, efectivamente, yo no podía haber estado allí. De hecho, a partir de esos momentos, lo de Zaragoza sólo aparece, tanto en el atestado de la guardia civil como, luego, en el interrogatorio del juez, con la simple pregunta de “¿Ha participado usted en... de Zaragoza?” y el no de mi respuesta, sin más preguntas, ni averiguaciones, ni auto de procesamiento y prisión, ni tan siquiera una vez detenidos los militantes de los GRAPO que, efectivamente, realizaron la acción, Xurxo García Vidal e Israel Clemente. O sea, ni Torralba ni quien escribe.
En esas fechas, fui trasladado varias veces desde la prisión de Puerto I, donde me hallo, a Madrid, alguna vez en conducción especial, al objeto de someterme a ruedas de reconocimiento, a las que consentí voluntariamente porque, ¡incauto de mí!, sabía que no había participado en ninguna acción armada de los GRAPO y, por tanto, ningún testigo podría reconocerme. De la media docena de ruedas en las que participé, nadie me reconoció, como es lógico... Hasta la última, donde una supuesta testigo dijo reconocerme “en un 80%”. A partir de aquí, y encontrado el soporte legal con el que “construir la imputación” -según término acuñado por un ministro de justicia socialista-, vino el auto de procesamiento por la acción de Zaragoza (noviembre de 2007), el auto de prisión y, en mayo de 2009, el juicio. A destacar que, entre 2007 y 2009, no se me hizo ninguna diligencia más sobre estos hechos, ningún interrogatorio ni indagatoria, y ello a pesar de que yo presenté una coartada de mi estancia en Reus, de que hubo un cambio de Juez Instructor en la Audiencia Nacional y de que los compañeros de los GRAPO declararon desde su detención y en muy diversas ocasiones ante el juez, que yo no había participado (de hecho, en sus interrogatorios, la guardia civil ni les preguntó por mí). Es decir, que ya entre policías y jueces tenían muy claro que yo debía ser condenado por lo de Zaragoza y, “encontrada” la testigo providencial, sobraba cualquier investigación que buscara la verdad.
A pesar de saberme condenado de antemano, decidimos -conjuntamente con mis abogados- hacer un juicio “con todas las de la ley”, dar la batalla jurídica ante la total endeblez y más que segura “preparación” de la prueba testifical en mi contra; en el peor de los casos, siempre podríamos poner en evidencia el sometimiento del supuesto “Poder Judicial”, y en especial de ese tribunal de excepción que es la Audiencia Nacional, a los designios políticos del Ejecutivo; al mismo tiempo, quedaba abierta la puerta a las instancias internacionales para denunciar y dejar patentes los disparates jurídicos que asume el sistema jurídico español y las vulneraciones de cualquier principio judicial (presunción de inocencia, peso de la prueba, etc.) que supondría una sentencia condenatoria
En el juicio se oyó y quedó claro todo lo arriba expuesto:
Repetí mi negativa a haber participado en los hechos. Se explicó la imposibilidad orgánica y de seguridad que suponía el estar yo, al mismo tiempo, haciendo trabajo en un Comité del Partido y participando en la preparación y ejecución de la acción de Zaragoza. Se presentaron testigos que respaldaban mi estancia en Reus el día de autos. Los compañeros de los GRAPO explicaron la acción minuciosamente, dejando muy claro mi no presencia en ella. En el interrogatorio a los testigos, los principales, es decir aquellos que vieron de cerca y durante tiempo “A un señor de 50 años y canoso”, no me reconocieron. No hubo ninguna prueba material (huellas, grabaciones, armas, etc.) que avalara mi presencia en Zaragoza.
Por contra, el tribunal rechazó la presencia en el juicio de guardias civiles (excepto peritos en balística) ¡cuando eran ellos los que me detuvieron, interrogaron e hicieron lo mismo con los militantes de los GRAPO!.
La fiscalía sólo pudo presentar como “prueba” la sentencia del Supremo que dice que “El PCE(r) y los GRAPO son los mismo” y la famosa y única “testigo protegida” que se cruzó fugazmente conmigo supuestamente, claro, y que al dar mi descripción, ésta coincidía justamente con la foto policial que salió en toda la prensa esos días.
En noviembre de 2009 llegó la sentencia condenatoria de ¡¡¡80 años!!!. ¿En qué ha empleado esos seis meses el Tribunal? Misterio, ya que basta leer la sentencia para darse cuenta de que se limita a transcribir y dar por bueno el informe del fiscal. Resulta llamativo que, para sostener como bueno el hecho de que la “testigo protegida” solo me reconociera en un 80%, el Tribunal diga que confía en su “convicción moral” de que era yo dicha persona. Es decir, que en realidad mi condena descansa no en la “convicción moral” del juez (caso que ya se ha dado en otras ocasiones de condenas sin pruebas), sino en la de ¡¡un testigo!! -protegida y con un 80% de convicción-.
Por lo demás, en la sentencia se elude todo aquello que pudiera beneficiarme, resultando llamativo que mi abogado y sus intervenciones “desaparecen” del texto una vez que se le cita al principio del texto para dejar constancia de su presencia, no de sus intervenciones.
Hay una segunda parte tragicómica de esta farsa judicial. Tras la condena, quedaba abierta la posibilidad de recursos a otras instancias (Supremo, Constitucional, Europeo) para, desde nuestra denuncia, dejar en evidencia la venalidad y falta de garantías del sistema judicial español. Pues bien, ¿cuál no sería mi sorpresa y la de mis abogados cuando, al ir a presentar el correspondiente recurso al Tribunal Supremo (primera instancia en los recursos), no pudo hacerse ¡porque se había “pasado el plazo”!, debido a “malentendidos” burocráticos -aún no aclarados- en la cadena Tribunal-Procurador-Abogados?
En fin, heme aquí definitivamente condenado a cadena perpetua (saldría de la cárcel en 2046 con 104 años de edad -tengo 58 años-), sin ley ni derecho que me ampare y por unos hechos que no realicé.
Es verdad que yo era consciente de que el régimen no iba a dejar impune el mantenerme “erre que erre” (esa “r” tan querida y presente para mí) con mis ideas revolucionarias a lo largo de 40 años de militancia comunista; al fin y al cabo es el “trato” que les ha venido dando el Estado a todos mis camaradas que me han precedido en prisión. Tampoco el Estado me iba a perdonar que, tras 20 años de estar encarcelado de 1978 a 1998, me reincorporara al trabajo clandestino de mi Partido.
Sin embargo, debo confesar que la saña y afán de venganza de este régimen y los gobiernos que lo gestionan no deja de sorprenderme, viendo en mi propio pellejo cómo usan todas las artimañas y recursos de su sistema jurídico para hacer legal una represión desaforada contra un puñado de comunistas; es lo que hemos visto recientemente con la condena por “omisión” (¿?) a nuestro Secretario General, Manuel Pérez Martínez, y, en lo referente a mi caso, al endosarme una acción, una militancia y una muerte que saben positivamente que no hice. ¿Franco puede estar orgulloso de sus herederos!
Es indudable que la cadena perpetua, y encima tan a todas luces injusta, no deja de ser un golpe que se siente, tanto en lo personal como por mi familia, que se ve también condenada -y en mi caso sin el “colchón” ideológico que les ayude a entender y asumir la nueva situación- a renunciar a mi presencia a su lado en el futuro.
Pero, al mismo tiempo, la brutal sentencia despeja el panorama de mi futuro político personal, al convertirme irremediablemente en un proletario “que no tiene nada que perder salvo sus cadenas”, ligando, así, mi suerte a la de los desposeídos, los explotados, los represaliados, los “sin salida”, los rebeldes, los radicales de raíz...
Ahora soy más consciente que nunca de que, si tengo alguna clase de futuro, éste está, no en manos de mis enemigos de clase ni de mis carceleros, sino en las del Movimiento Obrero Revolucionario, en quien tengo puesta toda mi confianza ya que es el único capaz de torcer los negros designios de los fascistas.
Lo único que me han dejado, mi dignidad de revolucionario impenitente, mis ideas y experiencia comunistas y mi espíritu resistente siguen a disposición de dicho movimiento con la confianza de que, a pesar de lo desorientado, desorganizado y postrado en que hoy se encuentra, no tardará mucho en recuperarse, como ha dicho repetidas veces el PCE(r), aunque la situación sea muy difícil, “Las condiciones vendrán en nuestro auxilio”, y estas cada vez son más favorables para dicho resurgimiento.
La crisis económica deja a los obreros “sin nada que perder”, la crisis política del Estado deja sin espacio a las ilusiones reformistas y la represión creciente -de la que la persecución brutal a nuestro Partido no es más que “avance”- deja despejado el camino para la lucha radical contra ese régimen.
Yo no tengo nada de lo que arrepentirme; si acaso, y vista mi condena a perpetuidad por hacer trabajo político “no violento”, sólo puedo arrepentirme de no haber estado de verdad echando una mano a los compañeros de los GRAPO que hicieron la acción de Zaragoza.
Pienso que, en la misma medida, hoy cualquier trabajador, cualquier resistente, sólo se debe arrepentir de no defender con uñas y dientes su puesto de trabajo y el pan de sus hijos, de no dar una patada a las mafias sindicales y a los vividores de la política, de no usar su unidad, organización y fuerza de clase para luchar decididamente contra este podrido régimen de explotación, opresión y agresión.
En este terreno de la organización y lucha revolucionarias nos encontraremos y, estoy seguro, los presos políticos recobraremos la libertad.
Febrero de 2010, cárcel de Puerto I (Cádiz)
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HEMEROTECA:
HEMEROTECA:
¿Qué tipo de justicia omitiva se impone en España?
Acabo de leer en internet la sentencia que la Audiencia Nacional ha dado a conocer hace escas0s dias contra dos militantes de los GRAPO y uno del PCE(r), al que ha metido en el mismo sumario y condena de una forma que, como vamos a ver, crea dudas más que razonables a todo lector con un mínimo de rigor crítico o verdaderamente jurídico.
La Audiencia Nacional ha condenado a penas de entre 80 y 82 años de cárcel a los militantes de los GRAPO Israel Clemente López (a 82 años) y Jorge García Vidal (a 81) y al ¡militante del PCE(r)! Juan García Martín (a 80), por la muerte en 2006 en Zaragoza de Isabel Herrero, empresaria propietaria de ETT´s y mujer del empresario Francisco Colell, y herir gravemente a éste cuando ambos se resistieron a ser secuestrados en Zaragoza.
La sentencia, hecha pública hoy 1 de diciembre por la Sección Segunda de la Sala de lo Penal, justifica la condena de Clemente y García Vidal recordando que durante el juicio, que se celebró los días 7 y 8 de mayo de 2009, admitieron los hechos con "especial frialdad y desprecio a todo sentimiento humano". "Si hubiera tenido 15 balas, habría disparado las 15", llegó a asegurar Clemente. "Arrepentido estará tu puta madre, gran hijo de puta", le dijo García Vidal al fiscal Miguel Ángel Carballo.
En relación con el tercer procesado y penado, que aseguró en reiteradas ocasiones que nada tenía que ver con los GRAPO, ya que él “era militante clandestino del PCE(r) y que el PCE(r) no desarrolla la lucha armada”, y que además, en el momento de los hechos vivía en Reus (Tarragona), y no en Zaragoza, “cosa que la guardia civil sabe”, el tribunal considera “acreditada su participación a partir del testimonio de varios testigos que vieron a un hombre de unos 50 años y pelo canoso en la puerta de salida del garaje. Una de ellas le identificó sin género de dudas ((mentira, a un 80%)) y otro aseguró ((que alguien parecido)) hablaba por un teléfono móvil, presumiblemente con Israel Clemente, a quien Colell vio portando un "pinganillo rígido" o auricular”.
Según el capítulo de hechos probados de la sentencia, a las 21.00 horas del 6 de febrero de 2006: “Tres (2, según el propio Colell) personas se presentaron en la vivienda de la pareja, situada en el número 11 de la calle Cervantes de Zaragoza. Clemente y García Vidal entraron en el garaje cuando ambos pretendían recoger su vehículo y García les esperó a la entrada para asegurarse de que ningún vecino les veía” (esto es imposible presentarlo como hecho probado, porque no lo es).
“Allí, los dos se identificaron diciendo: "Somos miembros de los GRAPO, esto es un secuestro (dudo muchísimo que emplearan esa palabra), no hagan nada y no les pasará nada, conocemos toda su vida, Francisco Colell, y también la de su hermano, sólo venimos a por su dinero, entrégueme el móvil". Tras comprobar que el empresario no iba armado, les ordenaron que entraran en su coche aunque en ese momento accedió al garaje otro vehículo”.
“Esta circunstancia aumentó el nerviosismo de Herrero, lo que, según la sentencia, le hizo sufrir un desvanecimiento. En ese momento, Colell aprovechó para entrar en su vehículo, ponerlo en marcha e intentar salir del lugar arrollando a los miembros de los GRAPO. Para evitar la huida, Clemente disparó cinco veces contra el parabrisas del vehículo, causando graves heridas al empresario. Su mujer intentó escapar aunque García Vidal le dirigió dos disparos (...)”.
A continuación, según recoge el capítulo de hechos probados de la resolución judicial, “arrojaron el bolso de la fallecida en la calle Cervantes y se dieron a la fuga.”
Todo el resto del escrito es ciencia ficción. En todo el juicio, ambos militantes de los GRAPO se reivindicaron una y otra vez como tales y reconocieron la acción, y dieron datos de cómo la desarrollaron. Siempre dijeron -y sólo eso son hechos realmente comprobados-, que la acción armada la desarrolló un comando de dos personas.
Toda la información policial y periodística posterior habló de 2 personas. Sólo tras la más que segura concordia policial esas personas se elevaron a 3. “Un hombre de unos 50 años y pelo canoso se encontraba en la puerta de salida del garaje. Una de ellas le identificó sin género de dudas”. ¿De verdad?. ¿Con esa información general -hombre, 50 años, pelo cano-?. ¿Acaso no es verdad que en todos los periódicos aragoneses del 8, 9, 10... de febrero de 2006 se recoge que un testigo decía sólo y literalmente que el supuesto tercer integrante era “de más edad” que los jóvenes -una vez mostradas a los testigos las fotos de Clemente y Vidal, de 34 y 36 años de edad-? “Y otro aseguró que hablaba por un teléfono móvil”, “presumiblemente con Israel Clemente, a quien Colell vio portando un "pinganillo rígido" o auricular”. ¿Presumiblemente? ¿Qué tipo de prueba de hecho demostrado es una de la cual se dice que sólo es presumible?.
En todo el juicio, Juan García Martín, militante del partido político PCE(r) -ilegalizado en 2003-, que no desarrolla la lucha armada, dejó claro y meridianamente demostrado que él era un militante político, no armado, y que por lo tanto jamás pudiera haber sido él el supuesto tercer hombre del comando, si es que se supone que fueron tres, y no dos como todo apunta, claro. Y que la Guardia Civil sabía que García Martín residía en Reus, por la simple cuestión de que fue detenido a los pocos meses, y hubieran tenido que detectar sus supuestas frecuentes idas y venidas a Zaragoza.
Por no hablar de que la muerte de la empresaria zaragozana ya fue “colgada” en varias ocasiones a otras personas. La primera, “sin ningún género de dudas” el 26 de febrero de 2006 -20 días después de su muerte- al clandestino, pero no militante de los GRAPO Israel Torralba Blanco: “Detenido por la Ertzaintza en Bilbao el GRAPO que asesinó a la empresaria en Zaragoza”. (Portadas de decenas de diarios de toda España el 27 de febrero 2006). Luego Torralba desapareció a la chita callando de las portadas. La propia Ertzantza dejó en vergüenza su propia declaración al tener que reconocer que no era posible su participación en la acción mortal, pues no era militante de los GRAPO desde hace 4 años atrás. La segunda, en 2007 tras la detención de Lucio García Blanco, de 57 años, también militante clandestino del PCE(r) -que tampoco de los GRAPO-, al que algún medio apuntó como al cincuentañero canoso. Se volvió a repetir la chita callando. Así es la prensa que se dice objetiva.
Tras detener a Juan García Martín el 9 de junio de 2006 en Reus, junto a otras dos militantes del PCE(r), la gallega Carmen Caetano y la vasca Arantza Díaz -que tiene denunciadas ante el Juzgado las brutales torturas que sufrió-, desarrollando labores políticas, entre ellas las clandestinas -que jamás armadas, pues así lo dice la historia de 35 años de esa organización, cuyo programa y estatutos están al alcance de cualquiera en internet-, la cuadratura se cerró: “Ya tenemos a un clandestino” -¡qué más da que sea del PCE(r), que no practica la lucha armada!-. “De más edad que los otros dos, y pelo cano” -aunque tenía 55 años el día de autos y en las declaraciones ya salió que en su vida clandestina lo podía llevar... de varios colores, pues es casi calvo como se puede apreciar en las imágenes que todos podemos rescatar de internet-. “¡Ya tenemos todas las pruebas!” parece que han dicho, atado y sentenciado. Ochenta años de condena, que se sumarán a los 20 que ya cumplió tras su anterior detención en 1978.
Leía ayer 30 de noviembre en GARA un artículo de Jon Odriozola sobre Manuel Pérez Martínez "Camarada Arenas", Secretario General del PCE(r) y único dirigente comunista preso en dos Estados desde los tiempos de Dimitrov, 17 años en la cárcel y condenado recientemente por una aberración jurídica que han definido como "omisión del delito". ¿Sería aventurado decir que -si aplicasen tabla rasa jurídica- cientos de dirigentes del PSOE y del PP y cabezas aún mucho más altas se debieran estar pudriendo en la cárcel por la misma omisión de multiples delitos?.
Así actúa la autodenominada Justicia de España. Nuevo aviso a navegantes.
Acabo de leer en internet la sentencia que la Audiencia Nacional ha dado a conocer hace escas0s dias contra dos militantes de los GRAPO y uno del PCE(r), al que ha metido en el mismo sumario y condena de una forma que, como vamos a ver, crea dudas más que razonables a todo lector con un mínimo de rigor crítico o verdaderamente jurídico.
La Audiencia Nacional ha condenado a penas de entre 80 y 82 años de cárcel a los militantes de los GRAPO Israel Clemente López (a 82 años) y Jorge García Vidal (a 81) y al ¡militante del PCE(r)! Juan García Martín (a 80), por la muerte en 2006 en Zaragoza de Isabel Herrero, empresaria propietaria de ETT´s y mujer del empresario Francisco Colell, y herir gravemente a éste cuando ambos se resistieron a ser secuestrados en Zaragoza.
La sentencia, hecha pública hoy 1 de diciembre por la Sección Segunda de la Sala de lo Penal, justifica la condena de Clemente y García Vidal recordando que durante el juicio, que se celebró los días 7 y 8 de mayo de 2009, admitieron los hechos con "especial frialdad y desprecio a todo sentimiento humano". "Si hubiera tenido 15 balas, habría disparado las 15", llegó a asegurar Clemente. "Arrepentido estará tu puta madre, gran hijo de puta", le dijo García Vidal al fiscal Miguel Ángel Carballo.
En relación con el tercer procesado y penado, que aseguró en reiteradas ocasiones que nada tenía que ver con los GRAPO, ya que él “era militante clandestino del PCE(r) y que el PCE(r) no desarrolla la lucha armada”, y que además, en el momento de los hechos vivía en Reus (Tarragona), y no en Zaragoza, “cosa que la guardia civil sabe”, el tribunal considera “acreditada su participación a partir del testimonio de varios testigos que vieron a un hombre de unos 50 años y pelo canoso en la puerta de salida del garaje. Una de ellas le identificó sin género de dudas ((mentira, a un 80%)) y otro aseguró ((que alguien parecido)) hablaba por un teléfono móvil, presumiblemente con Israel Clemente, a quien Colell vio portando un "pinganillo rígido" o auricular”.
Según el capítulo de hechos probados de la sentencia, a las 21.00 horas del 6 de febrero de 2006: “Tres (2, según el propio Colell) personas se presentaron en la vivienda de la pareja, situada en el número 11 de la calle Cervantes de Zaragoza. Clemente y García Vidal entraron en el garaje cuando ambos pretendían recoger su vehículo y García les esperó a la entrada para asegurarse de que ningún vecino les veía” (esto es imposible presentarlo como hecho probado, porque no lo es).
“Allí, los dos se identificaron diciendo: "Somos miembros de los GRAPO, esto es un secuestro (dudo muchísimo que emplearan esa palabra), no hagan nada y no les pasará nada, conocemos toda su vida, Francisco Colell, y también la de su hermano, sólo venimos a por su dinero, entrégueme el móvil". Tras comprobar que el empresario no iba armado, les ordenaron que entraran en su coche aunque en ese momento accedió al garaje otro vehículo”.
“Esta circunstancia aumentó el nerviosismo de Herrero, lo que, según la sentencia, le hizo sufrir un desvanecimiento. En ese momento, Colell aprovechó para entrar en su vehículo, ponerlo en marcha e intentar salir del lugar arrollando a los miembros de los GRAPO. Para evitar la huida, Clemente disparó cinco veces contra el parabrisas del vehículo, causando graves heridas al empresario. Su mujer intentó escapar aunque García Vidal le dirigió dos disparos (...)”.
A continuación, según recoge el capítulo de hechos probados de la resolución judicial, “arrojaron el bolso de la fallecida en la calle Cervantes y se dieron a la fuga.”
Todo el resto del escrito es ciencia ficción. En todo el juicio, ambos militantes de los GRAPO se reivindicaron una y otra vez como tales y reconocieron la acción, y dieron datos de cómo la desarrollaron. Siempre dijeron -y sólo eso son hechos realmente comprobados-, que la acción armada la desarrolló un comando de dos personas.
Toda la información policial y periodística posterior habló de 2 personas. Sólo tras la más que segura concordia policial esas personas se elevaron a 3. “Un hombre de unos 50 años y pelo canoso se encontraba en la puerta de salida del garaje. Una de ellas le identificó sin género de dudas”. ¿De verdad?. ¿Con esa información general -hombre, 50 años, pelo cano-?. ¿Acaso no es verdad que en todos los periódicos aragoneses del 8, 9, 10... de febrero de 2006 se recoge que un testigo decía sólo y literalmente que el supuesto tercer integrante era “de más edad” que los jóvenes -una vez mostradas a los testigos las fotos de Clemente y Vidal, de 34 y 36 años de edad-? “Y otro aseguró que hablaba por un teléfono móvil”, “presumiblemente con Israel Clemente, a quien Colell vio portando un "pinganillo rígido" o auricular”. ¿Presumiblemente? ¿Qué tipo de prueba de hecho demostrado es una de la cual se dice que sólo es presumible?.
En todo el juicio, Juan García Martín, militante del partido político PCE(r) -ilegalizado en 2003-, que no desarrolla la lucha armada, dejó claro y meridianamente demostrado que él era un militante político, no armado, y que por lo tanto jamás pudiera haber sido él el supuesto tercer hombre del comando, si es que se supone que fueron tres, y no dos como todo apunta, claro. Y que la Guardia Civil sabía que García Martín residía en Reus, por la simple cuestión de que fue detenido a los pocos meses, y hubieran tenido que detectar sus supuestas frecuentes idas y venidas a Zaragoza.
Por no hablar de que la muerte de la empresaria zaragozana ya fue “colgada” en varias ocasiones a otras personas. La primera, “sin ningún género de dudas” el 26 de febrero de 2006 -20 días después de su muerte- al clandestino, pero no militante de los GRAPO Israel Torralba Blanco: “Detenido por la Ertzaintza en Bilbao el GRAPO que asesinó a la empresaria en Zaragoza”. (Portadas de decenas de diarios de toda España el 27 de febrero 2006). Luego Torralba desapareció a la chita callando de las portadas. La propia Ertzantza dejó en vergüenza su propia declaración al tener que reconocer que no era posible su participación en la acción mortal, pues no era militante de los GRAPO desde hace 4 años atrás. La segunda, en 2007 tras la detención de Lucio García Blanco, de 57 años, también militante clandestino del PCE(r) -que tampoco de los GRAPO-, al que algún medio apuntó como al cincuentañero canoso. Se volvió a repetir la chita callando. Así es la prensa que se dice objetiva.
Tras detener a Juan García Martín el 9 de junio de 2006 en Reus, junto a otras dos militantes del PCE(r), la gallega Carmen Caetano y la vasca Arantza Díaz -que tiene denunciadas ante el Juzgado las brutales torturas que sufrió-, desarrollando labores políticas, entre ellas las clandestinas -que jamás armadas, pues así lo dice la historia de 35 años de esa organización, cuyo programa y estatutos están al alcance de cualquiera en internet-, la cuadratura se cerró: “Ya tenemos a un clandestino” -¡qué más da que sea del PCE(r), que no practica la lucha armada!-. “De más edad que los otros dos, y pelo cano” -aunque tenía 55 años el día de autos y en las declaraciones ya salió que en su vida clandestina lo podía llevar... de varios colores, pues es casi calvo como se puede apreciar en las imágenes que todos podemos rescatar de internet-. “¡Ya tenemos todas las pruebas!” parece que han dicho, atado y sentenciado. Ochenta años de condena, que se sumarán a los 20 que ya cumplió tras su anterior detención en 1978.
Leía ayer 30 de noviembre en GARA un artículo de Jon Odriozola sobre Manuel Pérez Martínez "Camarada Arenas", Secretario General del PCE(r) y único dirigente comunista preso en dos Estados desde los tiempos de Dimitrov, 17 años en la cárcel y condenado recientemente por una aberración jurídica que han definido como "omisión del delito". ¿Sería aventurado decir que -si aplicasen tabla rasa jurídica- cientos de dirigentes del PSOE y del PP y cabezas aún mucho más altas se debieran estar pudriendo en la cárcel por la misma omisión de multiples delitos?.
Así actúa la autodenominada Justicia de España. Nuevo aviso a navegantes.
Erlantz Cantabrana Berrio.
Represaliado político vasco en libertad condicional por militancia en el Socorro Rojo Internacional.
1 diciembre 2009
CATALÁ:
80 ANYS DE PRESÓ PER UN 80% DE "CONVICCIÓ MORAL"
Juan García Martín
Pres polític del PCE(r) condemnat a cadena perpètua
Penso que, donada la irreversibilitat de la sentència, l'esgotament del sistema jurídic mitjançant el qual fer publicitat d'aquesta injustícia i la necessitat que aquesta es conegui, és interessant que us faci un resum dels successos que han conduït a la encerrona amb la qual l'Estat ha perseguit i, ara com ara, aconseguit que em vegi condemnat a presó per a tota la vida.
El dia 6 de febrer de 2006, a les 21 hores, els GRAPO van realitzar una acció de recuperació de fons en la persona de dos empresaris saragossans de ETT´s, que es va saldar amb l'empresària morta i el seu espòs ferit. Aquest dia i a aquesta hora jo em trobava en la meva casa de Reus (Tarragona) juntament amb la meva companya Carmen Cayetano, i altra camarada, Arantza Díaz; els tres componíem el "Comitè de l'Interior" del PCE(r) en la clandestinitat, sent jo el seu responsable. Fèiem tasques de propaganda (redacció, edició i distribució del periòdic "Resistència") i organització entre treballadors de tot el territori de l'Estat espanyol i de centralizació de les diferents organitzacions del Partit. Per aquests "delictes" ja vaig ser condemnats a 11 anys de presó. Crido l'atenció sobre la naturalesa de les nostres activitats, que ens obligaven a desplaçar-nos freqüentment per a veure militants i simpatitzants del Partit que, en la majoria dels casos, estaven fitxats per la policia, amb el que havíem d'extremar les mesures de vigilància, protecció i compartimentació per a evitar caigudes i perquè, cas de produir-se, no afectessin a altres organismes del Partit, especialment a la seva direcció, amb la qual jo era l'encarregat de mantenir contacte.
Tornant a l'acció dels GRAPO a Saragossa, als 3 o 4 dies, entorn del 10 de febrer de 2006, va sortir en tots els mitjans burgesos la meva foto i la del company Israel Torralba com els seus autors, cas que es va anar repetint amb la meva persona cada vegada que els GRAPO realitzaven una acció fins a la data de la meva detenció a Reus, al juny d'aquest mateix any, per efectius de la guàrdia civil.
Al principi, les pressions en la Direcció general van ser destinades que confessés la meva participació en els fets de Saragossa; en el cas de la meva companya, va ser torturada perquè m'incriminés. La nostra lògica negativa va ser ferma i rotunda des de principi a fi. Davant aquesta actitud i una vegada van comprovar la lògica incompatibilitat del treball partidista que veníem fent amb haver pogut participar en la preparació i execució d'una acció tan complexa com la de Saragossa, va arribar un moment, relativament aviat, que els guàrdies civils van deixar a un costat aquest assumpte, arribant a dir-me que, efectivament, jo no podia haver estat allá. De fet, a partir d'aquests moments, lo de Saragossa només apareix, tant en l'atestat de la guàrdia civil com, després, en l'interrogatori del jutge, amb la simple pregunta de "Ha participat vostè en... de Saragossa?" i el no de la meva resposta, sense més preguntes, ni esbrinaments, ni ordre de processament i presó, ni tan solament una vegada detinguts els militants dels GRAPO que, efectivament, van realitzar l'acció, Xurxo García Vidal i Israel Clemente. O sigui, ni Torralba ni qui escriu.
En aquestes dates, vaig ser traslladat diverses vegades des de la presó de Puerto I, on em trobo, a Madrid, alguna vegada en conducció especial, a fi de sotmetre'm a rodes de reconeixement, a les quals vaig consentir voluntàriament perquè, incaut de mi!, sabia que no havia participat en cap acció armada dels GRAPO i, per tant, cap testimoni podria reconèixer-me. De la mitja dotzena de rodes en les quals vaig participar, ningú em va reconèixer, com és lògic... Fins a l'última, on una suposada testimoni va dir reconèixer-me "en un 80%". A partir d'aquí, i trobat el suport legal amb el qual "construir la imputació" -segons terme encunyat per un ministre de justícia socialista-, va venir l'ordre de processament per l'acció de Saragossa (novembre de 2007), l'ordre d'empresonament i, al maig de 2009, el judici. A destacar que, entre 2007 i 2009, no se'm va fer cap diligència més sobre aquests fets, cap interrogatori ni indagatoria, i això a pesar que jo vaig presentar una coartada de la meva estada a Reus, que va haver un canvi de Jutge Instructor en l'Audiència Nacional i que els companys dels GRAPO van declarar des de la seva detenció i en molt diverses ocasions davant el jutge, que jo no havia participat (de fet, en els seus interrogatoris, la guàrdia civil ni els va preguntar per mi). És a dir, que ja entre policies i jutges tenien molt clar que jo havia de ser condemnat pel de Saragossa i, "trobada" la testimoni providencial, sobrava qualsevol investigació que busqués la veritat.
A pesar de saber-me condemnat per endavant, vam decidir -conjuntament amb els meus advocats- fer un judici "tal com Déu mana", donar la batalla jurídica davant la total frevolesa i més que segura "preparació" de la prova testifical en la meva contra; en el pitjor dels casos, sempre podríem posar en evidència la submissió del supòsit "Poder Judicial", i especialment d'aquest tribunal d'excepció que és l'Audiència Nacional, als designis polítics de l'Executiu; al mateix temps, quedava oberta la porta a les instàncies internacionals per a denunciar i deixar patents els disbarats jurídics que assumeix el sistema jurídic espanyol i les vulneracions de qualsevol principi judicial (presumpció d'innocència, pes de la prova, etc.) que suposaria una sentència condemnatòria
Al judici es va escoltar i va quedar clar tot el dalt exposat: Vaig repetir la meva negativa a haver participat en els fets. Es va explicar la impossibilitat orgànica i de seguretat que suposava l'estar jo, al mateix temps, fent treball en un Comitè del Partit i participant en la preparació i execució de l'acció de Saragossa. Es van presentar testimonis que protegien la meva estada a Reus el dia dels fets. Els companys dels GRAPO van explicar l'acció minuciosament, deixant molt clar la meva no presencia en aquesta. En l'interrogatori als testimonis, els principals, és a dir aquells que van veure de prop i durant temps "A un senyor de 50 anys i canós", no em van reconèixer. No va haver cap prova material (petjades, enregistraments, armes, etc.) que avalés la meva presència a Saragossa. Per contra, el tribunal va rebutjar la presència en el judici de guàrdies civils (excepte perits en balística) quan eren ells els quals em van detenir, van interrogar i van fer el mateix amb els militants dels GRAPO!. La fiscalia només va poder presentar com "prova" la sentència del Suprem que diu que "El PCE(r) i els GRAPO són els mateix" i la famosa i única "testimoni protegida" que es va creuar fugaçment amb mi suposadament, clar, i que al donar la meva descripció, aquesta coincidia justament amb la foto policial que va sortir en tota la premsa aquests dies.
Al novembre de 2009 va arribar la sentència condemnatòria de 80 anys!!!. En què ha emprat aquests sis mesos el Tribunal? Misteri, ja que basta llegir la sentència per a adonar-se que es limita a transcriure i donar per bé l'informe del fiscal. Resulta cridaner que, per a sostenir com bé el fet que la "testimoni protegida" solament em reconegués en un 80%, el Tribunal digui que confia en el seu "convicció moral" que era jo aquesta persona. És a dir, que en realitat la meva condemna descansa no en la "convicció moral" del jutge (cas que ja s'ha donat en altres ocasions de condemnes sense proves), sinó en la d'un testimoni!! -protegida i amb un 80% de convicció-. D'altra banda, en la sentència s'eludeix tot allò que pogués beneficiar-me, resultant cridaner que el meu advocat i les seves intervencions "desapareixen" del text una vegada que se li cita al principi del text per a deixar constància de la seva presència, no de les seves intervencions.
Hi ha una segona part tragicómica d'aquesta farsa judicial. Després de la condemna, quedava oberta la possibilitat de recursos a altres instàncies (Suprem, Constitucional, Europeu) per a, des de la nostra denúncia, deixar en evidència la venalidad i falta de garanties del sistema judicial espanyol. Doncs bé, quin no seria la meva sorpresa i la dels meus advocats quan, a l'anar a presentar el corresponent recurs al Tribunal Suprem (primera instància en els recursos), no va poder fer-se perquè s'havia "passat el termini"!, a causa de "malentesos" burocràtics -encara no aclarits- en la cadena Tribunal-Procurador-Advocats? En fi, heme aquí definitivament condemnat a cadena perpètua (sortiria de la presó en 2046 amb 104 anys d'edat -tinc 58 anys-), sense llei ni dret que m'empari i per uns fets que no vaig realitzar.
És veritat que jo era conscient que el règim no anava a deixar impune el mantenir-me "erre que erre" (aquesta "r" tan estimada i present per a mi) amb les meves idees revolucionàries al llarg de 40 anys de militància comunista; al cap i a la fi és el "tracte" que els ha vingut donant l'Estat a tots els meus camarades que m'han precedit a la presó. Tampoc l'Estat m'anava a perdonar que, després de 20 anys d'estar empresonat de 1978 a 1998, em reincorporés al treball clandestí del meu Partit.
No obstant això, he de confessar que la ferotgia i afany de venjança d'aquest règim i els governs que ho gestionen no deixa de sorprendre'm, veient en la meva pròpia pell com usen totes els ardits i recursos del seu sistema jurídic per a fer legal una repressió desaforada contra un grapat de comunistes; és el que hem vist recentment amb la condemna per "omissió" (?) al nostre Secretari General, Manuel Pérez Martínez, i, referent al meu cas, a l'endossar-me una acció, una militància i una mort que saben positivament que no vaig fer. Franco pot estar orgullós dels seus hereus!
És indubtable que la cadena perpètua, i damunt tan sens dubte injusta, no deixa de ser un cop que se sent, tant en el personal com per la meva família, que es veu també condemnada -i en el meu cas sense el "matalàs" ideològic que els ajudi a entendre i assumir la nova situació- a renunciar a la meva presència al seu costat en el futur. Però, al mateix temps, la brutal sentència buida el panorama del meu futur polític personal, al convertir-me irremeiablement en un proletario "que no té res que perdre excepte les seves cadenes", lligant, així, la meva sort a la dels desposseïts, els explotats, els represaliados, els "sense sortida", els rebels, els radicals d'arrel... Ara sóc més conscient que mai que, si tinc alguna classe de futur, aquest està, no en mans dels meus enemics de classe ni dels meus carcellers, sinó en les del Moviment Obrer Revolucionari, en qui tinc posada tota la meva confiança ja que és l'únic capaç de torçar els negres designis dels feixistes.
L'única cosa que m'han deixat, la meva dignitat de revolucionari impenitente, les meves idees i experiència comunistes i el meu esperit resistent segueixen a la disposició d'aquest moviment amb la confiança que, a pesar del desorientat, desorganitzat i postrat que avui es troba, no trigarà molt en recuperar-se, com ha dit repetides vegades el PCE(r), encara que la situació sigui molt difícil, "Les condicions vindran en el nostre auxili", i aquestes cada vegada són més favorables per a aquest ressorgiment. La crisi econòmica deixa als obrers "sense gens que perdre", la crisi política de l'Estat deixa sense espai a les il·lusions reformistes i la repressió creixent -de la qual la persecució brutal al nostre Partit no és més que "avanç"- deixa buidat el camí per a la lluita radical contra aquest règim.
Jo no tinc res del que penedir-me; si de cas, i vista la meva condemna a perpetuïtat per fer treball polític "no violent", només puc penedir-me de no haver estat de debò tirant una mà als companys dels GRAPO que van fer l'acció de Saragossa. Pinso que, en la mateixa mesura, avui qualsevol treballador, qualsevol resistent, només s'ha de penedir de no defensar amb ungles i dents el seu lloc de treball i el pa dels seus fills, de no donar una puntada a les màfies sindicals i als vividores de la política, de no usar la seva unitat, organització i força de classe per a lluitar decididament contra aquest podrit règim d'explotació, opressió i agressió. En aquest terreny de l'organització i lluita revolucionàries ens trobarem i, estic segur, els presos polítics recobrarem la llibertat.
Febrer de 2010, presó de Puerto I (Cadiz)
((TRADUCCiÓN Comité por un SRI Catalunya))
GALEGO:
Juan García Martín
Preso Político do PCE(r) condenado a cadea perpetua
Coido que, por mor da irreversibilidade da sentencia, o esgotamento do sistema xurídico mediante o cal facer publicidade desta inxustiza e a necesidade de que se coñeza, é interesante que vos faga un resume dos sucesos que levaron á trampa coa que o Estado perseguiu e, por agora, conseguiu que me vexa condenado a prisión de por vida.
O día 6 de febreiro de 2006, ás 21 horas, os GRAPO realizaron unha acción de recuperación de fondos na persoa de dous empresarios zaragozanos de ETT's, que se saldou coa empresaria morta e o seu esposo ferido. Ese día e a esa hora eu estaba na miña casa de Reus (Tarragona) xunto coa miña compañeira Carmen Cayetano, e outra camarada, Arantza Díaz; os tres compúñamos o “Comité do Interior” do PCE(r) na clandestinidade, sendo eu o seu responsábel. Facíamos tarefas de propaganda (redacción, edición e distribución do periódico “Resistencia”) e organización entre traballadores de todo o territorio do Estado español e de centralización das diferentes organizacións do Partido. Por estes “delitos” xa fomos condenados a 11 anos de prisión.
Chamo a atención sobre a natureza das nosas actividades, que nos obrigaban a desprazarnos frecuentemente para ver militantes e simpatizantes do Partido que, na maioría dos casos, estaban fichados pola policía, co que tiñamos que extremar as medidas de vixilancia, protección e compartimentación para evitar caídas e para que, caso de producirse, non afectaran a outros organismos do Partido, en especial a súa dirección, coa que eu era o encargado de manter contacto.
Volvendo á acción dos GRAPO en Zaragoza, aos 3 ou 4 días, ao redor do 10 de febreiro de 2006, apareceu en todos os medios burgueses a miña foto e a do compañeiro Israel Torralba como os seus autores, caso que se foi repetindo coa miña persoa cada vez que os GRAPO realizaban unha acción até a data da miña detención en Reus, en xuño dese mesmo ano, por efectivos da garda civil.
Nun principio, as presións na Dirección Xeral foron destinadas a que confesara a miña participación nos feitos de Zaragoza; no caso da miña compañeira, foi torturada para que me incriminara. A nosa lóxica negativa foi firme e rotunda desde principio a fin. Ante esta actitude e unha vez que comprobaron a lóxica incompatibilidade do traballo partidista que viñamos facendo con poder participar na preparación e execución dunha acción tan complexa como a de Zaragoza, chegou un momento, relativamente temperá, no que os garda civís deixaron á marxe este asunto, chegando a dicirme que, efectivamente, eu non podía ter estado alí. De feito, no interrogatorio do xuíz, coa simple pregunta de «Participou vostede en... de Zaragoza?» e o non da miña resposta, sen máis preguntas, nin pesquisas, nin auto de procesamento e prisión, nin tan sequera unha vez detidos os militantes dos GRAPO que, efectivamente, realizaron a acción, Xurxo García Vidal e Israel Clemente. É dicir, nin Torralba nin quen escribe.
Nesas datas, fun trasladado varias veces desde a prisión de Puerto I, onde estou, a Madrid, algunha vez en condución especial, co gallo de someterme a roldas de recoñecemento, ás que consentín voluntariamente porque, incauto de min!, sabía que non participara en ningunha acción armada dos GRAPO e, polo tanto, ningunha testemuña podería recoñecerme. Da media ducia de roldas nas que participei, ninguén me recoñeceu, como é lóxico... Até a última, onde unha suposta testemuña dixo recoñecerme «nun 80%». A partir de aquí, e atopando o soporte legal co que “construír a imputación” -segundo termo acuñado por un ministro de xustiza socialista-, veu o auto de procesamento pola acción de Zaragoza (novembro de 2007), o auto de prisión e, en maio de 2009, o xuízo. A subliñar que, entre 2007 e 2009, non se me fixo ningunha dilixencia máis sobre estes feitos, ningún interrogatorio nin indagatorio, e iso malia que eu presentei unha coartada da miña estancia en Reus, de que houbo un troco de Xuíz Instrutor na Audiencia Nacional e de que os compañeiros dos GRAPO declararon desde a súa detención e en moi diversas ocasións ante o xuíz, que eu non participara (de feito, nos seus interrogatorios, a garda civil nin lle preguntou por min). É dicir, que xa entre policías e xuíces tiñan moi claro que eu debía ser condenado polo de Zaragoza, e “atopada” a testemuña providencial, sobraba calquera investigación que procurara a verdade.
Malia saberme condenado de antemán, decidimos -conxuntamente cos meus avogados- facer un xuízo “con todas as da lei”, dar a batalla xurídica ante a total febleza e máis que segura “preparación” da proba testemuñal na miña contra; no pero dos casos, sempre poderíamos evidenciar o sometemento do suposto “Poder Xudicial”, e en especial dese tribunal de excepción que é a Audiencia Nacional, aos designios políticos do Executivo; asemade, ficaba aberta a porta ás instancias internacionais para denunciar e deixar patentes os disparates xurídicos que asume o sistema xurídico español e as vulneracións de calquera principio xudicial (presunción de inocencia, peso da proba, etc.) que suporían unha sentencia condenatoria.
No xuízo escoitouse e quedou claro todo o exposto arriba:
Repetín a miña negativa a ter participado nos feitos. Explicouse a imposibilidade orgánica e de seguridade que supuña estar eu, ao mesmo tempo, facendo traballo nun Comité do Partido e participando na preparación e execución da acción de Zaragoza. Presentáronse testemuñas que apoiaban a miña estancia en Reus o día de autos. Os compañeiros dos GRAPO explicaron a acción minuciosamente, deixando moi claro a miña non presenza na mesma. No interrogatorio ás testemuñas, as principais, é dicir, aquelas que viron de cerca e durante tempo «A un señor de 50 anos e cano», non me recoñeceron. Non houbo ningunha proba material (pegadas, gravacións, armas, etc.) que avalara a miña presenza en Zaragoza.
Pola contra, o tribunal rexeitou a presenza no xuízo de garda civís (agás peritos en balística) cando eran eles os que me detiveran, interrogaran e fixeran o mesmo cos militantes dos GRAPO! A fiscalía só puido presentar como “proba” a sentencia do Supremo que di que «O PCE(r) e os GRAPO son o mesmo» e a famosa e única «testemuña protexida» que se cruzou fugazmente comigo presuntamente, claro, e que ao dar a miña descrición, esta coincidía xustamente coa foto policial que saíu en toda a prensa eses días.
En novembro de 2009 chegou a sentencia condenatorio de 80 anos!!! En que empregou eses seis meses o Tribunal? Misterio, xa que abonda ler a sentencia para decatarse de que se limita a transcribir e dar por bo o informe do fiscal. Resulta curioso que, para soster como bo o feito de que a «testemuña protexida» só me recoñecera nun 80%, o Tribunal diga que confía na súa «convición moral» de que era eu esa persoa. É dicir, que o certo é que a miña condena descansa non na “convicción moral” do xuíz (caso que xa se deu noutras ocasións de condenas sen probas), senón na dunha testemuña!! -protexida e cun 80% de convicción.
Polo demais, na sentencia elúdese todo aquelo que puidera beneficiarme, resultando sorprendente que o meu avogado e as súas intervencións “desaparecen” do texto unha vez que se aparece nomeado ao comezo do texto para deixar constancia da súa presenza, non das súas intervencións.
Hai unha segunda parte traxicómica desta farsa xudicial. Após a condena, ficaba aberta a posibilidade de recursos a outras instancias (Supremo, Constitucional, Europeo) para, desde a nosa denuncia, deixar en evidencia a venalidade e falta de garantías do sistema xudicial español. Pois ben, cal non sería a miña sorpresa e a dos meus avogados cando, ao ir presentar o correspondente recurso ao Tribunal Supremo (primeira instancia nos recursos), non puido facerse porque se pasara o prazo!, debido a “malentendidos” burocráticos -aínda non aclarados- na cadea Tribunal-Procurados-Avogados?
En fin, aquí estou definitivamente condenado a cadea perpetua (sairía do cárcere en 2046 con 104 anos de idade -teño 58 anos-), sen lei nin dereito que me ampare e por uns feitos que non realicei.
É certo que eu era consciente de que o réxime non ía deixar impune o manterme “erre que erre” (ese “r” tan querido e presente para min) coas miñas ideas revolucionarios ao longo de 40 anos de militancia comunista; o certo é que o “trato” que deu o Estado a todos os meus camaradas que me precederon en prisión. Tampouco o Estado me ía perdoar que, após 20 anos encarcerado entre 1978 e 1998, me reincorporara ao traballo clandestino do Partido.
Porén, debo confesar que a saña e o afán de vinganza deste réxime e os gobernos que xestionan non deixa de abraiarme, vendo na miña propia pel como usan todas as artimañas e recursos do seus sistema xurídico para facer legal unha represión desaforada contra un feixe de comunistas; é o que vimos recentemente coa condena por “omisión” (?) ao noso Secretario Xeral, Manuel Pérez Martínez, e, no referente ao meu caso, ao endosarme unha acción, unha militancia e unha morte que saben positivamente que non fixe. Pode Franco estar orgulloso dos seus herdeiros?
É indubidábel que a cadea perpetua, por riba tan evidentemente inxusta, non deixa de ser un golpe que se sente, tanto no persoal como pola miña familia, que se ve tamén condenada -e no meu caso sen o “colchón” ideolóxico que os axude a entender e asumir a nova situación- a renunciar a miña presenza ao seu carón no futuro. Mais, asemade, a brutal sentencia despexa o panorama do meu futuro político persoal, ao converterme irremediabelmente nun proletario «que non ten nada que perder agás as súas cadeas», ligando, así, a miña sorte á da dos desposuídos, os explotados, os represaliados, os “sen saída”, os rebeldes, os radicais de raíz... Agora son máis consciente ca nunca de que, se teño unha clase de futuro, este está, non nas mans dos meus inimigos de clase nin dos meus carcereiros, senón nas do Movemento Obreiro Revolucionario, no que teño posta toda a miña confianza xa que é o único capaz de torcer os negros designios dos fascistas.
O único que me deixaron, a miña dignidade de revolucionario impenitente, as miñas ideas e experiencia comunistas e o meu espírito resistente, seguen a disposición de dito movemento coa confianza de que, malia o desorientado, desorganizado e prostrado no que hoxe está, non tardará en recuperarse, como dixo repetidas veces o PCE(r), aínda que a situación sexa moi difícil, «as condicións virán no noso auxilio», e estas cada vez son máis favorábeis para estes rexurdimento.
A crise económica deixa aos obreiros “sen nada que perder”, a crise política do Estado deixa sen espazo ás ilusións reformistas e a represión crecente -da que a persecución brutal ao noso Partido non é máis que “avance”- deixa o camiño para a loita radical contra ese réxime.
Eu non teño nada do que arrepentirme; e se é de algo, e vista a miña condena a perpetuidade por facer traballo político “non violento”, só podo arrepentirme de non estar de verdade botando unha man aos compañeiros dos GRAPO que fixeron a acción de Zaragoza.
Penso que, na mesma medida, hoxe calquera traballador, calquera resistente, só se debe arrepentir de non defender con uñas e dentes o seu posto de traballo e o pan dos seus fillos, de non dar unha patada ás mafias sindicais e aos vividores da política, de non usar a súa unidade, organización e forza de clase para loitar decididamente contra este podre réxime de explotación, opresión e agresión.
Neste terro da organización e loita revolucionarias estamos e, estou certo, os presos políticos recobraremos a liberdade.
Febreiro de 2010, cárcere de Puerto I (Cádiz)
((TRADUCCIÓN BLOG ESTOUTRAS))
ITALIANO:
http://www.presos.org.es/02Internacionalismo/074Vogliono.htm
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