viernes, 1 de octubre de 2010

Verdadera MEMORIA HISTÓRICA: 27 septiembre, actos en VIGO





Cuando se cumplen 35 años de los últimos fusilamientos del régimen franquista, el 27 de septiembre de 1975, la familia del vigués Xosé Humberto Baena sigue buscando justicia. Con 25 años, Baena fue acusado y juzgado sin pruebas por la muerte de un policía. Los suyos continúan defendiendo su inocencia. ‘Esta semana han sido admitida toda la documentación del caso en la ONU y estamos a la espera de que fallen’, anunció Flor Baena, que continúa la lucha por devolver el honor a su hermano. El recurso fue rechazado en el Tribunal Constitucional, por ser hechos acaecidos antes de que la Carta Magna estuviese vigente, y en el Tribunal de La Haya, por no haber firmado España la Declaración de los Derechos Humanos en 1975. Esperaban que la ley de la Memoria Histórica supusiera la solución a su caso, pero ésta les remite al Tribunal Constitucional, que ya falló en contra. ‘Con motivo de este nuevo aniversario, he enviado este sábado una nueva carta al Presidente, Rodríguez Zapatero; a la vicepresidenta Fernández de la Vega; al fiscal general, Conde Pumpido, y al ministro de Justicia, Francisco Caamaño, para que tomen cartas en el asunto’. Así, Flor Baena no se resigna. Con las esperanzas puestas en la ONU, tiene preparado el próximo paso, por si tampoco consigue una declaración favorable: ‘Ya tenemos los poderes para acudir a la justicia argentina para que investigue el proceso’, por vulneración de los Derechos Humanos. En esta reivindicación, cuenta con el apoyo de particulares como la letrada Doris Benegas, que representa a la familia de forma altruista, y de colectivos como Amnistía Internacional y la Asamblea Republicana.

Éstos últimos organizaron como cada 27 de septiembre la ofrenda floral en la tumba de Humberto en el cementerio de Pereiró, VIGO.
Así mismo, se proyectó el documental ‘Septiembre del 75’, de Adolfo Dufour, en el Centro Social Caixanova, donde se narra las irregularidades del proceso.

CARTA DE XOSÉ HUMBERTO BAENA DÍAS ANTES DE SER FUSILADO
Me llamo José Humberto Baena Alonso, tengo 24 años de edad, peón de fundición, y hago estas declaraciones desde la prisión de Carabanchel el día… de septiembre de 1975. Soy militante del Partido Comunista de España (marxista-leninista), que es miembro del FRAP.
Soy militante del PCE (m-l) porque me considero marxista-leninista, y creo que sólo el Partido y el Frente son las únicas organizaciones que podrán acabar con el fascismo. Una organización se conoce por sus hechos, aparte de su teoría, entonces, a la hora de escoger mi militancia en el Frente lo hice guiado por las acciones revolucionarias de masas que había constantemente y que yo me enteraba, aunque la prensa fascista las intentara ocultar y conocí a esta organización en mi ciudad Vigo, y durante mi período de servicio militar en Hoyo de Manzanares y Paradas.
Antes quería explicar la situación social de Vigo y Galicia, las luchas en Vigo.
Galicia sigue siendo la zona de España con una renta más baja, con una pobreza enorme, que la mayoría de los gallegos se ven obligados a trabajar en unas condiciones de salarios miserables, de toxicidad en las fábricas. Nos vemos casi como en una esclavitud. Tan pronto haces la menor propuesta te despiden; esto no pasa sólo allá, en Galicia, sino también pasa aquí, pero allá más debido a que la escasez de trabajo es mayor que en otras ciudades. Estos problemas yo los conozco desde antes de empezar a estudiar. Hice estudios de Bachillerato superior y he empezado la carrera de filosofía, con dinero que me mandaban unos parientes cercanos pues mis padres no tienen dinero para pagarme eso. Pero durante el primer curso de filosofía, por participar en unas manifestaciones estudiantiles que había en Santiago en el año 70, fui detenido y juzgado por el TOP y expedientado. Las manifestaciones eran por motivos estudiantiles y por desacuerdo con el Rector de la Facultad de Filosofía y Letras, sobre todo en la manera de dirigir el centro que era de un carácter completamente fascista. Las peticiones eran de una mayor participación democrática, peticiones que aún se siguen haciendo. En este proceso salí absuelto, en el año 1972, porque tardaron dos años en hacer el juicio. Estuve un mes en la cárcel, estuve en las comisarías de Vigo y Santiago y en la cárcel provincial de La Coruña. En aquella época empecé a tener unas inquietudes políticas que eran sólo unas inquietudes democráticas y que luego empecé a politizarlas en contacto con la vida. No sólo con los contactos con los compañeros de la Universidad, sino con mi familia que es pobre, con mis vecinos que son obreros todos, en contacto con la realidad que vivía.
Debido a este proceso tuve que dejar los estudios y traté de trabajar en distintos sitios y siempre encontré obstáculos porque en cada fábrica exigían un certificado de buena conducta que la policía se negaba a darme, a pesar de haber sido absuelto. Tampoco por supuesto me daban pasaporte, ni carné de conducir ni nada.
Hice alguna solicitud para algunas empresas como Citroen, Construcciones de Obras Santo Domingo, Corte Inglés, que fueron en principio aceptadas pero luego denegadas por falta del permiso de la policía. Entonces trabajaba en un comercio pequeño, en una cervecería de camarero, de vendedor de libros, o sea, trabajos eventuales, mal pagados y sin ninguna posibilidad de recibir ninguna ayuda social por mínima que fuera. Durante estos años vi la represión en Vigo, que es la ciudad que yo conocía, vi que mis mejores amigos eran detenidos por la policía por el simple hecho de pedir las mínimas libertades, por pedir aumento de sueldo en su empresa y empecé a radicalizarme un poco debido a eso. En el año 72, en febrero-marzo, en el Ferrol la policía asesinó a dos obreros de la Bazán y además hubo más de cincuenta heridos de bala, ya que los obreros fueron ametrallados desde lo alto de la torre de una iglesia. Entonces hubo huelgas en toda Galicia, varias semanas, que fueron las que en Vigo duraron 15 días. Hubo infinidad de despidos, heridos, hubo palos y también tiros. Como la situación se iba agravando, en el mes de septiembre se llegó a una huelga general que en Vigo duró un mes. En este mes pararon todas las empresas importantes, infinidad de comercios, cerraron bares, cines, los autobuses cuando funcionaban era con un policía armado al lado del conductor y protegerle, pero en realidad era para obligarle a trabajar.
En estas luchas tomé parte activa como la mayoría del pueblo de Vigo. En concreto me acuerdo que recibí una buena paliza en Arco de Quirós, en la Puerta del Sol en Vigo, por atender a una vieja que la estaba pegando la policía, me puse delante y la metí debajo de un… que está en la Plaza de la Princesa y entonces empezaron a pegarme a mi también. Eché a correr y como la única salida de la plaza era por una calle muy estrecha del Arco de Quirós, pasé por encima de la gente que estaba caída, había mucha gente y allí me molieron a palos pero luego pude salvarme porque me metieron en una casa allí cerca unos vecinos que me llamaron desde un balcón.
En las huelgas de septiembre del 72 en Vigo trajeron consigo muchos despidos que todavía hoy se sigue luchando por conseguir su readmisión. Hace unos seis meses hubo unos paros en algunas empresas como en Vulcano, pidiendo la readmisión de los obreros que habían salido de la cárcel después de tres años y que alguno de ellos sigue estando aquí, en Carabanchel.
Esta huelga supuso el principio de las nuevas luchas populares en Vigo, que desde luego en la actualidad ya no pueden ser de una manera pacífica porque hemos visto que gritando libertad simplemente sin un apoyo, al gritar libertad no se consigue nada; se consiguen palos, se consigue que nos detengan durante años, que amenacen a nuestras familias y nada más. Entonces creo que hay que adoptar una postura activa y no pasiva contra la violencia fascista.
Durante este tiempo me mandaron a hacer la mili a Colmenar Viejo, con ficha de la policía, o sea, estuve vigilado constantemente por los elementos del SIM (Servicio de Información Militar) del cuartel y me destinaron al peor cuartel de toda la región militar que es el de Hoyo de Manzanares.
Es un cuartel en el que nos llovía dentro y teníamos que cambiar las literas de sitio, que teníamos que afeitarnos los unos a los otros por falta de espejos y lavarnos en un grifo en la calle, aunque unos meses antes tenían que ir a lavarse a un riachuelo a bastante distancia o lavarse con gaseosa.
A este cuartel solían enviar a personas con antecedentes políticos y delincuentes comunes. Como detalles, por ejemplo, puedo decir que los giros telegráficos que normalmente llegan en cuestión de horas allí llegan en meses. A mi me llegó uno en mes y medio y no lo pude cobrar yo mismo sino mis padres que lo reclamaron en Vigo, y no era mi caso sino el de todos, porque todos protestaban por lo mismo.
En este tiempo tuve actividad política hasta cierto punto, si la política es denunciar las injusticias. Además en Hoyo de Manzanares, como dije antes, todos los que estaban allí presentes eran personas que no los querían en otro cuartel por miedo a que nuestra manera de pensar se introdujera entre los otros compañeros.
Después nos llevaron al cuartel de Toledo, era un cuartel que antes estaba la Escuela de Infantería, lo tuvimos que hacer de nuevo para nosotros porque sólo había las paredes. Teníamos que dormir en unas cuadras de caballos, que estaban llenas de mierda. Durante algún tiempo nos hacían abrir zanjas por la mañana que teníamos que cerrar o taparlas por la noche, después de que los cabos primeros que estaban haciendo el curso de sargentos hubieran hecho sus batallitas allí en las zanjas. Se dice que en este cuartel, las paredes, el exterior, fueron construidas después de la guerra española por los presos políticos y todavía hay huellas de ello.
Durante todo este tiempo estuvimos vigilados por el SIM y en alguna ocasión hubo un intento de protesta al poco tiempo de haber llegado allí. Nos negamos a cenar después de una tarde de estar haciendo ejercicios por todo el cuartel, entonces nos hicieron cenar a punta de metralleta por una protesta colectiva y poco antes de acabar la mili a unos compañeros de mi compañía les hicieron un Consejo de Guerra por haberse negado a cavar zanjas.
Cuando terminé la mili seguí con dificultades para encontrar trabajo y de una empresa en que lo encontré fui despedido por solicitar una paga extraordinaria en el mes de diciembre que según la ley nos correspondía. Reclamé a la Magistratura de Trabajo, y como siempre, la Magistratura dijo que la readmisión o el despido con indemnización. La empresa decidió despedirme y recibí 22.000 Pts. de indemnización. Después, por fin conseguí trabajar en Simuelza, una empresa de 150 obreros, trabajando de peón de fundición con condiciones infrahumanas de toxicidad, accidentes constantes, con 8 horas de trabajo de 7 a 15, era raro el día en el que no había accidentes en una plantilla tan pequeña, quemaduras, golpes… Como trabajábamos con hierro fundido los accidentes eran constantes y yo todavía tengo señales en el cuerpo, tengo una cicatriz hecha con una máquina. Accidentes graves también ocurrían, los últimos días de estar yo allí, un compañero de Vigo se quemó toda la pierna al caerle encima un caldero de hierro fundido, y a un mecánico madrileño, de unos 40 años, le trituró también la pierna un molde de tierra al poner en funcionamiento una grúa.
Aquí estuve trabajando cinco meses y tuve que marcharme. Cuando llegó el 1º de Mayo de este año yo estaba trabajando en esta empresa de peón. En Vigo hubo, lógicamente unas manifestaciones del Frente. En una de ellas la Guardia Civil mata a un obrero, Manuel Montanero Simón, un obrero de FENOSA que estaba de guardia en la fábrica aquel día y que salió a la calle a unirse a la manifestación. En este momento fueron detenidas dos mujeres del otro lado de la acera, detuvieron a varia gente del FRAP, sobre todo de un Instituto Nacional, y a gentes obreras de los barrios cercanos.
La noche del 3 de mayo no fui a dormir a mi casa pues la policía se presentó a las siete de la mañana y se quedaron para esperarme. Cuando fui a casa los vecinos me avisaron de que estaba la policía y como es una zona muy clara y aislada porque no hay muchas casas, me ayudaron a salir de allí llevándome en coche hasta Vigo. Tuve que escapar con unos compañeros hasta Madrid. Pese a que tenía intención de cruzar la frontera de Portugal, decidimos continuar la lucha contra el fascismo e irnos a Madrid donde nos unimos a los del Frente de allí.
Posteriormente, el 22 de julio, fui detenido de una manera violenta con la pistola en la sien, luego me llevaron a la Dirección General de Seguridad, y después de pasar más de 72 horas que dicen que son las reglamentarias, me trasladaron a la cárcel de Carabanchel, donde estuvimos 36 días sin salir de las celdas de castigo, excepto para hablar con nuestros abogados. A partir del 15, no sé exactamente el día, nos enteramos de que nos acusaban de la muerte de un policía, por la jurisdicción militar, y que las peticiones fiscales eran de pena de muerte de cinco compañeros. Tuvimos el juicio el 11 y 12 de ese mes, un juicio que fue una farsa desde el momento en que no admitieron ninguna prueba de la defensa, pruebas tan fundamentales como la solicitud de las huellas dactilares de un revolver que decían que había sido utilizado, o pruebas como las testificales, pues decían que habíamos sido vistos por otras personas y sin embargo no las llamaron a declarar.
Yo creo que lo ocurrido en nuestro juicio es normal para un Estado fascista, para un gobierno que ha asesinado tantas vidas de personas basado incluso en la muerte de un millón y que sigue oprimiendo, no puede hacer un juicio normal con militantes de una organización. Nuestro juicio fue una farsa total y por supuesto ya estábamos condenados antes del juicio. Además, a algunos familiares nuestros, en concreto a mi familia, no la han dejado pasar.
Las penas que nos han impuesto son debidas a que las luchas populares cada vez son mayores y la oligarquía sólo puede reaccionar de una forma dura. No se puede esperar que el fascismo tenga mano blanda con nosotros, por supuesto es una venganza que toman contra los primeros militantes del Frente que han encontrado.
Creo que para que el pueblo llegue a una democracia sólo es viable en una República Popular y Federativa. Para conseguir eso, sólo lo podemos hacer de una manera violenta, ya que los que gobiernan, no van a dejar el poder por las buenas, durante cuarenta años han dado prueba de ello. Sería absurdo que cuando nos apalean pusiésemos la otra mejilla para que nos sigan apaleando, que cuando nos despiden de las fábricas y nos echan a las cárceles, siguiésemos bendiciéndolos. Que si protestamos por cosas elementales, como el agua, como pasó en Carmona, nos peguen un tiro. Entonces llega el momento en que el pueblo se hace la pregunta y ve necesario contestar con sus propias armas, contestar a la violencia fascista con la violencia revolucionaria.
Respecto a nuestras condenas, no tenemos que olvidarnos del fascismo, no podemos esperar compasión de él, entonces creemos que sólo nos pueden salvar los antifascistas del mundo entero y esperamos, por supuesto, su solidaridad y apoyo.
Quiero decir, además, que como gallego que soy he luchado siempre por una República Popular y Federativa en la que el pueblo de Galicia esté en igualdad de liberación que el resto de los pueblos de España.
También quiero animar a todo el pueblo para que siga luchando sin cesar, y decir, por último, que pese a los palos de la policía, el FRAP ya no podrá desaparecer, porque está enraizado en las masas. Porque el FRAP es el Frente del pueblo.
¡ Viva el FRAP! ¡Viva el PCE (m-l)!

Fuente: Comisión pola Recuperación da Memoria Histórica da Coruña.
En próximos días, en la web, sección antifascismo, documento completo sobre el caso

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